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PRAIA da LUZ – LAGOS (14 KMS)
Praia da Luz hace honor a su nombre exhibiendo su patrimonio monumental y natural en una radiante mañana de diciembre.
Abandonamos la localidad encarando un fuerte ascenso de unos 800 metros para alcanzar el Vértice Geodésico de Atalaia, situado a unos 109 metros de altura. Desde esta posición se obtienen fantásticas panorámicas a todo el litoral de Luz.
A continuación, avanzamos dirección este subidos a la plataforma acantilada de arenisca que encuentra un pintoresco paréntesis de granito en la volcánica Rocha Negra.
El camino progresa por las alturas a medida que va mostrando las siguientes capas de orografía entre las que asoman los edificios de Lagos, el saliente de Ponta da Piedade y su Faro homónimo y la Praia de Porto de Mós.
Flanquearemos este extenso arenal hasta descender a su núcleo urbano.
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Luego remontamos la otra cara del valle para incorporarnos al Paseo Peatonal de Ponta da Piedade, donde los caminos balaustrados de madera, pistas cimentadas y senderos de tierra nos van dirigiendo por una suerte de singularidades naturales fruto de la erosión.
Playas, calas, farallones y arcos de roca, simas, cavernas, grutas, entre otros ingredientes de este litoral nos acompañarán hasta la llegada a Lagos, ciudad histórica que nos recibe con su Forte de Ponta de Bandeira y sus murallas del siglo XVI.
Finalmente, recorremos la Ribeira de Bensafrim para llegar al Puerto Deportivo de Lagos donde damos por finalizada esta aventura.
Luz
Bienvenid@s a la última etapa de esta apasionante aventura que ya empieza a regalarnos alicientes como el que ahora flanqueamos, la Igreja de Nossa Senhora da Luz.
No se sabe muy bien la fecha de construcción de este templo que antaño fue una ermita, pero sí se tiene constancia de las épocas de algunas fases constructivas. En el interior, por ejemplo, la cúpula del presbiterio tiene inscrita la fecha 1521.
El terremoto de 1755 ocasionó grandes destrozos en el edificio y no fue hasta 1874 cuando se realizaron las obras que le han conferido el aspecto actual.
Fortaleza da Luz
Frente a la Iglesia encontramos la Fortaleza da Luz cuyo complejo de edificios de estilo romántico se han reutilizado como establecimiento hostelero. Antiguamente había una torre defensiva medieval, de planta redonda, pero el famoso terremoto que tanto hemos nombrado la tiró abajo.
El fuerte fue construido en el siglo XVII para repeler las incursiones de piratas berberiscos, corsarios y tropas españolas y destacan sus muros defensivos con cuatro bastiones que terminan en forma angular.
No hay duda de que la Iglesia de Nossa Senhora da Luz también aprovechó la presencia de esta fortaleza para proteger la imagen de su patrona la cual fue rescatada en una de las contiendas contra los piratas cuando estos acechaban los dominios costeros de Lagos.
Frente al fuerte nos asomamos a este mirador situado sobre el saliente Ponta da Calheta, y comprobamos que Luz, el sustantivo que da nombre de esta localidad no ha sido puesto en valde.
Praia da Luz
Su playa homónima ya empieza a resplandecer con los primeros rayos de sol y el fuerte contraluz de los resaltes de la orografía nos permite adivinar algunas localizaciones de interés de la etapa, como la Rocha Negra rodeada por los altos acantilados de arenisca o la Ponta da Piedade y su faro del mismo nombre.

Prainha
Al oeste, evitando por unos instantes el sol cegador podemos apreciar la pequeña cala de Prainha y la franja de acantilado bajo por el que transitamos la jornada anterior.
A continuación reanudamos la marcha siguiendo el curso del paseo marítimo también conocido como Avenida dos Pescadores. Nos tomamos nuestro tiempo para disfrutar de esta travesía pues la mañana está resplandeciente, la temperatura es fantástica y el escenario no puede ser más idílico.
Y lo vamos a gozar un poco mejor pues justo en este instante empiezan a abrir locales donde desayunar con algún antojo apetecible. Hay que darse un chute de energía amig@s!
Ascenso al Vértice Geodésico de Atalaia
Estos caprichos culinarios nos los damos sobre todo cuando sabemos que vamos a quemarlos enseguida, y es que nos anticipamos a la subida que nos toca ahora, la que nos llevará al Vértice Geodésico da Atalaia.
