3 · LABRUJA – PORRIÑO
Reanudamos la subida a la Sierra de Labruja, concretamente al Alto da Portela, afrontando ascensos de infarto para ciclistas. El descenso también conllevará algunos tramos comprometidos hasta la parroquia de Rubiães, donde se ubica un bonito templo románico y un puente todavía más antiguo.
Después remontaremos el Valle del Coura para encarar otro exigente ascenso hasta la Iglesia de San Bento da Porta Aberta, en Cossourado.
A continuación, un descenso emboscado desembocará en un tramo que nos dirigirá por el patrón ya familiar de pequeñas localidades diseminadas entre los campos de cultivos.
El la freguesía de Cerdal hacemos un merecido alto en el camino en la Quinta Estrada Romana para probar un suculento menú.
Posteriormente, no tardaremos mucho en recorremos la fortificada Valença para después cruzar el Miño y entrar en España por la monumental Tui.
Finalizamos remontando el Río Louro entre bonitos pasajes naturales hasta que una zona industrial nos introducirá finalmente en Porriño.
Quinta Labruja
Hola amig@s!
Amanecemos en la Quinta Labruja, este fantástico complejo del siglo XIX reformado para tener entre algodones a toda peregrina o peregrino que desee disfrutar de un merecido descanso antes de iniciar la exigente etapa de hoy.
Gisa y Fred la encantadora pareja que regenta el lugar se asegura de alimentarnos bien con el fin de administrarnos las fuerzas suficientes para afrontar lo que nos viene.
Aparte, la estancia está cuidada con mimo, aquí hay amor por lo que hacen y eso se nota en el trato y en los detalles. Para nosotros fue todo un acierto, os lo recomendamos.
Inicios con fuertes pendientes
Lamentablemente tenemos que empezar la etapa, la Sierra de Labruja y su Alto da Portela nos aguardan impacientes. Y sus pendientes no se hacen esperar.
El bonito entorno de esta parroquia nos permite agradables tomas de aire para luego poder reanudar la marcha.
Pequeñas huertas y algunas parcelas de viñedos todavía resisten a la accidentada orografía, aunque poco a poco irán desapareciendo conforme progresamos en el ascenso, que ahora nos castiga con esta empinada calzada de piedra.
Tras dejar atrás los núcleos de casas y rodar unos metros por la M522, nos incorporamos a una pista de tierra emboscada que, además de inclinada la encontramos embarrada.
Las lluvias acaecidas durante la pasada noche pasan testigo al terreno, que reblandece el firme haciéndolo algo más incómodo.
Por un momento, se deja ver al este, el Monte da Travanca aunque rápidamente volvemos a sentirnos atrapados por la arboleda. Un precioso tramo entre robles, eucaliptos y pinos en el que inevitablemente habrá que interrumpir las pedaladas en repetidas ocasiones.
En firmes no ciclables hay que armarse de paciencia
Mientras la pista no se encuentre plagada de bolos de piedra o bacheada por rocas podremos rodar con cierta normalidad, teniendo en cuenta que encaramos pendientes en torno al 12% de inclinación.
En este terreno a veces es triste ser ciclista ya que en muchas ocasiones vemos cómo los propios senderistas que ahora pasamos, después terminarán por adelantarnos. Pero bueno, nos lo tomamos con calma y con mucho humor.
Como veis, el camino alterna cómodas pistas forestales con otras que ya empiezan a requerir algo más de empuje.
Preparaos, porque si por algo dicen que la Sierra de Labruja no es recomendable para ciclistas es por tramos como estos. Hay verdaderos metros de escalones de piedra en los que no es fácil hacer rodar nuestro transporte, lo que hace que en ocasiones haya que coger la bicicleta a pulso.
Cruz de los Franceses
Vamos, un auténtico viacrucis. Quizá por esto hayan puesto aquí esta cruz (Cruz de los Franceses), pero no, aunque viene al dedillo como motivo de peregrinación, una placa nos dice que fue en este lugar donde los habitantes de Labruja emboscaron a los rezagados del Ejército de Napoleón durante la invasión de 1809.
Un poquito más por aquí y damos con otra pista forestal que solo disfrutaremos 50 metros ya que la señales así nos lo hacen saber.
Alto da Portela
Después, un último y duro tramo de unos 300 metros de longitud en los que habrá que seguir empujando la bici. Y una vez que llegamos arriba, alcanzando los 400 metros de altura en el Alto da Portela, lo que se apetece es un buen trago de agua.
No tenemos muy claro donde puede haber una fuente, pero ya que estamos aquí intentamos escudriñar las panorámicas que nos ofrece este cerro hacia el Valle del Labruja entre el velo de las nubes.
