5 · SANTA MARINA – LUARCA
Continuamos esta apasionante peregrinación progresando por la orografía de la rasa costera asturiana, donde las planicies elevadas se van alternando con las depresiones de las cuencas fluviales.
La señales nos dirigirán de inicio a la costa de Ballota, a las orillas de Río Cabo y Tablizo para luego llevarnos al Cadavedo, Pueblo Ejemplar de Asturias 2022, premio otorgado por la Fundación Princesa de Asturias.
Tras esta pistoresca urbe transitaremos el Valle del Río Esva que posee raíces fuertemente arraigadas a la ganadería de trashumancia por medio de los Vaqueiros de Alzada.
Finalmente atravesaremos la agradable campiña de Barcia para concluir la jornada en el bonito y turístico pueblo de Luarca, donde no dudamos en estirar las piernas para acercarnos a varios hitos de interés y recordar algunos pasajes de su historia.
Santa Marina
Hola amig@s!
Amanece en Santa Marina, pueblo de la parroquia de Ballota perteneciente al concejo de Cudillero.
La noche había sido movidita en la Pensión Prada, estuvimos un buen rato luchando contra los mosquitos pero parece que salimos vivos de la contienda. Hoy lo que puede llegar a preocuparnos son las precipitaciones y tormentas que merodean por los alrededores.
La noche anterior conocimos a Marina, una alegre peregrina valenciana. Su ritmo, algo más pausado, nos impedirá disfrutar más de su presencia en el día de hoy pero volveremos a coincidir con ella en la jornada siguiente.
Barranco del Arroyo de San Roque
Por su parte, el camino abandona la N-632a para introducirse en el placentero sendero que discurre por el Barranco del Arroyo de San Roque, una depresión que toma el nombre del alto que corona el monte por el que baja el curso de agua.
También hay otros caudales que vienen a alimentar a este arroyo, como el Río Pasconeiros o el arroyo La Fontina, que navegan muy próximos ocultos entre la maleza.
Tras vadear el Arroyo de San Roque el perfil comienza a remontar el barranco por su otra orilla, también generosa a la hora de exhibir sus elementos naturales.
Ballota
El ascenso termina incorporándonos en la localidad de Ballota que atravesaremos de este a oeste primero por estrechas calles vecinales para luego hacerlo por la N-632a.
Ballota es otra parroquia de la vertiente noroccidental asturiana que posee enormes atractivos. Ya con ser testigos del pulcro aspecto de las viviendas y jardines de la urbe se comprueba cómo sus vecinos toman conciencia y valoran el lugar privilegiado en el que viven.
Entre sus alicientes turísticos cuenta con una línea costera muy seductora. Nos acercaremos a ella para ver de primera mano algunos de sus rincones.
Playa de Río Cabo
Para ello, tras salir de la población por la carretera nacional las señales nos desviarán por un sendero que acomete la depresión del Río Cabo. Iremos descendiendo paralelos a este curso de agua hasta su desembocadura al Cantábrico, en la Playa de Río Cabo.
Al igual que otras tantas playas de este litoral, el espacio lo ocupan innumerables cantos rodados frutos de la erosión ejercida por el agua y la meteorología en estos imponentes acantilados.
Solo hay que otear la orilla fracturada y las entrañas de la tierra para ver las heridas que provocan las fuerzas de la naturaleza en estos accidentes geológicos de cuarcitas y pizarras.
Para proteger la autenticidad de estos enclaves se los incluyó dentro del marco de Paisajes Protegidos de la Costa Occidental asturiana.
Abandonamos la playa por donde hemos venido pero serán pocos metros los que retrocedamos hasta dar con el siguiente desvío. Por aquí abordaremos el camino que flanquea un afluente del Río Cabo, el arroyo Vertiente Gallinero, curioso nombre quizá debido metafóricamente a esas gradas existentes en la parte alta de un teatro.
En nuestro caso vamos subiendo hacia ellas por un duro perfil, donde en 800 metros de recorrido acumularemos unos 100 metros de ascenso.
