
SANTA COMBA – PORTOMOURO
Salimos de Santa Comba incorporándonos al Camiño Vello, un tramo peatonal de fácil tránsito que evita un parque empresarial.
Después atravesaremos las pequeñas poblaciones de Salgueiroas y Ser mientras recorremos el Valle del Río Abuín, uno de los principales caudales tributarios del Río Xallas.
El ascenso posterior por los perfiles de A Revolta Nova y Alto de Costoia nos lleva a Freixeiro, donde conoceremos su Iglesia románica de San Fiz. De este estilo arquitectónico también es el templo de Santa María de Paramos, lugar al que llegamos luego de caminar por bonitos tramos de emboscados.
En Paramos confluye este ramal de la Vía Céltica que viene desde los puertos de la Costa da Morte con aquel llegado desde los Puertos de Bergantiños.
Tras recorrer las vertientes orientales de los montes que dan al valle del Rego do Porto Nabo damos con el núcleo de San Román, con su Iglesia de Santa María dominando fantásticas vistas al Valle del Río Dubra.
Finalmente, descendemos para alcanzar las vegas del Río Tambre, caudal al que van a descansar las aguas de Dubra, en Portomouro, el destino de hoy.
Santa Comba
¡Hola amig@s!
Os damos los buenos días con este buen café con leche, con leche de Santa Comba, lugar que muestra con orgullo su potencial ganadero exhibiendo su vaca frisona por las calles de la urbe.
Del mismo modo, el municipio también puede presumir de hallazgos arqueológicos, como por ejemplo este miliario romano que seguramente perteneció a la antigua Vía XX “Per Loca Marítima”, ruta que coincide algunos tramos con la nuestra.
Salimos por el noreste del núcleo urbano no sin antes ser testigos de otra de las empresas relacionadas con las explotaciones ganaderas de Santa Comba.
Tomando el Camiño Vello
Por esta calle nos incorporamos a un sendero peatonal que acomete la superficie conocida como Camiño Vello, enmarcada dentro de los perfiles orográficos de los Montes Vellos.
Un camino de fácil tránsito sin apenas desnivel que nos permitirá salvar la carretera principal AC-406 por un lado, y el Parque Empresarial de Santa Comba por el otro.
Salgueiroas y Ser
De la carretera solo nos libraremos por un tiempo, ya que tras 2 kilómetros de recorrido regresamos a ella para pasar bajo el viaducto de una de sus ramificaciones y posteriormente, atravesar el lugar de Salgueiroas.
Un kilómetro más tarde las señales abandonan esta pista para incluirnos en otra local que transcurre por el sitio de Ser. Aquí, el terreno empieza a inclinarse hacia abajo, al valle del Río Abuín, cuyos dominios cubiertos del manto neblinoso le otorgan un aspecto fantasmagórico.
Además de las enigmáticas estampas que nos brinda, la niebla también tiene la ventaja de refrescar el ambiente lo que ayuda a mantener un buen ritmo de pasos.
El descenso continúa unos metros más por esta pista hasta que su asfalto muere en un camino de zahorra y verdín que nos irá acercando a la fronda del Rego de Bustelo, afluente del Río Abuín.
Al cruzar el Rego de Bustelo nos llama la atención un viejo muro de contención, ¿quizá perteneciente a un antiguo molino?
Robles, castaños, eucaliptos y helechos nos dirigen por esta agradable senda que nos devolverá a la AC-406 escasos metros después. Ahora sí, por aquí, cruzamos el Río Abuín, uno de los principales caudales tributarios del Río Xallas.
Abuín
Precisamente, Abuín, es el nombre que recibe el lugar por el que ahora transitamos en sentido ascendente y que, debido a su reducido número de viviendas, abandonaremos rápidamente.
La etapa de hoy transcurre paralela a la carretera AC-406, así que nuestro encuentro con ella será intermitente. Cruzarla en esta ocasión nos lleva a encarar el monte de A Revolta Nova donde agradecemos el firme recientemente desbrozado.
Tras recorrer unos 600 metros las señales nos devuelven a la vía de asfalto que nos dirige unos escasos metros al este hasta que viramos al norte por una cómoda vereda.
Vilarnovo
Este tramo continúa en ascenso por las vertientes meridionales del Alto de Costoia cuya cota máxima evitaremos orientándonos de nuevo al este, hacia el lugar de Vilarnovo.
