13 · O COTO – SANTIAGO de COMPOSTELA
O COTO – SANTIAGO de COMPOSTELA (59,7 Km)
Galicia impone su carácter con el perfil rompepiernas y la meteorología cambiante en un trayecto que nos dirige por míticos lugares como Melide, Arzúa o el Monte do Gozo.
Son los últimos kilómetros de otro increíble viaje que de nuevo termina por tocarnos el corazón.
Última etapa. Poniendo todo a punto para afrontar los 60 kilómetros que nos restan hasta Santiago de Compostela, que como veremos más adelante también los tendremos pasados por agua.
De momento, iniciamos la marcha en descenso atravesando a poca distancia las viviendas de piedra de Leboreiro, donde antaño se acogía a peregrinos en este antiguo hospital que hay junto a un cabazo.
La salida a modo de calzada de piedra nos lleva a cruzar el Río Seco por el Puente María Magdalena, originario del siglo XIV.
Después una pista de cemento y grava viaja paralela la margen izquierdo de la N-547 al tiempo que franquea varios complejos industriales.
Una agradable zona emboscada hace de antesala a la localidad de Furelos, que nos recibe con su Puente Medieval de San Xoán, ya citado en documentos del siglo XII aunque ha sufrido reformas posteriores en el siglo XVIII.
Esta construcción salva las aguas del Río Furelos, nombre que toma la población para su denominación.
Ya en la otra orilla se alza la Iglesia de San Xoán, que conserva el muro sur de origen románico donde se aprecia la cornisa con los canecillos. En el interior encontramos una curiosa talla de un Cristo Crucificado con un brazo suelto.
Justo después de abandonar esta urbe nos adentramos en las inmediaciones de Melide, localidad que hace de encrucijada de varios de los Caminos de Santiago, de ahí su importancia a lo largo de la historia de esta travesía.
Entre sus monumentos hallamos la Capilla de San Roque, construida en 1949 con elementos procedentes de otras iglesias derruidas, como esta bonita portada del siglo XIII con arcos, cimacios y capiteles ricas en elementos ornamentales. En uno de los cimacios se observa una extraña figura sacada del bestiario mitológico.
Al lado de esta capilla se alza el Cruceiro de Melide, el más antiguo de Galicia. Es gótico, del siglo XIV y representa un Cristo mostrando las llagas de sus manos.
Avanzando por la Rúa do Convento alcanzamos la Iglesia del Sancti Spíritus, que perteneció en el siglo XIV a un convento franciscano. Ha sufrido reformas en los siglos XV y XVIII, siendo muy visible la de la portada barroca. De estilo barroco es su Retablo Mayor, del año 1690, con la escena de Pentecostés y la imagen de la Inmaculada Concepción entre sus filas.
Situado a pocos pasos de la Iglesia, y también barroco, es este pazo del año 1671 que hoy hace las veces de Ayuntamiento de Melide.
Reanudamos la marcha por la Rúa Principal hasta pasar por el cementerio y conectar con la carretera CP-4603. Pero una temprana pista de tierra nos desvía a la derecha hasta la bonita Iglesia románica de Santa María de Melide, que este año encontramos cerrada, así que para más información sobre ella os recomendamos visitar nuestro paso por aquí en los años 2012 y 2016. Os dejamos los enlaces:
Santa María de Melide (Camino del Norte – Primitivo):
Santa María de Melide (Camino Francés)
Las señales nos plantean dos variantes, que al final volverán a unirse tras cientos de metros. Nosotros escogemos la más frondosa, entre robles y eucaliptos, que nos protegen del primer conato de aguacero. Por aquí, tendremos que salvar las aguas del Río Catasol por un paso de piedra.
Continuamos hasta el lugar de Raído donde topamos con la N-547 que no tendremos que cruzar ya que progresamos varios metros por su margen izquierda para luego incorporarnos a una pista vecinal.
Este ramal nos conducirá primero a la aldea de A Peroxa para posteriormente llegar a Boente conectando con la carretera nacional. Aquí se ubica la Iglesia de Santiago, cuya entrada se realiza ahora por su portada principal. El templo es de origen románico del siglo XII aunque su aspecto actual es del siglo XIX. Del interior destacamos sus bóvedas de madera y un retablo con varias representaciones de Santiago, el Peregrino y el Matamoros.
El camino desciende un trecho para cruzar el Río Boente y vuelve a subir hasta las inmediaciones de A Fraga Alta, donde nos incorporamos a una pista vecinal más despejada de zonas boscosas (O Pedrido) que permite otear el marcado acento rural de los alrededores.
El perfil rompepiernas nos obliga de nuevo a bajar para salvar otra de sus depresiones por la que discurre el Rego Ribeiral. No hay descanso, otro corto pero exigente repecho nos conducirá a cruzar la N-547 por paso a nivel superior para llegar a Ribadiso, localidad a la que accedemos por su Puente Medieval sobre el Río Iso. Muchos peregrinos se refrescan en sus aguas, pero hoy el clima no acompaña, así que a continuar.