Tablizo
Las gradas del supuesto teatro es otro bonito lugar, Tablizo, con asientos únicos al escenario del paisaje.
Desde aquí podemos adivinar la orografía de la rasa asturiana, es decir, una planicie asentada en los acantilados que se interrumpe de cuando en cuando por las depresiones de los valles fluviales.
Una rasa transformada por la mano del hombre para dedicarla a la agricultura y ganadería.
Barranco del Arroyo Vabliz
El camino vuelve a dirigirnos hacia la línea costera encarando ahora una nueva cuenca, la del pequeño Arroyo Vabliz. Un tramo corto pero que da su trabajo por la presencia de barrizales.
Barranco del Arroyo Busmarzo
La recompensa tras superarlo es un prado abierto con frutales que pronto nos dirigirá al siguiente valle fluvial, el conformado por el Arroyo Busmarzo.
El siguiente valle fluvial es el conformado por el . Pinos y Eucaliptos nos acompañan en el descenso hacia unas vistas de vértigo, a la Playa de Tablizo. Cuidado aquí, aseguraos siempre de pisar tierra, hay hierba y matorral que hacen de falso suelo.
Playa de Tablizo
El sendero zigzaguea para mostrarnos este lugar desde otros puntos de vista. Aquí, otra espectacular playa de cantos rodados y arena jalonada de majestuosos y verticales acantilados.
Al igual que la de Río Cabo, su entorno virgen solo accesible a pie y carente de servicios hace que sea una playa poco transitada.
La marcha continúa descendiendo hasta cruzar el Arroyo Busmarzo donde los que deseen pueden desviarse para visitar la orilla. Nosotros seguimos avanzando, no sin dar un último vistazo a la costa, al oriente, donde se divisa la Playa de Río Cabo y una variedad de salientes, como Punta Vieras, Punta Esquilón o el Cabo Vidio cerrando el horizonte.
Nos despedimos de la playa y reanudamos la marcha. No volveremos a la orilla hasta el final de etapa, en Luarca.
Ribón
La salida de esta angostura del Busmarzo regresa a la rasa asturiana, a los verdes prados del lugar de Ribón, un sitio donde el estrés no parece tener cabida.
Por la N-632a
Deambulamos por la pista principal entre cuidadas parcelas hasta conectar con la ya conocida N-632a.
Por esta carretera tendremos que recorrer unos 1.400 metros para salvar la depresión conformada por el Arroyo Ribón. La pista se amolda al dibujo de las vertientes para escapar de sus escarpadas pendientes realizando con ello un giro de 180 grados.
Cuando nos sitúa de nuevo con vistas al mar apreciamos uno de los sitios más fotogénicos de esta zona, el Hórreo de la Regalina, emplazado en la villa de Cadavedo.
Barranco del Arroyo Pendas o Freiras
Progresamos un poco más por asfalto hasta que las señales nos incorporan a un sendero que circula por otro valle fluvial, el que recorre el Arroyo Pendas O Frieras. A este curso de agua van a parar otros aportes acuíferos como este, llamado Arroyo Retuerto, que nos acompaña unos metros hasta su desembocadura.
Cadavedo
Después realizamos un poco esfuerzo para comenzar a ascender a la localidad de Cadavedo. Un lugar donde hay vecinos que nos dan la bienvenida a su manera. De alguna forma, este improvisado escaparate es un reflejo del carácter de sus habitantes, alegres, acogedores, emprendedores y comprometidos con la defensa y conservación de su identidad.
No en vano, Cadavéu fue galardonado en el año 2022 Pueblo Ejemplar de Asturias. Premio otorgado por la Fundación Princesa de Asturias.
Pasear por sus calles es una delicia. Las zonas ajardinadas bien aderezan las bonitas viviendas tradicionales con techumbres de teja y pizarra junto a otras de arquitectura indiana . Entre ellas están repartidos alrededor de un centenar de hórreos, varias fuentes, paneras y lavaderos.