Freixeiro
Iglesia de San Fiz
En este punto la Vía Céltica plantea un desvío de interés hacia la cercana entidad de viviendas de Freixeiro para conocer su Iglesia de San Fiz.
Nosotros nos acercamos para descubrir un edificio de orígenes románicos de finales del siglo XII, principios del XIII que ha sufrido transformaciones con el paso del tiempo.
Estos cambios los vemos en principio en el campanario de enrejado metálico o en su fachada principal que combina elementos barrocos y renacentistas exhibiendo además el escudo nobiliario de los Bermúdez.
La nave original de la iglesia conserva el ábside románico donde aparece un rosetón que dispone de una pintoresca rosca conformada a base de pequeños arcos de medio punto.
Por su parte el muro meridional también mantiene la decoración de la época, con arcos ciegos de medio punto adosados y canecillos de diversa temática, aunque estos muy erosionados.
También al sur aparece una acceso al edificio por medio de una puerta románica.
La fachada norte, en cambio, es de construcción posterior de estilo neorrománico que se amplió con otra nave y la sacristía, esta última reutilizando una moldura ajedrezada en su ventana oriental, que destaca también por un tímpano decorado con una cruz embutida en motivos vegetales.
Interior del templo de San Fiz
En el interior del templo apreciamos el conjunto de las dos naves, ambas comunicadas por arcadas de medio punto. La bóveda de la nave principal es de reciente construcción y contiene arcos fajones que descansan en altas columnas con capiteles que combinan el motivo vegetal con bolas y entrelazados.
De temática vegetal son los capiteles que soportan los arcos de la bóveda de cañón del altar, un espacio que viene antecedido por varias imágenes como la de San Roque, San Fiz, la Virgen De Fátima o la Virgen Dolorosa.
Por su parte, en la nave lateral, un espectacular retablo barroco preside la cabecera donde la hornacina central está reservada al patrón de la iglesia, pero en esta ocasión vestido con indumentaria dieciochesca.
Vivienda de los Moscoso
Antes de abandonar el lugar de Freixeiro nos acercamos a las ruinas de una vivienda contigua a la iglesia, en la que podemos ver el blasón de los Moscoso, una de las familias más importantes de la nobleza española.
Fuente y Molino del Rego de Freixeiro
Abandonamos la urbe para regresar a Vilarnovo y descender al valle por el que surca el Rego de Freixeiro. Una fuente y un viejo molino a orillas del río aderezan este encantador entorno en el que se planta con acierto una pequeña área de descanso que no dudaremos en aprovechar para reponer fuerzas.
Reanudamos la marcha remontando la cara oriental del valle del Rego de Freixeiro por un trazado de esos que gustan a los caminantes, alejados del asfalto y el ruido urbano.
Para los peregrinos que decidan visitar la Iglesia de San Fiz también pueden retornar al camino por otra variante sin necesidad de regresar a Vilarnovo, como hemos hecho nosotros.
Después, a continuar ascendiendo por estas largas rectas jalonadas de helechos y eucaliptos que acometen los perfiles de los montes de Pedras Negras y O Fito.
De las Tierras del Xallas a las del Val do Dubra
Pasito a pasito las señales nos van sacando de los dominios de las Tierras del Xallas, en Santa Comba, para introducirnos en los del Valle del Río Dubra.
Comenzaremos a circular por este nuevo municipio en cuanto realicemos un nuevo cruce por la carretera AC-406, momento en el que alcanzamos la cota más alta de la jornada y el terreno empieza a inclinarse hacia abajo.
Este sendero evita las peligrosas curvas del asfalto, aunque la falta de desbroce en ciertos puntos parece que nos quiera dejar atrapados como insectos en una tela de araña.
En cualquier caso, se agradecen estas galerías de vegetación que nos acercan más al medio natural.
De nuevo, el alquitrán se empeña en interrumpir el disfrute, pero esto son solo pequeños lunares a una ruta que nos depara tramos espectaculares, como el que viene a continuación.
Por el Valle del Rego do Agro Novo
Por aquí, robles y eucaliptos echan un pulso para dominar estas hectáreas que descienden por el valle del Rego de Agro Novo.
