
BARIZO – NEMEÑO
En el concello de Malpica de Bergantiños disponemos también de la variante de Barizo, tramo que se inicia desde su puerto homónimo con vistas espectaculares a su playa, los Montes da Insua y Beo y las Islas Sisargas.
Recorreremos solo los primeros siete kilómetros que hay hasta Nemeño, donde el camino confluye con la variante que parte desde Ponteceso, que afrontaremos en otra jornada.
Pese a la corta distancia que abarcamos, el trayecto contiene unos hitos arquitectónicos de importante relevancia como son las Iglesias de Santiago de Mens y San Martiño de Cores.
Entre sus claras evidencias de estilo románico destacamos el taqueado jaqués, elemento que según algunos estudiosos se empleaba para señalar el templo como lugar de acogida de peregrinos.
Puerto de Barizo
Hola amig@s!
Nos encontramos en el concello de Malpica de Bergantiños, en su Puerto de Barizo, otro de los puntos de inicio que los peregrinos venidos por mar tomaban para dirigirse hacia Santiago de Compostela.
Este pequeño complejo portuario está dedicado sobre todo a la pesca de bajura y la ensenada en la que se ubica se vale del Monte Nariga al oeste y el Monte da Insua al este para cobijarse de los fuertes temporales.

Por su parte, los afloramientos rocosos de Restingas do Co también ayudan a apaciguar la entrada de la lengua de agua facilitando con ello el fondeo de las embarcaciones.
Playa de Barizo
El Camino nos lleva hacia el sur, tierra adentro, bordeando el accidentado litoral de Os Loureiros hasta situarnos a la altura de la Playa de Barizo. Al igual que el puerto, este arenal de unos 200 metros de longitud, goza del cobijo de los accidentes geográficos que protegen la ensenada.

Al este, detrás del saliente Pedra das Garzas, se dejan ver las Islas Sisargas, con la mayor de ellas exhibiendo la baliza del Faro de San Adrián.
No es la primera vez que gozamos de este precioso entorno ya que hace varios años el Camino de los Faros nos brindó la oportunidad de recorrerlo. En aquella ocasión, la luz del día coloreó el agua de azules turquesas y de un blanco reluciente su fina arena.

Vistas privilegiadas a las que tiene acceso este cruceiro, sobre todo su Cristo Crucificado que mira al norte. Al otro lado, la talla de lo que parece ser una Virgen Dolorosa.
Iglesia de San Pedro de Barizo
Este hito antecede al camposanto de la Iglesia de San Pedro de Barizo, complejo al que nos aproximamos por su flanco meridional.
Las líneas barrocas del templo ya se advierten en la espadaña con la rotura en la continuidad de las formas y los pináculos del cuerpo superior. Este último elemento también se aprecia en los extremos de la fachada principal, una entrada que da acceso a un edificio de una sola nave, pero presentando una cabecera o ábside de menores dimensiones.
La iglesia está rodeada de un pequeño murete de piedras sobre el que desfilan una serie de cruceros.
O Castro, O Picho y A Casa Grande
Tras esta breve parada reanudamos la marcha en ascenso adentrándonos en los dominios de O Castro, lugar donde la ganancia de altura nos ofrece nuevas perspectivas a Barizo, las Sisargas e incluso al Monte de Beo frente a estas últimas.
Son pocos los metros a recorrer por O Castro para pasar a las calles de O Picho primero y segundo por A Casa Grande, donde un cruceiro apoya a la señalización la dirección a seguir.
Mens
Luego, la campiña se interpone unos cientos de metros hasta la siguiente entidad de población, A Pía do Rei. Sus calles conectan rápidamente con Mens, lugar donde se emplaza el hito más destacado de la jornada y cuya estructura ya empezamos a adivinar entre los tejados de la urbe: la Iglesia de Santiago de Mens
Iglesia de Santiago de Mens

