
FISTERRA – ALDEA BERMÚN
El Fin de la Tierra (Fisterra) será el inicio de esta formidable etapa que nos conducirá durante un buen número de kilómetros pegados al litoral de la Ría de Corcubión.
La villa marinera de Fisterra tiene para obligada en la Iglesia de Santa María das Areas, templo románico de larga tradición peregrina a la que se le asocian varias leyendas.
A continuación, atravesamos el bello arenal de la Playa de Langosteira para luego surcar las faldas meridionales del Monte da Serra y otear otra magnífica orilla, la Playa de Talón.
En la Ensenada de Sardiñeiro que flanquearemos posteriormente disfrutaremos de su playa homónima y de la de Estorde, esta última con buenas estampas al Cabo Fisterra.
Las señales siguen el dibujo de la costa para llegar al lugar de Redonda y visitar su Iglesia de San Pedro. Después, viramos al sur para rodear el Cabo de Cee y dirigirnos a la villa de Corcubión.
Aquí visitaremos la Iglesia de San Marcos que resalta con su torre de pintorescos pináculos y la talla gótica de San Marcos da Cadeira, del siglo XV y de procedencia italiana.
El camino progresa por Cee donde nos despedimos de la costa para dirigirnos al interior de su valle y llegar a Toba para admirar su templo de Santo Adrián.
Finalmente, terminamos de ascender el Valle del Río Cee para incorporarnos al del Río da Chanca y concluir unos últimos kilómetros rurales hasta Aldea Bermún.
Cabo Fisterra
Hola amig@s!
Nuestro Camino de Santiago parte hoy desde el Cabo Fisterra, localización que ya conocemos bien puesto que la Ruta Xacobea que llega hasta aquí, por un lado, y el Camino de los Faros, por el otro, nos permitieron en su día pisar estas latitudes.
Un lugar mágico cargado de misticismo, donde antaño se practicaba el culto al Sol, pues el astro iba a morir más allá del mar donde se creía que nada existía, para después volver a renacer al día siguiente.
Cruz de Finisterre y Bota del Peregrino
Alcanzar la Cruz de Finisterre o la Bota de bronce del Peregrino significa para muchos cumplir el sueño de haber terminado esta experiencia del Camino de Santiago, donde el horizonte infinito invita a despojarnos de nuestras cargas y a disfrutar de lo que tenga que venir.
Por su parte el Faro también tiene su carga simbólica, pues todos necesitamos en algún momento una baliza que ilumine nuestro camino en la vida. En este complejo, además, se instaló en 1889 la Vaca de Fisterra, una antigua sirena hoy en desuso que emitía un fuerte sonido para avisar del peligro a los marineros.
Faro del Cabo de Finisterre
El Faro do Cabo do Cabo Fisterra fue construido en 1853 cuya linterna, soportada por una torre octogonal de 17 metros, se sitúa a una altura de 138 metros sobre el nivel del mar. Sus destellos pueden alcanzar los 57 kilómetros de distancia.
Mojón km 0,0
Dejando atrás el edificio damos con otro ansiado hito para todo aquel que finaliza aquí su peregrinación: nos referimos al punto kilométrico 0,0.
Para nosotros, en cambio, supone el inicio de esta variante de la Vía Céltica que comparte un primer tramo de kilómetros con la Ruta Xacobea Fisterra – Muxía, aunque esta última obvia perfilar el Cabo de Cee.
Cruceiro de Fisterra
Desde el Cruceiro de Fisterra también hay buenas panorámicas a este accidente geográfico y también al Monte Pindo, cuya magnífica silueta destaca entre los perfiles.
El Cruceiro, por cierto, conserva el pedestal original que reza ““Cruz da Costa da Morte, 1987”. El resto es de construcción más reciente puesto que el hito patrimonial se ha partido varias veces debido a las inclemencias meteorológicas.
A continuación, el recorrido iniciará un descenso por un pista peatonal anexa a la carretera AC-445 que irá siguiendo el dibujo de las vertientes orientales del Monte do Facho y el Monte de San Guillermo.
Esto permite disfrutar de un balcón natural a la Ría de Corcubión haciendo el trayecto mucho más ameno.
Monumento al Peregrino
A los 1.400 metros damos con la talla de bronce que homenajea al peregrino y su esfuerzo. El ropaje y la pose parecen avanzar golpeados por el viento. No hace mucho, la mano izquierda de la talla portaba un bordón, lo que facilitaba la marcha del hombre.

Fisterra
Unos 800 metros más tarde comenzamos a ver el núcleo urbano de Fisterra donde el litoral empieza a ser más generoso con los arenales, como el de Praia Corveiro.
