
MUXÍA – ROMAR
Muxía y su enigmática Punta da Barca dan comienzo a esta jornada repleta de alicientes. Fue en este saliente costero donde se supone que la Virgen apareció en una barca para convencer al Apóstol Santiago de que siguiera predicando.
Los hitos monumentales de Muxía, su puerto y sus apetecibles arenales nos sacan de la urbe para seguir el dibujo de la carretera AC-440 y llegar a la Iglesia de San Xulián de Moraime. Merece la pena la visita a este templo románico para admirar los detalles de su arquitectura y las pinturas murales del siglo XVI.
El trazado, que comparte algunos tramos con el camino que proviene de Santiago, nos dirige por la Parroquia de San Martiño de Ozón, donde contemplaremos su Iglesia homónima anteriormente vinculada a un Monasterio Benedictino.
A continuación, llegaremos a Quintáns donde somos testigos de la celebración de las Fiestas de San Isidro y la Virgen de la Cabeza. Un ambiente muy animado que nos da fuerzas para realizar los kilómetros restantes de etapa.
Este último tramo es algo más solitario, con buenos senderos de monte, alternando pastos y cultivos de cereal mientras ascendemos a la cota más alta del día: el alto de la Pedra Mosquera, a unos 260 metros sobre el nivel del mar.
Por aquí pasaremos del Concello de Muxía al de Vimianzo, donde nos espera una Parroquia de Berdoias que no cesa en sorprendernos a cada paso con sus puentes, naturaleza y su historia ligada al linaje del hidalgo Alonso de Lema.
Muxía
Hola amig@s!
Os saludamos desde Muxía, en su Punta da Barca, saliente que mira al Cabo Vilán y su majestuoso faro coronando la roca.

La etapa de hoy se inicia en uno de esos lugares llenos de magia donde se dice que la Virgen se le apareció en una barca de piedra al Apóstol Santiago con el objetivo de animarle a regresar a Tierra Santa, tras los intentos fallidos de este por evangelizar estas latitudes.
Santuario da Virxe da Barca
El Santuario da Virxe da Barca se construyó en la edad media tras este místico suceso con la misión de afianzar la cristianización de estas tierras.

El templo actual fue levantado en 1719 sobre los cimientos de otro del siglo XII, aunque la terminación de las torres se realizó en el siglo XX.
El edificio barroco y de trazas clásicas fue reconstruido tras un incendio sufrido en el año 2013 dejando la techumbre y el retablo mayor totalmente calcinados. Este último se refleja hoy en una enorme impresión gráfica que envuelve la hornacina en la que se encuentra la patrona de los marineros.
Como se observa, la Virgen se le aparece a Santiago acompañada de ángeles llegando en una barca.
Piedras de leyenda
Se dice que los restos de esta barca de piedra se esparcen frente al templo, como la Pedra do Timón que vemos junto a la entrada, y algo más alejadas la Pedra dos Cadrís que simboliza la vela, y la Pedra Abalar que representa el casco del navío.
Estas piedras están vinculadas a leyendas y ritos que a día de hoy se siguen practicando como aquellos que se realizan para procurar salud o para quedar libres de pecados.
Desde esta posición, es inevitable volver a admirar el Faro Vilán, uno de los más espectaculares que conocimos en el Camino de los Faros.

La Herida
Tampoco pasa inadvertido el monumento de la Ferida o La Herida, construido en 2003 para simbolizar y recordar el daño que produjo la catástrofe ecológica del Prestige acontecido el 19 de noviembre de 2002.
La obra tiene 11 metros de altura y pesa 400 toneladas que se parten en dos mitades.
Abandonamos esta localización para surcar la vertiente oriental del Monte Corpiño y asomarnos de esta forma a la Ría de Camariñas.
La Iglesia de Santa María de Muxía
Este camino de piedra nos lleva al siguiente hito monumental: La Iglesia de Santa María de Muxía.
Lo que impacta de inicio es que el propio templo casi parece estar sacado de la propia roca de la orografía debido a la escasa distancia existente entre ellos. De hecho, se aprovecha la orografía del monte para levantar el campanario exento.
El templo es de estilo gótico marinero del siglo XIV aunque tiene elementos del románico de transición.
Del exterior meridional destacan los canecillos de las cornisas representando diversa temática, los contrafuertes y un arcosolio que quizá sustituyese a una antigua capilla hoy inexistente.
Un crucero muy erosionado colocado frente a la fachada occidental del templo nos invita al interior. Sin embargo, antes revisaremos algunos elementos que componen la portada, como el tímpano liso, enmarcado por la arquivolta de medio punto y la chambrana decorada con puntas de diamante.