Subiendo por el cerro hay unas viejas propiedades y, sí, hay agua, que emana hacia unos abrevaderos aunque ante el desconocimiento de su potabilidad decidimos desecharla.
Y si lo que queríamos era agua ya se encarga la lluvia de regalarla. En fin, lo que son las cosas.
Reanudamos la marcha llaneando unos metros por el monte da Portela hasta que las indicaciones nos llevan al inicio del descenso. Este coincide con la senda ciclable que discurre por el concelho de Paredes de Coura.
Bonito descenso no exento de metros incómodos
La palabra descenso no siempre implica comodidad ni avanzar metros con facilidad. En este primer intervalo, entre la inclinación, las manos y maquinaria entumecidas por la lluvia más el firme irregular tendremos que extremar las precauciones.
Después solo tendremos que dejarnos llevar por los distintos toboganes emboscados donde ciertos elementos acaparan nuestra atención: por un lado este tosco Crucero del Peregrino de piedra al que peregrinos y bicigrinos colocan piedras y objetos en su base a modo de plegarias para el buen devenir de la travesía.
Y por otro lado, esta cabaña de piedra, vestigio etnográfico decorado por el musgo.
El descender por la cara norte de esta sierra significa circular por senderos más frondosos y húmedos lo que nos permite disfrutar de bonitas galerías de vegetación.
Freguesía de Agualonga
Finalmente, volvemos a la civilización conectando con los primeros núcleos de casas de la freguesía de Agualonga donde el terreno vuelve a sectorizarse en parcelas.
Aparte de las señales del camino, los cruceros también atestiguan la travesía. Este de aquí destaca por la pequeña hornacina en su base, hoy desocupada.
Después de los duros inicios de etapa se agradece este tramo de tendencia descendente por paisajes rurales con ingredientes ya familiares, aunque no por ello dejan de perder su atractivo.
En la lejanía se deja ver la Iglesia Mayor de Agualonga, de estilo barroco y dedicada a São Paio.
Continuaremos avanzando por esta parroquia evitando el asfalto en la medida de lo posible por caminos rústicos mientras vamos dejando atrás barrios como San Roque, Casal o Casco.
Freguesía de Rubiães
Pronto pasaremos de la freguesía de Agualonga a la de Rubiães, esta última con varios hitos monumentales de interés.
Iglesia de San Pedro
El primero de ellos lo encontraremos a la salida de esta franja emboscada que finaliza en un maltrecho crucero. Se trata de la Iglesia de San Pedro a la que finalmente llegaremos descendiendo por la carretera M1073.
De inicio el templo nos recibe de espaldas, al igual que la talla dedicada a San Pedro colocada aquí en 2019. Verles las caras tiene fácil solución, solo hay que ponerse frente a ellos.
Aunque la torre barroca se añadió en el siglo XVIII, el resto del edificio es del siglo XIII, al menos el año 1257 aparece en el tímpano de su portada románica.
En ella también apreciamos un Cristo en Majestad encajonado en mandorla y flanqueado por flores.
Tres de las 4 arquivoltas descansan en columnas con capiteles de motivos vegetales y zoomórficos. De las columnas centrales sobresalen las figuras de la Virgen y el Arcángel Gabriel como queriendo representar la escena de la Anunciación.
En el exterior del templo de una sola nave todavía se conservan con claridad los detalles del estilo románico, como es la decoración ajedrezada o los canecillos de las cornisas representando perros y figuras humanas. Se dice que estos están labrados bajo la influencia Gallega.
También hay románico en las ventanas, y en la portada del muro norte, que por cierto, da a un serial de tumbas entre las que también se deja ver este antiguo Miliario, perteneciente a una antigua calzada romana Vía XIX.
En el recinto también hay una fuente de agua fresca en la que podéis avituallaros.
Por el Valle del Coura
Para continuar el camino debemos incorporarnos a la carretera N201 y pocos metros después incorporarnos a una calzada empedrada en sentido descendente.
Este ramal navegará por las fértiles vegas del Río Coura, siguiendo el viejo trazado de Vía Romana XIX que conectaba Braga con Astorga.
Puente de Rubiães
Para cruzar el Coura se construyó este puente, que aunque sus orígenes romanos pueden datar del siglo II, bien es cierto que la factura actual es medieval.
Consta de tres arcos de medio punto aunque la frondosa vegetación apenas nos deja ver uno, el central, el más grande.
El camino progresa paralelo al caudal del río, en principio en suave ascenso.
Pero antes del segundo plato fuerte del día, el Coura nos regala este bonito espacio de remanso cargado de frondosa vegetación de ribera donde el cauce gira al este para despedirse definitivamente de nosotros.
