PORTOMOURO – SANTIAGO de COMPOSTELA
La Iglesia de San Cristovo y la necrópolis medieval de A Pedra do Home sirven de reclamo para la el desvío inicial de esta última etapa de la Vía Céltica.
Luego, comenzamos la marcha desde Portomouro ascendiendo el valle del Río Tambre por la carretera DP-0701
⚠️ Atentos porque esta subida se ha modificado para beneficio de los peregrinos ya que evita el asfalto y recorre el campo de golf Real Aeroclub de Santiago.
El ascenso hace un alto en la visita a la Ermita de Nuestra Señora de Belén, ya en el concello de Santiago de Compostela, para luego continuar hasta los montes que dan al valle del Rego de Anduriña, donde se emplaza el lugar de O Roxido.
En este agradable núcleo rural de casas se encuentran unos petroglifos que no llegamos a descifrar con claridad debido a la posición del sol que no generaba las sombras adecuadas. Ahí os dejamos el reto de descubrirlos.
Tras superar el collado existente entre el Cotón de Ladeiñas y el Cotón do Clavo llegamos a Mercuto, donde aprovechamos un bar para reponer algo de fuerzas.
El Camino progresa después por el valle del Rego de Vrins y sube por los montes Modesto Anido y Fontecova hasta llegar a la cumbre del Monte Pedroso, cota que nos regala una de las estampas más fantásticas a la ciudad de Santiago de Compostela y a su Catedral.
El resto de kilómetros nos lleva en volandas por un Vía Crucis hasta una de las mejores entradas del Camino de Santiago que finaliza nuestra peregrinación en la ansiada Plaza del Obradoiro.
Portomouro
Hola amig@s!
Iniciamos la última etapa de la Vía Céltica justo como la terminamos la jornada anterior, cruzando el curso del Río Dubra.
La espesura de la vegetación de ribera impide ver su desembocadura en el Río Tambre a poco más de 250 metros de distancia. Luego podremos ver el cauce de este último río, ahora toca despertar con un buen desayuno en el Bar Novais de Portomouro, donde parece que hay buena afición a los juegos de cartas.
Visita opcional a la Iglesia de San Cristovo y Pedra do Home
Antes de hacer caso a las señales xacobeas vamos a realizar una visita de interés que nos plantea la Vía Céltica. Para ello hay que desviarse al este de la población, encarando corto pero fuerte ascenso por los perfiles meridionales del Chan dos Carreiros.
Esta pista vecinal conectará con la DP-5903, carretera que nos conducirá al lugar de A Igrexa. Los carteles indicativos nos van dando pistas de los hitos monumentales a visitar, aunque a medida que avanzamos también podemos ir disfrutando de otros elementos etnográficos.
Iglesia de San Cristovo
Pronto alcanzamos el primer motivo de subir hasta aquí, la Iglesia de San Cristovo. Este edificio es una construcción llevada a cabo entre los siglos XVI y XVIII.
Sus muros faltos de ornamentos están hechos a base de sillares de granito, aunque se percibe también la reutilización de algunos elementos, como lo que parecen ser piezas de antiguos sarcófagos encontrados por la zona.
El único elemento que rompe las líneas sobrias del templo es la espadaña barroca, con campanario de dos vanos rematados por tres pináculos, el central levantado sobre una pirámide de sinuosas formas perforada por un círculo central.
Contiguo a la iglesia se alza un cruceiro de tipo de cruz con los extremos de los brazos florenzados. Llama la atención, el banco a modo de oratorio en el que los fieles dejan piedras que simbolizan ofrendas para pedir bendiciones.
A Pedra do Home
El segundo motivo de este paréntesis en el camino lo encontraremos unos pasos más al norte, dejando atrás la iglesia y el cementerio de Portomouro.
Tendremos que realizar un último esfuerzo para llegar a él, pero merecerá la pena.
Aquí está, A Pedra do Home, así se llama este afloramiento granítico que presenta tres sarcófagos antropomorfos excavados en la roca.
Antiguamente había más, pero este mogote de piedra fue dinamitado a mediados del siglo pasado por una persona empeñada en encontrar un supuesto tesoro ligado a una leyenda.
