ETAPA 6 · CAMARIÑAS – MUXÍA
CAMARIÑAS – MUXÍA (33 KMS)
Hoy nos espera una larga jornada en kilómetros cargada de variopintos escenarios mientras recorremos la Ría de Camariñas.
Flanqueamos de inicio la Ensenada da Basa hasta acometer las faldas del Monte da Ínsua, rodeándolo hasta introducirnos en la desembocadura del Río Grande.
Después acometeremos un tramo de monte bajo entre pequeñas aldeas hasta llegar hasta A Ponte do Porto, donde pasaremos a la otra orilla del río para llegar Cereixo, que nos sorprende con su patrimonio monumental.
Regresamos a la desembocadura del Río Grande que finaliza en la Playa de Area Grande.
Los bonitos arenales de Leis y Lago nos darán paso al tramo de la Ensenada de Merexo, donde seremos testigos de bellas estampas rurales y de un encantador paseo fluvial entre viejos molinos hoy restaurados.
Finalmente, salvamos el escollo del Monte de Chorente para llegar a Muxía y disfrutar de toda su magia.
Camariñas
Iglesia de San Xurxo
Hola amig@s!
Nos encontramos en Camariñas, en su Iglesia de San Xurxo, que se encuentra justo en frente a la pensión donde hemos pernoctado. Este templo barroco hecho a base de sillares de granito y mampostería es del siglo XVIII y fue financiado por un vecino indiano que hizo fortuna en las américas.
Descendemos por las calles de la localidad hasta alcanzar la Ría de Camariñas, que nos recibe con una apacible mañana a la que parece costarle despertar. Pequeñas embarcaciones descansan fondeadas esperando a entrar en faena, otras en cambio aparecen varadas preparadas para recibir la puesta a punto. Una operación que ya ejecutan las gaviotas con su mecanismo alado pues, al igual que nosotros, tienen que ponerse en marcha.
Tienda Museo la Conservería 1984
Por este paseo marítimo flanqueamos las instalaciones de una empresa conservera, hoy convertida en tienda museo (La conservería 1984) como reclamo al turismo industrial en el que conocer el pasado, presente y futuro de este sector.
Playa de Area da Vila
Mientras lo hacemos nos vamos acercando a la Playa de Area da Vila en la que un grupo de gaviotas celebran con vítores nuestra llegada. Más bien todo lo contrario, pero bueno, tenemos que recorrer este arenal de unos 200 metros de longitud para localizar un sendero que salvará la convexidad de la Punta dos Castros.
Por aquí divisamos una Garza Real, otra especie de ave que también viene a este rico entorno a aprovecharse de sus bondades.
Playa de Lingunde
Al otro lado de la Punta dos Castros aparece la Playa de Lingunde, otra maravilla en calma y desde la que oteamos el horizonte de Merexo, que hoy nos espera impaciente.
Bordeamos esta playa por la pista para adentrarnos en los kilómetros que recorrerán la Ensenada da Basa. Prácticamente tendremos que transitarla en su totalidad por las dos orillas, salvo un pequeño tramo urbano que evita propiedades privadas.
Ensenada da Basa
La orilla occidental que ahora transitamos es totalmente llana, de avance cómodo entre muretes de piedra, pinares, helechos y algún eucalipto disperso. Y siempre con vistas a esta masa de agua rica en actividades marisqueras.
Presenta otros alicientes, como un paso de piedra para sortear la ensenada cuando se encuentra crecida. Con marea baja es posible recorrerla por el arenal pero a nosotros nos faltó un pelín de suerte.
Xaviña
Vamos a culminar el margen oeste de la ensenada incorporándonos unos metros por la carretera AC-432. Para cumplir con la normativa vamos por el arcén izquierdo aunque tendremos que regresar al derecho ya que las señales sortearán este asfalto por otra pista secundaria hasta la localidad de Xaviña.
Aquí, lo rural y marino viven en comunión, estampas que son reflejo de la sostenibilidad económica de la comarca.
Ascendemos por Xaviña al tiempo que nos orientamos hacia el margen derecho de la Ensenada da Basa para comenzar a recorrerla por las faldas del Monte da Ínsua.
