OPORTO – Prólogo 1
Nuestro Camino de Santiago no puede comenzar sin saldar la cuenta pendiente que teníamos con la ciudad de Oporto desde el año 2018, cuando pasamos por ella sin poder tener tiempo de visitarla.
En esta ocasión, emplearemos dos estupendas jornadas para conocerla, y en la primera de ellas, tendremos a @Rui Aquino y a su pareja Vera como anfitriones de lujo.
Miles de azulejos, monumentos históricos – algunos de ellos nos harán llegar a las alturas-, calles empinadas y cargadas de autenticidad, gastronomía y la visita a dos de los Albergues de Peregrinos más relevantes de este Camino Portugués Central, serán los ingredientes principales de este intenso e inolvidable día.
Oporto
Hola amig@s!
Despertamos en la hospitalaria ciudad de Oporto, en la fascinante Portugal.
Dos enriquecedoras jornadas nos esperan en esta urbe antes de iniciar nuestra próxima aventura en bicicleta que nos permitirá recorrer la parte del Camino Portugués Central que nos falta por conocer, además de tomar una variante por la que peregrinó hacia Santiago de Compostela el fraile dominico Padre Sarmiento.
Esta variante nos descubrirá las Rías de Pontevedra y Aurosa y la preciosa comarca costera de Salnés y podremos regresar al tramo portugués, en Pontecesures, realizando la Traslatio, es decir, el viaje de la llegada en barca de los restos del Apóstol Santiago desde Jerusalén.
Desayuno tras el local Biclas & Triclas
Pero antes de viajar por todos estos lugares se nos hace indispensable saldar la cuenta pendiente que teníamos con Oporto, cuando en 2018 pasamos por la ciudad sin poder visitarla.
Comenzamos el primer día desde el distrito de Miragaia, descendiendo las empinadas cuestas de sus calles en busca de un lugar en el que darnos un buen desayuno.
Rui nos espera en la Catedral de Sé en unos minutos. Antes vamos a enseñaros primero el exterior de Biclas y Triclas</strong style=»color: #ff3c00;»> el lugar al que llegarán nuestras bicicletas, que un año más, hemos alquilado con la empresa Bicigrino. El establecimiento Biclas y Triclas está a orillas del Duero en pleno paso del camino por el litoral.
En la siguiente jornada les haremos una visita y os presentaremos a la encantadora pareja que regenta el negocio. Justo detrás de este edificio podréis encontrar la Cafetería – Pastelería Carlão, ideal para darse un festín con su deliciosa bollería. No os perdáis lo croassanes, ni los pasteles de nata, también llamados de Belén en Lisboa.
Muralla Fernandina
Dejamos la cafetería bajo la atenta mirada de una señora y ponemos rumbo a la Sé Catedral. Y lo hacemos primero tomando las Escaleras do Caminho Novo por donde podemos apreciar restos de la Muralla Fernandina.
Anteriormente existía una muralla romana, pero en el siglo XIV al expandirse la ciudad el Rey Alfonso IV de Portugal vio la necesidad de levantar otro cinturón amurallado. Sin embargo las obras las finalizó en 1376 el Rey Fernando, de ahí que pasase a llamarse Muralla Fernandina.
Esta buena escalinata salva un gran desnivel dejándonos a las puertas de la Iglesia de San João Novo, un templo construido en 1539 que enclava su planta de cruz latina y su monasterio dentro del perímetro de las murallas.
Después callejeamos por la Rúa de Belmonte y de Bainharia para no tardar mucho en advertir algunas señales Xacobeas que nos dirigen al complejo de la Catedral de Oporto, situado sobre altas murallas.
Sé Catedral de Oporto
Antes de subir apreciamos el Oratorio barroco de San Sebastián, construido en 1745 por la orden religiosa de los Agustinos Descalzos, del Convento de los Grillos, situado muy cerca de aquí.
Próximo al oratorio accedemos a las escaleras que nos harán llegar a una Catedral que no quiere pasar inadvertida desde esta posición asomando para ello sus torres.
Otra torre, la que acompaña a este muro, tampoco nos deja indiferente rompiendo la uniformidad de su sillería con el escudo heráldico de Oporto.
Mientras ascendemos, nos vamos elevando también sobre los tejados de la ciudad la cual nos va ofreciendo un bonito skyline con algunos de sus emblemáticos monumentos, entre ellos, la Torre de los Clérigos a cuya cima subiremos en el día de hoy.