Entre sus fiestas populares destaca La Regalina, una pintoresca romería fundada en 1931 por el sacerdote Padre Galo. Lástima porque nos quedamos a pocos días de disfrutar de ella. Se celebra el último domingo de agosto.
De lo que sí disfrutamos es de la aparición repentina de Elena, que con su paso ágil y acelerado nos da caza. Su camino va por otros derroteros por lo que solo nos acompañará hasta la salida de Cadavéu.
Villademoros
Abandonamos esta urbe que antaño fue un puerto ballenero y remontamos un repecho, primero por carretera para luego hacerlo por senda de tierra hasta el lugar de Villademoros.
Entre sus viviendas se alza la pequeña Ermita de la Asunción, de orígenes algo confusos y aspecto bastante reformado.
Tras Villademoros las señales nos introducen en el espacio de ribera del Arroyo Palminero para luego desembocar en los verdes prados de Quintana. Un agradable paseo de perfiles suaves dominado sobre todo por pastizales. A falta de un ganado que rompa la monotonía de estos campos ya se encargan ciertos propietarios de darles un toque diferenciador.
Por aquí la ausencia de sombras incrementa la sensación térmica, pero no hace tanta calor como para ir dejando la ropa atrás. Además, por fortuna este intervalo al sol no se alarga demasiado y pronto nos internamos en otro ramal emboscado.
Queruás
Este tramo encara un suave ascenso de poco más de un kilómetro hasta colocarnos en las inmediaciones de Queruás, localidad a la que accedemos por la carretera nacional.
Capilla de Santa Ana
Las señales nos introducen luego por el casco urbano hasta la Capilla de Santa Ana. Las fiestas de la patrona se celebran el 26 y 27 de julio. Desde el cristal de la puerta puede verse la talla sale en procesión.
Mientras progresamos abandonando este lugar junto a otros peregrinos, no pasa desapercibido un llamativo caserón indiano, este conocido con el nombre de Villa Rosita.
Después atravesaremos un bonito pastizal que solo se ve interrumpido en el horizonte con los perfiles de la Sierra de Concilleros.
A continuación, unas extensiones de maizales serán las que reclamen su parte del terreno para llevarnos en ligero descenso hacia un paso inferior por la Autovía del Cantábrico A8.
Canero
Esto nos deja a las puertas del lugar de Canero donde la orografía vuelve a hundirse hacia un nuevo valle, el conformado por el Río Esva. Preciosas ondulaciones en las que antaño los Vaqueiros de Alzada practicaban la trashumancia habitando en las singulares brañas.
Esas raíces ganaderas todavía están fuertemente arraigadas al entorno aunque quizá aquellos vaqueiros o pastores que cubrían largas distancias para llevar a pastar al ganado hoy se hayan vuelto algo más sedentarios.
Lo que es indudable es el enorme aporte que la trashumancia ha ejercido y ejerce en la conservación del paraíso natural asturiano.
Iglesia de San Miguel
Aquí en Canero también podemos contemplar la Iglesia de San Miguel, un templo de estilo barroco fundado en el año 1800. Su aspecto actual corresponde a reformas realizadas en siglos posteriores.
En la fachada principal destaca una hornacina con la imagen del patrón San Miguel, el Arcángel de Dios representado como un general romano que derrota al demonio.
Contiguo al edificio se halla el cementerio donde resaltan los remates en cúpulas de varios mausoleos. En el día de hoy no será el único cementerio que visitaremos.
Pero antes de llegar a él debemos continuar descendiendo por el valle para alcanzar el paso del Río Esva.
Este sendero va a desembocar a la carretera N-632a por la que daremos unos cuantos pasos hasta conectar con la vía paralela N-634.
La Casa del Barco
Junto a la orilla derecha del río se planta un antiguo ejemplar de caserío del Siglo XVIII con espectaculares tejados de pizarra tanto en la vivienda como en su hórreo. Es la Casa del Barco de la que se dice controlaba antaño el paso del cruce del río.