Salimos de Xaviña por una pista asfaltada descendente que pronto descansará en la orilla del entrante costero. Desde aquí, Camariñas empieza a saludarnos tras el saliente de Punta da Basa.
A escasos metros se acaba el asfalto para dar comienzo a un cómodo firme de tierra. Y a medida que avanzamos vamos dejando atrás la ensenada para volver a la ría y ampliar magníficas vistas a la localidad que le da nombre.
Playa de Ariña Branca
Damos un vistazo a los arenales que recorrimos anteriormente para centrarnos en los que nos llegan ahora, como el de Ariña Blanca. No descenderemos más para ver esta playa de 140 metros de longitud, pero desde esta perspectiva se intuye su blanca arena y su relajante orilla, ideal para que los mariscadores preparen sus enseres antes de iniciar la jornada.
Playa de Rego dos Coiros
El camino se adentra varios metros entre pinos y eucaliptos para salvar los salientes de Punta da Barra y Punta da Sandría y desembocar así en la siguiente playa, Rego dos Coiros. Tiene unos 100 metros de longitud y se emplaza en la desembocadura del Río Grande, caudal que tendremos que remontar en sentido contrario para surcar algunos tramos de su dibujo.
Playa de Ariño
En principio seguimos haciéndolo pegados a la orilla, dirigiéndonos ahora a la extensa Playa de Ariño, un bonito espacio acondicionado con fuentes, duchas, aseos, bancos y mesas para poder pasar así largas jornadas de playa.
Una balaustrada de madera separa el perímetro del merendero de la orilla aunque evidentemente hay accesos a la arena que no nos permitimos desaprovechar. La Playa de Ariño es la más concurrida de Camariñas, en parte porque posee más de unos 1200 metros de longitud, ideales para niños y mayores.
Recorrerla es una gozada ya que permite dominar gran parte de la Ría de Camariñas hasta Muxía y si tenemos suerte, con marea baja, podemos ser testigos de cómo faenan los mariscadores en el estuario del Río Grande, donde el berberecho y la almeja son objetivos primordiales de esta actividad.
Una vez completado este arenal, las señales nos internan en un tramo emboscado para salvar el afluente del Rego de Lamastredo. A continuación conecta con pistas vecinales que nos conducen a la carretera AC-432, que tendremos que cruzar con precaución para seguir de frente y llegar al Restaurante O Ariño.
Tasaraño
Aquí las señales zigzaguean para introducirnos la aldea de Tasaraño que asciende por las faldas del Monte da Costa.
Fuente de Tasaraño
Aquí hay una fuente de traza barroca que ya abastecía a los vecinos de la población mucho antes de las canalizaciones de agua corriente.
Un hito de arquitectura etnográfica cargado de historia, al igual que los hórreos, símbolos de evolución y desarrollo de estos núcleos rurales.
Dor
Debemos progresar dirección este y mientras lo hacemos la ganancia de altura permite vistas a la Playa de Ariño y a la desembocadura de Río Grande. Para evitar la carretera AC-432 las señales nos llevan por una senda paralela hasta una pista vecinal de asfalto que nos introducirá en el lugar de Dor.
Una coqueta aldea que mira al valle y cuyo sosiego solo se ve interrumpido por el ladrido de algunos perros cuando toman por intrusos a los senderistas.
Pero bueno, después de todo hacen su trabajo, que es seguir salvaguardando este hermoso lugar.
O Allo
Salimos de Dor para afrontar un intervalo de monte que da un agradecido paréntesis al asfalto y que aprovechamos para darle azúcares al cuerpo. Pinos, eucaliptos, robles y los familiares helechos nos envuelven en este corto pero frondoso recorrido hasta la siguiente población: O Allo.
Como sucede en otras aldeas anteriormente franqueadas, se advierten buenos caserones de piedra levantadas a base de mampostería, auténticos reflejos de la arquitectura tradicional.
O A Ponte do Porto
La arteria principal de la urbe conectará con la ya conocida AC-432 la cual nos mete de lleno en la localidad de A Ponte do Porto en sentido descendente.