Sin embargo, esta entrada a la villa marinera destaca por recibirnos con su templo de Santa María das Areas, que visto desde aquí se oculta por la arboleda, aunque despuntan por un lado, la linterna barroca de la Capilla del Santo Cristo y por otro lado, la sobria torre renacentista del siglo XVI rematada en pirámide.
Este elemento también dispone de caños a modo de gárgolas que sobresalen de las esquinas del cuerpo.
La Iglesia es de origen románico, del siglo XII aunque de este estilo solo conserva parte del ábside, algunos canecillos y la portada principal orientada al oeste.
La Puerta Santa
En el muro septentrional se ubica la Puerta Santa, del siglo XVI. Es de un raro estilo EGAS parecido al manuelino, y está escoltada por blasones familiares.
Por su parte, la fachada principal está porticada mediante 4 arcos de medio punto que nos dirigen a una puerta románica de dos arquivoltas, capiteles de motivos vegetales y chambrana ajedrezada que anunciaba antaño el edificio como lugar de acogida a peregrinos.
Se dice que el símbolo de cruz solar que hay en el muro otorga protección a quién lo toca. Por si acaso…
Interior del templo de Santa María das Areas
La nave central del interior se construyó en el siglo XV y nos recibe con arcos ojivales, tres de ellos fajones, que separan los tramos del templo. Estos elementos descansan en columnas que también son del estilo gótico.
En el muro sur y norte se aprecian arcosolios, utilizados antaño para albergar sepulcros.
El Arco Triunfal que da acceso al Altar Mayor se abre mediante un arco ojival se apoya en cimacios y capiteles de motivos vegetales. La bóveda del ábside es crucería, gótica, aunque conserva la ventana románica a la que se le ha añadido una bonita vidriera de la patrona de la Iglesia.
Capillas de la Purísima y de Nuestra Señora del Carmen
El complejo dispone de varias capillas añadidas a lo largo del tiempo, como la Capilla de la Purísima, de finales del siglo XV, que exhibe una pintoresca bóveda de crucería del estilo gótico conocido como Borgoñano.
Al norte, tenemos por un lado la Capilla de Nuestra Señora del Carmen, del siglo XVI y de estilo gótico plateresco. El retablo barroco es una donación realizada por un familiar del Arzobispo de Santiago en el año 1741.
Junto a la Patrona de los Marineros casi nunca puede faltar esa pequeña ofrenda a modo de barco pesquero.
Capilla del Santísimo Crsito de Fisterra
Por otro lado, y como última capilla, encontramos la conocida como Santísimo Cristo de Fisterra construida en el siglo XVII en estilo barroco.
El rencito impresiona por la llamativa imagen que alberga en su cuerpo central. La talla es gótica, del siglo XIV y destaca por representar una figura de Cristo Crucificado muy castigada por el maltrato, con distintas heridas y moratones.
La leyenda cuenta que la imagen llegó a las costas gallegas tras ser arrojada por un barco que la consideraba una carga a la hora de alejarse de una tormenta. Parece ser que la estatua quería quedarse aquí, y desde entonces las uñas y pelo que vemos dicen que siguen creciendo en este lugar de manera natural.
En cualquier caso el Santísimo Cristo de Fisterra es objeto de gran devoción y se le atribuyen varios milagros.
Cruceiro Gótico
Salimos de la iglesia para contemplar otro hito colocado a pocos metros: Cruceiro gótico del siglo XV, uno de los más antiguos de Galicia. El monumento exhibe las tallas de un Cristo Crucificado acompañado de la Virgen y San Juan en el anverso, y en el reverso la Virgen con el Niño sediento.
Continuamos recorriendo Fisterra avanzando por la Rúa Alcalde Fernández para luego virar a la llamada Federico Ávila.
Monumento Homenaje al Emigrante Gallego
Justo al final de esta última se alza el Monumento Homenaje al Emigrante Gallego, una escultura inaugurada en el año 1993 realizada por el artista Agustín de la Herrán Matorras.
Con este gesto se trata de recordar la dura época comprendida entre finales del siglo XIX hasta bien avanzado el siglo XX donde muchos paisanos gallegos tuvieron que abandonar su tierra en busca de oportunidades.
Puntas Conserva y de Almacén
A pocos metros, desde el saliente Punta Conserva oteamos la infraestructura del Puerto de Finisterre, su Lonja y su Dique de Abrigo.
Finisterre es famosa por poseer una rica gastronomía en peces, crustáceos y mariscos gracias al idílico ecosistema que aquí ha creado el cruce de distintas corrientes marinas.