Lo que antes se salvaba en barca hoy lo hacemos por este puente por el que es inevitable otear la frondosa trayectoria del cauce de sureste a noroeste.
Ya en la otra orilla y algo hambrientos, continuaremos por la N-634 unos cientos de metros más. Pronto saciaremos nuestros estómagos ya que a la vuelta de la curva se planta el Hotel Restaurante Canero.
La comida es copiosa pero las energías renovadas nos van a venir bien para subir los siguientes repechos que prácticamente te van a poner a la misma altura que la del Viaducto de la A8.
Barranco del Arroyo del Forcón
Este ascenso nos introduce en un bonito sendero que remonta el Barranco del Arroyo del Forcón, un afluente del Esva. Las rampas de hasta el 15% por ciento de inclinación junto a la pista de tierra, piedra y raíces nos harán quemar en principio el primer plato del almuerzo.
Y si al llegar a la N-634 creemos que esto ha terminado, nada más lejos de la realidad. La ruta continúa empinada hacia arriba una vez que cruzamos. A tomárselo con calma y a disfrutar, la exigencia física se lleva mejor envueltos por la naturaleza.
Como os comentamos, el sendero llega a cazar la trayectoria de la Atutovía A8, pero como no podemos cruzarla a lo loco la flanquearemos hasta encontrar un paso a nivel. Por cierto, a estas horas de la sobremesa el asfalto y la posición del sol hacían de este tramo una especie de sauna.
Una vez cruzada esta infraestructura navegamos un trecho entre unas plantaciones de maizales que parecen hacernos una fiesta en cuanto nos ven llegar. La verdad es que se agradece este aire repentino que afloja un poco la sensación térmica.
Como también se agradece la zona emboscada del paso del Arroyo Ricante. El cauce de este arroyo cruza por debajo de la carretera N-634, así que apenas nos daremos cuenta de su paso ya que tenemos que estar atentos a esta pista durante unos metros.
Cementerio Musulmán
Luego, otro carril de asfalto nos separa de ella pero no tardaremos en volverla a encontrar para poder acceder al siguiente hito: el Cementerio Musulmán.
El arco de herradura ojival con el que nos recibe su entrada ya delata la pertenencia a esta cultura. Este tipo de arco también se le conoce con el nombre de arco túmido, muy utilizado en el estilo mudéjar.
Los muros exteriores de este recinto rectangular están hechos a base de piedra y coronados con tejas a dos aguas. Sobre el mismo en las esquinas se alzan unas torres de unos 3 metros de altura.
En el interior hay un edificio en ruinas de piedra que pudo ser una mezquita.
Las tumbas están cubiertas por la espesura y a decir verdad no quisimos merodear mucho por el lugar para no alterar demasiado el sitio.
El cementerio se construyó en 1936, en la época de la Guerra Civil Española. En este conflicto bélico participaron muchos soldados musulmanes por lo que se hizo necesaria la construcción de este complejo.
Abandonamos el cementerio por su muro meridional derruido para continuar el viaje.
Barcia
Por última vez cruzaremos la N-634, en esta ocasión para introducirnos en la campiña del lugar de Barcia.
Luarca, el objetivo de hoy se siente cerca y hay ganas de llegar.
Lavadero e Iglesia de San Sebastián
En este sitio podemos encontrar por un lado algunos hitos de valor etnográfico, como este lavadero construido en el año 1892, aunque fue restaurado por los vecinos en el año 2000.
Y por otro lado, aquellos de valor monumental, como la Iglesia de San Sebastián hoy muy transformada. Su última restauración fue llevada a cabo a inicios de este siglo, obras en las que se descubrió un arco románico de su factura original llevada a cabo en el siglo XIII.
Salimos de Barcia, antigua villa hospitalera, progresando entre calles de pizarra y asfalto hasta dar con la cuenca del Arroyo de la Magdalena. Por allí advertimos algunos peregrinos tomando rumbo hacia Almuña donde hay un Albergue Público.
