VALLE del COBRE
En este post os presentamos una ruta ideal para hacer en otoño. No en vano, el entorno que recorreremos recibe el nombre de Valle del Cobre durante esta estación, pues los colores de los castaños 🍂 lo tiñen de estas tonalidades doradas y rojizas.
Por supuesto, hablamos del Valle del Genal, en Málaga. Ya os avisamos que es una ruta algo dura 😱 pues al final nos salieron unos 29 kilómetros con unos 1.300 metros de desnivel positivo por otros 1.300 negativos, pero nos brindó la oportunidad de conocer buena parte de este paraje y de atravesar las poblaciones de Parauta – Cartajima – Júzcar – Pujerra e Igualeja.
Conoceremos algo de la cultura y tradición de estas localidades que gira en torno al cultivo de la castaña mientras vamos afrontando el recorrido por una variedad de escarpados valles rodeados por las Sierras del Oreganal, Sierra Bermeja o Sierra Palmitera.
Parauta
Hola amig@s!
Nos encontramos en Parauta, localidad malagueña enclavada en pleno Valle del Genal.
Si nos veis con mascarilla es porque esta ruta la realizamos cuando todavía estábamos saliendo de la pandemia, así que no viene mal recordar de dónde venimos.
Con todo, la ruta que hoy os proponemos es un sendero circular que conecta varios pueblos de este entorno. El primero de ellos ya lo divisamos a la salida de Parauta. Se trata de Cartajima emplazado a unos 855 metros de altitud bajo los riscos de la Loma del Garbán.
Por el Valle del Arroyo del Algorma
Algunos elementos etnográficos nos saldrán al paso en este primer tramo que encara el valle del Arroyo de Algorma y que como se puede apreciar se inicia en sentido descendente.
Los castaños son los protagonistas de esta ruta pues tapizan la mayor parte de las extensiones de terreno que recorreremos. No en vano, a esta parte de la Serranía de Ronda se la conoce con el nombre del Valle del Cobre, pues los tonos dorados, ocres y rojizos se apropian del entorno en época otoñal.
Cuando realizamos esta ruta el otoño ya estaba bien avanzado, pero todavía pudimos disfrutar de algunos pellizcos de estos colores.
Conforme avanzamos hacia el sur, Cartajima ya se aprecia con mejor cara algo más enfrentada a nuestra posición.
Mientras tanto, el recorrido sigue cuesta abajo por esta pista de cemento conocida como Camino del Molino. Poco a poco el trazado se va encajonando en el fondo del valle realizando algunos zigzagueos para salvar el escarpado perfil.
Molino del Real
Una vez llegamos en la cota más baja nos sale al paso el antiguo Molino del Real que bien aprovechaba antaño los arroyos que aquí confluyen para moler la harina.
Un cartel nos avisa del riesgo en el vadeo de uno de ellos, concretamente del Arroyo de Algorma pero las escasas lluvias acaecidas nos lo ponen fácil en esta ocasión.
Por el Valle del Arroyo de Riachuela
Ahora la ruta nos incorpora al Camino de Igualeja por un perfil ascendente que afronta el flanco meridional del valle del Arroyo de Riachuela . Este arroyo se unirá junto al Algorma y al de los Granados para seguir descendiendo juntos sierra abajo ya en el curso del Río Genal, valle al que obtenemos vistas a nuestra espalda cuando los pasos se orientan al norte.
Bajo las cimas de Sierra Bermeja vemos Pujerra, otro de los pueblos que transitaremos en el día de hoy.
Mirador sendero Cartajima – Parauta
Ganando algo más de altura conseguimos el premio del Mirador sendero Cartajima – Parauta, un balcón natural que como bien nos indica el panel informativa nos ofrece un entorno lleno de contrastes, donde la vegetación predominante de castaños hace frente a las cotas desnudas más altas de la Sierra del Oreganal.
El Cancho de Almola, Cerro Malhacer, Los Riscos o el Pico Jaraspetar, este último con 1427 metros de altitud, destacan entre estas cimas calizas.
Una bonita postal que amortigua de algún modo esta exigente subida donde soportaremos más de kilómetro y medio de cuestas al 12% de inclinación. Podemos decir, que la amargura del dolor de piernas se endulza con la miel del color de algunas tonalidades de este paseo.
Cartajima
Y así, tras imprimir un último esfuerzo, llegamos a Cartajima por su flanco oriental. Tomando su calle ancha nos introducimos rápidamente el corazón de la población que como vemos, nos recibe algo dormida.
Sin embargo, la luz de estas horas de la mañana bien saca a relucir las pinturas murales de arte contemporáneo que adornan algunas fachadas de su entramado urbano escalonado.