Se desconoce el momento exacto de creación, pero este tipo de tumbas solía verse en la Edad Media, sobre todo entre los siglos V al XI.
El cementerio sigue el rito cristiano, ya que la orientación de estos espacios dirigen los pies de los difuntos a la salida del sol y la cabeza, en cambio, hacia su puesta.
La existencia de esta necrópolis puede deberse a su pertenencia a un antiguo santuario hoy desaparecido, por ello cobra sentido también la presencia actual de la Iglesia de San Cristovo anteriormente visitada.
Con todo, no cabe duda de la cautivadora ubicación de este cementerio, un buen lugar para el descanso eterno con vistas al valle en el que se unen los ríos Dubra y Tambre.
De regreso a Portomouro
Regresaremos de nuevo a Portomouro para acercarnos a estos cursos de agua e iniciar la marcha siguiendo las señales del camino.
Una vez en el lugar escapamos de la carretera DP-5903 por la Rúa Rueiro para colocarnos paralelos a la orilla oriental del Tambre, justo a la altura en la que empieza a recibir las aguas del Dubra, aunque la arboleda y las propiedades de los vecinos no nos permitan verlo.
Puente de Portomouro
No obstante, pasados unos metros, se abre una pequeña ventana al río y al puente, este último reformado en el siglo XX para mejorar la circulación del tráfico. La obra anterior era de mediados del siglo XIX y había que pagar peaje para cruzarlo.
Pasaremos bajo su arcada para poder acceder a él por el extremo oriental y así poder cruzarlo.
Por aquí nos iremos despidiendo de Portomouro, lugar relacionado con una leyenda del traslado del cuerpo del Apóstol Santiago en la que la caída de un puente impidió el avance de unos romanos que iban a dar caza a sus discípulos.
Actualización del tramo desde Portomouro
Prestad atención al tramo que viene a continuación porque ha sido modificado recientemente en beneficio de los peregrinos. Ahora, en lugar de tomar la comprometida carretera DP-0701 durante dos kilómetros, el camino atravesará un entorno mucho más placentero y relajado, el campo de golf Real Aeroclub de Santiago.
Cernadas
Nosotros no disfrutamos de esta actualización así que carretera al bolsillo hasta el lugar de Cernadas. Aquí el camino sí es el mismo en ambos casos.
El paso por este sitio evita un tramo de la vía principal pero nada nos va a librar de tener que cruzarla de nuevo cientos de metros más tarde.
Belén
El carril en el que ahora nos incorporamos nos introduce en el lugar de Belén, una entidad de viviendas famosa por su conjunto monumental.
Capilla y Fuente de Nuestra Señora de Belén
En principio nos recibe una triple escalera con balaustradas, llevándonos la central a la milagrosa Fuente de Nuestra Señora de Belén.
Se dice que un peregrino muy enfermo que se dirigía a Santiago de Compostela bebió de ella y como consecuencia expulsó una serpiente por la boca curándose milagrosamente de su dolencia. En agradecimiento, el peregrino hizo una muy generosa donación para construir la capilla.
Por su parte, también se cuenta que las tierras regadas con estas aguas son capaces de dar hasta dos cosechas.
La romería en honor a la Virgen de Belén se celebra en el mes de septiembre.
El templo se construyó en el siglo XVIII en estilo barroco compostelano. Exteriormente se adivina una planta de cruz latina con brazos de tejados a dos aguas coronados por cruces y de extremos con cornisas voladas.
La torre campanario dispone de un cuerpo con vanos de arcos de medio punto y otro que remata la estructura con cúpula y una serie de pináculos.
Junto a la fachada principal, en el muro sur, se ubica un reloj de sol que pudo ser creado en el año 1767, al menos es la fecha que parece adivinarse entre sus inscripciones.
Interior del templo
A continuación pasamos al interior del templo para descubrir sus bóvedas de cañón con arcos fajones. En la intersección con los brazos de la planta, esta bóveda pasa a ser de arista, compuesta por arcos elípticos que se cruzan en el vértice superior.
Una de las joyas de esta iglesia la encontramos en el retablo del altar, que exhibe entre sus filas un tímpano gótico del siglo XIV. En él apreciamos la figura de la Virgen de Belén en posición de Majestad con el Niño y las escenas de la Adoración de los Reyes y la Presentación en el Templo a los lados.