Barcellina
Nosotros seguiremos el curso descendente del arroyo para posteriormente ascender y situarnos en la carretera VA-1 del lugar de Barcellina, donde hay buenos ejemplares de casonas indianas.
Siguiendo esta vía llegamos finalmente a Luarca incorporándonos a su Calle de la Carril desde donde la urbe ya empieza a presentarnos sus credenciales.
Un bello pueblo de blancos edificios con tejados grises se van derramando desde los escarpados perfiles de esta cuenca fluvial para seguir el dibujo serpenteante del Río Negro.
Desde sus playas dispuestas justo en la desembocadura hay vistas magníficas para ver el regreso de la flota pesquera tras las duras faenas del oficio, aunque estos de aquí tampoco pierden detalle.
Descendiendo por la Calle de la Carril se abren las vistas al Puerto y al Barrio de El Cambaral, nombre recibido del pirata berberisco que ocupa una de las grandes leyendas de Luarca.
Puente de El Beso
Este cruel marinero hecho preso por el señor de Luarca debido a sus fechorías se enamoró de la hija del mismo. Ambos urdieron un plan de huída para vivir su amor pero fueron interceptados en uno de los puentes donde pudieron darse su último beso antes de morir.
Se tiene constancia de la existencia de Luarca desde el siglo X, pero no fue hasta el siglo XIII cuando comenzó a tener relevancia como puerto pesquero y comercial. El Rey Alfonso X el Sabio concedió en 1270 un conjunto de derechos que dieron a Valdés la titularidad de Concejo y a Luarca la centralización de la actividad económica y protección jurídica.
Arco Bayón
El descenso continúa por la Calle Olavarrieta el Arco Bayón del Palacio del Marqués de Ferrera hasta que un giro posterior nos deja en el curso del Río Negro. Hoy presenta un manso y acogedor aspecto en el que fauna y humanos pueden disfrutarlo desde el mismo lecho del cauce.
Después, tomamos la calle Uría para llegar al Albergue y dejar los bártulos.
Ayuntamiento de Luarca
Luarca bien merece su tiempo así que salimos para visitar, en primer lugar, su Plaza Alfonso X el Sabio, donde se alza su Ayuntamiento. Este edificio que aúna diferentes estilos se construyó en 1912. Frente a su fachada principal se expone un Escudo Real, un elemento que desde 1777 ha ocupado su espacio en las distintas Casas Consistoriales de Luarca.
Acompañamos ahora al Río Negro dirección a su desembocadura, flanqueando el barrio de pescadores y la lonja hasta llegar a la altura del Espigón de la Marchica.
Playas de Luarca
Desde aquí podemos divisar las Playas Primera y Segunda de Luarca. Hay otra más, la Tercera o Salinas, que se sitúa tras el Dique de La Encoronada, uno de los dos espigones que resguardan este arenal. El otro espigón es el Dique del Canouco que posee una baliza de luz de mayor altura.
Club Náutico y Capilla de la Atalaya
Por su parte, a la entrada del Espigón de la Marchica vemos el edificio del Club Náutico, una pintoresca construcción levantada en 1890. Y si distanciamos más la vista al este se observa la Capilla de la Atalaya o de Nuestra Señora La Blanca, originaria del siglo XIII aunque posee diversas reformas a lo largo de los siglos.
Muy cerca de ella se encuentra la Mesa de Mareantes, donde los marineros se reunían para decidir sus asuntos.
El mar es buena parte del ADN de Luarca y por eso no es extraño ver a jovencitos dando sus pinitos en la pesca aunque los peces de aquí parecen sabérselas todas.
Y nada más amigos, con la vitalidad que desprende esta fascinante villa nos despedimos no sin antes dar un vistazo al primer hito que veremos la jornada siguiente donde seguro que también obtenemos unas vistas espectaculares.
Hasta la próxima!