1 PONFERRADA – LAS MÉDULAS
Iniciamos la etapa transitando las faldas del Monte Pajariel dejando Ponferrada y el río Sil a la derecha. Cruzamos distintas poblaciones del bajo Bierzo entre pistas bañadas de campos de labranza y viñedos hasta llegar a Santalla del Bierzo, donde su balcón nos muestra el mar de chopos entre los que serpentea un escondido río Sil. Después, dos buenas subidas nos esperan: de la primera se encarga Villavieja y el Castillo de Cornatel, un duro pero bello ascenso que bien merece la pena. De la segunda, la llegada a las Médulas, algo más tendida, pero que ya pesa por la cantidad de kilómetros, aunque el singular enclave se presta a un último esfuerzo.
Salida desde Ponferrada
Nos encontramos en las inmediaciones del Castillo Templario enPonferrada , capital de la comarca del Bierzo, en León. Lugar emblemático de paso del Camino de Santiago Francés pero que también hace de punto de inicio para la travesía del Camino de Santiago de Invierno.
Este camino se puede iniciar desde el albergue, pero nosotros lo hacemos desde el puesto de Información de la Asociación de Amigos del Camino de Santiago, donde obtenemos la credencial y unos valiosos datos de interés sobre alojamiento.
Desde aquí, bajamos por la calle Cruz de Miranda y muy pronto encontramos las primeras señales del camino.
Puente Mascarón
Accedemos a una pasarela para evitar la carretera principal y al mismo tiempo, avistar el “Puente Mascarón” por el que tendremos que salvar el río Boeza. Un puente que algunos entendidos sitúan sus orígenes en la época romana, aunque la actual construcción es del siglo XVIII.
Seguimos por la calle Matadero dejando Ponferrada a la derecha y el Río Boeza, que muy pronto mezcla sus aguas con las del Río Sil.
Por las faldas del Monte Pajariel
Abandonamos el asfalto e iniciamos una pista de tierra que va acometiendo las faldas del Monte Pajariel. El perfil va ganando altura suavemente y con ello vamos obteniendo buenas panorámicas de la ciudad de Ponferrada. A nuestro frente, también observamos el mar de chopos entre los que serpentea el Río Sil.
Son los primeros kilómetros de un camino que, tras quince años de esfuerzo por parte de sus asociaciones se hizo oficial en el año 2016.
Llegamos a un singular tramo que poco a poco se va encajonando en las entrañas de la tierra y cuya techumbre la conforma el entramado de ramas de los árboles.
Toral de Merayo
Salimos del corredor y poco después nos introducimos en la población de Toral de Merayo. Aquí, un puente medieval de orígenes romano permite que crucemos el río Oza, o Valdueza, como lo llaman aquí los lugareños.
Ermita del Santo Cristo
Aquí no había sello, pero sí dos templos, el primero correspondiente a la antigua Ermita del Santo Cristo del Nogaledo y el segundo, la Iglesia neoclásica de San Salvador que data del año 1772. Tenemos que decir que existen restos de otra iglesia con advocación a San Salvador, de origen mozárabe, pero hay que desviarse unos cientos de metros antes de llegar a esta población.
Tras salir de Toral de Merayo un perro nos crea un pequeño momento de tensión que afortunadamente solo se quedó en ladridos.
Continuamos el trayecto ascendiendo una pequeña loma en la que empezamos a advertir la presencia de plantaciones de viñedos.
Villalibre de la Jurisdicción
En la bajada, ya se aprecian los tejados de la siguiente población: Villalibre de la Jurisdicción. Pero los árboles frutales también tienen su hueco y nosotros pecamos como Adán y Eva al coger el fruto prohibido, en forma de pera, por cierto.
Ermita del Santo Cristo de la Vera Cruz
En esta localidad se ubica la Ermita del Santo Cristo de la Vera Cruz, también conocida como San Roque de Villalibre de la Jurisdicción y se construyó en el año 1652. Justo aquí hay una fuente para reponer líquidos.
Muy característico de estos pueblos son las casas balconadas en madera, donde el paso del tiempo es evidente en algunas de ellas.
Priaranza del Bierzo
El siguiente municipio, Priaranza del Bierzo, dista 1 kilómetro del de Villalibre. Un buen acerado nos libra de cometer imprudencias en el pequeño tramo de la N-536.
Atravesamos el pueblo por su Calle Real.
Tomamos ahora una sosegada pista de tierra ascendente que endurece un poco su pendiente, siendo un poco el preludio de la subida que nos espera un poco más adelante.
Barrancas de Santalla
Desde el mirador “Balcón del Bierzo” se aprecian las Barrancas de Santalla, una formación arcillosa provocada por la erosión natural y que está situada a los pies del mar de chopos que impide ver el paso del Río Sil. Un entorno único que merece su tiempo de disfrute.
Continuamos el itinerario, pero antes de afrontar el exigente tramo que nos esperaba, decidimos desviarnos unos metros para buscar un bar donde reponer fuerzas.
Con el estómago lleno las cosas se ven de otro color y salimos de Santalla con el propósito de hacer la subida al Castillo de Cornatel. Y digo de hacer porque existe un atajo por carretera que evita este exigente tramo, pero nosotros siempre intentamos ser fieles al trazado oficial.
