
ETAPA 3 · OLVEIROA – ESTORDE
El río Xallas dibuja el mapa que sigue nuestro trazado en los primeros compases. Los compañeros peregrinos avanzan sirviéndonos también de referencia visual prácticamente hasta Hospital, donde posteriormente podremos compartir con ellos algunos tramos.
Largas pistas forestales se aderezan con cruceros y varias ermitas hasta llegar al balcón de la Ría de Corcubión. Vistas impresionantes que tendremos que recorrer para llegar al plácido destino de hoy: Estorde.
Olveiroa
Buenos días, hoy nos espera una apasionante etapa que iniciamos de la mejor manera: desayunando con nuestros compañeros peregrinos. Nosotros hemos sido algo más perezosos por lo que algunos miembros ya empiezan a marcar su propio ritmo.
En la tropa asalta la idea de llegar hoy a Fisterra, aunque nosotros nos lo tenemos tan claro.
Paso por el Rego do Cadro y el de Santa Lucía
Comenzamos marcha abandonando Olveiroa descendiendo hasta el paso de piedra que salva la confluencia de dos arroyos: el Rego do Cadro y el de Santa Lucía. Si estábamos algo dormidos, la belleza de este entorno de ribera ya empieza a despejar los sentidos. Y si la mañana vuelve a presentarse helada, como es habitual en estas fechas, los motores calientan rápido con las primeras cuestas que llevan al monte que corona el Alto do Sino.
El trazado nos conduce a un recodo que bien sirve de ventanal a la retención de las aguas del río Xallas que forma el Embalse de Ponte Olveira. No pasa desapercibido el enigmático ambiente que crea el clima gélido.

Ascenso al Alto do Sino
Un parque de molinos eólicos se enfila hacia la cumbre del Alto do Sino, pero nosotros evitaremos esta cúspide ya que tomaremos la ladera del monte. Una ladera que sigue en sus inicios el dibujo que va definiendo un encajonado río Xallas.


Con la ganancia de altura se pueden apreciar entre su trazado generosas vistas del meandro que la orografía ha ido esculpiendo.
El sol irrumpe de manera violenta con sus rayos pretendiendo atravesar las montañas para iluminarnos esta escena, pero debemos seguir avanzando, así que nos valdremos de su claridad algo más adelante.
Puente de Vao de Ripas
Descendemos ahora con el monte O Castelo limitando el horizonte, por cuya ladera este transitaremos en unos momentos. Pero antes, debemos salvar el cauce del Río do Hospital, otro afluente del Xallas, y lo hacemos por el Puente de Vao de Ripas. Un puente que consiguió ser restaurado en el año 2005 tras años de lucha por parte de las asociaciones, peregrinos y usuarios, ya que se encontraba en un estado lamentable.
Solo podemos dar las gracias por este estupendo acondicionamiento que nos permite disfrutar de un agradable paso sin preocuparnos de anegaciones con las crecidas del río.

Ascenso por la ladera del monte O Castelo
Desde este punto iniciamos el ascenso por la ladera del monte O Castelo, con un primer recodo exigente que pronto nos situará en su cara este.
Un bello sendero emboscado guiará nuestros pasos hacia la siguiente localidad: O Logoso. Mientras lo recorremos ganando altura, el sol empieza a dominar el día proyectando las primeras sombras bajo nuestros pies. A nuestra derecha, el valle formado por el Río de Hospital, flanqueado por el monte del Alto do Sino.
Las viviendas de O Logoso ya se aprecian al final de la senda, y aunque estamos cerca de alcanzarlas, es inevitable no detenerse ante las estampas que nos regala la luz y el color.
O Logoso
O Logoso también nos concede alguna que otra imagen con claro DNI gallego que no podemos dejar escapar.
Esta localidad posee un buen albergue en el que vituallarse, pero de momento vamos bien de provisiones y de fuerzas, por lo que decidimos pasar de largo.
Tras salir de la urbe, el perfil vuelve a inclinarse hacia arriba por una pista de tierra que seguirá flanqueando el valle del Río de Hospital. Este caudal recibe el mismo nombre que el de la localidad a la que nos dirigimos a ahora, Hospital, lugar donde se emplazaba, en la época medieval, un hospital de peregrinos hoy ya desaparecido.
Hospital
Aunque hoy día la villa dispone de un albergue actual cabe destacar que el peregrino también puede encontrar aquí una oficina de información sobre este camino, los albergues disponibles, los puntos emblemáticos o las leyendas que lo envuelven.