Continuamos por el saliente hacia el norte para ir descifrando el litoral que nos espera los próximos kilómetros. La blanca orilla de Langosteira es muy seductora, no vemos el momento de llegar a ella, así que vamos a aligerar la marcha.
Sin embargo, el salirnos del guión de las señales tiene sus consecuencias: un callejón sin salida en el saliente Punta do Almacén. Al menos, volvemos a deleitarnos con estas fantásticas imágenes de verdes y turquesas.
El error tiene fácil arreglo, solo tenemos que deshacer varios metros para conectar con una calle que nos devuelve al trazado correcto, a la carretera AC-445.
Cruz de Baixar
Unos 300 metros más tarde un interesante Cruceiro se interpone entre Langosteira y nosotros. Se trata de la Cruz de Baixar, un elemento de granito datado del siglo XVI que se levanta sobre una pequeña roca.
Por una de sus caras hay un Cristo crucificado y por la otra, una talla de la Virgen con el Niño.
Playa de Langosteira
Es imposible continuar sin detenernos una vez más a contemplar toda esta franja de costa que, ahora sí, dominamos al completo con la mirada.
Este arenal al abrigo de los perfiles de los Montes Pión, da Serra y Seoane, pinta estupendo. Lo recorreremos pegados a la orilla, sintiendo sus gélidas aguas en nuestros pies.
La silueta larga y curvada de este arenal de blanca y fina arena mide unos 2 kilómetros, una distancia que a buen seguro aprovecharon los peregrinos de antaño para hacerse con alguna de las conchas de vieira de estas costas.
La vieira de Langosteira
Y es que existen documentos del siglo XV en los que un peregrino dominico recomendaba estas playas para la adquisición de estos símbolos xacobeos.
Sea como fuere, estas aguas han servido de bálsamo para los peregrinos más castigados tanto en lo físico como en lo espiritual.
El día de hoy es bastante intenso y apenas tenemos tiempo de relajarnos, y no es que el baño no se apetezca pero tampoco ayuda ver a pequeños tiburones deambulando por la zona.
Al llegar al extremo nororiental de la playa salimos por una pasarela peatonal de madera y echamos la vista atrás para divisar Fisterra bajo el Monte de San Guillermo y la hermosa y reluciente playa flanqueada de viviendas privilegiadas.
Dejamos atrás este entorno por el lugar de Calcova, caminando por una pista de asfalto ascendente que nos colocará en un carril pavimentado paralelo a la AC-445.
Playa de Talón
Metros más tarde, un sendero de zahorra y grava nos acerca a una playa para aquellos que buscan algo más de intimidad: la Playa de Talón.
Un espacio virgen con un escenario espectacular. Que se nos pongan los dientes largos es poco, ¿no hay manera de llevarnos este lugar con nosotros?
Unos tirados a la bartola y otros justo lo contrario, afrontando rampas de hasta el 13% de inclinación.
Por este camino llegamos de nuevo a la AC-445 que tendremos que cruzar con cuidado para continuar por el otro flanco y seguir ascendiendo. El Faro do Cabo Fisterra asoma ahora por los perfiles de la orografía.
Por el Monte da Serra
El tramo de ahora discurrirá durante unos 1.300 metros por la vertientes orientales del Monte da Serra. Es un intervalo amable en sentido descendente, bajo la sombra de pinos y eucaliptos y jalonados de helechos y sectores de pequeños muros de piedra.
También intercambiaremos algún que otro ¡Buen Camino! con los peregrinos que vienen en sentido contrario.
Sardiñeiro de Abaixo
La senda finaliza abriéndonos las vistas a la Ensenada de Sardiñeiro, donde se emplaza una localidad y una playa que llevan el mismo nombre. Bueno, el lugar se llama en realidad Sardiñeiro de Abaixo ya que algo más metida en el valle se encuentra la de Arriba.
Descendemos por la urbe tomando la Rúa Fisterra hasta dar con la arteria principal, la ya familiar AC-445. Aunque las señales no lo hagan, nosotros nos dirigimos a la playa para echarle un vistazo.
Playa de Sardiñeiro
La Playa de Sardiñeiro es un arenal de unos 370 metros de longitud encajonado entre la ensenada que forma la accidentada costa hasta la Punta de Sardiñeiro a la derecha, y la Punta de Arnela a la izquierda.
Es agradable avanzar por su reciente paseo marítimo pero no nos hará tanta gracia cuando comprobemos que no hay salida para conectar de nuevo con la carretera. En fin, a deshacer pasos toca.