Puente de A Ponte do Porto
Continuaremos por esta vía unos 800 metros más hasta dar con el puente medieval, el cual nos permitirá pasar a la otra orilla del Río Grande.
Desde esta construcción originaria del siglo XIII podemos otear en ambas direcciones el sosegado paso del río por la urbe, que deja entrever una rica ribera que en cotas más altas tiene su fama por la pesca de la trucha.
Iglesia de San Pedro y Cruceiro
Ya en la otra orilla se emplaza la controvertida Iglesia de San Pedro, construida en el siglo XX. Su levantamiento significó la destrucción de un templo románico y otro barroco, lo que muchos tildaron de atentado cultural.
Frente a ella encontramos un Cruceiro del siglo XIX que destaca por un lado por la figura de San Francisco rogando al Cristo crucificado y por otro lado por la calavera y huesos de su base.
Fuente de los Leones
También frente al templo hay una placita con una bonita reproducción de la Fuente de los leones que inevitablemente nos transporta al maravilloso conjunto monumental granadino de La Alhambra.
Por el paseo fluvial del Río Grande
A partir de aquí iniciamos el recorrido por la orilla sur del río hacia el oeste para regresar a su desembocadura. Pero entremedio quedan enclaves de interés. De momento volvemos la vista para ver los cimientos del puente medieval que hemos atravesado cuya estructura sufrió reformas en el siglo XX para facilitar la circulación de peatones y vehículos.
El puerto de Ponte do Porto fue antaño un lugar estratégico y comercial cuyos orígenes se le pueden atribuir a una antigua vía romana llamada “per loca marítima”. También se utilizó como refugio de las embarcaciones ante los temporales.
Cereixo
La urbe apenas conserva la estructura tradicional de antaño compuesta ahora por edificios más altos y modernos. Todo lo contrario a lo que encontramos en la siguiente villa, Cereixo, que ha sabido mantenerse en el tiempo, quizá debido al excelente estado de conservación de su conjunto monumental.
Hórreo de Vila Purificación
Lo primero que advertimos es el tejado de un enorme hórreo, emplazado dentro de la propiedad privada Vila Purificación. Con sus 26 metros de largo es uno de los más grandes de Galicia, tamaño justificado por el cobro de foros y transacciones portuarias que se pagaban mayoritariamente con cereales que acababan almacenándose aquí.
Paseo Fluvial del río Ríotorto
Metros más tarde nos incorporamos a una pasarela de madera que da inicio al Paseo Fluvial del río Ríotorto.
Muíño de Mareas
Desde el mismo se aprecia de un lado, el Muíño de Mareas, levantado en 1679 por la familia nobiliaria de los Moscoso y Altamira que dominaron estas tierras hasta los inicios del siglo XIX. Hoy día el molino hace las veces de vivienda.
De otro lado asoma una de las Torres almenadas de Cereixo, conjunto arquitectónico al que nos dirige el paseo fluvial.
Pero no es el único edificio de valor monumental que se oculta entre la espesa vegetación ribereña. Mientras avanzamos se descubre la fachada oriental de un templo emplazado junto a las torres.
Iglesia de Santiago
Se trata de la Iglesia románica de Santiago, levantada en el siglo XII con piedra de cantería.
Un trabajo realizado probablemente por un taller de constructores que participaron en la construcción de la Catedral de Santiago.
A esta Iglesia asistían los peregrinos medievales una vez arribaban por mar hasta A Ponte do Porto antes de emprender el camino hacia Santiago de Compostela. Y seguramente quedaban maravillados por la talla del tímpano de la portada sur, la cual representa una escena única en la Península sobre el traslado en barca del cuerpo del Apóstol Santiago.
Sobre la escultura, las claves de la arquivolta y el arco, la primera con una figura eclesiástica bendiciendo, la segunda con un ángel portando un incensario.
La portada de fachada occidental es más sencilla en decoración, donde resaltan capiteles y cimacios con motivos vegetales.
Destacables son también los canecillos de las cornisas, decorados con diferentes motivos como volutas, animales o representaciones de los vicios de la carne, estos últimos anunciando a los fieles evitar estos pecados antes de entrar en un lugar sagrado.