Vimara Pérez
Alcanzada la catedral, a la izquierda, encontramos una estatua de Vimara Pérez, un señor de la guerra asturiano que reconquistó la ciudad de Oporto a los musulmanes en el siglo IX. Fue el primer gobernador del Condado Portucalense.
La Catedral de Oporto nos recibe por su flanco norte, no con su mejor cara debido a unas obras. Quién iba a pensar en el siglo XII, origen románico de esta esta estructura, que un elevador del siglo XXI iba a trepar por uno de los brazos de su planta de cruz latina.
El Nártex barroco de Nicolau Nasoni
Lo que sí resalta de este lateral es el Nártex barroco, añadido en el siglo XVIII por el arquitecto y pintor Nicolau Nasoni. Se trata de un espacio porticado decorado con azulejos monocromáticos en azul.
Se usaba para separar a los penitentes y los no bautizados del resto que acudían a la Iglesia. Los motivos decorativos son ángeles flanqueando sinuosos retablos cargados de elementos vegetales. Tres de ellos rezan frases en latín presentando el Templo de Dios como morada de los hombres.
Encajonado en la piedra, un relieve rectangular delata el año de construcción, 1736.
Terreiro da Sé
Los restos románicos de la fachada principal se aprecian en el aspecto general de la estructura, en la que destacan el rosetón y las torres. La balaustrada y cúpulas de estas últimas, en cambio, son barrocas al igual que la portada, que se sustituyó por la anterior románica.
En el Terreiro da Sé, que es la plaza en la que se encuentra la catedral, también se ubica un Pelourinho, de estilo rococó e inaugurado en 1945.
Aunque los pelourinhos se usaban para castigar a los malhechores públicamente, este solo se usó con fines decorativos.
Muy cerca vemos las dependencias del Palacio Episcopal, también de orígenes románicos aunque muy reformado al barroco en el siglo XVIII.
Visita a la Sé Catedral
Justo aquí nos sorprenden nuestron anfitriones, Rui Aquino y su compañera Vera. Ellos nos recomiendan la visita al interior de la Catedral. La entrada cuesta 3 €.
Nada más entrar pasamos a la Capilla gótica de San Juan Evangelista, donde se encuentra la tumba de João Gordo, un caballero de la Orden de los Hospitalarios de Malta y colaborador del Rey Dionisio.
Claustro de la Sé Catedral
Justo después accedemos al Claustro, construido entre los siglos XIV y XV en estilo gótico.
Al igual que el Nártex del flanco norte, la decoración de esta obra también fue llevada a cabo por Nicolau Nasoni, presentando monumentales azulejos monocromos que representan escenas del libro alegórico Cantar de los Cantares.
Las bóvedas de crucería y arcos apuntados de la estructura terminan descansando en pilares con columnas que tienen motivos vegetales en sus capiteles. Al patio interior, entre los contrafuertes se abren las galerías por medio de ventanales con tres vanos y un óculo en el tímpano.
En el centro del patio, un bonito crucero rematado en forma de flor en sus extremos y con una piedad en una de las caras y un Cristocrucificado en la otra.
De la planta inferior del claustro también podemos destacar algunas dependencias, como la Capilla de San Vicente, que contiene un recargado retablo dorado, las sepulturas de varios Obispos de Oporto y una interesante sillería.
También admiramos la Capilla de Nuestra Señora de la Piedad, que alberga las urnas de los Santos Aurelio y Pacífico.
Por su parte, hay otro acceso a la Sacristía, que resalta por su decoración barroca y sus pinturas murales que ocupan casi todas las paredes de la habitación.
Iglesia de la Catedral
Por el ala norte del claustro entramos en la Iglesia de la Catedral, que sorprende por un lado por las alargadas columnas que sostienen las bóvedas de cañón ligeramente apuntadas de sus tres naves, y por otro lado, por la poca luz natural que recibe el templo debido a unos escasos ventanales casi ciegos.
Quizá los constructores querían que el protagonismo de la luz lo tuviera el bonito Rosetón de los pies de la nave central. Está decorado en la parte central por la Virgen María y a su alrededor los cuatro Evangelistas alternados por motivos vegetales.
Posteriormente, para añadir más luz natural al edificio, se levantó en el siglo XVI una torre en el crucero a modo de linterna. Esto permitiría iluminar un rico Altar Mayor que desafortunadamente hoy encontramos tapado por una lona al permanecer en obras.