Este tímpano descansa sobre sendas ménsulas, una de ellas representada por la figura de un fraile. Por su parte, las columnas con capiteles también muy erosionados, tienen la curiosidad de disponer de una base de mármol, ¿quizá de procedencia romana?
Interior del templo
Accediendo al interior observamos un edificio de una sola nave dividida en tres cuerpos que están separados por dos grandes arcos apuntados. Apuntada también es la bóveda de cañón del ábside cuyos arcos descansan en ménsulas y capiteles representando distinta temática, alguno de ellos parecen estar tallados por niños.
En el altar se exhibe un retablo neoclásico en cuyo cuerpo central descansa la imagen de Santa María.
El arco triunfal que da acceso al ábside está bien escoltado por retablos de interés que albergan diversas imágenes. Junto al colocado al norte hay una imagen de San Roque, por otro lado, junto al que está colocado al sur, hay un cuadro de estilo bizantino.
De relevancia son las figuras que se encuentran en el muro de la escalera que da acceso al coro. Se dice que corresponden a las imágenes que ocupaban el tímpano de la entrada, entre las que destaca la Virgen con el Niño.
Capilla del Rosario
Para finalizar, nos asomamos a la Capilla del Rosario construida en el siglo XIV en estilo gótico. El recinto que dispone de un modesto altar en el que se emplaza la imagen a la que se dedica la capilla, está cobijado por una bóveda de crucería cuyos arcos parten de unas ménsulas que parecen observarnos con atención.
Cementerio y Cruceiro de Santa María
A la salida de la Iglesia encontramos un cementerio que hoy ocupa el lugar de una capilla derruida en los años 70 del pasado siglo.
A continuación descendemos a la urbe por la Rúa Encarnación para dejar atrás el Cruceiro de Santa María, que en una de sus caras muestra a San Francisco recogiendo la sangre de Cristo en un Cáliz.

Luego viramos a la Praza Cabo Vila y escudriñamos las cabezas de lobo y el navío que componen el escudo de Muxía.
Puerto de Muxía
A pocos pasos hacia el este llegaremos rápidamente al paseo marítimo donde podremos divisar los varaderos, muelles, dársenas y espigones que forman parte del Puerto Pesquero, la Lonja y el Puerto Deportivo de esta villa.

La personalidad marinera de Muxía quedó fuertemente arraigada desde tiempos antiguos y en la actualidad su mayor crecimiento económico se dio en la década de los 60 del pasado siglo, cuando se descubrió el Caladero del Canto, un auténtico maná de especies y volumen de miembros que permitió la transformación de toda la localidad.
Las vistas en la Punta da Cruz son excepcionales, buen lugar para incorporar este Cruceiro de fuste octogonal, con cruz de aristas rebajadas y remates florenzados, estos últimos acabados en botón.
Playas da Cruz y Espiñeirido
Desde este mirador también se puede echar la vista al sur para contemplar las Playas da Cruz y de Espiñeirido, siendo la primera de ellas la más urbana por emplazarse a la entrada de la ciudad.

Tomando la carretera AC-440
Nos disponemos ahora a salir de Muxía por la carretera AC-440 sometidos al golpeo del viento que trata de abrir camino al arenal de la playa enterrando todo lo que puede a su paso.
A nosotros no nos entierra pero nos deja con un picorcillo en la piel algo incómodo.
Figueiras de Arriba
Una vez realizados 900 metros ascendentes por el arcén, las señales nos alivian el recorrido sacándonos por una pista local del lugar de Figueiras de Arriba.
Aunque continuamos en subida, este entorno se agradece más que el protagonizado por el tráfico de vehículos.
La calma apenas dura medio kilómetro ya que el camino regresa a la AC-440 otros 600 metros. Después, nos incorporamos a un carril asfaltado que empieza a descender por el Valle del Rego de Moraime.
Iglesia de San Julián de Moraime
Quedaos bien con este nombre porque aquí se encuentra otro de los conjuntos monumentales de relevancia de esta variante de la Vía Céltica, y al que llegamos sin dilación. Nos referimos a la Iglesia de San Julián de Moraime.

