MALPICA – CASTROBÓ
Partimos de Malpica en ligero ascenso hasta dar con el valle del Rego de Camarada donde visitaremos la Iglesia de San Tirso.
Podremos disfrutar del Interior de este templo junto al de San Cristovo de Cerqueda y San Xoán de Xornes gracias a las atenciones del Párroco y del Sacristán del Concello de Malpica.
A este patrimonio monumental le sumamos otro mucho más antiguo, el Dolmen de Pedra da Arca, uno de los túmulos funerarios más importantes de Galicia. También añadimos el paso por el Río Anllóns por su puente A Ponte Dona del que se sabe fue levantado en 1839, aunque seguramente tiene orígenes más antiguos.
Por su parte, tampoco faltan en esta etapa los bonitos y frondosos senderos que nos van conectando a los extensos valles de campiña gallega cargados de pequeños núcleos de casas.
Un ambiente rural muy agradable en el que la caminata se convierte en una actividad muy placentera, excepto cuando algún perrete 🐕 te sobresalta con sus ladridos desde alguna propiedad 😅.
El itinerario oficial finaliza en Agualada pero nosotros, en nuestro afán de ir culminando tramos hasta los puntos donde convergen con otras variantes, finalizamos varios kilómetros antes.
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Malpica
Hola amig@s!
Nos encontramos en Malpica, pasando la tarde previa al inicio de la jornada de la Vía Céltica que nos llevará desde esta antigua localidad ballenera hasta el lugar de Castrobó.
Mientras llega ese momento hay que aprovechar las horas para asomarnos al paseo marítimo de la urbe y dejarnos embaucar por el atractivo de su litoral, con el marco de las tres islas que componen el conjunto de Sisargas cerrando el horizonte.
Son estampas que bien se pueden disfrutar con unas sabrosas sardinas asadas en varios locales que flanquean la Playa de Area Maior. Tenemos la suerte de coincidir en uno de los días en los que las sirven, así que a disfrutarlas.
Y mientras nos zampamos estas piezas, el Faro de San Adrián, en Sisarga Grande ya empieza a darnos señas de que cae la noche. A descansar pronto para amanecer bien temprano y con energía.
Puerto de Malpica
Para iniciar esta ruta nos desplazamos al puerto, que es por donde llegaban los peregrinos en sus embarcaciones. También aquí empieza el Camino de los Faros, con el popular Traski marcando el kilómetro 0 de este impresionante itinerario.
La longeva tradición pesquera de Malpica es una de las más activas de esta costa. La Cofradía de Pescadores es reconocida por su continua labor por mejorar la vida de sus trabajadores y ofrecer productos de calidad a la ciudadanía.
Ver llegar la flota de pescadores, la subasta de los pescados en la lonja o el minucioso trabajo de las “rederas” son grandes atractivos de este puerto.
Plaza do Cruceiro
Abandonamos el complejo por la Plaza do Cruceiro, donde se planta este elemento religioso elaborado en el siglo XX con piedra de granito. El fuste lo preside una imagen de San Julián y en el capitel adornado con volutas aparece un Cristo Crucificado con dos figuras arrodilladas a sus pies, en el anverso, y la talla de una Piedad en el reverso.
Plaza Anselmo Villar Amigo
Luego continuamos por la arteria principal de Malpica hasta la Plaza Anselmo Villar Amigo donde vemos las primeras señales de la Vía Céltica, relucientes como ellas solas.
Antes de dejarnos llevar por ellas nos acercamos al paseo costero para despedirnos de las playas y de las islas. Puede que estas horas tempranas son las que aprovechen algunas especies de animales para jugar y ejercitarse en la arena.
La Playa de Canido al fondo y la de Area Maior sobre estas líneas las flanquearemos por el interior, ascendiendo por la Avenida Emilio González que equivale a la carretera AC-418.
Oratorio de Fátima
De esta última pasamos a la DP-4307 de la que saldremos para dirigirnos al lugar de Cancela de Areas, donde nos aguarda un pequeño Oratorio que también sirve como peto de ánimas.
Acercándonos a su hornacina acristalada podemos descubrir la talla de una pequeña Virgen de Fátima que parece estar de buen humor.
Iglesia de San Tirso de Vila Nova
Salimos de Cancela de Areas y tomamos la vía DP-4305 durante unos 800 metros atravesando los campos de As Pedras y A Lamela para llegar al primer templo de esta jornada: la Iglesia de San Tirso de Vila Nova.