La vida cotidiana, las costumbres del pueblo, el amor por la naturaleza, los oficios tradicionales o los monumentos son algunos de los temas que tiñen y embellecen el paso del visitante.
Y de vez en cuando, nos deleitamos con pequeños ventanales entre las calles con vistas al valle. Esta de aquí cierra su horizonte con las cumbres de la Sierra Palmitera.
Entre las últimas fachadas creativas destacamos las encontradas en la Calle Zepaire. Preciosas.
Finalmente, salimos de Cartajima por la calle Calvario para escasos metros después incorporarnos al sendero PR-A 224 perteneciente también a la Gran Senda de Málaga, un ruta que recorre buena parte de esta provincia.
Por el Valle del Arroyo Blanco
El trazado nos embute en el valle atravesado por el Arroyo Blanco, dejando a nuestra derecha los agudos Riscos de Cartajima y Júzcar, en la Loma del Garbán, y algo más atrás el Cancho de Almola.
Los castaños dominan la parte superior de esta depresión a la que vamos perdiendo gradualmente altitud conforme avanzamos por esta pendiente de inclinaciones a tener en cuenta. Por su parte, la pista de cemento perderá presencia para darle protagonismo a otra de tierra y grava, que será la que nos lleve finalmente a la base de la vaguada.
De esta forma, no tardamos demasiado en vadear el cauce del Arroyo Blanco, hoy seco debido a la escasez de lluvias.
Ya en el otro margen del valle serán los alcornoques, encinas y quejigos los que jalonen estos pasos que acometen otro riguroso ascenso, con pendientes de inclinación al 11%.
Con la ganancia de altura empezamos a dominar el valle del Arroyo Blanco que ahora dejamos a nuestra izquierda. Preciosas estampas que nos permiten escudriñar algunas viviendas de Cartajima, como el edificio de su Iglesia de Nuestra Señora del Rosario.
El Arroyo Banco es otro afluente del Genal, cuyo valle homónimo vuelve a exhibirse ante nosotros subiendo otros tantos metros más por este trazado.
Júzcar
A continuación, conectamos unos momentos con la carretera MA-7303 para posteriormente incorporarnos al Camino a los Riscos, vía que nos conducirá a la siguiente localidad, Júzcar. Los tejados de esta localidad se dejan ver al fondo del siguiente valle, el conformado por el Arroyo Riachuelo, otro afluente del Genal.
La fuerte bajada de cemento nos permitirá alcanzar rápidamente las calles de esta pintoresca localidad que, de entrada, llama la atención por el color de las fachadas de sus viviendas.
Lo mejor para conocer este pueblo es recorrer el núcleo urbano dispuesto en el terreno vertical de una de las prolongaciones de la Sierra del Oreganal.
La tonalidad azul de las paredes y ciertos detalles pitufiles nos dan pistas del gran reclamo turístico que esta localidad ha adquirido desde el 2011, año en el que se eligió a Júzcar como lugar de estreno mundial de la película “Los Pitufos”.
Hay figuras y grafitis de este mundo imaginario repartidos por las calles de la urbe y que harán las delicias de niños y mayores. Por su parte, los derechos de autor impidieron dar el sobrenombre de “Pueblo Pitufo” a Júzcar, así que se ahora se le llama Aldea Azul.
En el siguiente vídeo podéis ver una visita más pausada a Júzcar que realizamos en otra ocasión:
Por el Valle del Arroyo Riachuelo
Abandonamos la localidad por su flanco sur, por el conocido Camino a Pujerra, pista asfaltada que lleva el nombre del próximo pueblo a visitar y que pronto se planta ante nosotros sobre un escarpado perfil.
Detrás, Puerto Laguna, una cota a la que nos acercaremos superando con ello los 1000 metros de altitud.
Pero antes debemos continuar descendiendo progresando por esta vía que nos va adentrando poco a poco en los dominios del Río Genal. Sobre las terrazas del valle se dejan ver algunas huertas y frutales aprovechando los emplazamientos más privilegiados.
Río Genal
Tras unos dos kilómetros y medio por esta carretera poco frecuentada de vehículos llegamos al Genal, río que cruzamos por un puente de cemento.
Fuerte ascenso hacia Pujerra
A partir de este punto se inicia el tramo más duro de la jornada. Tras unos metros de firme adoquinado tomamos un empinado sendero de tierra y piedras que afronta la ladera septentrional del Cerro de los Pinos.
Por aquí acortamos la subida que también puede hacerse por el Camino de Pujerra, que ahora cruzamos para continuar.
Encinas, robles, alcornoques y castaños nos acompañan en el esfuerzo de la ganancia de altura, empeño que empieza a regalarnos fantásticas estampas al norte con el Cancho de Almola de 1404 metros de cota máxima dominando el horizonte de la Sierra del Oreganal.