Este templo de orígenes más antiguos es una construcción románica del siglo XII. En su conjunto se advierten dos torres conservando la factura original de la obra la situada al norte. La sur, en cambio, se remata con una obra de finales del siglo XIX.
A ambos lados de la entrada porticada hay dos bonitas ventanas sobre las que se coloca un rosetón.
Portada Sur
En el muro sur apreciamos un alero que puede indicar que anteriormente la iglesia estaba adosada a otras dependencias: ¿quizá las correspondientes al antiguo Monasterio Benedictino?
Lo más destacado de este lateral es su portada de tres arquivoltas, ricamente decorada tanto en su tímpano con la escena de La Última Cena; en sus mochetas mediante dos clérigos, uno con báculo y otro con un libro abierto; en los capiteles historiados que representan personajes bíblicos, bestias y caballeros en situaciones de lucha contra el pecado; y en los arcos y columnas labradas con rosetas, flores, molduras en zigzag y elementos geométricos.
Por su parte el edificio dispone de tres ábsides, conservando los circulares románicos de los laterales y siendo cuadrado el central debido a una reforma llevada a cabo en el siglo XVIII.
Portada occidental
A continuación nos dirigimos a la entrada occidental protegida por un pórtico. La ornamentación no tiene desperdicio aunque su iconografía es compleja y variada.
En el tímpano hay 6 personajes, unos con libros, otros con filacterias que acompañan a un séptimo en el centro con una mano levantada y la otra portando un báculo. Hay quien dice que es San Julián acompañado de sus discípulos.
Las tres arquivoltas de la portada están figuradas: las del exterior tienen las manos en posición orante, la central parecen portar instrumentos musicales y vasijas, y por último las de la arquivolta inferior, donde las figuras flexionan los brazos como abriendo un libro para leer o cantar.
Más elementos decorativos se advierten en los motivos vegetales de las columnas o en la posible identificación de figuras de Apóstoles labrados en los fustes de las columnas.
Interior de la Iglesia
En cualquier caso, esta maravilla de entrada nos permite el acceso al interior del recinto, donde observamos la planta basilical de tres naves y la cubierta de madera.
Aunque el ábside central se reformó todavía conserva el arco triunfal románico de medio punto. De este estilo es también la arcada de la nave central, a diferencia de las laterales, que tienen arcos apuntados.
No obstante, la decoración de los capiteles de las columnas suelen homogeneizar al motivo vegetal.
En el muro sur hay una puerta con un tímpano labrado donde dos ángeles postrados en nubes portan un escudo con el Cordero de Diós que parece sostener una Cruz con una de sus patas.