Todavía en Sardiñeiro las señales tratarán de evitar la AC-445 dirigiéndonos por calles paralelas, y a la salida de la urbe lo harán por un camino pegado al arcén por fuera de los quitamiedos.
Playa de Estorde
Y así, pasamos del Concello de Fisterra al de Cee y con ello llegando a su primera entidad de población al paso: Estorde.
Aquí hay una Pensión Residencial en la que probamos suerte para almorzar, pero se ve que no es posible y lo intentamos 200 metros después en el Bar O Chiringuito. Esta vez sí, y acertamos con un exquisito pollo al horno con patatas.
Estorde también goza de playa, preciosa por cierto, a la que va a desembocar su río homónimo. Su arenal de unos 350 metros de longitud mira a las fabulosas estampas de la Punta de Sardiñeiro y al Cabo Fisterra. Parece mentira lo lejos que queda ya la primera localización.
Caminar es lo que tiene, poco a poco, vas acumulando kilómetros.
A la salida de Estorde nos esperan 700 metros por delicado asfalto hasta que aprovechamos un mojón Xacobeo que salva una curva peligrosa por un corto intervalo de monte.
Corto pero exigente, con rampas al 12% de inclinación.
A Amarela
Nos incorporamos otra vez a la AC-445 para llegar varios metros más tarde al lugar de A Amarela, ya en el Concello de Corcubión, donde hay un Albergue de Peregrinos en el que poder estampar su sello en la credencial. Albergue San Pedro.
Lavadoiro de A Amarela
Por su parte, el calor aprieta, y también se agradece que en esta urbe se haya recuperado un antiguo lavadero construido en 1964 “Lavadoiro de A Amarela”.
Justo después viramos al sur por una pista vecinal que va perfilando las vertientes occidentales del Monte de Quenxe, rumbo al Cabo de Cee. Es en este punto donde la Vía Céltica se separa de Ruta Xacobea para dirigirse al lugar de Redonda.
Ir próximos al litoral por este flanco nos permite ir acompañados por las intermitentes panorámicas que dan al Cabo Fisterra y a la Ría de Corcubión.
Redonda
Y no tardaremos demasiado en dar con las casas de Redonda, un tranquilo núcleo de casas apartado de las localizaciones más turísticas de la zona. Entre su arquitectura destacan algunos ejemplos de viviendas tradicionales y los hórreos, que parecen desfilar sin tapujos jalonando la calle principal.
Por aquí ganamos algo de altura lo que hace mejorar las vistas a la Ría.
Iglesia de San Pedro da Redonda
Pero el hito arquitectónico más relevante de este lugar y por el que la Vía Céltica toma este recorrido es la Iglesia de San Pedro da Redonda, que ya se deja ver entre los edificios.
El templo está situado en un altozano a las afueras del pueblo. Lo primero que observamos al acceder a este recinto es un templo de una sola nave, con un cuerpo adosado al norte del ábside que corresponde a la Sacristía.
Los orígenes de la Iglesia son románicos, estilo que se revela en la ventana de arco de medio punto del ábside, en los canecillos bajo las cornisas y en los muros de sillería de granito.
La espadaña y sacristía, en cambio, son añadidos posteriores la primera de ellas de factura más moderna.
En el dintel de esta fachada principal hay cincelada una cruz con círculos que puede representar simbólicamente el solsticio y el equinoccio. Por su parte, la entrada exhibe la Cruz de San Pedro y el Báculo.
Interior del templo
Iván el Sacristán de Corcubión nos da acceso al interior del templo donde somos testigos de sus reducidas dimensiones pero que conserva muy bien algunos elementos, como el arco triunfal de altar, de medio punto, jalonado a su vez por la moldura de taqueado jaqués.
Este arco se apoya en columnas con capiteles decorados con motivos vegetales y bases de doble piso, el último con hendiduras cuadradas.
El altar es de bóveda de cañón y está decorada con pinturas murales del siglo XVI, donde por un lado se adivina decoración vegetal que parte de una serie de floreros y por otro lado, un firmamento con sol y estrellas.
La imagen de San Pedro ocupa la ventana románica que hace las veces de hornacina. Entre otras tallas de interés de la Iglesia nos llama la atención la del Apóstol Santiago que encontramos en el muro norte.
Para terminar, frente al edificio se alza este cruceiro en cuya base hay una inscripción que fecha su creación en el año 1689. Su capitel tiene decoración vegetal y los brazos de la cruz acabas de manera florenzada.
Abandonamos este recinto religioso para tomar una senda que discurre a sus espaldas. Con ello, tendremos oportunidad volver la mirada y echar un último vistazo a Redonda y su templo para despedirnos de ellos.
