SENDERO PATRITE
El Sendero Patrite es una de las rutas más singulares que podemos encontrar en las cercanías de Alcalá de los Gazules, localidad enclavada en el Parque Natural de los Alcornocales (Cádiz) y que pertenece a la red de Pueblos Mágicos de España.
Para iniciar el sendero tendremos que transladarnos a la Venta Patrite, a poco más de 5 kilómetros de la urbe llegando por la carretera CA-6201.
El camino comienza al final del tramo asfaltado de esta misma pista y discurre por la antigua «Vereda Patrite-Jimena«, tramo que unía las poblaciones de Alcalá de los Gazules con Jimena de la Frotera.
La senda, al estar excavada en la roca, llama la atención por los restos de acopio de material de piedra que se usaba para el mantenimiento del camino.
Durante las sucesión de nuestros pasos sentiremos la presencia del Río Rocinejo y de los distintos arroyos tributarios que vierten sus aguas en él, así como alguna canalización que aprovechaba todo este aporte hídrico para mover las muelas de los distintos molinos harineros que salpicaban la zona.
En el paisaje nos sorprenderán también las lajas calizas de Los Tallones y la Cascada de la Garganta del Espino, esta última accesible por un pequeño desvío.
El sendero finaliza en el Río de Montero, otro curso de agua en el que se pueden observar algunos restos de molinos.
Os dejamos otras rutas del Parque Natural de los Alcornocales, también próximas a Alcalá de los Gazules: ✅ SENDERO 🌳 La SAUCEDA 🌄Pico ALJIBE-LAGUNA del MORAL y ✅ SENDERO a los 🌄 Picos ALJIBE y PICACHO
Venta Patrite
Hola amigos, aquí estamos por la carretera de Cádiz 6201 en pleno Parque Natural de los Alcornocales dirigiéndonos al inicio de nuestra próxima ruta que se encuentra a unos 5 kilómetros del Pueblo Mágico de Alcalá de los Gazules.
A nuestra llegada agradecemos el recibimiento por parte de unos ejemplares caprinos y empezamos a poner en marcha el motor del cuerpo desde la Venta Patrite, donde disfrutamos de esta llanura formada por la cuenca fluvial del Río Rocinejo que se ve flanqueada de cerros a los alrededores.
Realmente, el coche lo podéis dejar unos 600 metros después, junto a este panel informativo que da comienzo al Sendero Patrite.
Senda excavada en la roca
Cruzamos una cancela y vemos cómo a partir de aquí el trazado comienza a encajonarse entre la orografía.
Las faldas del Cerro Arenoso al norte y las de Peralta al sur configuran estas apreturas que, como se observa, han ido dejando rastros de erosión a modo de bolos y peñascos de arenisca, además de la manipulación del terreno por parte de la mano del hombre que ha sacado provecho de los recursos de este entorno a lo largo de los siglos gracias a las labores de descorche, el carboneo, la ganadería y a la molienda del grano.
No en vano esta senda es conocida también como Ruta de los Molinos debido a los numerosos vestigios de estos edificios etnográficos que salpican el recorrido. Aún hoy se dejan ver algunas canalizaciones que orientaban el agua proveniente de los arroyos hacia los mecanismos que movían las muelas.
Muy cerca nuestra podemos ver la que iba al Molino del Olivar la cual aprovechaba la bajada del arroyo proveniente de la Loma de las Paridas.
Tras cruzar este curso de agua el terreno hace un paréntesis entre la roca para atravesar una explanada por un firme más arcilloso. Cerro Arenoso y de Cerro de Peralta quedan atrás.
Vereda de Patrite y Jimena
A continuación damos con los restos de adoquines de la antigua calzada conocida como “Vereda de Patrite y Jimena”, un camino que unía las poblaciones de Alcalá de los Gazules con la de Jimena de la Frontera.