En la hornacina sobre la entrada descansa el Santo al que está advocado este edificio, un complejo que fue restaurado en siglo XVIII por la acaudalada familia Romay Mancebo.
El estilo predominante es el barroco, que sigue un sistema pentagonal en el que se traza una línea vertical desde la puerta, sigue hacia una ventana abocinada y finaliza con una espadaña de dos vanos. Esta última termina coronada por un cuerpo con otro hueco, más pequeño.
Junto al muro llama la atención un mausoleo de estilo neoclásico mandado a construir en el año 1875 por los propietarios del Pazo de Vilanova. En esta talla que pretende asemejarse a la tumba de Napoleón I, pueden adivinarse algunas inscripciones relativas al familiar aquí sepultado.
Al otro lado, junto al muro norte, se emplaza la antigua casa rectoral hoy en estado ruinoso. Las estancias estuvieron ocupadas no hace demasiados años por un pequeño grupo de monjas que le dieron buen uso durante un tiempo.
Pasando al interior del templo encontramos un edificio de una sola planta, con suelo salpicado de lápidas funerarias identificadas con números que nos van dirigiendo hacia su altar mayor.
En el mismo se ubica un retablo barroco que alberga la imagen de San Tirso como motivo central. El Sagrado Corazón y San Blas son las tallas que lo escoltan por los laterales. En los otros retablos de los muros llama la atención sobre todo, la escultura de La Virgen, arma en mano, amenazando al demonio que la mira con sorpresa.
Para terminar, damos un vistazo a las distintas pinturas del Vía Crucis de Cristo que adornan las paredes del templo y a la vieja pila bautismal protegida tras una reja. Gracias al Párroco y al Sacristán hoy hemos podido ver abiertos estos hitos monumentales.
Cruceiro Barroco
Frente a la iglesia, contiguo a un Pazo, se alza un Cruceiro barroco que no pasa inadvertido por sus imágenes de líneas simples, casi infantiles.
Santiso
Abandonamos esta zona de culto para cruzar el Rego de Camarada y dirigirnos a las viviendas de Santiso. Atravesaremos la población en ascenso hasta colocarnos entre las fincas de O Tamboril y O Quente, rumbo a la visita megalítica de Pedra da Arca.
Para llegar allí tomaremos un agradable sendero jalonado en principio por la arboleda de eucaliptos y pinos, y arbustos como toxo, brezos, helechos y zarzas. Un patrón paisajístico que de cuando en cuando comparte terreno con extensiones de maizales.
Hay un precioso intervalo en el que las acacias compiten en frondosidad con los helechos.
Dolmen Pedra da Arca
Si queremos ver el hito de piedra de Pedra da Arca tenemos que desviarnos unos 500 metros. Es casi delito no hacerlo, ya que conforma uno de los alicientes principales de esta jornada.
El Dolmen Pedra da Arca data entre los años 3500 y el 2700 a.C. fase de máximo esplendor de la cultura megalítica.
Se trata de uno de los dólmenes más grandes de Galicia, con cámara poligonal y corredor orientado hacia el sureste. Su cubierta tiene una longitud de 4m de largo y 1’80m de ancho y un grosor medio de 70 cm. Esta plancha soportada por varios ortostatos, que son los bloques de piedra colocados verticalmente.
Esta construcción era de carácter funerario, al igual que los aproximadamente 20.000 túmulos o también llamados mámoas, encontrados por toda Galicia.
Son las únicas obras que quedan en pie de la civilización neolítica ya que esta comunidad podría haber vivido en casas de madera con tejados hechos de vegetación.
Taraio
Regresamos al Camino para dirigir nuestros pasos al Valle del Río de Vaa, donde la depresión del terreno deja ver las casas de Taraio en las laderas septentrionales del Monte do Castro.
Cruzamos el río y ascendemos para atravesar la urbe.
Entre sus viviendas podemos destacar su Pazo (Pazo de Tarayo) , de planta rectangular y hecho a base de sillares de granito algo irregulares. Dispone de escudo nobiliario donde aparece el lobo de los Moscoso o la M de la familia Montenegro, entre otros símbolos pertenecientes a otros linajes.
Valle del Río de Vaa
Aunque tiene diversas reformas, parece conservar el alero de la cornisa con sus distintos motivos decorativos. Los terrenos frente al edificio parece que pudieron pertenecer a su capilla anexa. Ya sabéis el dicho, “Si tiene capilla, palomar y ciprés, pazo es”.