Torres de Cereixo
Muy próxima a la iglesia, se levantaron en el siglo XVI, sobre un pazo señorial, las Torres de Cereixo las cuales sirvieron para la vigilancia y defensa de las incursiones vikingas y árabes.
Repartidos por los muros de la fachada se aprecian diversos escudos sobre las familias nobiliarias que ocuparon estas estancias a lo largo de la historia.
Abandonamos Cereixo en ascenso por la carretera CP-1603 hasta llegar a un cementerio donde una pista se adentra en unos metros de monte para conectar con otra pista asfaltada. Al poco nos despistamos desviándonos por otra senda pero el track no falla y rápidamente nos devuelve a la pista asfaltada durante otros 300 metros.
Por la frondosa Furna do Sapo
Vamos bien y esto tiene que se celebrase. Sin embargo, aunque nos la prometemos muy felices nos adentramos ahora en el tramo más engorroso.
Un intervalo de monte emboscado que se vuelve algo incómodo, por un lado, por los restos de desbroce y limpieza que encontramos en el firme de ciertas franjas del trazado.
Por otro lado por el desacierto que provoca la espesura de la vegetación en otro tramo que nos hace dudar en varias ocasiones sobre si estamos tomando el camino correcto. Otras vías en mejor estado nos hacen cometer errores, pero como hemos dicho antes, el track no falla y nos reorienta.
No fuimos los únicos que sufrimos este pequeño caos. Parece que junto a esta otra pareja que realizaba el camino supimos tomar la dirección correcta por la Furna do Sapo, que es así como se conoce a todo este tramo tan auténtico que desciende para transportarnos de nuevo a las riberas del Río Grande.
Desembocadura del Rego de Vilariño
La desembocadura del afluente Rego de Vilariño es un soplo de aire fresco ante tanta espesura. Bajamos para cruzar este caudal por un paso de piedra, y salimos de la depresión por una nueva pista forestal.
El breve ascenso descansa en una pista asfaltada aunque regresamos rápidamente a otra de tierra que empieza a despejarnos la desembocadura del río hacia la Ría de Camariñas y su localidad homónima.
Playa de Area Grande
En este margen del río el arenal dominante es la Playa de Area Grande, de unos 400 metros de longitud y que agranda su anchura con la marea baja.
Estamos más cerca de nuestro objetivo mañanero, pero los bonitos alicientes lo retrasarán algo más de lo previsto. Una pequeña elevación nos deja hermosas vistas de las parcelas donde se cultiva el marisco y de la Playa de Ariño, que recorrimos hace escasas horas.
Y al igual que el Río Grande, nosotros también desembocamos a la Ría de Camariñas en la que la perspectiva que ahora divisamos enfrenta a sus dos localidades de más renombre, Muxía y Camariñas. Merece la pena tomarse un tiempo para disfrutar de esta panorámica, seguro que desde aquella lengua de arena es incluso más espectacular.
Ascenso por el saliente de A Cangrexeira
Visualizamos los últimos rincones de la Playa de Area Grande para incorporarnos a un sendero que se adentra en el monte para evitar la orografía del saliente de A Cangrexeira. Conlleva un corto pero riguroso ascenso que a estas hora del día nos hace sudar.
Después descendemos por un bello tramo entre pinares y helechos hasta que una parcela de maizales crean un marco incomparable hacia Muxía. Una estampa que merece una pausa para contemplarla ya que en movimiento podemos comernos algún ramajo.
Estos maizales también mirarán a Camariñas, en cuanto tomemos la pista local que nos acerque a la siguiente playa, la de Leis. En sus inmediaciones hay un camping con bungalows con magníficas vistas a la ría y a solo unos pasos del arenal.
Playa de Leis
Encajonada entre pinares, la Playa de Leis es un entorno virgen de unos 300 metros de longitud que goza de aguas limpias y tranquilas, que nos quedamos con las ganas de probar, todo sea dicho, ya que la pausa que nos interesaba en estos momentos era la de la Playa de Lago.
Entre la orilla de Leis y la de Lago se interpone un saliente, la Punta de Lago, que habrá que sortearla por una senda que asciende desde el extremo sur de Leis.
