
LA CORUÑA – CAIÓN
Regresamos a la costa gallega para seguir descubriéndola.
En esta ocasión nuestra intención es recorrer en dos jornadas de senderismo el tramo comprendido entre la ciudad de La Coruña y la localidad de Malpica, esta última inicio del ▶ CAMINO de los FAROS
La primera etapa nos llevará a al marinero pueblo de Caión pero antes de llegar allí seremos testigos del paseo marítimo que dibuja la Ensenada del Orzán en la ciudad coruñesa.
Luego, el camino progresa unos kilómetros hasta Praia de Alba por un litoral al que le cuesta desprenderse de los tentáculos del sector industrial y de ciertas infraestructuras portuarias.
Aunque no es el tramo más atractivo se dejan ver localizaciones e hitos de interés, como el Mirador «Ventana al Atlántico» y las Islas de San Pedro y la denominada Redonda.
En Praia de Alba el trazado mejora en cuanto parajes naturales. Variadas y pintorescas calas y playas se sucederán hasta llegar a Puerto Sorrizo, donde el itinerario nos lleva tierra adentro para encarar los montes do Moucho y Pías.
En el descenso del último de ellos divisamos el pueblo de Caión, al que nos acercamos para dedicarle una merecida visita.
La Coruña
Hola amig@s!
Nos encontramos en la ciudad gallega de La Coruña en el balcón de su paseo marítimo que da hacia la Playa del Orzán.


La Fuente de los Surfistas que divisamos al norte nos recuerda la afición que existe en estas orillas por esta disciplina deportiva.
Hoy las horas son tempranas y el único deporte que advertimos, por así decirlo, es el que practican las gaviotas, volar.
Monumento a los Héroes del Orzán
Esta playa urbana, a pesar de estar provista de todos los equipamientos para el ocio y disfrute de residentes y turistas, también ha vivido acontecimientos trágicos.
El Monumento a los Héroes del Orzán así nos lo recuerda con una pieza que conmemora a tres agentes de la ley que trataron de salvar sin éxito a un joven eslovaco que fue atrapado por la marea. Lamentablemente, todos perdieron la vida.
Playa de Riazor
Al otro lado de este saliente conocido como A Coraza ya se domina todo el arenal de la Playa de Riazor.

También vemos al noroeste el Obelisco Millenium, sobre la punta rocosa As Cortada que empieza a cerrar por este flanco la Ensenada do Orzán en la que nos encontramos embutidos.

Como curiosidad, fue en esta playa donde el pintor Pablo Picasso vio por primera vez a una mujer desnuda, a la edad de 12 años.
Al otro extremo de este arenal, en la Punta Lixeiro, obtendremos otros ángulos de la ensenada y de cómo el urbanismo de la ciudad ha ido desarrollándose en torno a ella a lo largo de los años, qué digo, de los siglos.

Y es que la historia de A Coruña puede remontarse a los antiguos asentamientos castrenses prerrománicos. Lo que sí está documentado es que Julio César y sus tropas romanas pisaron la zona en el año 62 antes de Cristo, en un lugar conocido antaño como Brigantium.
Torre de Hércules
Una prueba irrefutable de la presencia de esta civilización fue el levantamiento, años más tarde, de la Torre de Hércules, que es aquella enorme obra vertical que advertimos al norte y que los romanos emplearon como baliza lumínica orientativa ante el progresivo aumento de tráfico naviero.
La visitamos el día anterior así que pudimos ser testigos de primera mano de sus 55 metros de altura, el tercer faro más alto de España y único romano en pie del mundo, y además todavía en funcionamiento.

Cabe señalar que este no es el aspecto original que lucía en el siglo I y II después de Cristo. A lo largo de los siglos se le realizaron diversas reformas y en la Edad Media, su empleo como torre defensiva puede que la transformaran en cierto modo e incluso la deterioraran. En cualquier caso la fachada actual se debe a unas obras neoclásicas realizadas en el siglo XVIII.
En el año 2009 pasó a formar parte del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO.
Rosa de los Vientos
Frente a la torre, mirando al saliente de Punta Eiras, se construyó en 1992 una Rosa de los Vientos a modo de mosaico representando los puntos cardinales y acompañada de algunos símbolos de orígenes celtas.