Las naves laterales, más estrechas que la central nos dirigen a sus respectivos ábsides. Por un lado, el dispuesto al sur alberga una imagen de la Virgen del Perpétuo Socorro. Por otro lado, el del norte, exhibe una talla del Sagrado Corazón.
En otro orden de cosas, en el muro norte, podemos ver varios restos encontrados en una necrópolis, algunos de ellos de época romana.
Pinturas murales del siglo XVI
Pero lo más valioso de estas paredes son las pinturas descubiertas en 1970 tras retirar una capa de cal.
Estos lienzos murales escenifican los siete pecados capitales y están datados alrededor del siglo XVI. La serie termina con la representación de la Muerte, que a falta de pelo y barba en su cabeza, tiene flechas.
Queda una última pintura más, la del Papa Pío II, que podremos ver en el muro occidental y que terminó de restaurarse en el año 2015.
Abandonamos este conjunto declarado Bien de Interés Cultural que nos despide con sus dos Cruceiros, el último de ellos deteriorado, sin brazos y con las imágenes cortadas de cintura para abajo.
Y para abajo continuamos nosotros afrontando el valle del Moraime que, como pronto podremos apreciar, es acariciado por la brisa marina de la Ensenada de Merexo, mirando aquí a la localidad de Camariñas.
Damos un último vistazo a la Iglesia de San Julián que dejamos atrás y reanudamos la marcha.
Os Muíños
Un pequeño cerro nos coloca en el lugar de Os Muíños por donde corre el Río Negro, un caudal que goza de gran valor etnográfico por poseer una preciosa senda fluvial salpicada de antiguos molinos harineros.
A la salida de la urbe tendremos que cruzar la AC-440 para luego encarar una fuerte subida por el Monte de Labexo. La senda progresa primero entre helechos y eucaliptos para luego pisar el terreno de un amplio cortafuegos.
Con la altura ganada divisamos al oeste las cumbres del Monte O Facho y las del Cerro O Castro.
Por el Valle del Rego de San Martiño
Una vez finalizado el ascenso la AC-440 vuelve a entrometerse, pero la cruzamos rápidamente para iniciar el descenso al valle del Rego de San Martiño.
Vilar de Sobremonte
Navegamos entre castaños, robles, pinos y eucaliptos hasta que lo rural empieza a ganar terreno en el lugar de Vilar de Sobremonte. Aquí el terreno hace un balcón natural en el que merece la pena asomarse para otear las pequeñas aldeas diseminadas por el valle.
Sobre estas líneas vemos los tejados de San Martiño, Ozón, Quintáns y más alejadas aún las viviendas de Suxo.
Esta es la tangente que debemos seguir sin dejar de disfrutar de los elementos rústicos.
San Martiño
De Vilar de Sobremonte pasamos al lugar de San Martiño, donde nos espera otro templo de orígenes románicos.
Iglesia de San Martiño de Ozón
Lo primero que sale al paso al acercarnos al complejo es el cementerio donde la hierba ya cubre los nichos de los enterramientos más longevos.
Frente a la Iglesia se planta un cruceiro de tipo de Cruz con el Cristo Crucificado y la Virgen orante adornando las caras del Crucifijo con extremos florenzados.
La Iglesia de San Martiño de Ozón se construyó en el siglo XII aunque las reconstrucciones hechas durante los siglos XVII y XVIII le otorgaron el aspecto actual. El campanario es de estilo barroco.
De la factura románica original del templo se conservan dos de los tres ábsides semicirculares de la cabecera. El del lado septentrional se reconstruyó de forma rectangular.
El central presenta una bonita ventana de columnas con capiteles que se adornan con volutas y bolas. Las bolas también aparecen en la moldura que enmarca la arquivolta.
Los dos ábsides románicos conservan también los canecillos bajo las cornisas representando variedad de figuras temáticas.
Por su parte, una puerta de arco ojival da acceso a un pasillo abierto junto al muro meridional que, dicho sea de paso, también presenta otro acceso ciego apuntado.
Probablemente esta parte estuvo adosada a un Monasterio Benedictino del siglo XIV hoy desaparecido.
Hórreo de San Martiño de Ozón
Dentro de este conjunto arquitectónico también se halla uno de los hórreos más largos de Galicia. Sus 22 pares de pies y 27 metros de longitud no dejan indiferentes.
Gracias a su gran capacidad, el clero podía almacenar el diezmo que imponía a los agricultores sobre sus cosechas.

El camino sigue su curso finalizando el descenso hasta cruzar el Rego de San Martiño e iniciar el tránsito por las faldas septentrionales del Monte Maior. Los pocos metros de altitud ganados nos dejan ahora vistas a la cara del valle por donde hemos venido.
Un recorrido que comparte trazado con el camino que parte de Santiago de Compostela y llega a Muxía.
Albergue Et Suseia
Al poco, llegamos a la altura del Albergue Et Suseia, donde una paisana aprovecha su arte encajando bolillos para crear verdaderas obras textiles. Aquí hay fama de esta destreza, así que si tenéis oportunidad no desaprovechadla para haceros con un artículo.
Además, vamos a mostraros las instalaciones del Albergue Et Suseia, un alojamiento que os recomendamos sin dudarlo. Recogidito pero coqueto, y moderno, fijaos en sus literas, con sus estores para mayor intimidad y protección de la luz y con televisión individual y enchufes de todo tipo para la tecnología que llevemos a cuesta.
10 plazas que son todo un lujo por unos 15 Euros.
Quintáns
Del albergue al lugar de Quintáns apenas distan unos 500 metros entre campos de cereal, pastos y alguna vaquería. Una población que hoy se encuentra celebrando las Fiestas en honor a San Isidro Labrador y Santa María da Cabeza.