Faro de Lago
Por aquí alimentamos nuestras retinas con las últimas instantáneas de esta playa y avanzamos hacia Punta do Lago que como bien se observa, está presidida por un pequeño faro a modo de baliza.
Playa de Lago
Su emplazamiento ayuda a orientar a las embarcaciones que frecuentan la ría, aunque metafóricamente hablando a nosotros nos ilumina el espíritu ya que por fin alcanzamos la preciosa Playa de Lago, donde hay servicios de hostelería para realizar almuerzo.
Pero antes de comer vamos a disfrutar de su agua tonificante recorriendo parte de sus 500 metros de longitud.
Río do Lago
Recompuestas las energías reanudamos la marcha flanqueando la playa tomando la carretera. Por aquí salvamos el Río do Lago, que desemboca en su arenal homónimo y que debido a la barrera arenosa el agua se embalsa formando una laguna, una piscina natural de la que sacan provecho fauna y bañistas.
Acompañeramos al río hacia su desembocadura transitando la carretera durante otros 300 metros al tiempo que vamos recibiendo estampas de la Playa desde nuevos puntos de vista.
Las señales nos incorporan ahora a la senda costera por la que terminamos de flanquear el perímetro de esta preciosa Playa de Lago.
Merexo
A partir de aquí el trazado nos irá alejando de la costa para adentrarnos en un precioso intervalo rural dominado por los campiña de Merexo. Lo recorreremos todo por asfalto, comenzando por la carretera local que nos dirige a la localidad, aunque hay sendas de tierra muy apetecibles que nos despistan de nuevo.
Pero bueno, son muy pocos metros de error, cosa que celebramos mientras retrocedemos para introducirnos en la urbe.
Hórreos y casas de arquitectura tradicional nos acompañan por esta encantadora población enclavada en la ladera oeste del Monte de Merexo, a cierta altura, que deja hermosas vistas a la ensenada con su mismo nombre y a la ría.
Un embaucador entorno cargado de identidad gallega que revitaliza nuestras retinas.
Los mojones Jacobeos hacia Muxía
Por su parte, nos alegra coincidir con un tramo que de la Ruta Jacobea que llega a Muxía, este mojón así lo certifica y nos hace volar inevitablemente a Santiago de Compostela.
Os Muíños
Pero esta ruta solo coincidirá con la de los faros varios kilómetros. Las señales jacobeas dejarán de hermanarse a las nuestras cuando lleguemos a la localidad de Os Muíños, situada al sur de la ensenada de Merexo y desde donde la vista alcanza la Ermita da Virxe do Monte y el majestuoso Faro Vilán.
Senda Fluvial do Río Negro
En esta población tendremos que desviarnos para recorrer la encantadora Senda Fluvial do Río Negro, un recorrido al que nos dirige esta calle con buenos ejemplos de arquitectura popular.
La senda fluvial do Río Negro se inicia descendiendo estos escalones que acceden a un encajonado y frondoso enclave que nos sorprende con un viejo molijo harinero que aprovechaba la fuerza de la caída del agua por estos saltos para su funcionamiento.
Pegado al muro de la escalera se emplaza la Fonte da Tella, antiguo surtidor todavía en funcionamiento que nos proporciona agua fresca para avituallarnos. Río arriba todavía se recogen 9 molinos más, hoy en ruinas, aunque nuestra dirección es río abajo, donde disfrutaremos de otros 6, estos restaurados en el año 2009.
Al primero de ellos llegamos por pista de tierra y mientras nos acercamos comprobamos el excelente trabajo de restauración en piedra de mampostería y tejado a dos aguas.
Después nos incorporamos a una pasarela peatonal de madera que sorteará en varias ocasiones el caudal del río también por puentes de madera. Como se observa, el camino se encuentra bien acondicionado con balaustradas en las zonas más comprometidas para que podamos admirar con cierta seguridad el color del agua. Un color que da nombre al río y que es producto de discurrir por un enclave sombrío y húmedo, al resguardo de la entrada de la luz del sol.