Obelisco Millenium
Si la Torre de Hércules nos transporta al pasado, esta puntiaguda pirámide de acero y cristales de roca llamada Obelisco Millenium quiere mirar al presente, ya que fue erigida en el año 2001 para conmemorar la entrada al siglo XXI.
No obstante, en su material translúcido se dejan ver escenas y personajes relacionados con la historia de la ciudad. Sus 46 metros de altura se dejan ver prácticamente desde cualquier parte de la ensenada y junto a la Torre de Hércules parecen cumplir las funciones de guardianes de la ciudad.

Pulpo
Avanzando un poco más en sentido ascendente por el Paseo Marítimo nos sorprende la obra del Pulpo, creada en el año 2004 a base teselas de cerámica que parecen cambiar de color dependiendo de la luz que reciban.

Monte de San Pedro
El paseo va dejando atrás la ciudad para ir rodeando los dominios del Monte de San Pedro a cuya cima se puede llegar por un funicular que hoy se muestra inactivo.
Arriba se pueden obtener vistas fantásticas de los alrededores y disfrutar de un pintoresco parque que aprovecha el espacio de unas antiguas instalaciones militares.
El Monte de San Pedro ocupa realmente el espacio de una gran duna fósil, lo podremos descubrir en unos paneles que nos salen al paso mientras descendemos para llegar al saliente Punta Pena Boa.
En este saliente nos despediremos finalmente de la Torre de Hércules y de La Coruña pues el dibujo de la línea irá interponiendo sus capas de orografía.
Mirador “Ventana al Atlántico”
Con todo, lo que unas capas cubren a la espalda otras van descubriendo otros alicientes al frente, como los afloramientos rocosos de las Islas de San Pedro, que se pueden disfrutar de manera más bucólica desde el Mirador “Ventana al Atlántico”.
Estos bloques de granito construidos a modo de dolmen por el autor Francisco Pazos tratan de abrir un espacio desde el que mirar al océano y a los islotes de Aguión, As Tres Illas, O Pé y Vendaval. Se dice que en uno de ellos llegó a construirse una ermita en la Edad Media.

En la denominada Vendaval todavía quedan restos de una antigua cetárea.
O Portiño
Nuestro viaje continúa por el poblado de O Portiño mirando ya a los perfiles del Monte de Bens, que está coronado por la cima de O Picoto.
Rodearemos esta orografía a media vertiente por la pista peatonal paralela al asfalto que va describiendo al mismo tiempo la línea costera.
Tras dejar atrás O Portiño y virar al suroeste en el saliente de A Moa, se abren nuevos horizontes.
Illa Redonda
Por este flanco todavía conservamos las vistas a nuestra espalda a las Islas de San Pedro, pero también se adivina otra al frente, la Illa Redonda.

Con la marea baja se puede llegar a pie a ella, pero hay que estar atentos de los horarios de la subida pues no sería la primera vez que alguna persona se despista y hay que ir a rescatarla.

Con todo, frente al islote hay una pequeña cala que también se disfruta más en bajamar y menor oleaje.
Por su parte, hay que tener en cuenta que en esta localización también hay una Planta de Tratamiento de Aguas Residuales, lo que a veces implica soportar ciertos olores indeseables y estructuras industriales poco vistosas.

Por suerte el trazado discurre pegado a la orilla para que nuestra atención se desvíe a elementos más atractivos. Desde aquí podemos otear otra antigua cetárea resistiendo a los embates del agua.
Cala de Bens
A continuación el camino encara una nueva convexidad en el dibujo del litoral, la conformada por la pequeña Cala de Bens.

Pronto descubriremos que lo que podría ser un apetecible y acogedor arenal se ve afectado negativamente por las instalaciones de una refinería de petróleo. Al patrimonio natural y paisajístico le hace flaco favor.
En fin, en estos casos, todo lo que no sea mirar tierra adentro nos vendrá mejor.

Reanudamos la marcha incorporándonos a la pista asfaltada DP-3002 que discurre en ascenso por el otro extremo de la Cala de Bens.
En estos primeros compases iremos enfilando la vertiente septentrional del Monte dos Castelos al tiempo que vamos saliendo de la convexidad de terreno ganando con ello nuevos horizontes.
Los ahora vemos son los correspondientes a las poblaciones de A Insua, O Pontido y Porto de Suevos, con viviendas repartidas en las laderas y orillas que se dirigen al cerro Os Campos. La lengua de tierra termina en la Punta Langosteira.