Para llegar allí debemos avanzar sin salir del firme adoquinado que mira a la playa y que luego nos irá introduciendo al interior para ir remontando el cerro acantilado.
Es un tramo exigente aunque afortunadamente corto de longitud, unos 800 metros aproximadamente. Estas pendientes medias al 11% de inclinación seguro que también hay que vigilarlas a la hora de descenderlas.
Hay zonas escarpadas, pedregosas, cuya dificultad se ve recompensada con las vistas que vamos adquiriendo de Luz y el litoral a medida que nos elevamos.
Y así, tras unos pocos dolores en las piernas llegamos al Vértice Geodésico de Atalaia a unos 109 metros de altitud sobre el nivel del mar.
Lo primero que se nos antoja, aparte de tomar aire, es asomarnos a este fascinante balcón que mejora todavía más las panorámicas. Aunque siendo sinceros, Luz y su playa ganarán todavía más en belleza en el siguiente mirador que se nos presenta una vez que lleguemos a la esquina suroccidental del cerro.
Aquí disfrutamos todos de estas espectaculares estampas.
A continuación, el camino irá perfilando todo el dibujo del litoral dirección este. Una acertada balaustrada de madera nos irá delimitando el trazado para evitar las zonas más comprometidas que sean sensibles a caídas o desprendimientos.
Rocha Negra
Con todo, a veces es inevitable rozar los límites del riesgo para captar los espacios más escondidos. En este punto observamos el extremo oriental de Praia da Luz, que se topa con el impresionante mogote de roca volcánica llamado Rocha Negra.
Su poder de seducción es incuestionable, los aficionados al surf eligen practicar este deporte próximos a ella para vivir la experiencia de una manera más fascinante.
Y no nos extraña, porque Rocha Negra emerge como una protuberancia desde la impresionante pared acantilada de arenisca.
El escenario es sobrecogedor. Colocándonos sobre Rocha Negra observamos los muros que la flanquean tanto a occidente, como a oriente. Este último acongoja a cualquiera con su espectacular verticalidad.
Puede que pasar el día en esa orilla no sea muy recomendable ante la posible caída de peñascos.
Rocha negra conforma un pequeño valle entre estos acantilados. Parece que la erosión producida en la caliza durante miles y miles de años dejó al descubierto la naturaleza de su roca, de granito, mucho más dura y de color más oscuro.
Avanzando un poco más podremos dominar con mejor perspectiva este hito de orígenes volcánicos.
Seguidamente, terminamos de ascender el acantilado que escolta a Rocha Negra por su costado oriental para comenzar a otear el nuevo decorado del litoral que se exhibe ante nosotros.
Los edificios de Lagos ya empiezan a asomar por los perfiles de la orografía y al sureste la Ponta da Piedade y su faro del mismo nombre definen los límites de tierra divisables.
Por su parte, el camino continúa avanzando pegado a la caída con buenas filas de balaustradas de madera protegiendo al senderista y cuando hay falta de estas infraestructuras son los paneles informativos los que advierten de la inestabilidad del terreno.
Hay otros paneles, en cambio, que advierten sobre la presencia de invertebrados como la procesionaria que suele aparecer entre los meses de enero y abril.
Praia do Porto de Mós
Las advertencias sobre el riesgo acantilado vienen bien pues parece que las balaustradas desaparecen en el siguiente tramo. Quizá sea que nada pueda evitar que la gente se asome a la terraza para deleitarse con el siguiente espacio arenoso: la Praia do Porto de Mós.
Y ya de paso recorrer el paisaje con la mirada hasta la Ponta da Piedade.
La Praia do Porto de Mós es una de las más grandes de la región de Lagos. No hay más que adivinar desde las alturas la envergadura longitudinal de su arenal, lo que propicia una larga línea costera ideal para los amantes del surf.
En total más de un kilómetro de playa preparada para el disfrute de todo tipo de público. Porto de Mós también recibe el nombre el núcleo de viviendas y servicios hosteleros que se concentran en este lugar que ahora se hunde en un pequeño valle.
A continuación terminamos de bajar esta vertiente del acantilado para cruzar un puente sobre el curso de un pequeño arroyo que se forma con la llegada de lluvias generosas.
Luego comenzamos el ascenso por la otra cara del valle callejeando por las arterias de Porto de Mós.
Paseo Peatonal Ponta da Piedade
Finalizada la subida, las señales del Trilho dos Pescadores nos incorporarán a una pasarela peatonal que se alternará con otra de cemento para ir dirigiéndonos por el recorrido de la Ponta da Piedade.