Por suerte para nosotros llegamos a la hora de la misa solemne dedicada al Patrón cuya imagen se exhibe, junto a la de la Virgen, para el deleite de los paisanos.
La música, de la mano del grupo Folk Xamariños do Corpiño acompaña primero estos momentos de templanza para luego hacerlo en aquellos dedicados al regocijo, donde la pintoresca Danza de las Espadas va marcando el camino a la Procesión de ambas imágenes.
Tantas emociones nos dan hambre y para evitar el sopor que da tener el estómago lleno, nos acercamos a la orquesta con el fin de activar los sentidos para afrontar los kilómetros que nos restan de etapa.
Aquí en Quintáns confluye la variante que parte desde Camariñas con esta que estamos realizando desde Muxía. De este modo, ahora irán juntas de la mano hasta el lugar de Romar.
Dirección Castelo Peropombo
La salida de Quintáns conecta con la familiar AC-440, pero solo tendremos que recorrer poco más de 200 metros por su arcén para salir por una pista dirección Castelo, Peropombo.
A escasa distancia se alza un cruceiro anunciando una nueva bifurcación. Este hito tiene el brazo derecho deteriorado aunque se perciben los remates en bolas en los brazos restantes.
El camino que tomamos ahora inicia un suave ascenso por los campos de Arencia, Prado das Minas y Agralonga, donde las extensiones de maíz acaparan el protagonismo.
Tras da Pedra
En el núcleo de casas de Tras da Pedra tomamos un carril asfaltado que pisaremos durante 400 metros. Luego nos internamos en otro tramo de monte que alterna foresta con prados y algunos metros algo incómodos.
O Vilarvello
Por aquí conectaremos con una carretera local para atravesar el lugar de O Vilarvello mientras encaramos los perfiles de las vertientes occidentales del Petón da Uce.
Un pequeño descanso nos vale para contemplar el amable valle del Ríotorto donde se esparcen las casas de O Vilarvello, Castiñeiro y Suxo.

Seguidamente nos incorporamos a una tupida senda algo traicionera por las zarzas que va dejarnos 300 metros más tarde en un carril asfaltado.
Esta pista viaja paralela a la AC-440 unos metros por encima, pero luego nos colocaremos a su altura para poder atravesarla.
Por el collado entre el Petón da Uce y el el Monte de Álvaro
Las señales nos dirigen ahora al norte por un sendero para evitar la cota más elevada del Petón da Uce y después conecta con un carril asfaltado que vira al este para pasar por el collado comprendido entre este monte y el conocido como de Álvaro.
Aún así, nada nos libra de seguir sumando metros de altura con las que divisar perfiles ya conocidos a nuestra espalda, como aquellos que flanquean la Ría de Camariñas y la depresión que recorre el Río Anllóns.
Con todo, no tardaremos demasiado en llegar al punto más elevado de esta jornada, a unos 260 metros sobre el nivel del mar, por un terreno más solitario con grandes extensiones de pastos y cereal.
Alto de la Pedra Mosquera
Hay un pequeño valle que nos hará descender para cruzar el Rego Covado, un cauce algo travieso, pero que vadeamos sin mayores dificultades. Después volvemos a ascender para recuperar los metros perdidos y alcanzar el Alto de la Pedra Mosquera.

Cruz da Pedra do Frade
En este punto comenzamos a virar al sur por una pista ancha jalonados en principio al oeste por un bosque de eucaliptos. Al otro lado, en la campiña oriental se emplaza sobre una roca la Cruz da Pedra do Frade.
Se dice que se construyó para conmemorar a un fraile que fue asaltado por unos bandidos cuando iba por el antiguo camino real que lleva de Vimianzo a Muxía. De hecho, este camino que ahora recorremos hace de barrera limítrofe entre los dos concellos.
Tramo común con la Vía Mariana Luso Galaica
Por su parte, la Vía Céltica también comparte algunos tramos con la Vía Mariana Luso Galaica, un recorrido que parte desde la ciudad de Braga y llega a Muxía pasando por Santiago de Compostela.
Por el Valle del Río Castro
Abandonamos la ancha pista de zahorra para introducirnos en otra más espesa de vegetación que acomete un bonito descenso al Valle del Río Castro.
No tardaremos demasiado en percibir cómo aumenta la humedad del ambiente, los hongos aprovechan bien estos entornos para reproducirse, como por ejemplo estos ejemplares de setas que salen en verano y otoño, conocidas como bolas de tierra común o, según el nombre científico, Scleroderma Citrinum.

