SENDERO del GUADIAMAR
Nos calzamos las dos ruedas para realizar una cómoda ruta de 40 kilómetros por la zona intermedia del recorrido del Río Guadiamar, que abarca el Aljarafe sevillano.
El Río Guadiamar hace de columna vertebral de especies de flora y fauna entre Sierra Morena y Doñana. Un entorno que se encuentra protegido por la Red Natura 2000.
Una preciosa ribera jalonada por un bosque de galería, caballos en libertad y espacios para observación de aves serán algunos de los alicientes para disfrutar de una plácida jornada.
En 1998 la desgracia se cebó con el río tras la rotura de una represa de la Mina de Aznalcóllar, hecho que provocó un vertido tóxico en el cauce. La urgente actuación de las administraciones y vecinos en materia de limpieza y descontaminación han permitido que poco a poco el enclave vaya recuperando su salud.
Salida desde Centro de Visitantes de Aznalcázar
Hola amig@s!
Nos encontramos en Aznalcázar, en su Centro de Visitantes del Corredor Verde del Río Guadiamar donde iniciaremos un cómodo y agradable paseo en bici por la rivera.
Muy cerca hay un centro ecuestre donde se realiza la doma de hermosos ejemplares, aunque nosotros nos enfocaremos en la doma de nuestras bicicletas, que no necesitarán demasiadas instrucciones, ya que el sendero discurre por un perfil prácticamente llano por esta placentera pista de tierra.
Por encima nuestra pasa la línea de Ferrocarril Sevilla – Huelva y a nuestra izquierda navega el Guadiamar, cuyo sinuoso cauce se irá acercando con intermitencia a nosotros cuando el camino que recorremos así lo permita.
Un sendero de fácil tránsito protegido por la Red natura 2000
Este sendero no entraña dificultad alguna para bicicleta, lo que no exime de no llevar el casco, que por seguridad realmente deberíamos llevarlo siempre puesto. Así que por favor, no seguid nuestro ejemplo.
Mea culpas aparte, en el trazado encontraréis una serie de portones que es importante volver a mantenerlos cerrados ya que por aquí frecuentan animales en libertad.
Y es que este lugar atesora una gran riqueza natural, siendo el Guadiamar la columna vertebral de especies de flora y fauna entre Sierra Morena y Doñana. Un entorno que se encuentra protegido por la Red Natura 2000.
El recorrido consta de unos 72 kilómetros en total de los que nosotros solo abarcaremos hoy alrededor de 40, los que corresponden a la zona intermedia del sendero que discurre por la campiña del Aljarafe sevillano.
El desastre medioambiental de Aznalcóllar
El extremo norte del sendero finaliza en las inmediaciones de la Mina de Aznalcóllar, donde en 1998 la desgracia se cebó con el río al verterse aguas tóxicas tras la rotura de una represa de la mina. La urgente actuación de las administraciones y vecinos en materia de limpieza y descontaminación han permitido que poco a poco el enclave vaya recuperando su salud.
Afortunadamente hoy es una delicia circular por aquí, pero tened cuidado en las épocas de crecida ya que existen pasos que podéis encontrar anegados y cuya recomendación es no atravesarlos.
Por un Guadiamar protegido
En las zonas protegidas del Guadiamar no está permitido el pastoreo ni la agricultura y algunas infraestructuras como las del cruce de la Autopista A-49 tampoco le hace ningún bien al entorno. Pero bueno, suponemos que se habrá hecho todo lo posible para que el impacto negativo sobre el medioambiente sea el mínimo.
Continuamos por la cómoda pista de tierra intercambiado saludos con otros compañeros ciclistas circulando ahora por tierras del municipio de Sanlúcar la Mayor. Es fácil adivinar por dónde va el cauce del río, solo hay que seguir la barrera del bosque de galería que jalona sus márgenes.
Caballos en libertad y puntos de observación de aves
Aunque antes hemos mencionado que no está permitido el pastoreo, eso no es del todo cierto. Este corredor verde está frecuentado por numerosos caballos en libertad, y ellos realmente pastan a sus anchas contribuyendo a la sostenibilidad del entorno. Y desde luego parece que aquí encuentran el lugar ideal para echar raíces.