Salir de Taraio significa toparnos con un bello paraje de campiña, todavía dominado por el Valle del Río de Vaa. Entre las masas de pastos y maizales, asoman otras de arboleda y los tejados de núcleos urbanos de A Telleira, As Pozacas o Cerqueda. El Monte da Arxa cierra con sus elevaciones el horizonte meridional.
El paseo por esta zona nos dejará pintorescas estampas: unas protagonizadas, por ejemplo, por un hórreo al que hace tiempo que no le cortan la barba. O una fuente, que antaño pudo hacer las veces de lavadero y que hoy solo parece echar un pequeño chorro de agua por un canalillo que sale de su pieza revestida de un mosaico de piedras.
También, al cruzar de nuevo el Río de Vaa surcamos unos prados que lejos de lo que puedan parecer, están cargados de vida. Cientos de golondrinas revolotean de aquí para allá inmersas en sus quehaceres cotidianos. Una ajetreada actividad que sirve también para dar brío a nuestros pasos que se acercan ahora al lugar de Cerqueda.
Cerqueda
Al poco, el Río de Vaa se interpone en nuestro camino una última vez. Y posteriormente a cruzarlo entramos en la urbe para visitar la Iglesia de San Cristovo de Cerqueda.
Iglesia de San Cristovo de Cerqueda
A simple vista la fachada principal es similar a la de San Tirso, con el sistema pentagonal de construcción, guardando las líneas barrocas. El Santo se emplaza en su hornacina correspondiente y la espadaña rompe la cornisa frontal para alzarse con sus dos vanos
Exteriormente se abren dos brazos en los muros laterales, pero por sus situaciones, acercan a la planta más a la cruz griega que a la latina. También en el muro norte se adosa otra estancia correspondiente a la Sacristía.
Por su parte, el brazo del muro sur se corona con una pequeña linterna.
El interior del templo presenta un pulcro aspecto. El altar se sitúa bajo una bóveda de cañón que es antecedida por un arco triunfal de medio punto. El retablo que alberga es neoclásico, de mármol y con la imagen de San Cristóbal presidiéndolo.
Acompañan al conjunto otras tallas como la de San José, un Sagrado Corazón, San Joaquín y la Virgen de Lourdes.
Los brazos del templo conforman dos capillas: la sur es la del Rosario y la norte la de los Dolores. En esta última se exhibe una Virgen del Carmen, la patrona de los marineros.
Cruceiro del Siglo XIX
Damos una última visual a otros elementos del recinto antes de salir y dirigirnos al Cruceiro del siglo XIX que se emplaza a pocos metros.
Su capitel y cruz florenzada están ricamente decorados. Aquí hay figuras en todas las caras de la Cruz. En el anverso-el Cristo Crucificado, reverso – la Virgen Dolorosa, al este – San Cristóbal– y al oeste –San Antón.
Es fascinante ver cómo cambia el estilo artístico de una obra a otra ¿no os parece?
Dejando a un margen la ideología religiosa, el Camino pone a nuestro alcance todas estas piezas monumentales para que podamos disfrutarlas si nos resultan de interés. Es parte de su valioso patrimonio.
Seguramente a los gatos de Cerqueda le traigan al pairo, están más interesado en saber nuestras intenciones que otra cosa. Y ya que parecemos amistosos, ¿por qué no llamar a la panda para ver si cae algo de comida?
Pues mucha comida no tenemos, es más, tampoco estamos muy bien de agua. Pero justo aquí al lado hay una estratégica fuente que puede venirnos bien.
Vamos Sandra, despídete de los amigos.
Por el Monte da Arxa
El Camino continúa ahora hacia el sureste, sacándonos de Cerqueda y encarando un repecho que discurre por las vertientes noroccidentales del Monte da Arxa.
Nos espera ahora otro bonito tramo de bosque dominado por helechos y eucaliptos, aunque también se dejan ver algunos ejemplares de pinos y castaños.
Atentos a uno de los desvíos porque abandona la pista más ancha para internarse en otra más frondosa y encajonada. Son de valorar los trabajos de desbroce, gran parte de la hojarasca que pisamos es fruto de ello.
Una galería entre castaños nos incorporará a la carretera DP-4304, aunque la pisaremos por ahora solo unos instantes, ya que las señales quieren sacarnos del asfalto en la medida de lo posible.