Un Cruceiro junto al murmullo de un pequeño arroyuelo que desciende del Monte Asalo precede la llegada al templo.
El origen de la Iglesia de Santiago de Mens fue un convento benedictino del siglo X del que hoy nada conserva de las dependencias de los monjes. Su templo de tres naves resistió y en el siglo XII se le añadieron los ábsides semicirculares románicos de la cabecera, aparte de otros elementos de este estilo.
El taqueado jaqués, símbolo de lugar de acogida a peregrinos
En este sentido encontramos las ventanas de arco de medio punto de los ábsides, siendo la central la más rica en ornamentos al disponer de columnas con capiteles de motivos vegetales. Las tres ventanas presentan una chambrana o moldura exterior decorada con tacos cilíndricos.
El elemento arquitectónico del taqueado jaqués o ajedrezado también podemos encontrarlo exteriormente en la puerta meridional de la iglesia y parece ser que era una manera de anunciar que el templo era lugar de acogida de peregrinos.
Otros componentes románicos lo constituyen los canecillos bajo las cornisas, que manifiestan diversa temática, aunque los que llaman más la atención son aquellas figuras humanas en posiciones más que discutibles exhibiendo sus partes nobles.
Se dice que representan algún tipo de pecado de la carne, que debemos dejar fuera del templo para poder purificarnos en el interior del mismo.
Por su parte, la fachada principal se reformó estilo barroco aunque con retazos neoclásicos como así exhibe su torre de campanario con relieves de columnas jónicas. Como bien reza una inscripción, este cuerpo se levantó en el año 1884.
Interior de Santiago de Mens
Pasando al interior contemplamos la planta de tres naves separadas por filas de arcos de medio punto que nos dirigen a su ábside central, cuyo altar lo presiden las figuras de Santiago y la Virgen Inmaculada.
En los cuerpos de las ventanas del ábside central se adivinan estrellas de cinco puntas pintadas al fresco. Motivos vegetales adornan los capiteles de este espacio y el taqueado jaqués configura la línea de la imposta.
De otro lado, el ábside norte contiene un capitel que difiere en temática, donde dos leones nos observan amenazantes enseñando sus fauces. También aquí encontramos una valiosa talla del apóstol Santiago del siglo XIV.
Muy antiguas también son estas cartelas de madera mostrando a monjes benedictinos ¿pertenecerían al Convento original?
Subiendo al coro podemos contemplar mejor las cubiertas de la nave, hechas de madera con vigas soportadas por pendolones con zapatas ornamentadas.
Damos un vistazo general a la iglesia y a otras piezas de interés antes de salir al templo para continuar nuestro viaje hacia el sur.

Torres de Mens
Por aquí solo tendremos que andar unos pocos de metros para introducirnos en el sitio de As Torres de Mens, núcleo que lleva el nombre de los bastiones defensivos que divisamos al oeste.
Pertenecen a un castillo del siglo XV mandado a reconstruir por Lope Sánchez de Moscoso tras las revueltas irmandiñas; unas contiendas donde el campesinado se alzó en armas para luchar ante los abusos de la nobleza.
Se dice que este edificio estaba conectado por un túnel subterráneo con la cercana Iglesia de Santiago de Mens, una vía de escape que el conde pudo utilizar en algún momento comprometido.
También cuentan las leyendas que en los campos donde antaño pudo discurrir este pasadizo hoy crece mejor el maíz y el trigo cultivado.

Desde la carretera DP-4307 a la que pronto nos incorporamos todavía se dejan ver las tres torres de unos 12 metros de altura hechas a base de sillares.
De igual forma, por esta pista de asfalto pasaremos del concello de Malpica de Bergantiños al de Ponteceso, e iremos remontando casi sin darnos cuenta el valle conformado por los caudales del Rego da Chanca y Rego do Agro.
Como se puede observar, la mayor parte de este tramo discurre sin arcén pero bien es cierto que el tráfico es muy reducido y hay bastante visibilidad tanto para peatones como para conductores.
Cores
Con todo, tras 900 metros recorridos, las señales hacen un paréntesis en esta carretera para llevarnos al lugar de Cores.
Una pista de zahorra y otra almohadillada por la vegetación nos dan acceso a sus calles de viviendas de arquitectura tradicional.
Entre todas las casas hay una que resalta a la salida de la población, que nos llama la atención por algunas de sus estructuras almenadas, aunque no tenemos muy claro si se trata de un antiguo Pazo, un complejo turístico o los antojos añadidos a la vivienda de un vecino pudiente.
En cualquier caso no deja de ser pintoresco y su estampa se puede disfrutar mejor realizando un pausa mientras nos avituallamos en la Fuente de Cores.
Por su parte, hay otros escenarios que admirar mientras progresamos por el área de Cores. De un lado, del cercano edificio de la Iglesia de San Martín navegando entre maizales, y de otro lado del barrio en el que dicen se encuentra el hórreo más alto de Galicia aunque a decir verdad, apenas reparamos en él.