Somos testigos de un momento de pasión en estos animales y no queremos cortarles el momento, aunque visto lo visto no parece que les afecte mucho nuestra presencia. Todo lo contrario a si queremos observar aves, donde se han colocado paneles de madera en lugares estratégicos del río para poder echarle el ojo a esta fauna tan esquiva del ser humano.
En este meandro, como bien reza el cartel de información, podremos divisar con suerte y unos buenos prismáticos, gorriones, trigueros, alondras o verderones.
Parece que hoy han salido todos de viaje, no obstante la observación de aves requiere sobre todo, paciencia.
Laguna de las Doblas
El trazado se separa ahora unos metros del cauce hasta el paso inferior por la carretera A-472, donde nos conduce al Área Recreativa Las Doblas. Aquí había una infraestructura utilizada para extraer grava que ahora se ha convertido en suculenta laguna que ha ayudado a la recuperación del río.
Poco después damos con otro grupo ecuestre donde un pequeñín quiere posar para nosotros. Pero se ve que somos un poco pesados y la madre ya se encarga de ponerlo en su sitio.
Cruce al otro margen del río
El Camino continúa entre dehesas con algunos olivares hasta que llegamos a una pequeña estación de placas solares. Un kilómetro después tendremos que estar atentos ya que tendremos que torcer a la izquierda por un camino que nos llevará al cruce del río por un puente de cemento. De esta forma, nos colocaremos en el margen derecho del río para iniciar el camino de vuelta.
Por aquí también hay buenos puntos de observación de aves, como la de El Palmar. Un fotógrafo así nos lo confirma.
Y avanzando algo más podemos ver las torres de una de las plantas de energía solar más grandes de Europa.
El viaje de regreso por la otra orilla hace que perdamos por unos momentos la referencia de la cornisa del Aljarafe debido al bosque de galería del río, donde predominan los fresnos, alisos, sauces, olmos y los eucaliptos.
También por aquí son más los metros que rodamos pegados al río, y en los que nos separamos algo de él, surgen nuevas manadas de caballos, estos en comunión con las garcillas bueyeras, alguna con ganas de cabalgar.
Para disfrutar mejor de estos ejemplares lo suyo es circular con calma, aunque están más que acostumbrados a la presencia humana.
Continuamos el viaje de vuelta por la cómoda pista de tierra que a veces alterna con metros pavimentados de cemento para salvar los tramos más comprometidos por las crecidas del río.
Entre la vegetación de ribera y cultivos de cereal
Por este flanco occidental también seremos partícipes de parcelas de olivares y otras con grandes extensiones del cultivo de cereal, como la avena y el trigo. Estas nos acompañarán prácticamente hasta las inmediaciones de Aznalcázar con el Guadiamar siempre trazando el dibujo del recorrido.
Este río cuyo nombre deriva del otorgado por los árabes, Wadi-Amar, es uno de los grandes afluentes del Guadalquivir. Ya desde la ocupación romana el hombre supo aprovechar las virtudes de estas vegas para el pastoreo y los cultivos, aunque en el siglo XX su excesiva manipulación, explotación y deforestación empezó a desgastarlo.
Finalmente, el desastre de los vertidos tóxicos ya fue la puntilla para que las autoridades dejaran de mirar para otro lado y procurasen todos los esfuerzos a proteger y recuperar este entorno de alto valor medioambiental.
Área Recreativa y Jardín Botánico de Buitrago
Nuestro paseo finaliza. Volvemos a pasar bajo las vías de ferrocarril Sevilla-Huelva y posteriormente conectamos con un carril que nos conduce por el Área Recreativa y Jardín Botánico de Buitrago. Este lugar, además de proporcionar un bonito rincón para la calma recoge un buen muestrario de la vegetación de ribera y las especies típicas del bosque mediterráneo.
Y regresamos a la otra orilla por un puente de hierro y cemento para dar rápidamente con el Centro de Visitantes donde finalizamos la ruta celebrándolo con un buen serranito para comer.
Hasta la próxima!