La escasa decoración del templo queda reservada a los retablos y capillas que apreciamos en el transepto del crucero. Una de las capillas más importantes es la del Santo Sacramento que custodia un valioso altar de plata de orfebrería portuguesa construido entre los siglos XVII y XIX.
A su derecha, la Capilla de Nuestra Señora de Vandoma con una imagen de la patrona de Oporto del siglo XIV.
A los pies de la catedral, en el baptisterio, también se encuentra la Capilla del Bautismo con un relieve hecho en bronce representando este suceso. Su autor fue Teixeira Lopes, un reconocido escultor y ceramista portugués de finales del siglo XIX, principios del XX.
Tesoro, Sala Capitular y Claustro superior
A continuación, desde el claustro tomamos unas escaleras para visitar las plantas superiores. En una de ellas se expone el Tesoro de la Catedral, con vitrinas que guardan casullas, mitras, cíngulos, libros litúrgicos, cruceros, ajuares eucarísticos y joyas, entre otros elementos.
En la planta superior nos recibe la Sala Capitular, revestida en sus muros por otro faldón de azulejos. Entre las tallas que exhibe nos atrae por supuesto la de Santiago Peregrino, culpable de nuestra próxima aventura. Merece especial atención el techo de esta sala, de madera, que encajona 15 pinturas de Giovanni Battista elaboradas en 1737 que representan Alegorías a las Virtudes rodeando a San Miguel.
Parece que en la siguiente estancia faltó el mismo entusiasmo por decorar el techo.
Justo después, accedemos a lo que pudo ser la segunda planta del claustro, que ahora es más bien una buena terraza en la que poder observar la estructura almenada de la catedral, sus torres y el patio interior, donde no se nos escapan unos pies refrescándose tras una larga peregrinación.
Los muros oeste y sur son protagonizados por una serie de azulejos que representan escenas de la Vida de la Virgen y de Las Metamorfosis de Ovidio. Otro bonito escaparate azul y blanco en el que poder deleitarnos con la composición decorativa.
Al sureste se deja ver otro tramo de la Muralla Fernandina, pero quizá las vistas sean mejores desde las balaustradas de las torres, hacia las que nos dirigimos ahora. En el día de hoy nos espera todavía subir unas cuantas escaleras, así que a tomárselo con calma.
El esfuerzo compensa. Desde aquí arriba se aprecia mejor la cúpula y balaustrada barroca que remata cada torre. También la torre a modo de linterna que parte del crucero y que aporta más luz al interior del templo. Y la Muralla Fernandina que apunta al Puente de San Luis I.
Abajo el Duero, navegado diariamente por cientos de cruceros que transportan miles de turistas entre sus puentes. En la otra orilla, Vila Nova de Gaia, salpicada de bodegas del sector vinícola, un mercado que tuvo su origen en el siglo XVIII gracias a la promoción de los británicos. De hecho hoy día, muchos nombres de bodegas del vino Oporto llevan nombre inglés.
Mirando más al oeste, la bonita estampa de la ciudad dispuesta escalonadamente donde los tejados de las viviendas casi parecen ser los peldaños por los que subir a lo más alto.
Puente Luis I
Descenderemos hasta el Puente San Luis I para ver algunos hitos un poco más de cerca, como el tramo de la Muralla Fernandina, visitable, que termina en una torre mirador. Justo al lado podéis tomar el Funicular os Guindais si os queréis ahorrar una buena pendiente tanto para bajar como para subir.
No os perdáis un paseo por el puente metálico San Luis I para admirar las vistas desde aquí arriba, siempre con el permiso del tranvía, por supuesto.
El puente fue inaugurado en 1886 y construido por el ingeniero alemán Théophile Seyrig socio de Gustave Eiffel y permitió satisfacer la necesidad de mejorar la comunicación con su ciudad vecina tras el incremento de la actividad comercial. Sus 385 metros de longitud unen Oporto con Vila Nova de Gaia.
Por el Barrio da Batalha
Regresamos al Terreiro da Sé para dar un vistazo a la Torre Medieval reconstruida de Pedro Pitões, descubierta en 1940 tras unas excavaciones y convertida hoy en punto de información turística.
Muy cerca, un balcón asoma a la fachada de la Iglesia de San Lorenzo de los Grillos, construida entre los siglos XVI y XVIII. El nombre de grillos se debe al ropaje oscuro que vestían los frailes Agustinos Descalzos, los cuales fueron dueños del templo durante una época.