El viaje continúa por la pista de asfalto sin perder de vista estas localizaciones y advirtiendo otras menos apetecibles de carácter industrial. Tendremos que atravesarlas inevitablemente si queremos avanzar.
Luego tomaremos la carretera CP-0503 para iniciar un riguroso ascenso por el Monte da Costa.
Nos despistamos unos metros pero pronto recuperamos el trazado por este camino de tierra.
Puerto Exterior de La Coruña Punta Langosteira
En el momento de la grabación de esta ruta todo esto estaba en obras, así que imaginamos que ya estarán finalizadas o a punto de finalizar. Corresponden a los futuros accesos ferroviarios al Puerto Exterior de La Coruña Punta Langosteira.
De hecho estamos rodeando todo el perímetro de este puerto que sirve, entre otros flujos de traslado de mercancías, para la gestión del producto del crudo estando el complejo conectado a la refinería por medio de un poliducto y otras tantas tuberías.

Dispone de pantalanes de atraque habilitados para buques de mercancías de gran capacidad.
El ascenso nos hará alcanzar posteriormente el Monte de Pumar, sobre los 100 metros de altura dejando a la izquierda el Valle del Rego de Suevos y su localidad homónima que nos observa en el margen opuesto al que nos encontramos.

Luego se iniciará el descenso entre pinos y eucaliptos por la vertiente meridional del monte hasta ir abriendo vistas al siguiente intervalo de recorrido, que comprende de inicio las orillas de Sabón.
Escudriñando un poco más al oeste se adivina las costas de Valcobo, Barrañán y la sucesión de elevaciones que las jalonan salpicadas de pequeñas poblaciones.
Playa de Alba
Zanjado el descenso terminamos también de rodear el perímetro del Puerto Exterior y alcanzamos así la Playa de Alba.

A simple vista, el lugar es bastante seductor con una buena extensión de arena a la que van a desembocar los Ríos Bolaños y Arteixo.
Pero nuestra percepción cambia cuando empezamos a rodearla por el interior. De nuevo, el sector industrial invade los parajes naturales.
En este caso el Polígono de Sabón y su Central Térmica, que ayudados por el Embalse del Rosadoiro, se empeñan en cambiar la composición del Río Bolaños en su llegada al Atlántico.

Da que pensar sobre la calidad del agua a la hora de darse un baño, aunque los paneles informativos os pueden dejar más tranquilos ya que la Playa de Alba está dotada con la Bandera Azul.

Por su parte, conforme avanzamos flanqueando la playa la presencia del polígono industrial va quedando en un segundo plano, ya que el Monte de San Tirso se interpone entre las infraestructuras y el arenal.
Un lugar que como veis posee también unas pocas dunas por las que decidimos acceder a la playa para recorrer sus últimos metros.

El extremo occidental es el lugar elegido por el Río Arteixo para desembocar. Nosotros lo vadearemos sin dificultades para continuar avanzando e incorporarnos a una pista de asfalto que progresa pegada a la costa.

Por aquí dejamos atrás el saliente de Punta de Alba y nos aproximamos a otros afloramientos rocosos, uno de ellos coronado por un ¿cucurucho?, ¿trompeta?, ¿una caracola?
Praia dos Cacheiros
Antes de averiguarlo vamos a sacar a la luz el pequeño rincón de la Praia dos Cacheiros, una cala bien protegida de los vientos de poniente y levante gracias a los alzados de roca por ambos flancos.
“O Vixiador”
Ahora sí, lo que realmente tenemos ante nosotros es un enorme catalejo que homenajea a los voyeurs. Se le conoce con el nombre de “O Vixiador” y es una obra del autor Enrique Saavedra.

Sus 3500 kilos de peso a base de acero y cobre de unos 14 metros de longitud se plantaron aquí en el año 2006 y viene acompañado de una silla cuyas posaderas ascienden a los 5 metros de altura para poder mirar.
Visto así parecemos unos jueces de un partido de tenis.
El caso es que se puede mirar por el catalejo, pero a ver quién es el Sansón capaz de moverlo para dirigirlo a otro punto. Parece que ahí está la gracia de la obra, a veces, al ser un poco mirones nos enfocamos solo en un lugar y nos olvidamos del resto.

