
PICOS SIMANCÓN y EL RELOJ
Las cimas ⛰️ del Simancón (1.569 m) y El Reloj (1.535m) conforman dos de las cumbres más emblemáticas de la Sierra del Endrinal, dentro del marco del Parque Natural de la Sierra de Grazalema, Cádiz.
Un espectáculo calizo y de fuertes desniveles que hay que tomárselo con calma para disfrutarlo.
Son aproximadamente 13 kilómetros de recorrido circular que parten desde el parking que hay junto al Camping Tajo Rodillo.
Además del atractivo de superar estas cumbres, la ruta contiene otros alicientes de interés como las vistas espectaculares a buena parte de las elevaciones circundantes andaluzas, la Charca Verde o la formación rocosa de la Cueva de las dos Puertas.
Con suerte, podréis ver también algunos miembros de cabras montesas 🐐 deambulando por la zona.
Grazalema
Camping Tajo Rodillo
Hola amig@s!
Nos encontramos en Grazalema, provincia de Cádiz. Hemos regresado al Camping Tajo Rodillo para iniciar de nuevo esta ruta que se nos atragantó meses antes debido a la mala meteorología.

El magnífico día que se ha presentado ha motivado a numerosos senderistas a realizar uno de los recorridos más emblemáticos del Parque Natural de la Sierra de Grazalema.
A pesar de la dureza, que comienza nada más pisar los primeros metros del trazado, merece la pena el desafío ya que vamos a poder disfrutar de fantásticas vistas al entorno y descubrir pintorescos hitos geológicos.
De entrada, ya nos sorprende la gran muralla rocosa que nos escolta al oeste y que tiene como punto más elevado la cima del Peñón Grande, de unos 1296 metros de altura.
Por la Cañada de Mahón
Este tramo de camino sube por la llamada Cañada de Mahón, una colada en la que se han ido aglutinando los desprendimientos rocosos acaecidos con el paso de los años, muchos de ellos provocados por movimientos sísmicos.
Haciendo un alto para tomar aire observamos a nuestra espalda el Peñón de la Asamblea, de unos 1023 metros de altura. Más al norte, las cumbres de la Sierra de Malaver.

Tras recorrer aproximadamente un kilómetro por esta angostura al cobijo de una masa de pinos, salimos a campo abierto. La orografía se hunde por momentos para ofrecernos vistas a las cotas que debemos superar en la jornada de hoy.
Son las cumbres de la Sierra del Endrinal, que destacan por encima de todo por su blancura y desnudez.
Llanos del Endrinal
Un panel informativo nos introduce en los Llanos del Endrinal, que es el valle que empezamos a atravesar en estos momentos.

Aquí, nuestras piernas respiran un poco tras las inclinaciones anteriores del más del 20 por ciento de desnivel.
Al parecer, en esta llanura se cultivaban cereales y garbanzos hasta bien entrado el siglo XX. Las características del terreno en forma de depresión favorecía la obtención de agua pues varios arroyos confluyen aquí tras las lluvias.
La naturaleza kárstica del entorno permite que las aguas terminen por evacuarse por medio de un sumidero.
Exigente paso de montaña
Unos 600 metros después de recorrer este hundimiento de terreno, la ruta vuelve a endurecerse. Ahora encaramos el paso de montaña comprendido entre el cerro Corona de los Yedrales y el Simancón.
Los pinos vuelven a dominar la masa forestal de este tramo escarpado de casi 2 kilómetros de longitud. Por unos momentos nos orientamos hacia la espectacular Corona de los Yedrales. Pero esto es solo es producto del serpenteo del recorrido para salvar los obstáculos de la orografía.
Tomando un respiro, nos giramos para admirar las vistas al norte. Situados ya a unos 1.400 metros de altitud podemos observar, por un lado, el Cerro Coros de 1328 metros de altura en la Sierra del Pinar. Detrás, asoma el Cerro Lagarín de 1067 metros.
Entre esta última cota y el Cerro Malaver descubrimos el Pico El Terril, el techo de la provincia de Sevilla con 1.129 metros de altura.