Puente Vao Pedroso
Al poco, llegamos a lo profundo del valle, donde el Río Castro circula envuelto por la espesura vegetal y pasa bajo las piedras del Puente Vao Pedroso, una estructura que casi parece mimetizarse con el entorno al estar tapizado de musgo.
En su cara norte, el puente dispone de unos tajamares que facilitan la circulación del agua por los cinco ojos de los que se compone.
Cuidado al cruzar por su parte final porque parecen faltar algunas piedras. El puente no puede ser más rústico, y antiguo aunque súper pintoresco. Seguro que antaño lo atravesaron también numerosos peregrinos.
El sendero que nos va a sacar de aquí tampoco se queda atrás en belleza, jalonado por muretes de piedra arropados por una variada gama vegetal y arbórea.
Puente das Carreixas
Desafortunadamente no dura demasiado y la reforestación de eucaliptos vuelve a la carga. Pero hoy la suerte nos acompaña y el camino quiere mostrarnos otro paso ancestral, el conformado por el Puente das Carreixas, pero en esta ocasión construido para cruzar el Rego de Berdoias.
La factura de sus piedras está algo más labrada que la del Vao Pedroso y dispone de tres ojos creados por el emplazamiento de las planchas verticales de piedra a modo de pilares.
Precioso espacio en cuyas riberas también se dejan ver algunos molinos harineros que aprovechan el curso del agua para mover sus mecanismos.
El camino que seguimos al otro lado del río también se arregló antaño con algo de empedrado para facilitar el tránsito de carretas y peatones, sobre todo en las estaciones en las estaciones de climatología más adversa.
Berdoyas
La salida desemboca en la AC-552 que cruzamos con precaución para luego entrar en Berdoyas por medio de una cancela.
Iglesia de San Pedro de Berdoyas
La urbe nos recibe con el pequeño templo de San Pedro en el que sobresale su torre de estilo ecléctico en comparación con las dimensiones del resto del edificio. En general, la Iglesia es de estilo barroco, construida a inicios del siglo XVII aunque la fachada principal fue reedificada en el XIX.

La Capilla Mayor fue mandada a construir por el noble Alonso de Lema en 1604, como bien reza una inscripción en su muro meridional.
Sonia y Paquita nos abren las puertas al interior para que podamos observar una nave de planta de salón que termina en una bonita cabecera con bóveda nervada que forma una estrella. Las intersecciones de los nervios se adornan con claves con la central grabada con el nombre Alonso de Lema.
El templo carece de retablos pero sí contiene diversas imágenes, como la del Patrón del edificio, San Pedro, de estilo neoclásico; la del Santo Ángel de la Guarda acompañado por un niño; el Cristo atado a la Columna; la Virgen Inmaculada o la de la Virgen Dolorosa.
Por su parte también se dejan ver varias pilas bautismales de bastante antigüedad.
El legado feudal
Todavía nos resta poco más de kilómetro y medio para llegar a Romar, final de etapa, pero nosotros nos quedaremos aquí, en Berdoyas, muy bien acompañados por Sonia y Paquita que nos cuentan cómo el Rey Felipe II hizo cedió el señorío de Berdoias a Alonso de Lema tras la buena actuación del hidalgo en la guerra contra los moriscos en las Alpujarras Granadinas.
Sorprende el dato que dice que hasta inicios de este siglo se ha mantenido el sistema feudal de arrendamientos, donde los vecinos no podían ser dueños de sus propias casas y tierras por pertenecer a poderosas familias de linajes ancestrales. Ya en el año 2000 la ley cambió y los vecinos pudieron comprar las casas y fincas arrendadas.
Dentro del rico patrimonio del lugar todavía se conserva la casa que los Lema construyeron en el año 1607.
Palomar de Berdoyas
También echamos un vistazo a uno de los palomares, éste con acceso al interior donde podemos ver las paredes de la construcción circular totalmente forrada de nichos. Vamos, todo un patio de vecinos.
Para terminar, Sonia y Paquita se despiden de nosotros en la antigua escuela de Berdoias, habilitada hoy como Centro de Acogida de Peregrinos. Aquí descansaremos hoy. Os recomendamos ser previsores y llevar cosas para la cena ya que no hay servicios de alimentación cercanos.
¡Ah! Y no os olvidéis de dar las gracias a esta estupenda familia que cuida de mantener decentes estas instalaciones para que podamos sentirnos cómodos.
Nada más amig@s, hasta la próxima!