Aquí corremos el riesgo de relajarnos demasiado, y no conviene, ya que seguidamente se inicia otra exigente subida.
Por esta pista empedrada podremos llegar a desniveles del 14% de inclinación.
Se interrumpe momentáneamente por las carreteras N201 y M1064 pero luego volvemos a tomar otra similar en la que habrá que seguir tomando buenas bocanadas de aire.
Pese al esfuerzo es placentero el rodar por aquí, entre robles y pequeños prados ya entre las freguesías de Cossourado y Linhares.
Capilla de Nuestra Señora del Alivio
Este tramo finaliza en el barrio de Pecene en el que se alza a pie de calle la Capilla de Nuestra Señora del Alivio, barroca, construida en el siglo XIX concretamente en el año 1825 como bien reza la placa de granito de su portada.
Iglesia de San Bento da Porta Aberta
Después nos sumergimos en la campiña de cultivos hasta finalizar el ascenso en la Iglesia de San Bento da Porta Aberta.
Este templo de factura barroca rural del Alto Minho se construyó en el siglo XVIII y contrario a su tradición, hoy no encontraremos las puertas abiertas con su Santo Patrón dentro esperándonos.
No obstante, sí podremos ver a San Benito en la hornacina de su frontón.
Para reanudar la marcha rodearemos la Iglesia por el norte tomando una nueva pista empedrada que después conecta con una de tierra emboscada en sentido descendente.
En esta parte encontraremos algunas fuertes pendientes con piedra suelta en las que habrá que estar atentos. Pero también hay intervalos en los que será más sencillo avanzar.
Freguesía de Fontoura
El tramo de monte se interrumpe primero en el barrio de Gontomil, para luego continuar otros tantos de metros hasta Pereira, en la freguesía de Fontoura donde ya finaliza el descenso más pronunciado.
Iglesia de San Miguel
La Iglesia de esta parroquia es la de San Miguel que deja ver su estructura barroca desde la distancia. La señales nos introducen en esta pasarela de piedra paralela a una canalización aunque si vais en bici podréis ir más cómodos por asfalto ya que consta de pocos metros.
Realizamos otra parada en Fontoura para ver otra perspectiva de su Iglesia y de un Cruzero del siglo XX que conmemora el tercer centenario de la Independencia de Portugal.
Los siguientes 2,5 km continuaremos descendiendo por cómodas pistas en las que alternaremos cultivos y zonas boscosas con pequeños núcleos de casas.
Quinta Estrada Romana (Cerdal)
Avanzar así se agradece aunque una vez llegados a la freguesía de Cerdal nos llaman la atención las instalaciones del Albergue de Peregrinos Quinta Estrada Romana.
Situado a mitad de camino entre Oporto y Santiago de Compostela, parar en este albergue de peregrinos merece realmente la pena: ya sea por estampar su pintoresco sello en las credenciales, por pernoctar en sus bien cuidadas y presentables instalaciones, o disfrutar del suculento menú que elaboran con dedicación.
El trato de los hospitaleros es excelente y de no ser porque vamos con algo de retraso en la etapa, bien nos hubiéramos echado aquí a la bartola.
Conectando con las vegas del Río Miño
El camino continúa descendiendo unos 700 metros más hasta que el perfil comienza asentarse por la proximidad de las vegas del Río Miño.
El desfile de firmes de este tramo es de lo más variado. De pistas adoquinadas pasamos a otras de tierra cerradas por la vegetación; cuidado aquí con los latigazos de las ramas.
También hay pistas de piedras, pero no adoquinadas, en las que las ruedas se hunden y hay que echar pie a tierra, bueno mejor dicho, a piedra.
Y por último, encontramos otro tipo de firme más, el encharcado, que no tiene mayor inconveniente más que saber sortear estas pequeñas piscinas.
Eido de Cima (Gandra)
Capela do Senhor do Bonfim
Todo esto nos permite disfrutar de un camino de lo más entretenido hasta el lugar de Eido de Cima, en la freguesía de Gandra, donde hacemos un alto en su Capela do Senhor do Bonfim.
Este sencillo y pequeño templo tras ser ampliado y restaurado, fue inaugurado por el Obispo de Viana do Castelo en 1994.
Iglesia del Divino Salvador (Arão)
Avanzando un poco más pronto daremos con otro templo, la Iglesia del Divino Salvador, localizado ya en la freguesía de Arão. Este edificio de factura barroca se construyó a mediados del siglo XVIII.
Valença do Minho
No mucho después, comenzamos a introducirnos en la ciudad de Valença do Minho y a sufrir lo que conlleva su entramado urbano.