Estos metros se hacen más estimulantes: robles, especies de sotobosque y algún arroyo travieso se suman a la fiesta natural que nos sumerge en un túnel hipnótico con efectos sedantes.
Resturante Canta la Rana
Pero regresamos a la pista de vehículos, hacia una rotonda que hay que tomar de frente para llegar al sitio del almuerzo, el Resturante Canta la Rana. Organizaos la etapa para comer aquí, ya que no se come nada mal por un buen precio de menú.
Y sin tiempo que perder reanudamos el viaje por el acerado de la vía AC-422, directos a Buño, donde conectaremos con el final de etapa que parte desde Caión.
Buño
A partir de este punto los kilómetros son comunes tanto para la variante de Malpica como para la de Caión (Etapa Caión-Buño), y progresan hacia al sur paralelos a la carretera AC-421.
Gracias a ella rebasaremos pequeñas entidades de población como Santo Antonio, Pasacondia o Xornes, introduciéndonos ya en el Concello de Ponteceso.
Xornes
En Xornes las señales nos desvían por sus calles para presenciar edificios y elementos de su arquitectura popular. Algunos de ellos todavía recuerdan épocas convulsas de nuestra historia.
La salida de Xornes nos presenta las praderas que se extienden hacia el Monte do Cruceiro donde el baile de los maizales tutelados por el viento acompañan al ritmo de nuestros pasos.
Iglesia de San Xoán de Xornes
Estos carriles vecinales atraviesan las casas de A Piaia y nos introducen en el sitio de Froxán, donde nos toparemos con otro templo de interés: la Iglesia de San Xoán de Xornes.
El camino continúa por detrás de este complejo, pero merece la pena desviarse para realizar la visita. De nuevo, agradecemos la buena disposición del Sacristán para abrirnos sus puertas.
Aparentemente el edificio es de construcción barroca, y nos muestra a San Xoán junto a su cordero en la hornacina de entrada. Pero realmente este templo se levantó por completo entre los años 1964 y 1968 .
Antaño había por la zona una capilla románica, de aquella obra son los canecillos en las cornisas y columnas del parteluz de las ventanas. La planta del edificio es de cruz latina aunque como vemos exteriormente apenas podemos identifiacrla. La situación de estas ventanas sí señalan al menos la ubicación de los brazos.
En el muro sur también se incluyó una entrada porticada con columnas. Junto a la esquina frontal meridional se levanta un Cruceiro de tipo “de Cruz” con el remate florenzados en los brazos.
Destacamos también la capilla adosada a esta parte de la Iglesia que se nos presenta con la Cruz de la orden de Santiago. La veremos por su interior pero antes daremos un vistazo general a la nave del templo, que nos sorprende por la amplitud, donde parece unirse la cabecera junto al presbiterio a los brazos, abriendo un espacio circular para el ábside por medio de un arco escarzano.
Un magullado Cristo Crucificado preside el Altar Mayor.
Entre los retablos disponibles destacamos el de estilo neoclásico con Santa Lucía como motivo central, y otro barroco con una Virgen de Lourdes y un Ecce Homo a sus pies.
Por su parte, la bóveda de la nave es de madera, al igual que la balaustrada del coro.
Para terminar, reparamos en un par de viejas pilas bautismales que hay a la entrada, pero la más singular es la que se encuentra en la sala que anteriormente exhibía la Cruz de Santiago.
Está adosada a un Sagrario revestido con piedras y posee su propio sistema de abastecimiento de agua.
Retomamos el camino a la espalda de San Xoán para continuar el viaje y salir del núcleo de Froixán. La ruta de incorpora a un sendero que discurre entre los perfiles de los Montes do Crucero y do Curro, con unos metros iniciales ascendentes que pronto invertirán la balanza para hacer frente a la bajada por la depresión conformada por el Rego das Devesas.
Valle del Rego das Devesas
Un recorrido precioso, cómodo, salvo cuando la vegetación se empeña en interponerse en nuestra dirección. Pero esto le da su toque de autenticidad, signo que denota la falta de la presencia del hombre por este itinerario.
Tras un kilómetro y medio aproximadamente el descenso continuará sus últimos metros por una pista de asfalto hasta llegar al Rego das Devesas. Este caudal de agua es uno de los afluentes del Anllóns, río que desemboca en la Ría de Corme y Laxe.