Armaros de paciencia en estos metros porque se os pueden atragantar. No obstante, las vistas bien lo merecen, y en días despejados como el de hoy, permiten que el esfuerzo se haga más llevadero.
Una vez superada esta angostura, el sendero nos introduce en un collado atestado de piornales, que es ese matorral bajo acolchado que tapiza la superficie. Por aquí, la inclinación del perfil es más suave y el rumbo del trazado parece enderezarse.

De derecha a izquierda, nos escoltan las cumbres de los Yedrales y Simancón, respectivamente. Sobre esta última vemos cómo algunos afortunados ya casi la están acariciando.
Puerto de los Navazuelos
Continuando hacia el sur llegamos Puerto de los Navazuelos, momento en el que decidimos virar hacia el este para acometer el último segmento del Simancón.
Existen hitos de piedra que facilitan seguir una ruta de ascenso, pero para ser sinceros, con los despistes nos los saltamos a la torera. Así que este trazado que realizamos ahora es totalmente improvisado.

Con precaución vamos buscando entre roca y piedra aquellos pasos más accesibles. En alguna ocasión tendremos que trepar, pero nada que no implique demasiada dificultad.
A nuestra espalda, las vistas al suroeste son impresionantes, donde destacan las cumbres de las Sierras del Caíllo, Ubrique, la Silla y las Viñas.
La vez anterior que subimos a esta cima no se veía un pimiento. Había niebla, frío y viento. No lo disfrutamos nada, la verdad.
Cima del Simancón
Por este motivo, hoy, alcanzar la cresta del Simancón ya es motivo de celebración. Continuaremos por esta arista hacia el norte unos 100 metros más para alcanzar la cima.

Una vez aquí, a unos 1.565 metros de altitud, escudriñamos al este la siguiente cota a alcanzar en el día de hoy: El Reloj.
En una panorámica de 360º podemos adivinar muchos de los perfiles ya conocidos, como el Torreón, techo de la Provincia de Cádiz con 1654 metros de altura.
A continuación, reanudamos la marcha para ir a por El Reloj.
Descenso escarpado entre caliza
Os recomendamos mucha precaución en este descenso ya que es muy escarpado y se compone de un firme de roca caliza fracturada. Podréis encontrar zonas con grietas y mucha piedra suelta.
Como solemos decir, este terreno es carne de tobillo.
Una vez superada la cara oriental del Simancón, nos subimos a la arista que une los dos macizos. Aunque ya no sentimos el empuje de la gravedad por haber finalizado el descenso, el firme, sigue sin cambiar. El mar kárstico es espectacular, y el paisaje blanco quebrado sobrecoge.

No hay más remedio que seguir midiendo los pasos.
Por su parte, los piornos insisten en dar un toque de color verduzcón al recorrido luchando contra la caliza para encontrar espacios donde crecer.
Cima de El Reloj
El ascenso a la cima de El Reloj es algo más tendida que la del Simancón y la afrontamos por su cara suroccidental. Al igual que en la cima anterior, el hito geodésico que señala los 1535 metros de altitud es un conjunto de piedras dispuestas en forma piramidal.

Las vistas al este nos ofrecen la estampa del valle por donde corre el Río Guadarés. Por esta gran depresión también transcurren viejas rutas utilizadas por el ganado trashumante, como las Cañadas Grande, de las Diez Pilas o la del Puerto de las Cruces.

Escudriñando más a oriente vemos la Serranía de Ronda y las viviendas de la villa que le da nombre.
A occidente, el relieve del Simancón, y escorada a la derecha la Sierra de El Pinar con su inconfundible Torreón.
Reanudamos la marcha volviendo sobre nuestros pasos unos 100 metros para luego iniciar el descenso de El Reloj por su flanco meridional.
Prestad mucha atención a este tramo porque comprende otra bajada muy empinada salpicada de roca y piedra suelta. Aunque algo desdibujado, el sendero por donde debemos seguir se llega a adivinar.
Unas veces se estrecha forzado por los elementos del entorno y otras se escalona debido a los declives ásperos. Aquí, pondremos a prueba la resistencia de nuestras rodillas.

