Bota del peregrino
CAMINO A FISTERRA

ETAPA 4 · ESTORDE – FISTERRA

 

El Fin de la Tierra nos espera. Tan solo nos restan 12 kilómetros que disfrutaremos con un bonito amanecer en una deliciosa mañana entre playas, miradores deslumbrantes y un destacado patrimonio artísitico. El Cabo Fisterra y su historia cargada de misticismo dará por concluido un viaje que para muchos significará el inicio de un nuevo comienzo.

 


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Comenzamos bien temprano la etapa final de este viaje. Puede que los nervios por afrontar los últimos 12 kilómetros nos hayan hecho madrugar más de la cuenta. Y es que Fisterra ya se siente muy cerca, como bien anuncia el panel indicativo sobre la entrada a su concello, a los pocos metros de iniciar la marcha por la carretera AC-445.

Desde el hotel donde nos hospedamos vamos a recorrer con precaución, unos 500 metros por el arcén de esta pista hasta la siguiente localidad: Sardiñeiro.

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Sardiñeiro

Las indicaciones nos hacen cruzar para evitar la carretera por las calles del interior de la urbe. Mientras eso ocurre, la luz del alba comienza a mostrarnos el dibujo de la costa ocupada en esta parte por la Playa de Sardiñeiro, lugar al que nos dirigimos ahora.

 

Amanecer (Playa de Sardiñeiro)
Amanecer (Playa de Sardiñeiro)

 

La Playa de Sardiñeiro

La Playa de Sardiñeiro es un arenal de unos 370 metros de longitud encajonado entre la ensenada que forma la accidentada costa hasta la Punta de Sardiñeiro a la derecha, y la Punta de Arnela a la izquierda. Posee un reciente paseo marítimo y un parque, cuyas infraestructuras salvan de manera acertada el río que da nombre a la playa.

Además, aquí también podremos encontrar uno de los bares más madrugadores, acostumbrado a dar servicio a los pescadores y por qué no decirlo, a peregrinos.

El día ha aprovechado el momento de nuestro desayuno para empezar a espabilar. Y nosotros nos entonamos con lo que está por llegar. De nuevo, un agradable y hermoso día nos acompañará en esta jornada.

Regresamos a la AC-445 buscando entre la autenticidad gallega las señales que nos devuelvan al Camino.

Hórreos
Hórreos

 

Ascenso por la Rúa Fisterra

Y lo hacemos en la Rúa Fisterra, que inicia un ascenso entre las viviendas de Sardiñeiro que poco a poco irán disminuyendo en presencia para ofrecernos espacios en los que divisar buenas panorámicas de la población, su playa y la costa.

Sardiñeiro desde la Rúa Fisterra
Sardiñeiro desde la Rúa Fisterra

El trazado nos saca de Sardiñeiro introduciéndonos en una pista de tierra escoltada por pinos, eucaliptos y un manto de helechos, todo ello bien delimitado por muros de piedra. Es un buen momento para que el sol se alce y empiece a iluminar la estampa de la que pronto seremos testigos.

 

Por el Monte da Serra

Estamos ascendiendo por la ladera del Monte da Serra, un promontorio cuya cota máxima alcanza los 207 metros de altitud, aunque nosotros solo superaremos los primeros 78.

 

Vistas del Atlántico y la Ría de Corcubión

A esta elevación ya se adivina el océano Atlántico, y conforme avanzamos la tendencia descendente favorece a la apertura de un precioso balcón natural, donde Fisterra y su cabo se muestran con generosidad.

Vistas del Atlántico y la Ría de Corcubión
Vistas del Atlántico y la Ría de Corcubión
Vistas de Fisterra
Vistas de Fisterra

El amanecer golpea en el faro de nuestro destino. Es inevitable apartar la vista de este enclave mientras descendemos, pero hay que estar atentos, la inclinación se endurece y tenemos que cruzar de nuevo la AC-445 para continuar.

Playa de Talón

Un tramo de pinares oculta el embelesador paisaje, pero no es más que una mera transición para ir descubriéndonos otro, el que ofrece la Playa de Talón. Una pequeña cala de aguas critalinas, de 100 metros de longitud al resguardo de los vientos del norte.

