3 BULLAS – CARAVACA de LA CRUZ
BULLAS – CARAVACA de LA CRUZ (27 Kms)
Última etapa de la peregrinación que iniciamos partiendo de Bullas, localidad muy ligada a la cultura del vino. Este es el tramo más irregular en cuanto a perfil que de nuevo encara kilómetros de la antigua línea ferroviaria dirigiéndonos por nuevos viaductos y su túnel de mayor longitud.
Cehegín y su pasado, protagonizado por distintas civilizaciones, será la villa que antecederá la culminación de nuestro objetivo, la Ciudad Santa de Caravaca de la Cruz.
DESCARGAR EL TRACK DE LA RUTA
Bullas
Hola amig@s!
Comenzamos la tercera etapa de nuestro Camino de la Cruz de Caravaca partiendo desde Bullas. Lamentablemente no hemos dispuesto de tiempo para dedicarle a esta localidad pero sí os podemos decir que para una próxima ocasión no faltará la visita a su Museo del Vino, ya que Bullas destaca por su cultura vitivinícola con excelente calidad de vinos de Denominación de Origen.
Iglesia de Nuestra Señora del Rosario y Torre del Reloj
Salir de esta urbe de unos 12.000 habitantes nos va a costar un pequeño repecho hasta las proximidades de su cementerio, donde la altura nos ofrece las atalayas del patrimonio monumental que tampoco se deben dejar escapar.
Por un lado la Iglesia de Nuestra Señora del Rosario, construida entre el siglo XVIII y XIX en estilo barroco, neoclásico y neogótico. Por otro lado, la Torre del Reloj, que con sus toques de campana administraba el tiempo de riego de los agricultores. Este edificio se levantó en el año 1900.
Entre Huertas agrícolas y solares
A partir de aquí tomamos un cómodo tramo descendente casi ininterrumpido que nos transportará durante unos 5 kilómetros por las vegas aledañas a los ríos Mula y Quípar. Olivos, frutales y almendros encuentran su espacio entre las fincas ubicadas en esta orografía que se presenta algo más accidentada y montañosa.
Estas tierras de labor también son aprovechadas por ciertos propietarios para instalar aquí su lugar de residencia y es curioso el sistema de vigilancia que emplean algunos para salvaguardarlas.
Reanudada la marcha el trazado nos dirige ahora a una huerta solar, ¿y cómo es eso? (Huerto Solar Los Muleros) Muy fácil, cientos de placas solares se plantan aquí para aprovechar la energía del astro, convertirla en electricidad y abastecer así a miles de familias evitando toneladas de dióxido de carbono al medio ambiente.
Te puede interesar
Casa Madroñal
Un paso a nivel inferior salva la RM-15 o Autovía del Noroeste y nos coloca en el lugar de Casa Madroñal, una planicie de prados que se enmarca dentro de un itinerario ecoturístico con vistas a Bullas, a la Cerros de la Jabalina y Sierra del Molino, o a promontorios como el Cabezo de la Venta.
Muy cerca de este último hito se encuentra la bodega más antigua de Bullas y la imagen del Cristo del Carrascalejo, una talla del siglo XIX a la que rinden devoción muchos vecinos bullenses.
De vuelta a la Vía Verde del Noroeste
En este punto hemos vuelto a enlazar con el antiguo trazado del ferrocarril donde disfrutamos de la vida que le confiere la presencia de otros ciclistas y viandantes y donde el paisaje presume de su cultura en torno al vino en forma de viñedos.
Paralelo a nosotros zigzaguea un inadvertido Canal del Taibilla, obra que suministra agua potable a una Mancomunidad de municipios de la región de Murcia y de las provincias de Albacete y Alicante. La infraestructura inició se construyó entre los años 40 y 70 del siglo siglo XX para suplir la carencia de recursos acuíferos del territorio, aunque después se han seguido realizando ampliaciones y actuaciones que llegan hasta nuestros días.
Estamos rodando por las inmediaciones de las Sierras de Burete y de Quípar cuyas últimas laderas de cerros y cabezos son exitosamente salvadas por las trincheras de la Vía Verde. Y de cuando en cuando toda esta extensión de pinares y perfil ondulado se toma sus descansos para abrigar a los cultivos.