En este punto nos ponemos en manos de Rui y Vera que nos dirigen por algunas de las calles más pintorescas del Barrio de Batalha y que forman parte del itinerario portugués del Camino de Santiago.
Después, la Iglesia barroca de la Misericordia nos presenta la Rúa das Flores, una de las calles peatonales más famosas de la ciudad debido a sus valiosos edificios de antigua arquitectura civil y numerosos comercios.
Estación de Tren São Bento
Siguiendo esta arteria llegaremos, unos 400 metros después, a la Plaza de Almeida Garret, que nos planta la Estación de Tren São Bento frente a nosotros.
Este complejo de estilo neoclásico francés se inauguró oficialmente en 1916, obra del arquitecto José Marqués da Silva que se levantó en el espacio que antes ocupaba un antiguo Monasterio de monjas benedictinas. La estación es considerada una de las más bonitas de europa y del mundo, ya que cuenta con un vestíbulo con más de 20.000 azulejos pintados por el artista Jorge Colaço.
Lamentablemente el ala sur de esta estancia estaba en obras, así que no pudimos disfrutar en su totalidad de toda la temática que exhibe. No obstante os comentamos que el friso de la parte superior, compuesto por azulejos policromáticos relata la evolución de los transportes en Portugal.
En el muro norte, la escena monocromática superior representa la Batalla de Valdevez, del año 1140 en la que los portugueses luchaban por la independencia para dejar de pertenecer a los reinos de León.
Debajo, Alfonso VII de León y el noble Egas Moniz con sus hijos jurando fidelidad al primero tras el Tratado fallido de Tuy.
En lo que se deja ver del muro este, vemos escenas añejas de la vida rural y de algunas fiestas tradicionales. En el techo destaca Minho y Douro, el nombre de los dos ríos más importantes de la zona norte de Portugal.
Los azulejos de la zona sur tendrán que esperar para otra ocasión.
Por su parte, la estación respira autenticidad, ya que ha sabido mantener esa estética antigua que le confiere la estructura y decoración de las dependencias y andenes. Incluso todavía mantiene en activo ciertas locomotoras que le dan un cierto aire vintage.
Dan ganas de subirse a una de ellas para dejarnos llevar a uno de sus destinos, como Braga, Coímbra, Guimarães o Viana do Castelo.
Plaza de la Libertad
Nuestro siguiente destino nos hace pasar por la Plaza de la Libertad, que alberga una escultura de 1866 del Rey Pedro IV montado a caballo sosteniendo la Carta Constitucional de 1826. Al fondo, el Ayuntamiento de Oporto resalta con su torre de 70 metros de altura.
Iglesia de los Clérigos
Y llegamos a la Iglesia barroca de los Clérigos, lugar que nos tomará su tiempo y esfuerzo. Así que antes de visitarla reponemos fuerzas con el segundo pastel de nata del día.
Subir a la torre de esta iglesia será el plato fuerte, pero antes vamos a visitar el interior del templo.
Nada más entrar llama la atención la forma elíptica de la planta, fue la primera iglesia que la tuvo en Portugal. Nicolau Nasoni autor de la obra comenzó la construcción a inicios de 1732 por órdenes de la Hermandad de los Clérigos, una cofradía que bien sella la cúpula con su blasón de armas.
La iglesia que juega con el granito, mármoles y dorados está dedicada a Nuestra Señora de la Asunción, cuya imagen se enmarca en un altar rococó custodiado en sus flancos por San Pedro y San Felipe Neri. Hoy, además, un señor se atreve a tocar con maestría el complicado órgano de tubo instalado aquí en 1779.
Los muros laterales también cuentan con altares dedicados a Nuestra Señora de los Dolores o al Santísimo Sacramento, entre otros.
Además de la Iglesia, la visita también incluye transitar los espacios privados de la Casa de la Hermandad donde el sello de los Clérigos estará siempre presente.
Para comenzar a ver las estancias superiores debemos ya hacer uso de nuestra entrada de 6 €.
El recorrido nos dirige primero por salas nobles, vestíbulos y escritorios hasta una galería que recorre todo el recinto de la iglesia para que la disfrutemos desde otra perspectiva. Espectaculares los órganos del siglo XVIII y el retablo rococó habitado por los patrones de la Hermandad.