La subida a Pujerra se atraganta, con rampas que rondan entre el 12 y el 24 % de inclinación.
Pujerra
Mirador de La Cruz o del Castañar
Podremos tomar un descanso en el Mirador de La Cruz o del Castañar, situado a la entrada de la localidad y donde las vistas ganan todavía más en espectacularidad.
El nombre le viene al dedillo, porque ¡vaya cruz de ascenso! Y esto no acaba porque las calles de Pujerra se adaptan a esta geografía montañosa en continua pendiente.
Busto del Rey Wamba
Sus primeras calles tradicionalmente empedradas nos dirigen al Busto del Rey Wamba, un importante personaje que pudo haber nacido en Pujerra y que llegó a ser Rey Visigodo entre los años 672 y 680 d.C.
La historia de Wamba tiene un trasfondo legendario que os invitamos a descubrir si visitáis esta sosegada localidad.
Iglesia del Espíritu Santo
Continuando por la Calle de los Naranjos llegamos a la Plaza de la Iglesia donde se alza el templo dedicado al Espíritu Santo. Este edificio se construyó a inicios del siglo XVI una vez que Ronda ya formó parte de los cristianos tras la conquista al Reino Nazarí de Granada.
Entre las reformas posteriores de la Iglesia destacamos la espadaña barroca curva del siglo XVIII haciendo de esquina coronando la torre. Las campanas de sus vanos se tiñen de dorado para emparejarse con el color albero de algunos perfiles del templo.
Un azulejo de San Antonio de Padua, Patrón de Pujerra, nos despide prácticamente de la localidad ya que no tardaremos mucho en salir de ella tomando las calles que nos dirigen a la parte alta, por donde continúa nuestra ruta.
Castaño centenario de Pujerra
Es lo que toca, la tendencia ascendente no cesa aunque el paraje que nos rodea ayuda a vigorizar el ánimo. Por aquí, toparemos con castaños centenarios, como este ejemplar que dispone de un tronco de unos 6 metros de diámetro y unos 15 metros de altura.
No se sabe su edad exacta pero sí que pueden llegar a los 800 años de antigüedad, como el Castaño Santo del municipio de Istán, también en Málaga.
Historia y cultura de la castaña
Esta especie arbórea fue introducida en la península ibérica por los romanos allá en el siglo I antes de Cristo, aunque realmente ya existía en otras partes de Europa y Asia. Sus frutos y el aprovechamiento de su madera eran muy valorados por esta civilización por lo que no tardaron en extender su cultivo por distintas zonas del territorio.
Con el tiempo, el castaño terminó adaptándose muy bien al clima y las condiciones de la península ibérica, y se convirtió en una parte importante de la economía rural. Pujerra es un claro ejemplo de ello, siendo la producción de castañas una de sus principales actividades agrícolas.
No en vano, en el propio pueblo de Pujerra podréis visitar un Museo dedicado a este alimento que sigue formando parte del contexto histórico, cultural y económico del municipio.
Además, desde el año 2003, para celebrar todo este bagaje y el fin de la recogida de este fruto se lleva a cabo la popular Fiesta de la Castaña. Un evento singular donde podréis degustar los tradicionales tostones y las castañas asadas.
Tendremos que volver para ser testigos de esta Singularidad Turística Provincial que se lleva a cabo a inicios del mes de noviembre.
Puerto de San Agustín
Ahora lo que nos ocupa el tiempo es continuar disfrutando de esta ruta que por aquí frecuenta los dominios de Sierra Bermeja, finalizando esta incesante subida que venimos realizando desde el cauce del Río Genal.
Coronamos por tanto en el Puerto de Juan Agustín, a unos 1038 metros de altura, justo en el momento en el que nos incorporamos a la pista asfaltada conocida como el Camino de los Anadillos.
Por esta vía asfaltada llanearemos durante un kilómetro y medio dejando a nuestra derecha las depresiones del Barranco Hondo y del Arroyo de Padilla.
Por el Valle del Arroyo de la Higuera
Después, la ruta nos introduce en una finca privada en la que cambiamos el asfalto por un firme alfombrado de hojas. En este lugar el sentido de la marcha vira al norte comenzando con un pequeño ascenso por los márgenes superiores del Valle del Arroyo de la Higuera.
Y también será aquí donde encontraremos un buen lugar para realizar el almuerzo.
Una vez reanudada la marcha caminamos por la cara norte de una loma, hecho que nos procura un tramo sombreado. Luego, cuando el trazado escapa de estos perfiles el sol hace acto de presencia dando vida a los colores cobrizos del manto que cubre el terreno.
El Valle del Cobre también se disfruta bajo nuestras pisadas.
A continuación, la ruta se asoma a la depresión conformada por el paso del Río Seco, otro de los afluentes del Genal. En su margen septentrional se adivinan las viviendas de Igualeja trepando por la orografía. Esa será la última población a atravesar de nuestra ruta.