Una tendencia que ameniza el recorrido y que nos ofrece un paisaje bien distinto al de las etapas anteriores, más seco y árido.
Viaducto sobre el Arroyo de Burete
Este tramo tampoco se olvida de los viaductos, el que ahora nos ocupa cruza el Arroyo de Burete, con casi 130 metros de largo por otros 26 de alto. Un excelente balcón a su sierra homónima y a otras cordilleras colindantes que forman parte de la Red Europea Natura 2000.
Puerta a los valles de Quípar y Argos
Una última trinchera nos abre las puertas al valle formado por los ríos Quípar y Argos donde se emplaza nuestro objetivo final, Caravaca de la Cruz, que ya se empieza a adivinar tras las viviendas de la urbe de Cehegín, al abrigo de las Sierras del Buitre y Gavilán.
Ruinas de Begastri
Antaño ya existían asentamientos de civilizaciones ocupando estas lindes, como así lo confirman las ruinas de Begastri, que encontramos en lo alto del Cabezo de Roenas, en la orilla derecha del río Quípar. Sorprende por sus murallas romanas, pero anteriormente, en el siglo IV antes de Cristo fue habitado por un poblado ibérico. Tras los romanos, fueron los visigodos y musulmanes los que se hicieron con sus dominios hasta que finalmente en el siglo XII o XIII la villa fortificada fue abandonada.
Viaducto sobre el Río Quípar
Desde lo alto de sus murallas bien se podían controlar los terrenos del Valle del río Quípar, caudal que cruzamos ahora por otro viaducto, este de unos 117 metros de longitud. El río desciende por su sierra homónima orientada al sur hasta que el valle y la mano del hombre van amoldando el terreno para el establecimiento de las distintas huertas.
Cehegín
Tras cruzar el Quípar llegamos a las inmediaciones de la localidad de Cehegín, que flanqueamos en principio por la Vía Verde dejando atrás su antigua Estación de Ferrocarril. Y como vamos muy bien de tiempo decidimos adentrarnos en sus calles para ser testigos de parte de su patrimonio monumental.
Convento de San Esteban
En primer lugar subimos al Convento de San Esteban que integra en su complejo la Iglesia de la Virgen de las Maravillas, que alberga en su interior una imagen de la patrona de la localidad, que también podemos ver representada en una talla de la hornacina de la portada.
El edificio barroco construido entre los siglos XVI y XVIII y declarado Bien de Interés Cultural en 1976 se alza justo detrás del la Plaza del Convento, que preside otra imagen de la Virgen la cual vela por lo vecinos de la localidad.
Pasado Nobiliario de Cehegín
Continuar la visita por el casco histórico de la urbe nos deja alguna que otra pendiente curiosa, pero también nos da pistas de su pasado nobiliario por medio de su arquitectura (Casa de los Condes de Villar de Felices), ésta del siglo XV con una estupenda torre mirador desde la que divisar prácticamente toda la villa y el valle, con Carava de la Cruz y su Santuario al fondo.
Iglesias de la Concepción y de Santa María Magdalena
Ascendiendo un poco más en la Plaza del Castillo encontramos otro estupendo mirador que da a la vertiente este de la localidad, con buenas panorámicas a las vegas del río Quípar y al cerro más elevado de Cehegín, ocupado por la Iglesia de la Concepción. Un edificio renacentista construido entre los siglos XV y XVI.
En la colina en la que estamos situados se alza otro edificio religioso, la Iglesia de Santa María Magdalena, construida en el siglo XVI en estilo renacentista sobre los cimientos de una mezquita anterior, aunque sufrió reformas y ampliaciones en el siglo XVII y XVIII.
De esta última centuria es la torre neomudéjar de terminación octogonal con capiteles corintios adosados.
En una hornacina de la fachada herreriana oriental se encontraba una antigua imagen templaria de madera de María Magdalena que hoy puede verse en el propio museo de la iglesia.