La peculiaridad de este tímpano es que fue labrado por los dos lados. Para conocer el reverso tenemos que entrar en la Sacristía. La imagen que escenifica es la del Calvario y además, aparecen dos personajes arrodillados en los extremos que podrían ser los donantes de esta obra.
Aprovechamos que estamos en la Sacristía para filmar un bonito Portal de Belén con figuras creadas con piedras pintadas. Encontramos otro portal frente al retablo de San Juan Bautista, en el brazo norte, pero este se centra en la figura de la patrona adorada por los Reyes.
Del mismo modo, en el brazo sur, justo en frente al retablo que alberga la talla Santiago Peregrino, encontramos otra representación más de la Virgen de Belén, esta de mayores dimensiones y de líneas más dulces.
Aquí, el Niño Jesús aparece mirando al Rey Baltasar.
Y desde el Retablo Mayor, nos mira a nosotros una hermética figura de Santiago Peregrino, lo que nos recuerda que debemos reanudar la marcha.
Nos despedimos del lugar de Belén pasando junto a su Cruceiro, que muestra los brazos de la cruz biselados mostrando un botón circular en el centro de ambas caras.
Por el Concello del Santiago de Compostela
Salimos de la urbe por un camino de zahorra que continúa el ascenso que venimos realizando desde Portomouro, en el Val do Dubra, concello que ya dejamos atrás pues las tierras que dominamos ahora son las correspondientes a las de Santiago de Compostela.
El final de este ascenso culmina en un tupido firme de helechos que nos acaricia hasta alcanzar el horizonte conformado por el valle del Rego de Anduriña.
O Roxido
A cierta distancia se deja ver las casas de O Roxido, lugar que muy pronto atravesaremos.
Antes tenemos que descender por el monte y disfrutar de una buena extensión de maizales.
Petroglifos de O Roxido
Estad atentos porque a la entrada de O Roxido hay una manifestación de arte rupestre. Se encuentra en este afloramiento rocoso en medio de una finca.
Lo ideal es visitar este hito a la luz de la tarde, porque con el sol en alto no se generan las sombras que te permiten adivinar los petroglifos de la roca. Se ven algunos surcos y hoyuelos pero nada de la alabarda o arma blanca que nos interesaba descubrir. Ahí os dejamos el reto.
El tránsito por O Roxido es encantador, un núcleo de casas tradicionales que extiende sus tentáculos rurales hasta donde las elevaciones circundantes se lo permiten. Nosotros vamos a encarar aquellas concernientes al flanco suroriental para sumergirnos en un sendero campestre que surca un collado entre el Cotón de Ladeiñas y el Cotón do Clavo.
O Mercuto
La coronación de este alto nos introduce en el Concello de Ames, donde terminamos dando con la carretera DP-0701 que nos dirige al lugar de O Mercuto.
Por fortuna, entre su fila de viviendas encontramos un sitio para poder matar el gusanillo del hambre: la Taberna O Cruce.
Alto A Cruz
Reponer fuerzas nos va a venir bien, ya que tras abandonar esta aldea por una calle que parte desde la carretera DP-0701 iniciamos un nuevo ascenso de monte.
La subida no es que sea muy exigente, pero con el sol pegándote directamente en el cogote se agradecen las intermitentes sombras de robles y eucaliptos.
Tras un kilómetro aproximadamente alcanzamos el alto A Cruz, momento en el que el terreno empieza a hundirse en el valle del Rego da Portela. En el horizonte opuesto, se plantan por un lado las casas del lugar de Vrins y por el otro las antenas de repetición delatando los cercanos Montes de Fontecova y Pedroso.
A Portela
Descendemos este alto para alcanzar las vegas de este valle y colocarnos en las calles de A Portela, entidad de viviendas que permanecía oculta a nuestros ojos debido a la profundidad del perfil.
No os dejéis engañar por esta recta que os llevaría directos hasta Vrins, ya que las señales viran para dirigiros por un entorno más natural, entre pequeños muros de piedra y la espesura vegetal ascendiendo el terreno de Campo da Fonte.