Más al norte, las cumbres ya conocidas de la Sierra del Oreganal y la localidad de Cartajima.
Por el Valle del Arroyo Hondo
Durante el descenso que nos dirigirá al lecho del Río Seco iremos flanqueando el curso del Arroyo Hondo, uno de sus caudales tributarios, aunque como ha ocurrido en otros barrancos parecidos, la escasez de lluvias le ha privado de llevar agua.
Río Seco
Lo mismo le ocurre al Río Seco, cuyo cauce circula por debajo del puente de la carretera MA-7300, vía que ya empezamos a divisar.
Finalizamos el descenso por un tramo cimentado y cruzamos el río para colocarnos en su otra orilla.
Seguidamente hacemos uso de la carretera MA-7300 para afrontar la subida que nos llevará a Igualeja y que hace las veces de mirador al valle del Río Seco que, aunque falto de agua, puede sentirse afortunado por la generosidad de su exuberante naturaleza.
Igualeja
Al poco, viramos al norte por la depresión de uno de sus afluentes, el Arroyo del Hiladero en cuyo margen oriental se sitúan las viviendas de Igualeja.
Fuente de los Castañeros
Nuestro paso por la localidad también será fugaz, pero nos dará tiempo a indagar su Plaza de Andalucía y ver por un lado, la Fuente de los Castañeros, un monumento realizado en bronce en el año 2011 y que rinde homenaje a los castañeros y castañeras de Igualeja, realzando con ello el valor que los habitantes de este pueblo le otorgan a la castaña y a quienes la han trabajado a lo largo de generaciones.
Nicho del Señor de la Misericordia
Por otro lado, la pequeña capilla conocida como el Nicho del Señor de la Misericordia, un espacio que alberga en su interior varios cuadros de interés y una talla de Cristo Crucificado ocupando el centro del altar.
Nacimiento del Río Genal
Si disponéis de tiempo, podéis acercaros al nacimiento del Río Genal, un monumento natural situado en el flanco nororiental de la localidad, en el que os sorprenderá el enclave conformado por una grieta piramidal a los pies del Cerro de la Fuensanta por el que mana el agua cristalina.
A esta cueva se la conoce con el nombre de “El Nacimiento”. Nosotros no tuvimos tiempo de acercarnos en el momento de hacer esta ruta, pero os dejamos estas imágenes pertenecientes a otra visita más pausada.
Por el Valle del Arroyo de Hiladero
Reanudando nuestro viaje, saldremos de Igualeja por las empinadas calles de su flanco noroccidental hasta incorporarnos por fin al sendero PR-A 226 que nos llevará a Parauta.
Tan solo 4 kilómetros nos restan para finalizar la ruta, pero el sol empieza a caer y tememos que la noche nos alcance.
Por aquí iremos remontando el valle del Arroyo de Hiladero con pendientes de inclinación que rondan el 13%, hecho que nos hace dejar Igualeja rápidamente bajo nuestros pies.
Por el del Arroyo de los Granados
Este ascenso culminará su trayecto coronando las estribaciones de la Loma de Igualeja, a unos 834 metros de altura. En este punto hacemos caso a las indicaciones que dirigen a Parauta y acometemos el descenso por el valle del Arroyo de los Granados.
Las paredes del Cancho del Almola ya proyectan sombras del anochecer cercano. Sin embargo esta luz de la caída de la tarde la vamos a agradecer en el siguiente tramo pues su calidez aviva más si cabe los colores cobrizos de los castaños que pueblan estos parajes.
Algunos ejemplares todavía conservan hojas en sus ramas lo que endulza el aspecto fantasmagórico de su morfología.
Llegados al lecho del Arroyo de los Granados, todavía nos restará afrontar una última subida para llegar a Parauta. Y no por ser la última va a resultar la más liviana pues desde sus comienzos ya pone a nuestra disposición pendientes que oscilan entre el 11% y el 18% de inclinación.
Desde este tramo que rodea de sur a oeste el monte conocido como Cerro de la Higuera perdemos de vista al astro sol, aunque todavía deja su huella en las cumbres más altas de la Sierra del Oreganal.
Pues sí, amigos, en el total de la ruta nos salieron unos 29 kilómetros de recorrido con un desnivel de subida acumulado de 1300 metros por otros 1300 metros de bajada, que no es moco de pavo.
Parauta
Todo un reto que empezamos a celebrar nada más concluir este último ascenso. Los tejados de Parauta ya se dejan ver derramándose por la ladera oriental del Valle del Algorma.
Todavía nos queda mucho que descubrir del magnífico marco natural del Genal pero eso lo iremos desgranando en futuras rutas.
Hasta la próxima!