Para la foto desde luego quedamos la mar de simpáticos, pero si queremos disfrutar de las vistas lo mejor es deshacernos de este aparatoso instrumento.
Cala O Carreiro
Reanudamos la marcha hacia nuevos recovecos bañistas, como la cala de bolos de piedra de O Carreiro, cuya orilla tarda un poco más en erosionarse debido a la gran mole redondeada que se interpone en el oleaje.

Al oeste, las playas no dejarán de sucederse. Herbosa, Salsa y Repibelo se antojan para el baño, pero quizá sean más aptas para la práctica del surf por su prolongado rompeolas.

Playa de Repibelo
De estas tres la de Repibelo es la más grande, con 145 metros de longitud y también catalogada con bandera azul.

Playa de la Herbosa
Por su parte, la más pequeña es la Playa de la Herbosa, oculta a nuestro ojos hasta que nos asomamos a una pequeña área de descanso.
Este lugar recibe el mismo nombre que el islote que cierra este perfil costero.

A continuación retomaremos el asfalto para ganar altura por las faldas septentrionales del Monte A Cabreira.
La estampa de la Herbosa nos acompaña a medida que vamos ganando altitud y colocándonos en su flanco occidental mejorando también las vistas a todo el litoral que ya hemos recorrido.

Luego, tras rodear todo esta concavidad de terreno damos con los dominios de Valcovo con su costa protegida del poniente por el relieve del Monte de Angra.
Playa de Ucha

La primera playa que se deja ver es la denominada como Ucha, con unos 100 metros de longitud compuesta de fina arena y piedras de cantos rodados.

Playa de Valcovo
Poco después, tras superar un pequeño repecho damos con la Playa de Valcovo, de casi 300 metros de longitud que lucen una estupenda y fina arena.

A su espalda hay un Camping ideal por si os apetece pasar tiempo en esta zona y un oportuno restaurante que aprovechamos para avituallarnos.
Y en lugar de darnos una siesta en la sobremesa, a caminar. Y de qué manera, afrontando unas rampas que quitan el sueño a cualquiera.
Lo bueno son las vistas que nos deja esta subida, que exhibe una Playa de Valcovo resplandeciente a la luz de un sol cada vez más valiente.

El ascenso transita las faldas septentrionales del Monte da Angra, rebasando con ello la Punta do Compás y abriendo las puertas a otro magnífico tramo de litoral.
El camino va mejorando conforme vamos avanzando.
De un primer vistazo resaltan sobremanera los arenales de Combouzas y Barrañán, pero si miramos allá hasta donde alcanza la vista podemos adivinar las siluetas de las Islas Sisargas, muy próximas a Malpica, el objetivo final de estas dos jornadas de senderismo.

La ruta progresa unos pocos metros más por esta pista de asfalto hasta conectar con la carretera DP-0514 que dispone ya de un conveniente acerado.
Playa de Combouzas
La primera playa, la de Combouzas tiene algo más de 300 metros de longitud, está resguardada por acantilados y suele ser un lugar perfecto para el turismo nudista.

Playa de Barrañán
La Playa de Barrañán, en cambio, está más expuesta a los vientos al no disponer de acantilados que la protejan. La escasez de rocas en su perímetro favorece la formación de dunas y a todo el ecosistema que gira en torno a estos elementos naturales.

Se trata, por tanto, de un entorno de gran importancia medioambiental por lo que las autoridades piden el máximo respeto por su flora y fauna.

La Playa de Barrañán está flanqueada por pequeños núcleos de casas como O Campo, A Ponte o A Sartaña, y además permite que las aguas del río homónimo desemboquen por su extremo occidental.

Playa Benedicta
Es escasos metros de allí, en el lugar de O Riero se nos aparece la Playa Benedicta compuesta sobre todo por cantos rodados.

A continuación, el camino nos hace seguir el dibujo del saliente de Punta Alta, accidente geográfico parejo al de Punta Redonda, unas rocas que esconden otro sitio para el baño aunque desde aquí lo que oteamos son las cavidades producidas por la fuerza del mar.