A continuación, la señales nos devuelven a la DP-4307 donde nos recibe un Cruceiro de tipo de Cruz con los extremos de los brazos florenzados y un capitel labrado con volutas.
Iglesia de San Martín de Cores
Este elemento religioso es la antesala al siguiente, la Iglesia de San Martín de Cores. La imagen del patrón a la que está advocado el templo nos da la bienvenida.
El templo es de orígenes románicos del siglo XII aunque el siglo XVIII sufre reformas barrocas como las perceptibles en la fachada principal donde se alza una esbelta torre campanario.
El busto de un párroco muy querido por los parroquianos se yergue a un lado como reconocimiento a sus labores a la hora de dar valor al patrimonio cultural de Ponteceso.
De la factura románica de la iglesia podemos ver, de un lado, esta saetera situada en el muro norte. También en este flanco se conserva la entrada románica de una arquivolta con arco de medio punto y guardapolvo ajedrezado, esto último como evidencia de templo que daba acogida a los peregrinos.
Las columnas se decoran con capiteles de motivos vegetales y el acceso de entrada se decora con ménsulas que describen las figuras de unos carneros.
Sarcófagos del siglo VI o VII
Detrás del templo, en la pared oeste del brazo meridional se han colocado un par de sarcófagos datados entre los siglos VI o VII después de Cristo. Cabe señalar que cerca de aquí pasaba la Vía romana XX, también llamada “per loca marítima” lo que hace pensar que seguramente hubo un asentamiento romano posteriormente cristianizado.

En otro orden de cosas, accediendo al interior del edificio, nos encontramos con una iglesia de planta de cruz latina en cuya cabecera se planta un retablo de estilo neoclásico. En el cuerpo superior, San Martiño rasga su manto para servir de abrigo a un méndigo aquejado de frío.
En la bóveda de cañón del altar también se dejan ver bajorrelieves con escenas de la Pasión Cristo.
Así mismo, los brazos de la planta también se presiden con retablos. El primero de ellos, el meridional, es de estilo neoclásico y exhibe imágenes de diversa factura. El segundo, el septentrional, es de estilo barroco y está dedicado a la Virgen del Rosario.
Finalmente, antes de salir de la Iglesia reparamos en una pila bautismal, de época románica.
No podemos abandonar este lugar sin fijarnos en el singular Cruceiro que acompaña al templo. En la Cruz, Cristo aparece con las rodillas muy flexionadas con un clavo en cada pie. Al otro lado, una talla de la Virgen en posición orante.
A Campara
La carretera DP-4307 vuelve a convertirse en nuestra compañera de viaje aunque en estos metros que nos dirigen por el lugar de A Campara se agradece un carril peatonal a nuestra izquierda.
A la salida de este núcleo el arcén pasa a la derecha, pero antes de colocarnos en él oteamos ya en el horizonte las viviendas de Nemeño, el objetivo final de este tramo.
Nemeño
No obstante, las señales nos devuelven rápidamente a la otra orilla de la carretera para entrar en Nemeño por una pista vecinal. Aquí nos sale al paso una especie de abrevadero aunque ahora mismo no parece estar en sus mejores momentos.


Posteriormente, cruzamos de nuevo la DP-4307 para terminar el la Iglesia de San Tomé, punto en el que esta variante confluye con la que parte desde el Puerto de Corme. Conoceremos un poco más de este templo en la jornada siguiente.

Hasta la próxima!