Mirador de los Tallones
Pocos metros más tarde damos con el Mirador de los Tallones, un balcón que toma el nombre de las curiosas formaciones rocosas que empiezan a adivinarse al sur. Luego podremos observarlas mucho mejor.
Ahora el camino avanza por una zigzagueante rampa de roca que gana con rapidez un poco más de altura.
Garganta del Espino
Después descendemos para introducirnos en el paraje de la Garganta del Espino, cuyo arroyo homónimo navega entre el Cerro de los Espejillos Altos y el de Tejillos Coloraos.
Nosotros vamos a realizar un desvío en el camino para remontar este curso de agua e ir en busca de su cascada. Sentiremos el arroyo siempre a nuestra derecha.
El ascenso deja a nuestra espalda las formaciones de Los Tallones aunque es muy probable que los afloramientos que encontramos a continuación formasen parte de aquella línea rocosa que con los siglos se ha ido viniendo abajo.
Por aquí, los alcornoques se mezclan con los ojaranzos, fresnos, adelfas, lentiscos y escobones, entre otras especies de plantas que a veces nos abrigan con demasiado empeño mientras encaramos este tramo algo engorroso.
Cascada de la Garganta del Espino
Con todo, el murmullo de la caída del agua ya llega a nuestros oídos y tras unos 500 metros desde el desvío, comenzamos a divisar el salto del arroyo por la roca.
Para acercarnos lo máximo posible a este bonito accidente natural hay que descender con precaución hasta dar con el cauce. Luego, con más o menos habilidad, buscamos los pasos entre la roca para ya por fin, darnos de bruces con la Cascada de la Garganta del Espino.
Desde esta posición solo podemos ver la caída más pronunciada, pero es la más espectacular con varios metros de altura que dan a una encajonada poza muy apetecible para el baño en época estival.
Con algo más de lluvia en días previos seguro que esta cortina de agua luce todavía mejor cubriendo gran parte de la pared.
De vuelta al trazado oficial del Sendero
Es hora de despedirse y de regresar a la Vereda de Patrite y Jimena para terminar de completar este recorrido.
Una vez incorporados al trazado oficial seguimos río abajo la Garganta del Espino hasta que cruzamos su cauce haciendo uso de la piedra y la roca.
Pocos metros más tarde, la laja vertical que advertimos en el camino nos anuncia de nuevo la proximidad de Los Tallones, pero en esta ocasión vamos a disfrutarlos desde otra perspectiva mucho más sorprendente.
La erosión juega con nuestra imaginación gracias a estas formaciones alineadas en sentido descendente. ¿No os parece que fueran parte de la antigua muralla de una fortificación?
Seguro que más de un mozo de los que antaño usaron esta vereda para desplazarse a Cádiz con el fin de inscribirse en el servicio militar pensó esto.
Río del Montero, fin del sendero
Y con estos pensamientos llegamos ya al final de nuestro sendero en el que podemos ver restos del antiguo Molino de los Espartidores. En este punto vemos descender el Río del Montero, que une sus aguas pocos metros después a las del Río Rocinejo.
Podemos avanzar un poco más para bajar a este río. Solo tendremos que pasar al otro lado de esta cancela y descender hasta alcanzar la orilla del cauce.
Nosotros no lo haremos, pero se puede cruzar al otro margen del río para ver las ruinas de otros molinos.
Regresamos al Molino de los Espartidores e investigamos un poco dirigiéndonos al norte por las faldas del Cerro de los Tejillos Coloraos, hasta que la espesura prácticamente nos corta el paso.
Sabemos que por aquí se puede llegar a la Cascada del Espino pero sin el track correcto hoy preferimos evitar la aventura. Buen momento este para disfrutar del paraje y del vuelo cercano de los buitres leonados, que encuentran cobijo en las impresionantes lajas de Los Tallones.
Aquí daremos media vuelta para deshacer nuestros pasos y deleitarnos de nuevo con este pintoresco sendero en sentido contrario.
Hasta la próxima!