Arzúa queda ya muy cerca, en la cima del siguiente ascenso. Un carril peatonal nos libra de la carretera nacional pero habrá que cruzarla si queremos hacer una visita a nuestros amigos de Bicigrino, en la tienda Lamas Bike en la Avenida de Lugo. Aquí pudimos saludar a parte del equipo que ha hecho posible que hiciésemos este camino y además, conocimos la bicicleta original de los comienzos de Bicigrino.
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Arzúa no nos retendrá mucho tiempo, solo el necesario para contemplar, por un lado la Capilla de la Magdalena, fundada en el siglo XIV por Frailes Agustinos. Su única nave tiene un arco de medio punto en su portada, lo que denota aires románicos. Por otro lado, a pocos metros se alza la Iglesia de Santiago, más moderna, construida en el siglo XX.
Descendemos ahora para acometer otro ramal emboscado, con alternancia de especies de vegetación de ribera, ya que los Ríos Vello y Brandeso navegan por estas latitudes. Cuando luego ganamos altura, las panorámicas rurales de prados y cultivos se suceden.
Franqueamos aldeas como Pregontoño y A Peroxa para adentrarnos de nuevo en agradecidas techumbres de robles, pinos y eucaliptos.
Aunque es inevitable que este patrón de espesura se vea interrumpido cuando hay que cruzar un paso a nivel superior sobre la Autovía 54, a la altura de As Quintas. No obstante, recuperamos rápidamente el entramado de arboleda para pasar por las aldeas de A Calzada y Outeiro, lugar este último muy aficionado a una singular peregrina impresa en un botellín de cerveza.
Seguimos progresando ahora por el terreno parcelario del lugar de Boavista con tímidas apariciones del astro sol, que agradecemos para quitar un poco la humedad del ambiente.
En A Salceda nos incorporamos a la N-547 que recorremos por asfalto unos 500 metros para no entorpecer a los viandantes. Es fácil dejarse llevar por el fluir de la marea peregrina, por eso sorprende ver cómo algunos parecen navegar a contracorriente.
As Ras, A Brea (x) o Cerceda serán las próximas localidades a surcar antes de realizar el almuerzo. Por cierto, os recomendamos el Restaurante O Ceadoiro, famoso por su tortilla de patatas.
Desde Cerceda vamos a acometer un descenso de 3 kilómetros teniendo como eje vertebrador la ya familiar carretera nacional 547. Afortunadamente las señales la salvan con algunos tramos entre eucaliptos y pistas vecinales por las aldeas colindantes (A Rúa).
Esta bajada finaliza en O Burgo, que seguimos por carretera hasta O Pedrouzo, donde nos espera un tramo de transición de unos 4 kilómetros con suaves y emboscadas ondulaciones.
El carril nos traslada a las vegas del Rego de Amenal en cuya población homónima habrá que cruzar con precaución la carretera nacional.
Pasamos Cimadevila para subir a las estribaciones del Aeropuerto de Santiago de Compostela. Hay algún porcentaje de inclinación exigente en el ascenso, pero el sentir tan cerca cumplido nuestro objetivo nos dan un extra de energías.
Un hito de piedra con símbolos Jacobeos significa la entrada al municipio de Santiago, de la ciudad solo nos separan unos 13 kilómetros.
Rodear el complejo del aeropuerto se hace con relativa rapidez ya que es prácticamente todo descenso, aunque a veces la senda se estrecha y hay que tener precaución si no estamos solos.
Una vez salvada la infraestructura del complejo desembocamos en San Paio, donde resalta su iglesia levantada con muros de mampostería.
Superaremos después varios cortos repechos para realizar otro tendido descenso hasta Lavacolla, lugar en el que los peregrinos medievales solían realizar una parada con el fin de lavarse y purificarse antes de su entrada a Santiago.
Aquí se ubica la Iglesia de San Pelayo de Sabugueira construida en 1840 en estilo neoclásico. Una inscripción en su fachada homenajea al precursor de la construcción del templo.
Se acercan los momentos finales de nuestro viaje, hecho que parece entristecer al propio Camino de Santiago que saca de la manga un intenso aguacero para intentar retenernos lo más posible.
Lo hace a la altura de las instalaciones de la Televisión Gallega, aunque esto no nos va a achicar y menos cuando estamos a punto de alcanzar el Monte do Gozo. Ya veis el panorama, el Monte do Gozo no estaba hoy para gozarlo, aunque sí lo hicimos en otra ocasión, en el Monte do Gozo (Camino del Norte-Primitivo).
Nos resguardamos en su Capilla de San Marcos; realizar el descenso a la ciudad en estas condiciones no procedía, así que esperamos a que la lluvia amainase un poco.
La meteorología gallega es lo que tiene, ya no nos puede sorprender, y lejos de dejarnos llevar por la oscuridad de la borrasca que nos acompaña hasta Santiago, ya hemos aprendido a valorar la luz que se esconde detrás de todo lo que vivimos en cada experiencia. Hoy nos atrevemos a cambiar el nombre de “Olvidado” a este Camino ya que es digno de ser descubierto para apropiarse de otra otra denominación, la de “Camino Recordado”.
No nos cansamos de traer todos estos momentos a la Plaza del Obradoiro, donde uno termina por romperse ante tantas sensaciones.
Con el deseo de volver a vernos muy pronto os decimos hasta la próxima.