Ermita de Nuestra Señora del Carmen (RíoFerreiros)
Una agradable pista de tierra nos lleva a las inmediaciones del lugar conocido como RíoFerreiros en donde solo queda la Ermita de Nuestra Señora del Carmen que destaca por su tejado de pizarra y su pequeña espadaña.
Las flechas amarillas nos introducen en un sendero tupido de vegetación con un canal de agua muy útil.
Subida al Castillo de Cornatel
Muy pronto conectaríamos con la carretera N-536, la cual debemos cruzar para empezar la exigente subida hacia Villavieja y el Castillo de Cornatel. Son unos 3 kilómetros donde ascendemos más de 200 metros de desnivel.
Este trecho para bicigrinos no es precisamente un paseo de rosas. La altitud ganada nos va ofreciendo buenas vistas del bajo bierzo al tiempo que nos va presentando los riscos y barrancos que contiene este sendero.
A medida que avanzamos, vamos echando la vista hacia el promontorio en el que se encuentra el castillo, el cual se va descubriendo cada vez más.
Villavieja
En la subida agradecemos el pequeño pueblo de Villavieja. Aquí, en su zona baja hay una Iglesia dedicada a Santiago, pero tenemos que seguir hacia su zona alta, donde hay una buena fuente en la que podemos reponer toda el agua consumida por el esfuerzo.
La salida de este apartado pueblo muy ligado a la historia de su castillo, nos abre paso a un precioso pasaje entre encinas y castaños, otro ingrediente más que hace que esta subida merezca la pena.
Castillo de Cornatel
Pero el premio de este tramo es su Castillo de Cornatel, cuyos orígenes pueden remontarse a un asentamiento militar romano con motivo de la cercanía de las minas de Oro de las Médulas. Hay documentos del siglo IX que nombran la existencia de un Castillo llamado Castelo de Ulver, que pasó en el siglo XIII a manos de la Orden Templaria y más tarde, en el XIV fue propiedad del Conde de Lemos. Es en este siglo cuando se le dio el nombre de Cornatel. En lo siglos posteriores, las revueltas y conflictos sucesorios provocaron cambios de titularidad hasta llegar a los Condes de Peñarramiro, que en el siglo XIX lo donan a Villavieja.
Mientras descendemos comprobamos que estos montes también han sido víctima del fuego que desafortunadamente cada verano asola nuestro país.
La fruta tomada prestada de esta mañana nos ayuda a continuar la marcha por esta carretera local que nos lleva directa a Borrenes.
Borrenes
Una carretera que hace las veces de calle principal, llamada Campelo, y que pasa por un agradable descansadero en donde antes, en el siglo XVI se ubicaba un Hospital de Peregrinos.
En la plaza del Ayuntamiento hacemos una pequeña parada en el Bar Marisol.
Salimos del pueblo por la carretera local, aunque pronto tomaremos una pista de tierra por la que tendremos que realizar un tendido ascenso hasta nuestro destino de hoy, Las Médulas.
Aunque el perfil no es exigente, sí es verdad que notamos el esfuerzo de ser la primera etapa, además del intenso calor de un sol al que miramos de frente en las horas de la tarde. El trazado es agradable, pero sí es verdad que se echa en falta algo más de sombra.
El asfalto vuelve a la pista de tierra, donde ya se adivinan las primeras formaciones del singular entorno de las Médulas.
Finalmente, regresaremos a la carretera convencional CV-191-2 para encarar los últimos kilómetros hasta la localidad.
Las Médulas
Nada más entrar en Las Médulas se respira un notable ambiente turístico propiciado como no por el conocido paraje natural que baña estas tierras. Nosotros en principio vamos directos a la búsqueda de Casa Socorro, deseosos de soltar las mochilas y de ponernos algo cómodos.
Ya que estamos aquí, aprovechamos para realizar una pequeña incursión en el enclave siguiendo el sendero de las Valiñas para visitar las galerías conocidas como “La Cuevona” y “La Encantada”.
Un paisaje creado por los romanos
Las Médulas, están declaradas patrimonio de la Humanidad, y constituyen la mayor explotación aurífera a cielo abierto de todo el Imperio Romano. Las crestas rojizas que se advierten están creadas por la mano del hombre en su búsqueda incesante de oro. ¿Y cómo lo hacían? Pues por un sistema conocido como “Derrumbe de los Montes” que consistía en excavar una serie de pozos y galerías sin salida al exterior, después se rellenaban de agua hasta que la propia presión conseguía desestabilizar los cimientos provocando el derrumbe.
La Cuevona
Fruto de esta técnica y de la erosión del paso de los años encontramos la cavidad de “La Cuevona”, que es la de mayor altura de las existentes.
La Encantada
Si seguimos el sendero hacia arriba, encontramos la otra cavidad, llamada “La Encantada”, denominada así por el efecto de luz producido por una abertura. Un efecto que nosotros no pudimos apreciar dadas las horas del día.
Ya de regreso, apreciamos cómo la caída del sol baña todavía más de rojo el color los farallones. Sin duda, estas son las mejores horas del día para obtener buenas estampas del enclave.
Iglesia de San Simón
Antes de ir a cenar, dimos una visual a la Iglesia de San Simón, de arquitectura popular.
Tras una buena cena al aroma de la citronela, un achuchable amigo nos da las buenas noches.