Lamentablemente es temporada baja y parece no haber personal que lo gestione, así que retomamos la dirección de las señales cogiendo ahora por la carretera DP-3404. Serán unos 400 metros hasta el Bar O Casteliño, donde encontramos a la tropa disfrutando de un tentempié.
Aquí nos unimos a ellos para reanudar la marcha y afrontar el tramo que nos llevará a un hito clave de esta etapa, como es la bifurcación en la que elegir el destino: Fisterra o Muxía.
Bifurcación Fisterra – Muxía
Para llegar ahí el camino evita metros de asfalto por una pista de tierra para luego regresar a él hasta dar con la bifurcación. Esta encrucijada está bien indicada por los mojones del camino donde a más de uno le puede asaltar la tentación de optar por Muxía, pero quizá decidan este destino una vez alcancen Fisterra.
El Camino para Latinos
Nosotros lo tenemos claro, y junto a los compañeros peregrinos, reemprendemos la marcha por la DP-2302. El último de ellos, Leo, comparte con nosotros su pasión por el Camino, solo hay que darse una vuelta por sus redes sociales para darnos cuenta de la formidable labor que está llevando a cabo con su proyecto El Camino para Latinos, orientando y asesorando con ello a miles de peregrinos que desean emprender cualquiera de las variantes de esta aventura. Os invitamos a que lo conozcáis.
Por el antiguo Camiño Real
Tras abandonar la carretera transitamos una pista de tierra perteneciente al antiguo Camiño Real. El perfil llano permite un recorrido agradable por campos en los que se han encontrado estructuras de piedra a modo de túmulos funerarios, conocidas aquí como mámoas. Del mismo modo, también se han hallado símbolos o petroglifos prehistóricos grabados en algunas piedras. Una importante manifestación de arte rupestre que quizá deba tener mayor difusión para que peregrinos como nosotros no puedan ignorarla.
Estamos atravesando los montes de Buxantes, cuyos primeros compases carentes de sombra pronto se adentrará un sendero emboscado.
El afán por retratar el itinerario nos impide seguir el paso alegre de nuestros compañeros, así que decidimos progresar a nuestro ritmo.
Cruceiro de Marco do Couto
La tendencia descendente de este sendero nos hace alcanzar con ligereza el próximo hito: el Cruceiro de Marco do Couto, en cuya base escalonada se postran algunas ofrendas peregrinas. La cruz, sostenida por un capitel, tiene la imagen de un descendimiento por un lado y, por el otro, un Cristo Crucificado.
Afrontamos ahora un corto repecho sin apenas dificultad que el perfil pronto lo elimina, y cuyo trazado irá paralelo a nuestra izquierda al Valle del Río de Buxantes das Pozas. El marco paisajístico dominante se lo disputan los pinares y las parcelas de campos destinados a diferentes usos.
Paso a paso nos vamos aproximando a la costa, y de hecho, en cuanto el paisaje tiene oportunidad, nos abre un ventanal hacia el objetivo de nuestro viaje.
En la siguiente encrucijada no debemos despistarnos, el Valle de Buxantes y sus aldeas parecen acaparar las miradas y nuestras pisadas, pero el mojón del camino nos deja bien clara la dirección a tomar.
A pesar de que las señales evitan este valle, lo cierto es que nos dirigen a un enclave también hermoso, que invita al recogimiento y a la meditación.
A Fonte Santa
Capilla de Nuestra Señora de las Nieves
Se trata A Fonte Santa, lugar en el que se ubica la Capilla de Nuestra Señora de las Nieves, la cual nos recibe por su muro norte al que se le añadió una pequeña capilla al aire libre al que se da uso sobre todo en la romería que se celebra cada 8 de septiembre.
Este templo fue reformado en 1780 como bien atestiguan algunos elementos, pero su construcción es del siglo XV, quizá sobre los cimientos de un santuario anterior. El estilo cabalga entre el románico y el neoclásico, y una reminiscencia de la primera condición puede ser el pequeño rosetón sobre la puerta.

Fuente Santa
Este bello entorno atravesado por el Río de las Nieves es famoso por la Fuente Santa, ubicada a los pies de este viejo crucero y a cuyas aguas se le atribuían propiedades ventajosas. Una de ellas era la de aumentar en volumen y calidad la leche materna tanto de las mujeres como la del ganado. Una halagüeña perspectiva nutricional que deja más tranquilos a estos ejemplares.
Ascenso por A Casa Rota
Abandonamos A Fonte Santa ascendiendo por el alto de A Casa Rota en un corto repecho que se suaviza al situarnos en un claro con pastizales. Después, continuaremos esta pista de tierra entre nuevos tramos jalonados por pinares recorriendo los dominios del Monte do Lousado.