Algunos de los molinos permanecen abiertos para que podamos ver su interior, donde se albergan las piezas de muelas que antaño utilizaban para obtener la harina.
El paraje parece sacado de un cuento de fantasía aunque en épocas de lluvias o mucha humedad el cuento puede ser de miedo, ya que el entablado adquiere un traicionero verdín muy resbaladizo. Así que extremad las precauciones si os encontráis en esta situación.
La pasarela de madera finaliza en un último cruce del río, que se hace por unas plataformas de piedra.
Después, desaparecen los molinos para ir acercándonos cada vez más a la desembocadura del río por la Ensenada de Merexo, que nos regala una orilla con bonitos rincones.
Playa de Area Maior
Las señales nos hacen ascender por el monte para evitar salir directamente por la desembocadura y hacerlo por otro accidente más cómodo, por la Playa de Area Maior.
Salimos por el arenal, que al principio encontramos poco concurrido, pero que luego nos sorprende cuando se abre a la ensenada. A esta playa de más de 500 metros de longitud también va a parar las aguas del Rego de Moraime, cuyo acondicionamiento aprovechan los más pequeños como zona de recreo.
Al ser la playa más grande y accesible de la Ensenada da Merexo, también es la más atestada, solo hay que ver la multitud de coches que se aprecian en el aparcamiento.
Salimos del perímetro de la playa por una carretera local en ascenso que nos hace partícipes de los lugares más sosegados de esta orilla.
Fuerte ascenso por el Monte de Chorente
Y pocos metros más tarde la señales nos meten de lleno en el ascenso al Monte de Chorente, último escollo de esta etapa que se las gasta con una pendiente media de inclinación del 21 por ciento.
Es un corto repecho en el que se gana altura rápidamente, a unos 90 metros sobre el nivel del mar que se alcanzan en localidad de Chorente.
Aquí también recuperamos las señales Jacobeas que ya nos acompañarán hasta el final de etapa.Y a falta de vecinos a los que saludar mientras atravesamos la urbe, unos patos también nos valen.
Estos individuos estaban tranquilos y se dejaban fotografiar, igual que el siguiente mojón que nos encontramos en el descenso, el cual nos informa de solo 2 kilómetros y medio hasta Muxía.
Playa de Espiñeirido
Una localidad que ya comenzamos a ver mientras descendemos por la ladera norte del monte. La senda descansa en la Playa de Espiñeirido, donde la marea alta apenas deja entrever su arenal aunque no sucede lo mismo con el espectacular horizonte, donde Muxía y Cabo Vilán se echan el ojo.
A partir de aquí tomamos un bonito paseo peatonal de madera que recorre el litoral.
Playa de Cruz
El siguiente arenal, separado por el saliente Pedra da Garza, es el de Cruz (Playa da Cruz). Esta playa mezcla las aguas de la Ría de Camariñas junto a las del Rego de Figueras que desemboca aquí. Es una playa semiurbana puesto que se encuentra a la entrada de nuestro objetivo de hoy Muxía.
Muxía
Cambiamos la pasarela de madera por el acerado de la carretera AC-440 que nos introduce en la urbe.
Un bonito mirador situado en la Punta da Cruz nos llama la atención por albergar un cruceiro. Este presenta remates en flor en su cruz y dispone de una Virgen orando anverso y un Cristo crucificado en su reverso.
Puerto Deportivo, Lonja y Puerto Pesquero
Desde el mirador también pueden apreciarse el Puerto Deportivo, la Lonja y el Puerto Pesquero de esta villa, cuya personalidad marinera quedó fuertemente arraigada desde tiempos antiguos.
Su mayor crecimiento económico se dio en la década de los 60 del pasado siglo, cuando se descubrió el caladero del Canto, un auténtico maná de especies y volumen de miembros que permitió la transformación de toda la localidad.
La alegría por llegar a esta localidad que rezuma vitalidad se acrecenta al ver llegar a Chemi y Marisa, que hoy eligieron la bicicleta para realizar la etapa. Menudas historias nos contaron.