Finalmente, serán los primeros los que se impongan sobre los segundos para regalarnos uno de esos bosques que transportan a otras épocas, aquellas en las que el eucalipto todavía no había empezado a incomodar a la fauna y flora gallega y a la riqueza de su suelo.
Bien es cierto que hoy día la explotación forestal del eucalipto da de comer a muchas familias, así que se trata de lograr un equilibrio en el que también se dediquen esfuerzos por mantener e incrementar las especies autóctonas.
Paramos
Y con estas, llegamos a Paramos, lugar en el que confluye este ramal de la Vía Céltica que viene desde los puertos de la Costa da Morte con aquel llegado desde los Puertos de Bergantiños.
Realizamos un pequeño ascenso para dejar el valle a nuestra izquierda e introducirnos en las arterias de la urbe.
Cruceiro de Paramos
Un cruceiro de tipo de crucifijo sale a nuestro encuentro exhibiendo en las caras de la cruz a Cristo crucificado con las manos abiertas por un lado y a la Virgen de la Piedad por el otro.
Iglesia de Santa María de Paramos
Varios pasos más al este se alza la Iglesia de Santa María de Paramos que nos recibe con por su fachada occidental barroca, aunque realmente, los orígenes del templo datan de finales del siglo XII.
De aquella época conserva los canecillos románicos que comenzamos a ver en el muro sur, alguno de ellos con figuras un tanto acrobáticas.
También en este muro se aprovechó para incluir el cuerpo de la sacristía al del ábside, obra que se llevó a cabo en 1.648 como delata una inscripción en un sillar. Por su parte, el flanco este del ábside conserva su ventana románica, hoy cegada, con arco de medio punto que se apoya en columnas de capiteles de motivos vegetales.
El arco lo envuelve una moldura de taqueado jaqués, elemento que antaño servía a los peregrinos para identificar al templo como lugar de acogida.
En el alero norte del ábside también se dejan ver canecillos, uno identificado con la cabeza de un carnero, misma temática que encontramos en otro que aparece empotrado si continuamos recorriendo este flanco. Aquí se dejan ver también volutas, bolas e incluso uno con un rostro humano.
Además, este muro septentrional dispone de una puerta realizada en 1949 en la que se aprovecharon piezas que quizá estuvieran en la fachada occidental original.
Interior de Santa María de Paramos
A continuación accedemos al interior para descubrir un edificio de una sola nave con capillas laterales. Este cuerpo se comunica con el ábside mediante un arco triunfal de medio punto que se apoya en columnas con robustos capiteles de motivo vegetal.
Sobre este elemento se coloca en las alturas un Cristo Crucificado y flanqueando sus flancos contemplamos las imágenes de San Roque, la Virgen del Rosario o la Virgen Dolorosa.
Por su parte, el retablo neoclásico de la Capilla Mayor lo preside Santa María, la patrona de esta iglesia.
En otro orden de cosas, en los muros de la nave se abren dos capillas: la del sur coloca sobre su entrada un escudo que contiene una vieira, señal de que pertenecía a la Archidiócesis de Santiago. El retablo que alberga es barroco, y exhibe como motivo central una imagen del Sagrado Corazón.
La capilla del muro norte, en cambio, muestra una Virgen Dolorosa en su retablo también barroco, que destaca además por una serie de pinturas.
Para finalizar, nos metemos en la Sacristía para admirar una ménsula de la obra original románica.
No nos vamos de este complejo sin ver el palomar que hay en el cementerio justo detrás del templo y de hacernos con el sello para estampar la credencial; este lo encontramos en un cajetín a la entrada.
Por cierto, en el Bar A Molinera pudimos tomar algo, aunque tuvimos que recorrer unos 700 metros en sentido contrario. Luego, a deshacer los pasos para reincorporarnos al camino y dejar por fin atrás a la Iglesia de Santa María de Paramos.
Vistas a Quintáns
Del mismo modo, aprovechamos este momento para disfrutar de bonitas vistas al valle conformado por el Rego de Agro Novo, en cuyas orillas asoman las casas del lugar de Quintáns, sitio que recibe el mismo nombre que otro que conocimos en el Concello de Muxía.
Con todo, aquí observamos que tampoco pueden faltar los ingredientes rurales identitarios que tapizan esta campiña gallega.
Nuestro viaje progresa unos metros más por la AC-406 hasta que las señales nos hacen virar brevemente por una pista vecinal que abandonaremos por un acolchado sendero de hierba.