La perfecta señalización evita el error en las encrucijadas. Puede que este sea uno de los tramos más solitarios y sosegados de esta etapa, ideal para aquellos peregrinos que buscan inspiración y nos la hacen llegar de alguna manera.
Aparace el azul del Atlántico
En el horizonte, entre el altozano de los montes, ya se divisa con timidez el azul del Océano Atlántico. Un hecho que nos motiva anímicamente para encarar los últimos metros de un perfil que se vuelve algo más exigente con la culminación del Alto da Cheda.
Superada la cúspide reparamos en un pequeño individuo empeñado en hacernos compañía, un petirrojo curioso que más bien estaba al acecho por si nuestro paso le procuraba algo que llevarse al pico.
Ermita y Cruceiro de San Pedro Mártir
Llaneamos ahora unos cientos de metros hasta alcanzar el próximo punto de interés: la Ermita de San Pedro Mártir. Mientras nos acercamos, reparamos en la simplicidad de la construcción del templo, del cual se sabe que es anterior al siglo XV.
A la entrada al prado del complejo hay una fuente que se restauró en el año 2004 y de la que dicen tiene algunas propiedades curativas.
En este espacio también se celebra una romería en el mes de mayo en honor a San Pedro Mártir, un patrón que también da nombre a un cruceiro aledaño que parece estar instalado aquí desde el año 2005. El elemento lo corona un Cristo Crucificado hierático, de formas simples, propios del estilo románico.

Volviendo al templo, destaca sobre su portada carente de elementos y decoración, la cruz que corona la cubierta a dos aguas y la minúscula espadaña.
Reanudamos la marcha, llaneando ahora por las inmediaciones de distintas cotas como Alto do Outeiro o Campo dos Bois mientras oteamos un horizonte empeñado en ocultarnos el Atlántico.
Se hace esperar, pero ya empezamos a tocar el litoral con la mirada.
Descenso a la Ría de Corcubión
Y a la altura del lugar de Campolongo, una clara depresión del terreno nos anuncia el inminente descenso hacia la Ría de Corcubión. Por aquí, seguimos trazando la ruta del antiguo Camiño Real, encarando la orografía del Monte da Armada.
Cerca de aquí se encuentra el Cruceiro da Armada, pero hay que tomar un desvío que nosotros no vimos para llegar a él. Y es que era fácil despistarse en cada recodo, en cada claro que permitía la arboleda, donde la abrupta Costa da Morte se ofrecía con todo su esplendor.

Dirección sur vamos divisando la salida de la Ría de Corcubión al Océano, jalonada por su litoral salpicado de numerosas aldeas marineras.
Girando 180 º bien podemos tener una vista general de esta ría, comenzando desde la Playa de la Carnota, emplazada tras el Monte Pindo, hasta llegar al Cabo Fisterra describiendo una especie de arco.
Corcubíon, localidad que da nombre a este accidente geográfico ya se empieza a descubrir entre la espesura. También Brens con su puerto y la aldea de A Pontella. Un recorrido lleno de miradores que hacen que los algo más de dos kilómetros y medio de este descenso nos lleve algo más de tiempo. Y eso que en ocasiones las exigencias de la inclinación casi nos hacen ir corriendo. Aquí las rodillas pueden sufrir.
Brens
Nos acercamos a las casas de Brens, antecedida por una pequeña caseta a modo de santuario que alberga una imagen de la Inmaculada Concepción, aportada en 1985 por peregrinos de Paracuellos.
El asfalto reaparece a la entrada a la localidad, donde las señales nos dirigen al barrio de Os Camiños Chans para continuar un descenso que finalizaremos nada más alcancemos el siguiente cruceiro.
Las tallas de este hito presentan modelos más realistas que el de otros cruceiros, como el de San Pedro Mártir, por ejemplo.
Cee
En este punto, tenemos la gran satisfacción de reencontrarnos con la tropa de peregrinos. En nuestra ausencia, alguno de ellos han maquinado intentar finalizar esta etapa llegando a Fisterra. Siendo las horas que eran tenían que aligerar y tenemos que decir, que muchos lo consiguieron.
Nosotros a reponer fuerzas.
¿Dónde acabaremos hoy? Improvisaremos. En principio, seguimos la línea que dibuja la carretera AC-550 , arteria principal de la localidad de CEE.
Pasamos junto a su cementerio, en el que se alza un Cruceiro con vistas inmejorables a la ría. Después, seguimos progresando hasta abandonar la carretera principal para introducirnos por en el entramado de calles.
La obviaremos porque la intención es recorrer el paseo marítimo. Pero antes reparamos en esta hornacina cavada en piedra que alberga la talla de una Piedad.