El interior es de tres naves de bóvedas de crucería donde destacan los pilares con capiteles jónicos que soportan los arcos de medio punto. El Retablo Mayor es de estilo churrigueresco y lo preside otra talla de la patrona realizada en 1942 que viene a sustituir otra más antigua destruida en el año 1936. Y es que en estas fechas tan señaladas de la Guerra Civil Española, el edificio fue incendiado resultando muy afectados los cuerpos de capillas, pinturas, retablos e imaginería. Algunos de estos elementos han podido ser recuperados y restaurados.
Por último decir que inicialmente este templo estuvo en propiedad de la Orden Templaria para luego pasar a las manos de la Orden de Santiago, hecho que queda reflejado en algunos símbolos repartidos por el complejo.
Arco del Paraíso
Abandonamos la localidad descendiendo por el entramado de calles de traza medieval de su Casco Antiguo declarado Conjunto Histórico Artístico en 1982. Pero antes de reanudar el viaje nos dirigimos a la Plaza de España, donde se planta desde el año 2008 un omnipotente arco romano de 9 metros de altura por otros 5 de ancho. La obra es una reconstrucción de un arco del Acueducto del Paraíso que llevaba el agua a la ciudad de Begastri en el siglo III después de Cristo. Las piezas que forman el arco son las originales encontradas.
Además de acueducto este hito también supone para nosotros una puerta de salida simbólica de Cehegín y la vuelta de la Vía Verde del Noroeste, desde donde se hace inevitable girar la vista a la urbe de tejados y atalayas cargadas de historia.
Viaducto sobre el Río Argos
Y el último túnel de la antigua línea ferroviaria, de unos 250 metros de longitud, hará de puerta de entrada al Valle del Río Argos, cuyo caudal jalonado por huertas cruzamos por un nuevo viaducto.
Caravaca de la Cruz
Esto significa que pocos metros después el trazado nos colocará en la Alameda de Caravaca de la Cruz, unos 2 kilómetros en línea recta y directa a la Ciudad Santa. Y no hace falta ser muy avispado para adivinar entre los tejados el objetivo final de nuestra peregrinación, la Basílica-Santuario de la Vera Cruz, que se alza en lo alto de una colina sobre un recinto amurallado.
Hasta allí debemos progresar en ascenso entre calles y lugares de interés como la Plaza del Arco, cuyo elemento arquitectónico forma parte del edificio del Ayuntamiento, del siglo XVIII.
También aquí podemos encontrar la escultura dedicada al Moro y al Cristiano, como símbolo de una época en la que pudieron convivir dos culturas hasta que los cristianos permanecieron y los musulmanes tuvieron que partir.
Iglesia de El Salvador
No pasa desapercibida tampoco la torre campanario de la Iglesia de El Salvador, que da muestras de un esbelto edificio renacentista construido en el siglo XVI. De su exterior también destaca su fachada meridional con una galería superior a base de arcos carpaneles y una portada a modo de arco del triunfo rematada con una imagen de El Salvador flanqueada por el escudo de la villa y de la Orden de Santiago.
El interior es de planta de salón, con tres naves de igual altura con bóvedas de crucería bellamente nervadas y cuyos arcos de medio punto descansan en columnas con capiteles jónicos. Su Retablo Mayor es del siglo XVIII de estilo barroco y pertenecía a una antigua iglesia Jesuíta de Caravaca.
A derecha e izquierda del altar mayor se ubican retablos churriguerescos, de recargada ornamentación y columnas salomónicas. El uno presidido por una Virgen Inmaculada y el otro por un Cristo del Prendimiento, este último abatido por la traición.
Castillo de Caravaca de la Cruz
De vuelta a las calles afrontamos los últimos metros de camino ascendiendo por la Calle Castillo, que en honor a su nombre nos coloca en las murallas de este recinto de orígenes musulmanes, cuyo inicio de construcción se inicia en torno a los siglos X y XI, y completándose ya en el siglo XV con la construcción de la Basílica-Santuario.