O Porto
Continuamos avanzando dejando atrás estos puntales y dirigiéndonos al lugar de O Porto. La orografía del terreno parece disponer aquí de algunas planicies que permiten el uso para ciertos cultivos.
Porto Sorrizo
Pero lo que da nombre al lugar es su pequeño y tranquilo puerto natural, Porto Sorrizo, salpicado de varias barcas de pescadores al cobijo de los brazos rocosos, lo que lo hace ideal también para los baños sin apenas oleaje.
O Igrexario
Una vez dejamos el puerto atrás, encaramos un fuerte ascenso hacia el poblado de O Igrexario. El itinerario hace un paréntesis costero llevándonos tierra adentro y presentándonos algunas manifestaciones rurales.
Iglesia de San Pedro

O Igrexario nos recibe con su Iglesia de San Pedro, de estilo barroco, construida probablemente entre el siglos XVII y XVIII. Quizá sus orígenes pudieran ser más antiguos ya que nos sorprende una cruz templaria en el dintel de la puerta de la fachada norte.
A Cancela
Reanudamos la marcha ascendiendo unos metros más para alcanzar el lugar de A Cancela.
Aquí tomaremos un carril de asfalto que discurre por el Monte do Moucho realizando un descenso mientras nos acercamos de nuevo al litoral.
El océano vuelve a saludarnos por la Ensenada Folgueiro. Desde aquí no lo apreciamos, pero el pequeño curso de agua del Rego de Alvite desemboca en los acantilados en forma de fervenza o cascada.

Nos espera ahora otro pequeño ascenso para remontar el valle que conforma este arroyo que nos dirige al interior.
Xermaña
La subida nos deja a las puertas del lugar de Xermaña donde una agradable vecina se muestra generosa a la hora de dejarnos filmar la recogida de sus fabes. No podemos ni imaginarnos los exquisitos platos de fabada que saldrán de estos frutos.
A continuación, nuestros pasos terminan de realizar el ascenso por la localidad de Xermaña, acompañando a la carretera DP-0514 unos cientos de metros hasta que el trazado empieza a inclinarse en sentido descendente.

Estas elevaciones corresponden al Monte Pías, accidente geográfico por el que obtenemos las primeras vistas de nuestro objetivo de hoy, Caión. Desde aquí se aprecia una fantástica estampa de su puerto.
Caión
Entramos en la urbe por la Rúa As Pías en un pronunciado descenso cimentado hasta que su entramado de callejuelas más angostas nos engullen dirigiéndonos al centro neurálgico.
Iglesia de Santa María del Socorro
En su Plaza Eduardo Vila Fano se alza la Iglesia de Santa María del Socorro que nos sorprende por su orientación noroeste disponer de una torre que sobresale de la que sobresale una torre campanario en una de sus esquinas. Contiguo a ella se planta una espadaña.
El edificio es de estilo renacentista y se accede al interior por su puerta norte la cual exhibe un tímpano plateresco hecho en madera que representa la escena de la Anunciación.
También en madera encontramos por un lado las cubiertas de la única nave del templo que sostiene con el armazón de arcos de medio punto.
Por otro lado, en el Altar Mayor hay piezas de esta naturaleza que componen su retablo neogótico que exhibe entre otras imágenes la de la patrona de la iglesia como motivo central.
Hay otras tallas de bella factura en el templo, pero la que vienen a venerar muchos devotos es la conocida Virgen de los Milagros que descansa en un retablo hasta la fecha de la Romería a su Santuario, en el mes de septiembre.
Puerto Pesquero
Tras visitar la iglesia nos asomamos al Puerto Pesquero cuyo entrante se encuentra bien protegido al abrigo del espigón y de afloramientos rocosos como A Pinaza. También a nuestra altura hay un pequeño y seductor arenal.
Playa de Arnela
Pero para buenos arenales los que encontraremos a occidente. Esta de aquí es la Playa de Arnela, la más urbana de todas.

Es un área que sigue el litoral hacia el norte por lo que se encuentra bien protegido por el saliente conformado por las Puntas das Olas y da Insua.
Hacia el sur la arena también se ve salpicada de afloramientos rocosos y sinuosas paredes erosionadas en las que poder asomarnos para gozar de este entorno.

Para los que busquen lugares más íntimos aquí hay una playa a modo de croissant con una diminuta orilla.

Playa de Caracoleiro
Y los que quieran zonas más amplias para el baño y olas para la práctica del surf, a escasos metros pueden disponer de Playa de Caracoleiro.

Aquí hay costa al gusto de todos.
La falta de alojamiento en Caión nos obliga a realizar un ascenso al lugar de O Campo da Costa para poder dormir. Una dura prueba final pero que nos compensa con estas panorámicas a Caión para despedir la etapa.

Hasta la próxima!