Desde el coro hay otra majestuosa vista general del espacio elíptico con sus distintos altares. Por cierto, aquí también se encuentra esta valiosa Urna del Santísimo Sacramento, también obra de Nicolau Nasoni.
El recorrido por la galería es impresionante, ya que permite acercarte también a ciertos detalles que antes solo veíamos desde la planta inferior.
Ascendiendo un poco más accedemos a la antigua dependencia de la Enfermería, hoy convertida en Museo. Este acopia piezas de gran valor comprendidas entre los siglos XIII y XX y una curiosa colección de Cristos, donde encontramos algunos con los brazos excesivamente levantados fruto de las creencias de un movimiento religioso del siglo XVII.
La galería permite asomarnos a la iglesia por última vez a espaldas de la patrona.
Torre de los Clérigos
Y justo después comenzamos a subir la famosa Torre de los Clérigos.
Unos 225 escalones nos dirigen por los diferentes pisos de la estructura. En uno de ellos observamos un juego de 49 campanas inaugurado en 1995 que marca las horas de manera informatizada.
Otro de los pisos nos lleva al nivel en el que se sitúa el reloj y bonitos pináculos barrocos entre los que ya es posible hacerse una idea de las panorámicas de Oporto. Aunque las obtendremos mejores desde el último piso, que alcanzaremos por otro tramo más de escalera.
La Torre de los Clérigos mide unos 75 metros de altura, y es el mejor sitio para dominar visualmente toda la ciudad.
Fácilmente al sur adivinamos la Sé Catedral y Palacio Episcopal y la Iglesia de los Grillos, al este La Estación de Tren de São Bento, al oeste el Museo de Fotografía, Convento de São Bento da Vitoria y el Palacio de Cristal. Y al norte entre otros la Plaza de Lisboa y la expansión más moderna de la ciudad.
En la balaustrada hay unos paneles para identificar ciertos edificios y otros que hacen un interesante ejercicio de comparación de alturas entre importantes edificios repartidos por el globo terráqueo, incluido por supuesto la Torre de los Clérigos.
Aprovechad bien los minutos aquí arriba para disfrutar de las vistas, ya que el tiempo es limitado.
Esta torre también sirvió de referencia para los navegantes que surcaban el Duero y aunque parezca increíble el proyecto de Nicolau Nasoni incluía una segunda torre, pero la falta de presupuesto nos privó de ella.
Atravesamos ahora la Plaza de Lisboa, ocupada hoy por un centro comercial camuflado por su terraza convertida en un estupendo olivar.
Librería Lello
Justo enfrente se encuentra la Librería Lello, una de las más bonitas del mundo y otro de los reclamos turísticos más destacados de Oporto. Nosotros la visitaremos en la jornada siguiente pero ya os adelantamos que seguramente tendréis que guardar cola para poder entrar.
Iglesia do Carmo
También dejaremos para el día siguiente la visita a la Iglesia do Carmo aunque el impresionante mosaico de azulejos que cubre la fachada es para el deleite gratuito.
Estos azulejos se elaboraron en 1912 por el artista italiano Silvestre Silvestri y contextualiza la fundación de la Orden de los Carmelitas en el Monte Carmelo, en Israel.
Algo más al norte damos con la Rua de Cedofeita, una de las calles comerciales más importantes de Oporto. Se creó en 1784 para renovar el casco urbano y aún hoy día conserva edificios construidos entre los siglos XVII y XX.
Se acerca la hora del almuerzo. Rui y Vera nos llevan ahora por el Jardín de João Chagas, fundado en 1865 y salpicado por algunas tallas con bastante sentido del humor. Por aquí no tardaremos mucho en llegar al Paseo de las Virtudes, que ahora debido a la pandemia, las autoridades impiden su ocupación para disfrutar de bonitos atardeceres.
Taberna Santo Antonio
Después, llegamos a la Taberna Santo Antonio, donde nuestros queridos anfitriones no defraudan deleitándonos con deliciosa gastronomía portuguesa.
Plaza da Batalha
Tras la sobremesa, reanudamos el tour dirigiéndonos a la Plaza da Batalha lugar histórico por la derrota de los portugueses a manos de Almanzor en el siglo X. Hay una escultura homenajeando al Dom Pedro V, un joven rey que modernizó la ciudad, pero desgraciadamente murió de cólera a los 24 años.
Por aquí se divisa el reconstruido edificio del Teatro Nacional São João, cuyo origen data de 1798.