Alcanzamos la Avenida de los Combatientes de la Gran Guerra para dar con los muros de la fortificación que ha enriquecido tanto la historia de esta localidad durante unos 800 años.
Fuerte de Valença
Aunque la mayor parte del complejo es una construcción barroca del siglo XVII para acometer los enfrentamientos por la independencia de Portugal, se sabe que la ciudad tuvo sus primeras murallas en el siglo XIII, en el reinado de Sancho I de Portugal, que las hizo levantar tras una serie de vicisitudes con el Reino de Castilla.
Entramos en el Recinto da Vila por su Puerta de Santiago o Porta do Sol y comprobamos cómo todavía tras tantos años de existencia, este lugar sigue siendo el centro neurálgico de la villa, hoy atestado de turistas que vienen a disfrutar de su comercio y los hitos patrimoniales que alberga.
Miliario Milla 42
Entre estos últimos encontramos un Miliario del siglo I DC que pertenecía a la Vía Romana XIX. En concreto, este cilindro señalaba la milla 42 en el camino que iba de Tuy a Braga.
Iglesia de San Esteban
Contiguo a este elemento se alza la Iglesia de San Esteban, de orígenes románicos del siglo XIII aunque posteriormente sufrió una reconstrucción neoclásica.
Iglesia de Santa María dos Anjos
Las mismas circunstancias se producen en el siguiente templo, el de Santa María dos Anjos aunque aquí parece que todavía conserva sus arcos románicos en la portada principal.
Capilla de la Misericordia
Junto a ella, una capilla, la de la Misericordia, construida en el siglo XVI en estilo barroco aunque en el XVIII se reformó con elementos neoclásicos.
Portas da Gaviarra
Finalmente, para salir de este complejo amurallado emplearemos las Portas da Gaviarra, la salida que todavía usan los peregrinos tras siglos de Camino de Santiago. Por ella nos introducimos en una especie de túnel en recodo para terminar escapando por la llamada Porta Afonsina.
Buen momento para ir despidiéndose de los baluartes y garitas que engalanan estos muros ya que por aquí nos alejaremos de Valença para terminar de pisar suelo portugués, en cuanto crucemos el magnífico viaducto que salva el Río Minho.
Puente Internacional Tui-Valença
El Puente Internacional Tui-Valença que une España con Portugal es una formidable estructura metálica construida en 1884, aunque su inauguración oficial no se llevó a cabo hasta 1886.
Desde esta pasarela se obtiene una estampa espectacular de Tuy, con su Catedral de Santa María coronando un cerro por el que se derraman el resto de viviendas. Un cerro con vistas al Río Minho, gran protagonista que ha marcado el devenir de esta localidad y de su vecina Valença.
Para continuar el camino descenderemos para avanzar por su agradable paseo fluvial hasta las instalaciones de un club de remo, desde donde obtenemos buenas panorámicas de Valença, o “la valiente” como oficialmente se denominó en el año 1262, en el reinado de Alfonso III de Portugal.
Tuy
No cabe duda que tanto Valença como Tuy fueron creadas como bastiones defensivos debido a la situación estratégica fronteriza y donde se controlaba el paso por el Río Minho.
Catedral de Santa María
En la Catedral de Santa María también hay muestras de este carácter defensivo por medio de las almenas de sus torres y muros.
Es como una Iglesia / Castillo. El templo es románico, construido en el siglo XII aunque posteriormente, en el XIII se le hicieron añadidos góticos, como por ejemplo la fachada principal, del año 1225.
Se dice que este tipo portada gótica es la primera que se hizo en la Península Ibérica. Entre la variedad escultórica de sus columnas destacamos personajes como San Pedro, San Juan Bautista, Salomón, Moisés o la Reina de Saba.
Espectacular es la decoración vegetal de las arquivoltas y las escenas de la Natividad en el tímpano. En la parte superior se ve por ejemplo la Adoración de los Reyes y en la inferior el Nacimiento de Jesús y la Anunciación de los Pastores.
Como apenas disponemos de tiempo se nos hace complicado visitar su interior y su recomendable claustro gótico, así que tendremos que dejarlo para una próxima visita más pausada.
Convento de las Clarisas
Aunque lo mismo nos pasará con otros monumentos religiosos, como el Convento de las Clarisas, sí que podremos ser testigos de ese urbanismo medieval de Tui, a base de casas solariegas y calles escalonadas.
Iglesia de San Domingos
Con todo, el casco antiguo de la urbe no quiere dejarnos sin que contemplemos la Iglesia de San Domingos, que pertenecía a un antiguo monasterio del siglo XIV. Después, en el XVIII se le hicieron reformas barrocas.