Una bonita senda que disfrutamos a conciencia por ser una de las últimas pertenecientes a este Camino de Santiago de la Vía Céltica.
Un solitario Cruceiro nos llama la atención asomando entre la arboleda. A pesar de estar perjudicado en uno de sus brazos de extremos florenzados, cumple bien su función, que es la de anunciar una próxima intersección en el recorrido.
Daremos con ella apenas 150 metros más adelante, cuando la carretera DP-7803 se interponga en nuestros pasos. A continuación, la cruzaremos para incorporarnos seguidamente en un carril asfaltado que afronta la depresión del Rego de Vrins.
Fontecova
Por aquí el perfil volverá a ascender, en esta ocasión por el Monte de Modesto Anido primero para después hacerlo por el de Fontecova, donde hay un complejo de viviendas que reciben el mismo nombre.
Monte Pedroso
Al frente, la cima del Monte Pedroso, la cota que nos aguarda con un premio que no nos va a dejar indiferentes. Esta recompensa se hace esperar, y además hay que trabajarla con unas últimas rampas que van perfilando las vertientes occidentales del monte, teniendo siempre como punto de referencia la impresionante atalaya de antenas de comunicación.
Ahora sí, amig@s, al otro lado del monte, el premio. Ante nosotros, la ciudad de Santiago de Compostela postrada a nuestros pies prácticamente en su totalidad, y no podemos quedar más perplejos por lo bien que se divisan las banderas finales de este Camino, las inconfundibles torres de la Catedral.
De todas las entradas que hemos vivido a la ciudad compostelana esta quizá sea la más impresionante donde, además de las generosas vistas a la urbe y al templo del Apóstol se dejan ver otros hitos de relevancia, como el puntiagudo Pico Sacro, éste ligado a la leyenda de la Traslatio.
Monumento a la Cruz
Aquí, en el Monte Pedroso, a más de 450 metros sobre el nivel del mar se levantó en el año 1900 el Monumento a la Cruz a petición del Cardenal Martín de Herrera, llevándose a cabo la sugerencia del Papa león XIII en la que se proponía colocar cruces en los perfiles visibles más elevados que rodeaban Santiago para que los vecinos pudieran rezar al verlas.
Se cuenta que si rezas mirando a este monumento se te concederán 300 días de indulgencias.
Vía Crucis
No será la única cruz que veamos en este monte, ya que el camino que desciende a Santiago de Compostela está salpicado de ellas debido a un Vía Crucis creado en 1909 gracias a las contribuciones del pueblo.
Estas inclinaciones que ahora descendemos, las ascendió en el siglo XIII el propio San Francisco de Asís en una peregrinación. Consiguió llegar a la cima gracias a la ayuda del carbonero Cotolay, un paisano que vivía en los alrededores y que también ofreció cobijo al santo.
Se dice que la creación del Convento de San Francisco que hay en Santiago nació del fruto de la relación de amistad que surgió entre ambos.
San Ignacio do Monte
Tras poco más de un kilómetro de bajada nos incorporamos a la Rúa Casas Novas, en el lugar de San Ignacio do Monte. La entrada de la Vía Céltica sigue sorprendiéndonos ya que apenas perdemos de vista la catedral en estos tramos finales.
Santiago de Compostela
Otro estupendo mirador en el que regocijarse lo encontramos en el Parque do Monte Pío, donde el día despejado ayuda al esplendor de las panorámicas.
Ahora sí, amig@s, llegamos a los últimos metros de esta Vía Céltica, un itinerario que bien merece su oportunidad; sus distintas variantes nos han demostrado el indiscutible legado que confirma el pasado tránsito de peregrinos.
Un patrimonio que ha permanecido dormido durante años y que afortunadamente, la Asociación Costavales y el Arciprestazgo de Céltigos ha sacado a relucir tras un exhaustivo trabajo de investigación.
Ha sido todo un lujo descubrirlo y sentirnos una pequeña parte de su historia, un relato que vuelve a escribir nuevas líneas en su libro de peregrinaciones; como las que escribimos nosotros, que un año más tenemos la suerte pisar la Plaza del Obradoiro para seguir sumando experiencias que nos dan vida.
Hasta la próxima!