En este punto, la tendencia descendente finaliza para iniciar un nuevo ascenso, cargado de imágenes con las que alimentar las retinas y los objetivos de nuestras cámaras.

La subida culmina conectando con la familiar AC-445 que debemos seguir unos 350 metros hasta un desvío a la izquierda. Por aquí, accederemos a unos de los arenales más concurridos por los peregrinos a lo largo de los siglos en el periplo al fin de la tierra.

 

Descendiendo a Langosteira
Descendiendo a Langosteira

 

Playa de Langosteira

Se trata de la Playa de Langosteira, cuya silueta larga y curvada va tomando protagonismo conforme nos acercamos.

Las señales continúan por el acerado, pero a nosotros nos apetece dejar nuestras huellas en este firme, aunque sea de forma fugaz en cuanto el viento y el agua las haga desaparecer.
Fisterra, situada bajo el Monte do Facho y el de San Guillermo, parece estar suspendida en el manto de nubes que cubre la ensenada.

Playa de Langosteira
Playa de Langosteira
Playa de Langosteira
Playa de Langosteira
Playa de Langosteira
Playa de Langosteira
Playa de Langosteira
Playa de Langosteira
Playa de Langosteira
Playa de Langosteira

Mientras recorremos la orilla, nos preguntamos cuántas conchas de vieira de estas costas han terminado en poder de los peregrinos con el paso de los años. Y es que existen documentos del siglo XV en los que un peregrino dominico recomendaba estas playas para la adquisición de estos símbolos.

Sea como fuere, estas aguas han servido de bálsamo para los peregrinos más castigados tanto en lo físico como en lo espiritual. Afortunadamente, hoy no llegamos a ese nivel como para darnos un chapuzón, el agua debía estar helada, es más, aprovechamos este buen momento para expresar todo nuestro júbilo por todo lo que nos ha ofrecido este Camino, aunque seguramente algunos seres alados nos estén maldiciendo.

Pero debemos continuar, la playa de Langosteira mide unos dos kilómetros, con algún paso que sortear si no queremos empaparnos los pies. Su final marcará el inicio de la villa de Fisterra, famosa también por poseer una rica gastronomía en peces, crustáceos y mariscos, gracias al idílico ecosistema que aquí han creado el cruce de distintas corrientes marinas.

Cruz de Baixar

Salimos del arenal por unas escaleras que conectan a un acerado de piedra que sigue el litoral en ascenso, hasta el siguiente hito de interés: la Cruz de Baixar. Este elemento de granito data del siglo XVI y se levanta sobre una pequeña roca. Por un lado hay un Cristo crucificado y, por el otro, una talla de la Virgen con el Niño. Desde aquí también hay unas buenas panorámicas de la playa que acabamos de dejar atrás.

 

Ensenada de Langosteira
Ensenada de Langosteira

 

Fisterra

Callejeamos sin dilación por las calles de Fisterra, dejando a un lado su puerto, con su Monumento al Emigrante, tomando luego la Rúa Real donde se ubica el Albergue de Peregrinos, para después seguir por la Calle Plaza hasta la Plaza de Ara Solis.

Capilla de Nuestra Señora del Buen Suceso

Aquí se encuentra la Capilla de Nuestra Señora del Buen Suceso, un templo barroco construido en el siglo XVIII.

Frente a su portada, un cruceiro de granito que muestra en uno de sus lados a la Virgen del Socorro, que porta con la mano derecha un cetro como arma para proteger del Diablo al Niño, que sujeta con la izquierda.

Iglesia de Santa María das Areas

Continuamos por la Rúa Ara Solis para salir a la ya frecuentada AC-445, y no han de pasar muchos metros para dar con la Iglesia de Santa María das Areas, a cuyo complejo le antecede este interesante Cruceiro gótico del siglo XV, con tallas de un Cristo Crucificado acompañado de la Virgen y San Juan en el anverso, y en el reverso la Virgen con el Niño sediento.