No vamos a tardar demasiado en toparnos con este río, de hecho, ya empezamos a perfilarlo unos metros por encima andando por el Monte da Pontedona.
Puente de A Pontedona
Deshacemos la altura de este perfil para acercarnos poco a poco al Anllóns, que cruzaremos por el hito arquitectónico del Puente de A Pontedona.
No se sabe con certeza su origen, pero sí que se levantó entre los siglos XVIII y XIX sobre los cimientos de otro puente más antiguo.
La construcción dispone de 5 ojos formados por losas de granito. Las caras norte están labradas con acierto en ángulo para repartir el paso de la corriente. En las crecidas del río vienen muy bien para suavizar la fuerza del caudal.
Por su parte, al sur, las caras son rectas.
El puente tiene unos 35 metros de largo y su calzada, de 2,6 metros de ancho, aparece almohadillada por la vegetación. Cruzando al otro lado entramos en el Concello de Coristanco.
Decir que este puente aparece referido en un poema escrito en 1886 por el poeta Eduardo Pondal.
Vilaverde
Los próximos pasos nos llevan a remontar el Valle del Anllóns por su cara sur, hacia el lugar de Vilaverde. Una pista de cemento conecta luego con otra de asfalto por la que se irán repartiendo a un lado y al otro las viviendas, parcelas y fincas de esta entidad de población.
Aquí el tiempo pasa despacio, por eso a los que pasan un poco más deprisa, como nosotros, les regañan.
Aún así, tenemos tiempo para escudriñar algunos elementos del lugar. Una disparidad de muros de piedra nos escolta hacia la salida de Vilaverde y nos coloca en los campos de Agra de Pereira, próximos a Cereo Vello, la siguiente urbe que frecuentaremos.
Cereo Vello
Seguimos viendo mucho maizal pero, ¿y el ganado? Pues aquí tenemos precisamente una vaquería, con ciertos ejemplares agraciados con balcones a la campiña.
Pazo de Cereo Vello
Ahora veremos más, primero tenemos que seguir subiendo por Cereo Vello y reparar en su ruidoso Pazo, propiedad del noble linaje PARDIÑAS-VILLARDEFRANCOS y NÚÑEZ DE TABOADA, con miembros que destacaron por sus logros militares en el siglo XIX.
El escudo nobiliario luce con orgullo a la entrada del edificio.
Cruz de Agrelo
El ascenso nos coloca por encima de las viviendas de Cereo Vello para luego continuar a las de Cruz de Agrelo, donde también se adivinan familias que quieren dejar la impronta de su historia y legado.
Los kilómetros por aquí flanquean el paso del Rego do Batán y de sus caudales tributarios que permiten la composición de un entramado rural muy agradable a los ojos.
Al oeste se deja ver la iglesia de Santa María de Cereo, del siglo XVIII. Nosotros al sur, por el Camino de Santiago.
Lodeiros, A Hedrada, Ponteciñas y San Xusto
El trazado zigzaguea ahora en descenso por los núcleos de Lodeiros, A Hedrada y Ponteciñas. En este último, volvemos a remontar el perfil para situarnos en los campos de San Xusto y obtener buenas estampas a los que dejamos detrás.
Iglesia de San Xián
En esta localidad se alza la Iglesia de San Xián que llama la atención por su espadaña de grandes proporciones en comparación al resto del edificio.
El templo es de una sola nave aunque su cabecera termina siendo más estrecha y de menor altura. En el muro norte de esta última se adosa el cuerpo de la Sacristía.
Contiguo al muro meridional del templo hay un Cruceiro que exhibe un Cristo Crucificado hecho de metal.
Tras la iglesia la estampa adormecida del ganado nos avisa que empieza a caer la tarde y que tenemos que poner punto y final a esta jornada.
Portoquintáns
La salida de San Xusto desemboca en la carretera DP-2901 que recorremos unos metros hacia el oeste para luego desviarnos al sur, dirección Portoquintáns por la DP-2903.
Portoquintáns se ubica en la depresión formada por el río Río do Grelo, así que antes de llegar a este caudal la señales nos hacen girar de nuevo a occidente para remontar el valle.
Castrobó
Las casas de Castrobó, el destino de hoy, ya están al alcance así que aprovecharemos para deleitar de nuevo las retinas con estos paisajes.
Un último repecho más y llegamos.
Hasta la próxima!