Luego, el trazado se irá encajonando más en la vegetación a medida que continuamos la tendencia descendente del perfil. La frondosidad reinante denota la falta de presencia humana por estos pasajes, lo cual los hacen estimulantes.
Sin embargo, la mano del hombre se hace saber en estos paréntesis intencionados a modo de cortafuegos.
El eucalipto vuelve a ser la especie arbórea dominante, pero también encontraremos tramos en los que convivirán con pinos, robles y castaños.
Por el Rego do Porto Nabo
Por aquí alcanzaremos las vertientes orientales de los montes que dan al valle del Rego do Porto Nabo, uno de los afluentes del Río Dubra.
Tras un firme lleno de restos de desbroce conectamos con un pista forestal donde advertimos algunos cercados que no tardarán mucho en darnos su razón de existencia: la carretera AC-406 vuelve a aproximarse a nosotros, lo que hace necesario tener bien controlados a unos ejemplares de ganado caprino.
Carreira
Confirmamos el cercano asfalto incorporándonos a él para dirigirnos al lugar de Carreira. Aquí, la huella del despoblamiento rural se hace evidente en el abandono de algunas de sus viviendas.
Cruceiro de Carreira
Unos metros separado del siguiente desvío se levanta este Cruceiro de tipo de Cruz con su elemento principal terminado en entremos florenzados.
El camino continúa por una senda agrícola paralela a la AC-406 que nos va dirigiendo por el labrantío de Armiñán y Barralesa. Durante el transcurso de este intervalo recibimos la llamada de Manuel Amigo, Presidente de la Asociación Costavales, que nos informa de la imposibilidad de ver el interior del próximo hito monumental a visitar: La Iglesia de Santa Mariña.
San Román
Este pequeño templo lo encontraremos en el lugar de San Román una vez que nos adentramos en sus calles y dejamos atrás un Cruceiro y un antiguo lavadoiro.
Iglesia de Santa Mariña
Podemos decir que su fachada principal es barroca aunque la construcción original del edificio es románica. Prueba de ello son los restos que se aprecian en el ábside, como son los canecillos representando temas antropomorfos o zoomorfos o la moldura taqueada que siluetea sus cornisas.
Los vemos en el muro sur ya que en el muro norte desaparecieron al añadirse posteriormente la sacristía.
Por su parte, un cordero postrado frente a una cruz acrótera coronan este cuerpo del testero de la Iglesia.
El templo se encuentra ubicada dentro del Cementerio de San Román, pero el extremo oriental del mismo todavía queda abierto para que podamos disfrutar de fantásticas panorámicas del entorno circundante.
Al norte, los últimos coletazos de la depresión del Rego do Porto Nabo revelando las viviendas de Insua y Gandarón. Y conforme giramos la mirada al este, se adivina el Valle del Río Dubra, caudal que alcanzaremos en Portomouro, el destino final de esta etapa.
Para llegar allí nos quedan 2 kilómetros la mar de entretenidos por los senderos que nos gustan y además, en sentido descendente.
Hay un pequeño paréntesis de carretera pero enseguida las señales nos devuelven a la fronda.
Xermán
El paso cómodo y cuesta abajo permite acelerar el ritmo lo que nos hace llegar con rapidez al lugar de Xermán, ya en las vegas el Río Tambre uno de los ríos más importantes del noroeste gallego y al que van a parar las aguas del Río Dubra.
El Rego de Fontán que casi pisamos con los pies también pertenece a su cuenca hidrográfica, al igual que una mina de agua que los paisanos de antaño descubrieron y excavaron mejor para acceder a ella.
Por lo visto el agua de aquí es muy buena.
A continuación, salimos de este pequeño valle del Fontán para divisar con otra perspectiva la campiña del Tambre.
Portomouro
Pero ¿ dónde está el Río Dubra? Os lo aclaramos, el Tambre viene del este y el Dubra del norte, y es precisamente este último río el que cruzaremos nada más llegar a Portomouro. Desde aquí hasta mezclarse con el Tambre solo le restan unos 250 metros, recorrido que conoceremos en nuestra última etapa de la Vía Céltica.
Hoy dormiremos en un Centro de Acogida a Mujeres Maltratadas hoy en desuso.
Hasta la próxima!