Nos dirigimos ahora al albergue donde pernoctaremos hoy, el Bela Muxía, donde dejaremos soltaremos lastre para disfrutar más relajadamente de la localidad. Junto al albergue se emplaza otro cruceiro que contiene en la cruz una imaginería similar a la que vimos en el cruceiro de A Ponte do Porto.
Iglesia de Santa María
Avanzamos hacia el norte de la ciudad, a las faldas del Monte Corpiño, donde se emplaza la Iglesia de Santa María, que nos llama la atención por su espadaña exenta del edificio. El templo es de estilo gótico marinero del siglo XIV aunque tiene elementos del románico de transición.
Del exterior meridional destacan los canecillos de las cornisas, los contrafuertes y un arcosolio que quizá sustituyese a una antigua capilla hoy inexistente. Nuestra intención es subir a lo alto del Monte Corpiño, y lo hacemos por la espadaña. Ganando altura advertimos la fachada occidental del templo, donde se abre una puerta con arcos ligeramente apuntados, uno de ellos dentado. Su tímpano liso descansa sobre sendas ménsulas, una de ellas asemejando a la figura de un fraile.
Monte Corpiño
Continuamos ascendiendo al tiempo que vamos percatándonos de la espectacular lengua de tierra en la que se encuentra emplazada Muxía, encajonada entre dos elevaciones, la del Alto de Enfesto al sur, y el Monte Corpiño al norte (Miradoiro do Corpiño)
Cuanto más alto subimos más nos fascinan estas panorámicas que de un vistazo rápido dan un repaso a lo que hemos recorrido al este y lo que nos queda por recorrer, al oeste, con los Montes Cachelmo y Buitra adelantándonos el aperitivo para la dura jornada del día siguiente.
Es inevitable sentirnos pletóricos por haber conseguido ya 6 etapas de este Camino de los Faros que nos tiene cautivados.
Punta da Barca
Para finalizar esta jornada tan completa vamos a dejarnos cautivar por la magia de Muxía cuyo éxtasis se alcanza con la puesta de sol en la Punta da Barca, saliente que mira a Cabo Vilán.
A Ferida
Mientras descendemos ya se advierten a simple vista los monumentos de interés de este enclave. Por un lado, sorprende una enorme estructura de piedra de 11 metros de altura y 400 toneladas resquebrajada en dos mitades. A Ferida o La herida, que así se llama este monumento ubicado aquí en el año 2003, trata de simbolizar y recordar el daño que produjo la catástrofe ecológica del Prestige acontecido el 19 de noviembre de 2002.
Santuario da Virxe da Barca
Por otro lado, el Santuario da Virxe da Barca, construido con la misión de afianzar la cristianización de estas tierras en la edad media tras el místico suceso que aquí aconteció.
Un lugar legendario
La leyenda nos cuenta que en este lugar la Virgen se le apareció en una barca de piedra al Apóstol Santiago con el objetivo de animarle a regresar a Tierra Santa, tras los intentos fallidos de este por evangelizar estas latitudes.
Este suceso se hizo popular en toda Europa lo que motivó a muchos peregrinos de la ruta jacobea a prolongar su viaje hasta Muxía para venerar el lugar de aparición de la Virgen.
Se dice que los restos de la barca de piedra se esparcen frente al templo. Pedra dos Cadrís y Pedra Abalar son dos ejemplos de ello.
El templo actual fue levantado en 1719 sobre los cimientos de otro del siglo XII, aunque la terminación de las torres se realizó en el siglo XX. El edificio fue reconstruido tras un incendio sufrido en el año 2013.
Junto al muro norte se halla la Casa Rectoral con su campanario y espadaña que se levantaron en la primera mitad del siglo XIX.
Solo nos resta asistir al ocaso del día, antaño utilizado para dar sentido a ciertos cultos paganos y que hoy damos valor como auténtico regalo de la naturaleza.
Porque estas estampas no están solo para recrearnos la vista, si no más bien para recordarnos que estamos aquí gracias a que el sol despierta y duerme cada día, y esta realidad la prolongaremos más en el tiempo cuanto más cuidemos el lugar en el que vivimos.
Nunca es tarde para que un faro nos ilumine y nos ayude a remar todos a una para llegar a buen puerto.
Hasta la próxima!