Sin embargo nada nos impide saltarnos el guión que nos proponen para asomarnos a ciertas localizaciones en las que escudriñar mejor esta maravilla natural.
Al oeste traemos a las retinas parte de Rocha Negra y los acantilados la suceden, una secuencia en la que pronto irrumpen los protagonistas que dan nombre a este camino.
Por contra, al este, vamos a ir descubriendo la asombrosa línea costera de Ponta da Piedade donde la erosión ha esculpido un escenario espectacular cargado de simas, arcos y puentes naturales, grutas, cavernas, cuevas, farallones y plataformas de erosión que van a suponer toda una delicia para el objetivo de nuestras cámaras.
Este de aquí es el entorno de la Praia do Barranco do Martinho, repleto de muchos de los ingredientes que os acabamos de relatar. Por su parte, los pescadores aderezan el conjunto y el Faro es la guinda perfecta a este marco natural.
De la playa apenas recibimos unos metros de su orilla aunque podremos verla un poco mejor desde la otra cara de esta ensenada.
Para evitar tener que saltarnos la pasarela peatonal cada vez que deseemos asomarnos al acantilado, preferimos caminar fuera de ella.
Ahora sí, Praia do Barranco do Martinho luce mucho mejor desde esta posición y entre sus elementos advertimos un singular arbotante que parece evitar que la pared a la que se aferra llegue a venirse abajo. Por cierto, llegar a esta playa a pie es ardua tarea, pues el empinado acceso es muy peligroso.
Continuamos rodeando este entorno para desvelar otra pared horadada por el empuje del mar. Aquí es difícil avanzar sin detenerte repetidas veces; a cada paso hay una nueva estampa que llevarse de recuerdo.
Faro de Piedade

Ahora, el que se lleva el protagonismo es el Faro de Piedade, construido sobre las antiguas ruinas del santuario de la Capilla de Nuestra Señora de la Piedad, un templo que albergaba a la patrona de la comunidad de pescadores de Lagos.
El faro se inauguró en el año 1913 y no fue electrificado hasta 1952. Si torre de 5 metros de altura se sitúa a unos 51 metros sobre el nivel del mar y la linterna llega a alcanzar una distancia de 20 millas náuticas.
Saliente Ponta da Piedade
Por aquí llegaremos al vértice del saliente de Ponta da Piedade y no tardaremos mucho en desentrañar qué nos ofrece su cara oriental.
Pues ya lo veis amig@s, otro fascinante escaparate de accidentes naturales esculpidos por la erosión. Desde aquí arriba las vistas son fantásticas pero la experiencia desde una de las embarcaciones de las empresas que ofrecen estas excursiones turísticas debe ser inolvidable.
La perspectiva es única y nos imaginamos cómo sería introducirse en algunas cavernas, pasar bajo los arcos naturales o simplemente dejarse sobrecoger por los altos farallones.
Seguro que en el futuro tendremos oportunidad de vivirlo.
Mientras tanto continuamos disfrutando por el lado terrestre accediendo a los numerosos miradores que nos brindan estas pasarelas, que no es poco.
Praia da Balança
Este de aquí se asoma a un entrante flanqueado de izquierda por pilares de roca caliza. Aquellos que divisamos en el costado norte se sitúan frente a la oculta Praia da Balança. Podemos adivinar su orilla entre los resaltes de la orografía.
Y todavía más al norte el panorama de alicientes naturales no cesa.
La oferta de playas en este litoral no defrauda aunque como ya habéis comprobado, alguna de ellas permanece oculta y encajonada por los acantilados.
Praia do Camilo
Una de las más famosas es la Praia do Camilo, a la que se accede por este acceso escalonado de madera. Parte de su gran atractivo son los pintorescos arcos naturales que se dejan ver en sus dominios.
Lamentablemente no podemos descender a su orilla, el tiempo del que disponemos es limitado y tendremos que dejar esta playa para una visita más pausada.
Praia Dona Ana

Las que sí se dejan ver en el siguiente tramo de costa son la Praia Dona Ana y su cala homónima. La primera de ellas es más accesible y generosa en cuanto a su amplitud y exposición a horas de luz.
La cala, en cambio, es mucho más pequeña y aparece embutida entre altas paredes que alargan la vida de la sombra en la arena. Desde luego es un espacio recogido para quien desee aislarse un poco y además también posee un arbotante muy pintoresco.