Exteriormente, de su anterior estilo gótico conserva, por ejemplo, la portada sur del crucero que dispone de una moldura con puntas de diamante rodeando sus dos arquivoltas, una de ellas ricamente decorada.
La temática de su tímpano trata la Adoración de los Reyes aunque el desgaste de la piedra la hace muy difusa.
Iglesia y Crucero de San Bartolomeu de Rebordáns
Y antes de abandonar Tui visionamos por un lado, un Crucero de 1770 que exhibe las tallas de San Pedro y San Bartolomé en su fuste y coronando, un Cristo crucificado y una Piedad.
Por otro lado la Iglesia de San Bartolomeu de Rebordáns, de factura románica del siglo XI-XII que sustituía a una iglesia anterior prerrománica.
La fachada y torre actual son del siglo XVIII. San Bartolomeu, en su hornacina, además de señalar un Evangelio parece indicarnos la dirección del camino.
Por la Vegas del Río Louro
Un camino que empieza a remontar las vegas del río Louro, afluente del Minho y donde el paisaje de campiña no parece diferenciarse mucho al de nuestros vecinos portugueses.
Puente de A Veiga
Precisamente, el siguiente hito de interés, el Puente de A Veiga se encarga de cruzar el Louro.
Compuesto de dos arcos apuntados y otros dos de medio punto, se dice que el puente tuvo orígenes romanos. De hecho, el itinerario se encuentra dentro de la antigua Vía Romana XIX. No obstante, la estructura que hoy está en pie es una construcción medieval.
Y aunque nos veis cruzando por él, realmente la señalización Xacobea nos dice que no lo hagamos. Así que a darse la vuelta.
Continuaremos un poco más por el entramado de pistas de la parroquia de Rebordáns hasta dar con la carretera PO-342, que salvará la Autopista A-55 por un paso a nivel superior.
Una pista peatonal irá paralela a la carretera durante poco más de kilómetro y medio para luego abandonarla por otra vecinal que nos irá introduciendo en un entorno más frondoso y natural.
La de Cruz de San Telmo en el Ponte das Febres
En el año 1251, un fraile dominico llamado Pedro González más tarde conocido como San Telmo, tuvo que abandonar su peregrinación por culpa de unas fiebres. Y al parecer lo hizo justo en este lugar, cuando iba a cruzar el Río San Simón por el Ponte das Febres.
Este hecho hizo que se levantara aquí una Cruz de granito en su nombre y un monolito recordando el acontecimiento.
Por su parte, el puente es de factura románica y para protegerlo del paso de los peregrinos se ha cubierto con tablones de madera.
El puente salva el Río San Simón, al que le faltan pocos metros para desembocar en el Louro.
Puente de Orbenlle (Ribadelouro)
Este bonito tramo que discurre ahora por la parroquia de Ribadelouro se interrumpe momentáneamente por el barrio de A Magdalena para después retomar el pasaje emboscado hacia un nuevo puente, el de Orbenlle.
Aunque se le conoce como Puente Romana de Orbenlle, su construcción es medieval. Está compuesto de un arco de medio punto y sus 24 metros de longitud nos permitirán cruzar el Río Louro.
El caudal nos hará compañía durante unos metros hasta salir de esta paraje natural conocido como Gándaras de Budiño, donde adquiere gran valor su fauna y flora.
Murales de Xai Óscar
A continuación no pasan desapercibidas estas pinturas que encontramos después. Son del autor Xai Óscar y están dispuestas en los muros de su casa familiar. La temática nos acerca al mundo peregrino y la Catedral de Santiago.
Bifurcación del Camino con dos alternativas
Y avanzando un poco más al peregrino se le plantean varias alternativas. Nosotros, viendo las horas tardías cogimos la opción menos atractiva, pero más rápida al transitar todo por asfalto. Os recomendamos la otra, que va por las Gándaras de Budiño.
Por aquí atravesaremos todo el polígono industrial de As Gándaras hasta incorporarnos finalmente a la N-550 que nos introducirá en Porriño, el final de etapa de hoy.
Porriño
Iglesia de Santa María de la Concepción
Mientras recorremos las calles para llegar al alojamiento le echamos un vistazo al exterior de la Iglesia de Santa María de la Concepción, construida a mediados del siglo XVI.
Casa Consistorial de Porriño
Y para finalizar, la Casa Consistorial de Porriño, un pintoresco edificio de inicios del siglo XX que con su estilo regionalista evocando elementos arquitectónicos del pasado dará el broche de oro a otra completísima jornada.
¡Hasta la próxima!