La leyenda de los Caballos del Vino
Un monumento a los Caballos del Vino es un buen motivo para tomar un descanso. Esta tradición se celebra cada año en las Fiestas en Honor a la Santísima y Vera Cruz, celebradas del 1 al 5 de mayo y conmemora el episodio del siglo XIII en la que unos caballeros, a falta de agua, consiguieron llevar vino en sus caballos a los defensores del castillo templario que estaba siendo atacado por los musulmanes.
Basílica-Santuario de la Vera Cruz
Nosotros cambiamos los caballos por las bicicletas, con las que conseguimos alcanzar la Basílica-Santuario de la Vera Cruz, el fin de nuestra travesía.
Lo primero que llama la atención de este complejo es su portada barroca del XVIII, que contrasta sobremanera en estilo y materiales sobre el resto del edificio post-herreriano construido mayoritariamente en el siglo XVII. Presidiendo la portada se emplaza la Cruz Patriarcal en una hornaciona, tan característica con doble brazo, la misma que preside una de las 14 torres de la muralla y que da a sensacionales vistas de la localidad y a las cimas colindantes de las Sierras del Gavilán, Pinar Negro y del Buitre.
Pasamos primero al Claustro renacentista, que se compone de dos plantas con arquerías semicirculares aunque en la segunda estos arcos están más rebajados. Son las dependencias de la Casa del Capellán y algunas de sus habitaciones se dedican al Museo de Arte Sacro.
Desde aquí también podemos observar como el complejo se eleva de manera irregular y escalonada a base de un entramado de estancias, confiriéndole a toda la estructura un peculiar aspecto.
El interior de la Iglesia levantado a base de sillares presenta planta de cruz latina, bóveda de cañón en la nave principal que termina con una cúpula que se apoya en un tambor renacentista.
Bóvedas de crucería son las de las naves laterales las cuales presentan también tribunas o galerías en el primer piso. Sobre la Capilla Mayor hay otra especie de tribuna que corresponde a la Capilla de la Aparición, lugar donde dice la leyenda que aparecieron los ángeles portando la Cruz.
La Capilla Mayor se cubre con una bóveda dorada a modo de concha salvaguardando al Sagrario.
Pero la Capilla más relevante es la de la Santísima y Vera Cruz, la cual alberga el relicario en forma de Cruz Patriarcal con los ángeles portadores de la leyenda. En su interior custodia el trozo de Lignum Crucis, esquirla perteneciente a los maderos que se usaron para crucificar a Jesús y objeto culpable de miles de peregrinaciones anuales de los devotos cristianos.
Queremos agradecer las imágenes de esta capilla a Juan Martínez Montoya (Láser Fotógrafos) ya que en el interior del recinto está prohibido realizar tomas de fotos y vídeo.
Se dice que la astilla llegó de Tierra Santa a Caravaca de la Cruz de mano de los templarios en el año 1231.
La tradición cuenta que aquel año, el gobernador musulmán que mandaba en Caravaca se interesó por el acto de la Eucaristía en la que se convertía el pan y el vino en el cuerpo y sangre de cristo. Para ser testigo de esta ceremonia ordenó a un prisionero sacerdote que celebrase la misa, pero el cristiano se negó al darse cuenta que no había ninguna cruz presidiendo el ritual.
En ese momento aparecieron los ángeles portando la Cruz de Caravaca poniéndola al servicio del sacerdote. Tras estos hechos el gobernador musulmán se convirtió al cristianismo.
Sea como fuere, la Cruz de Caravaca y el Lignum Crucis permitieron en 1998 que el Papa Juan Pablo II concediera el Jubileo perpetuo al Santuario de la Vera Cruz, entrando en un reducido grupo de lugares santos en los que conseguir la indulgencia plenaria.
Aunque nuestra peregrinación no se realizó en Año Jubilar bien podemos decir que nos llevamos el premio de una bonita experiencia simbolizada en esta credencial de paso por las distintas localizaciones de esta tierra tan singular, que de alguna manera nos ha transmitido la tradición de la huerta. Para nosotros una gran huerta de recuerdos que hemos intentado labrar y cultivar de la mejor manera posible para compartirla con vosotros.
Hasta la próxima!