El camino nos acercará todavía más a la Praia Dona Ana luego de descender por la pasarela peatonal, incorporarnos a las primeras calles de Lagos y acceder al mirador del extremo meridional del arenal.
Después, las señales del Trilho dos Pescadores nos harán rodear esta playa por tramos escalonados, pistas adoquinadas, otras de cemento y las agradecidas vías balaustradas de madera.
Desde luego, nuestros vecinos portugueses cuidan bien los detalles para el disfrute turístico. Bueno, siempre puede haber algún lunar en la infraestructura como en este tramo en reparación, pero existen alternativas para que el avance no quede interrumpido.
Praia do Pinhão
Este sendero, por ejemplo, también nos permite llegar al siguiente arenal, la Praia do Pinhão. El trazado nos facilitará rodear la playa hasta llegar al extremo septentrional, a un saliente desde el que obtener buenas panorámicas.
Justo en el lado opuesto de este saliente se abre otro pequeño entrante al que se accede por unos escalonados muros de mampostería.
Luego, progresando por este paseo se descubre la Bahía de Lagos en la que se aprecia el largo arenal de Meia Praia y los muelles que conforman la desembocadura de la Ribeira de Bensafrim.
La Avenida de los Descubrimientos calle a la que ahora nos incorporamos nos dirigirá hacia esta última localización.
Praia urbana da Batata
Los muelles están precedidos por la Praia urbana da Batata, un espacio familiar y muy concurrido en época estival al encontrarse muy cerca del centro de la ciudad de Lados.
São Gonçalo de Lagos
El lugar está flanqueado por una plaza en la que alza la figura de São Gonçalo de Lagos.
Este personaje vivió entre los años 1360 y 1422 y sirvió como fraile de la Orden de los Ermitaños de San Agustín en el monasterio de Torres Vedras, donde llegó a ser Prior.
Su dedicación a los pobres y labor pastoral fue ejemplar y hoy día es el patrón de los pescadores del Algarve.
Forte da Ponta da Bandeira
Si seguimos avanzando nos topamos con el Club de Vela de Lagos y justo después se alza el Forte da Ponta da Bandeira, un edificio construído de manera estratégica en la desembocadura de la Ribeira de Bensafrim entre los años 1680 y 1690.
En el siglo XVII fue un auténtico baluarte defensivo para proteger Lagos y su puerto de los ataques de piratas y corsarios.
La estructura es de planta cuadrada con parapetos en las esquinas que se usaban para la artillería. Hoy día parece que estos elementos se emplean para tomar el sol.
En el interior del complejo, además, se construyó una capilla dedicada a Santa Bárbara.
Murallas de Lagos y Castillo de los Gobernadores
El fuerte se incluía en sistema defensivo de Lagos del que formaban parte también las murallas de la ciudad y el Castillo de los Gobernadores, estructuras arquitectónicas que encontramos frente al fuerte.
Esta entrada de aquí es la Porta de São Gonçalo, denominación recibida al encontrarse muy cerca la casa en la que nació el Santo Patrón. Las murallas que hoy vemos son del siglo XVI, levantadas bajo el reinado de Manuel I aunque antiguamente ya existieron otras pertenecientes a las épocas de dominación romana y musulmana.
Una estatua del navegante y explorador Gil Eanes y otro monumento exhibiendo el escudo de Lagos aderezan este flanco amurallado que empezamos a dejar atrás para incorporarnos, poco después, al paseo que flanquea la Ribeira de Bensafrim.

Réplica de la Caravela Boa Esperança
En la orilla opuesta de este curso de agua podemos observar una Réplica de la Caravela Boa Esperança que los turistas pueden visitar para hacerse una idea de cómo era explorar el mundo a bordo de un navío portugués del siglo XV en plena Era de los Descubrimientos.
Hoy somos nosotros los que descubrimos Portugal, al menos un pedacito de su precioso litoral, el que corresponde al Trilho dos Pescadores y que finaliza aquí, en Lagos.
Atrás dejamos una suerte de playas salvajes, encantadores pueblos marineros, sistemas dunares, abruptos acantilados, la singularidad de su flora y fauna, la historia de estas costas que habla a través de su patrimonio monumental y por supuesto, pescadores, muchos pescadores.
Una aventura que nos ha cautivado para siempre y que tras 12 etapas hemos hecho realidad, tan real como una garza que encontramos en el puerto deportivo en estado inerte, la cual parece indicarnos con su pico la dirección a seguir ¿hacia dónde? Miraremos en el mapa, hay muchas rutas y sendas por explorar.
¡Hasta la próxima!
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