Iglesia de San Ildefonso y Capilla de las Almas
Y también la Iglesia barroca de San Ildefonso, construida en el siglo XVIII y revestida con 11.000 azulejos pintados por Jorge Colaço, el mismo que ilustró los de la Estación de Tren São Bento.
Muy cerca se encuentra la Rua de Santa Catarina, las más importante comercialmente hablando, solo hay que fijarse en su incansable actividad.
No obstante, entre tanto comercio aparece la Capilla de las Almas para darnos un respiro. Es del siglo XVIII y de estilo neoclásico y toda ella completamente revestida en el siglo XX con azulejos que cuentan escenas de la vida religiosa de Santa Catalina y San Francisco de Asís.
Albergue de Peregrinos de Oporto
Y para culminar la jornada con espíritu Xacobeo, Rui y Vera nos llevarán a conocer dos importantes Albergues del Camino Portugués. El primero de ellos es el de Oporto, felizmente regentado por Óscar Miguel, que con ilusión nos introduce algunas de las estancias que día a día comparten muchos peregrinos.
Es un alojamiento de pocos lujos pero con el tiempo ha ido agradeciendo el trabajo que tanto voluntarios como peregrinos han ido aportando sobre el mismo.
El edificio está lleno de elementos referentes al Camino de Santiago. Aquí es imposible escapar al fenómeno xacobeo. Un afable gato y una simpática tortuga custodian el patio interior ajardinado, que posee también un pequeño huerto.
También podremos encontrar rincones con veladores y algunos espacios que poco a poco se van transformando gracias al espíritu colaborativo de todos los que en algún momento aquí llegan a convivir.
Monasterio Leça do Balio
Antes de ir al segundo albergue, Rui y Vera quieren que conozcamos la joya gótica del Monasterio Leça do Balio.
Tristemente, el trazado oficial del Camino Portugués Central parece obviar su paso por esta impresionante obra de transición del románico al gótico, cosa extraña ya que perteneció a la Orden de los Hospitalarios, los cuales se encargaban de acoger y proteger a los peregrinos.
Es por eso que nuestros anfitriones quieren asegurarse de que no nos perdamos este monumento, claro ejemplo de templo religioso fortificado, de ahí su torre defensiva de 27 metros y muros almenados.
De sus portadas la más destacada ornamentalmente hablando es la de la fachada sur, con motivos vegetales, geométricos y de bestiario entre sus capiteles y arco. La cabecera se compone de un ábside semicircular central acompañado de otros dos laterales denominados absidiolos y todos ellos dejan pasar la luz por medio de estrechos y alargados ventanales.
Muy cerca, el Río Leça, que dispone de un bonito paseo fluvial que bien podría ser recorrido por futuros peregrinos.
Albergue de Peregrinos del Monasterio de San Salvador de Vairão
La jornada de hoy la concluiremos en el segundo albergue de peregrinos que visitaremos, situado en el antiguo Monasterio de San Salvador de Vairão.
La primera referencia de la existencia de este Monasterio se tiene en unos documentos del año 974, época en la que frailes y monjas lograban convivir en sus dependencias, aunque en el siglo XII pasó a ser un convento exclusivamente femenino regentado por la orden benedictina.
El lugar sufrió una serie de vicisitudes a lo largo del tiempo hasta que en 1834 se dictaminó la supresión de las órdenes religiosas en Portugal, lo hizo desaparecer esta comunidad del monasterio en cuanto falleció la última monja en 1891.
Posteriormente, las instalaciones se usaron como colegio durante un tiempo y desde julio de 2013 una pareja de peregrinos y hospitaleros consiguió abrir el albergue en este magnífico escaparate al que acuden peregrinos venidos de los 5 continentes.
Desde 2015 la Asociación de Peregrinos Villa Valeriani dirige el Albergue que gestiona con pasión la presidenta Carla Silva.
Rui y Vera, también voluntarios y hospitaleros se ofrecen a enseñarnos algunas dependencias como la cocina, baños, salas de estar, las habitaciones – estas repartidas en varias plantas que recogen en total unas 40 camas individuales – e incluso hay una sala de meditación.
Finalmente, decir que aquí conseguimos la credencial de nuestro próximo Camino y expedirla con el sello del Albergue. La jornada concluiría de una forma redonda con la paella de marisco que nuestro querido Rui se ofreció a cocinar. Buenísima!
Hasta la próxima!