Playa de la Concha
El olor a ría y el graznido de las gaviotas nos guían al Paseo Marítimo de Cee.
Este paseo tiene forma redondeada, imitando a la morfología de una concha. De ahí toma el nombre la playa a la que envuelve esta infraestructura. La Playa de la Concha es un arenal urbano de unos 185 metros de longitud y 35 de anchura, de aguas tranquilas y flanqueada por un pequeño parque con motivos marineros.
Este rodeo nos hace echar la vista a la orilla de la cual veníamos y acomete de paso la entrada al Concello de Corcubión.
Las señales quieren hacerlo por el interior, pero una variante por la línea de la costa nos parece más atractiva.
Corcubión
Un buen acerado nos permite un cómodo paso hasta la urbe, ofreciéndonos buenas vistas inmejorables de la ría, la villa y su puerto.
Corcubión fue declarada Conjunto Histórico-Artístico en 1985 siendo la Edad Media una de sus épocas de mayor esplendor al poseer importantes relaciones comerciales con los pueblos del Mediterráneo.
Iglesia de San Marcos
Callejeamos por el interior hasta dar con Iglesia de San Marcos, un templo de orígenes románicos construido en el siglo XII, pero su aspecto actual es bien distinto al original, fruto de las reconstrucciones y reformas góticas que se iniciaron en el siglo XIV. La torre con destacables pináculos es del siglo XIX. El estilo que hoy prevalece es el gótico marinero, reflejado por ejemplo en el apuntamiento de los arcos. Del románico conserva canecillos en los muros laterales.
Saliendo por la Rúa Fontiñas
Corcubión esconde otros numerosos elementos por descubrir, pero debemos continuar. Y lo hacemos por la Rúa Fontiñas, una encajonada senda entre muros de piedras, paredes y tabiques que le dan cierto aire laberíntico. Presenta un perfil ascendente con algunos valores de inclinación exigentes, entre el 15 y el 17 %. Y con estos valores se gana rápidamente una cierta elevación que empieza a dejar bajo nuestra mirada las casas de Corcubión y el entorno de su Ría.
El esfuerzo baja de intensidad en la villa de Vilar donde algunos habitantes no parecen envidiar nuestra situación.
Continuamos en ligero ascenso por el Camino Carro hasta llegar a la carretera AC-445 que la atraviesa y que tendremos que cruzar para llegar al final de la subida, en el Alto de San Roque.
Desde la puerta de una propiedad privada nuestro objetivo ya se siente más cerca. Flanqueamos los dominios de esta finca hasta acometer un sendero emboscado que nos conducirá a la siguiente localidad: A Amarela.
A Amarela
Primero la recorremos por una cercada calle para después desembocar a la AC-445, que la atraviesa. Prácticamente tendremos que continuar por el arcén de esta vía hasta la siguiente localidad, exceptuando un tramo de 300 metros por el que las señales nos introducen acertadamente para salvar una curva peligrosa.
De regreso al asfalto comenzamos a apreciar un pequeño paraíso. Se encuentra en la localidad de Estorde, a la que poco a poco nos vamos aproximando y que está protegida por el Monte de Sardiñeiro.
Estorde
Aquí la orografía ha creado una depresión entre la Punta de Arnela y la de Estorde que está ocupada por un bonito arenal de 350 metros de longitud que no dudamos en visitar. A sus aguas van a parar las correspondientes al caudal del río de Estorde.
Playa de Estorde
La tarde cae, y capturados por la belleza y remanso del entorno decidimos que este es un buen lugar para finalizar la etapa. Y lo hacemos en el Hotel Playa de Estorde, pegado a la costa y con unas vistas inmejorables.
Desde la Playa de Estorde se puede disfrutar del Cabo Fisterra en el horizonte, con imágenes bucólicas que seguro nos dará el ocaso del día. Unas estampas que contrastan con otras protagonizadas por la ingente cantidad de residuos plásticos que van a parar a nuestras costas y ríos. Y aunque los servicios de limpieza los terminen por quitar, lamentablemente serán sustituidos por otros. Quizá no solo debamos reflexionar sobre el negativo impacto medioambiental que no merece el planeta, si no más bien encontrar soluciones y actuar.
Quizá algún día sea demasiado tarde, y una verdadera lástima que las generaciones venideras no pudieran disfrutar de estas maravillas. Intentemos que el Fin del Mundo no sea algo literal, provocado por nuestros actos, si no más bien algo figurado como por ejemplo el destino que tenemos ante nosotros y que mañana alcanzaremos.
Hasta la próxima!