 

Iglesia de Santa María das Areas
Iglesia de Santa María das Areas

El templo es de factura románica, del siglo XII, pero conserva pocos elementos de este estilo, como una ventana o la portada occidental, cuyas débiles columnas desgastadas todavía cumplen su función. El resto del edificio sufrió reformas durante los siglos XIV y XV, donde destacamos su torre rematada en forma piramidal.

También a resaltar es su puerta norte, del siglo XVI que también cumple la función de Puerta Santa. Es de un raro estilo EGAS parecido al manuelino, y está escoltada por blasones familiares.

Iglesia de Santa María das Areas
Iglesia de Santa María das Areas

Decir también que esta iglesia guarda en su interior una de las tallas más veneradas de Fisterra, la correspondiente al Santo Cristo de Barba Dorada.

Ascenso por pista peatonal

Reanudamos la marcha siguiendo la pista peatonal de tierra contigua a la carretera, ganando altura y con vistas inmejorables a los acantilados de la costa.

Saliendo de Fisterra
Saliendo de Fisterra

Nos restan poco más de 2 kilómetros que requieren un último empuje surcando las laderas de los Montes de San Guillermo primero, y el de Facho después.

Monumento al Peregrino

Una talla de bronce homenajeando al peregrino parece empatizar con nosotros. Su pose y semblante expresan esfuerzo y determinación, y eso se contagia.

 

Monumento al Peregrino
Monumento al Peregrino

Conforme vamos alcanzado nuestro destino, se van sucediendo los últimos mojones de este Camino los cuales realizan la inevitable cuenta atrás, hasta dejar el marcador a 0, en el último de ellos.

Ascenso por pista peatonal
Ascenso por pista peatonal

 

Cruceiro de Fisterra

Y el último repecho, mostrándonos las primeras instalaciones de este enclave. Unas instalaciones que pasan a un segundo plano en cuanto advertimos el Cruceiro de Fisterra, uno de los símbolos que marcan el final de nuestro trayecto. En su pedestal hay una inscripción que reza “Cruz da Costa da Morte, 1987”.

Una fuerza invisible nos empuja a seguir caminando, queremos ver el Fin del Mundo. Pero antes debemos pasar el complejo de O semáforo, una antigua sede de vigilancia de la marina hoy, convertida hoy en Hotel y Restaurante donde disfrutar de unas de las vistas más codiciadas de España.

Mojón kilométrico 0

Aledaño a estas instalaciones se halla otro hito simbólico de clausura de trayecto: el mojón kilométrico 00,00.

 

Faro de Fisterra

Todavía hay que franquear el Faro de Fisterra, un edificio construido en 1853 cuya linterna se sitúa a 138 metros sobre el nivel del mar. Sus destellos pueden alcanzar los 57 kilómetros de distancia.

La Bota del Peregrino

Y una vez que dejamos atrás el faro algo parece cambiar en el ambiente. La bota del peregrino, cuya pareja fue robada hace un tiempo, nos invita a despojarnos de nuestras cargas y a disfrutar de lo que tenga que venir.

Bota del Peregrino
Bota del Peregrino
Cabo Fisterra
Cabo Fisterra

 

El antiguo culto al sol

El enclave está cargado de misticismo, se dice que aquí se practicaba antiguamente el culto al Sol, conocido como el Ara Solis, en el que el astro iba a morir más allá del mar donde se creía que nada existía, para después volver a renacer al día siguiente.

 

Cabo Fisterra
Cabo Fisterra
Cabo Fisterra
Cabo Fisterra

 

Obtención de la credencial en Fisterra

Nuestro viaje no culmina aquí con el ocaso del día, debemos volver a Fisterra y hacernos con la Fisterrana en su albergue, donde somos muy bien atendidos por la hospitalera encargada.
Después regresamos a Santiago de Compostela para celebrar en buena compañía lo que han dado de sí estas apasionantes jornadas. Ahora sabemos que Fisterra no es el final de la tierra conocida, como también sabemos que existen más peregrinaciones a Santiago que realizar. Así que es posible que volvamos a ver de nuevo al rejuvenecido Apóstol.

Hasta pronto.

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