Charca Verde
Con todo, el esfuerzo se ve recompensado con el siguiente hito interés: la Charca Verde.
Parece ser que esta masa de agua se creó de manera artificial para hacer las veces de abrevadero para el ganado. Junto a ella también emerge un pozo, que hoy aparece cercado.
Cerrando este escenario, la montaña del Simancón. Parece mentira todo lo que hemos descendido ya.
A continuación, el camino retoma su tendencia descendente entre roca, endrinos, pinos y encinas.
Nos aguardan poco más de tres kilómetros en los que iremos rodeando el macizo de El Reloj por su cara oriental.

Lapiaz
A medio camino, tomaros un momento para admirar este lapiaz que os saldrá al paso.
El modelado cárstico de esta superficie es espectacular, donde impresionan sus formas agudas y aristas apuntadas. Todo ello producto de la erosión del agua.
Estas rocas calcáreas tienen su origen en una plataforma marina existente hace entre 200 y 65 millones de años. Su composición está asociada a la acumulación de grandes cantidades de restos de esqueletos y conchas de organismos vivos.
Tanto El Reloj, al que volvemos a contemplar desde su cara norte, como el Simancón, pertenecen a una gran cadena montañosa conocida como Dominio Subbético. Estos altos relieves fueron provocados por el choque de las plataformas continentales Ibérica y Africana hace millones de años.
Cueva de las dos Puertas
Completada la tendencia descendente en el Puerto de los Alamillos vamos en busca de nuestro siguiente objetivo: la Cueva de las dos Puertas. Si las rocas y la espesura vegetal nos dificultan seguir el sendero podemos estar atentos a los hitos de piedra que nos marcan el camino.
Por aquí, el trazado vuelve a elevarnos unos metros para colocarnos en las cimas que asoman a los cortados de Peñaloja.
Dirigiéndonos al noroeste buscaremos la cresta caliza de esta loma. Ésta nos sorprende como un blanco pasillo pétreo asomando entre las copas de los pinares.
La cueva la encontraremos a la espalda del siguiente mogote rocoso que se interpone a nuestra derecha. Lo rodeamos con expectación para pronto descubrir este capricho geológico de la naturaleza.
Aunque se le conoce como la Cueva de las dos Puertas, bien podría llamarse la Cueva del Balcón porque cuando se cruza al otro lado, la orografía se asoma a una estampa fantástica.
Desde aquí se domina el pueblo de Grazalema, el Embalse del Arroyo del Fresnillo, el Tajo de la Ermita, la Sierra del Pinar, Sierra de Malaver y el Valle del Río Guadalete, entre otras localizaciones.


Descenso final hacia el Camping Tajo Rodillo
Para finalizar esta ruta volvemos para incorporarnos de nuevo a la cresta de este cerro que continuamos al noroeste. Los casi 2 kilómetros que nos restan lo conforma otro riguroso descenso serpenteante entre roca y piedra.
Lo positivo es que buena parte del mismo nos regala las vistas que antes disfrutamos desde la cueva y además, hoy contamos con la presencia de un grupo de cabras montesas.

Estamos en época de celo, que se da entre noviembre y enero, momento en el que el macho se rodea de su harén de hembras.
Con la presencia de tantos senderistas a lo largo del año, estos animales parecen estar más que acostumbrados al ser humano. Respetando su hábitat, ellos incluso parecen posar para nosotros.
La ruta se interna ahora en un pinar que, tras unos 500 metros recorridos, conectará con la Cañada de Mahón, la colada que iniciaba esta aventura.
De esta forma, regresamos a los aparcamientos para dar por concluida esta formidable jornada de senderismo.
Hasta la próxima!
Busca tu alojamiento