Por el Alto da Vela
El camino se estrecha ahora abriéndose como puede entre la espesura de helechos, eucaliptos y pinos mientras va surcando los perfiles meridionales del Alto da Vela.
Luego el trazado se ensancha para conectar con la carretera CP-2801 por la que andaremos escasos 100 metros para incorporarnos a otra vía secundaria.
Por aquí terminaremos de rodear el Cabo Cee para ir dirigiéndonos hacia el norte, a Corcubión.
A Oliveira
El exigente perfil del Monte de Quenxe nos dará por fin descanso en el lugar de A Oliveira.
Esta localización situada a unos 100 metros de altura ofrece vistas fantásticas a los Montes de Buxantes, O Pindo y a la pared de roca granítica de su monte homónimo. Os recomendamos la ruta sube a lo más alto de esta cota, las vistas desde allí arriba son inolvidables.
Y si lo hacéis, aprovechad para no dejaros atrás la Cascada de Ézaro y la Playa de Carnota, otros espectáculos de la naturaleza que bien merecen la visita.
A continuación, para evitar dar un rodeo por asfalto las señales nos introducen en un agradable sendero entre corredoiras y muretes de piedra que evolucionan en el descenso hasta Corcubión.
Corcubión
Playa de Quenxe
Llegaremos a esta localidad por sus barrios meridionales. La senda nos incorpora a la Rúa Río de Quenxe, muy próximos ya a la línea costera, momento que aprovechamos para asomarnos y otear la playa corcubionesa de Quenxe.
Iglesia de San Marcos
Luego, marchamos por el entramado de calles de la urbe para dirigirnos a la esplendorosa Iglesia de San Marcos, que de entrada nos sorprende por su fachada principal con cuerpos rematados en sobrios pináculos.
Esta fachada es producto de las obras realizadas en estilo neogótico a finales del siglo XIX, también motivadas por la destrucción de su anterior torre, muy castigada por la caída de varios rayos.
El templo original es de factura románica donde los canecillos bajo las cornisas y ciertas saeteras abocinadas dan fe de este estilo. La temática de los modillones es variada, pero sobre todo predominan los de aspecto antropomorfo y zoomorfo.
Iván, el Sacristán, nos abre el templo para que podamos disfrutar de esta construcción realizada entre los siglos XIV y XV en estilo gótico marinero. Consta de una sola nave, de planta rectangular seccionada por grandes arcos fajones ojivales.
El arco triunfal, también ojival, se apoya en columnas con capiteles de curiosa decoración: como el pelícano abriéndose el pecho para dar de comer a sus crías, y lo que parece ser la serpiente junto al árbol prohibido de Adán y Eva.
La bóveda del Altar Mayor es de estilo cupuliforme, disciplina arquitectónica que ha bebido de influencias bizantinas.
Por su parte, en los brazos se abren dos capillas de estilo barroco construidas en el siglo XVII. Por un lado, la del brazo norte corresponde a la Capilla del Virgen del Carmen. Por otro lado, la del brazo sur es la dedicada a Nuestra Señora del Socorro y las Ánimas.
Talla de San Marcos de Cadeira
Para terminar, admiramos la pieza de gran valor que da nombre al templo: la talla de San Marcos de Cadeira, una bella escultura gótica del siglo XV traída directamente de talleres venecianos.
Puede que el flujo marítimo comercial de antaño con navegantes venecianos tenga algo que ver con la advocación de este templo. De hecho, el desarrollo económico de Corcubión ha estado siempre ligado a su puerto, que fue un importante centro de comercio y pesca desde la antigüedad.

En el período de la ocupación francesa, a inicios del siglo XIX, la villa sufrió el bloqueo naval de los británicos que impedía la entrada y salida de mercancías. Afortunadamente aquella época pasó y hoy, la Cofradía de Pescadores y su puerto pueden gestionar los recursos con las administraciones para obtener el máximo provecho para todas las partes.
Cee
Corcubión y su vecina Cee están unidas por la red de calles y viviendas que discurren por la orilla oriental de la Ría hasta la Playa de la Concha. Apenas nos da tiempo a divisar este arenal, ya que las señales continúan dirigiéndonos al norte, por la Avenida Fisterra hacia el interior, por el valle del Rego das Laxes.
Toba de Abaixo
Molinos del Regodas Laxes
Luego el camino irá atravesando en continuo ascenso por las entidades de población de A Granxa de Toba, As Escabanas, Bazarra y Toba de Abaixo. En la última de ellas hay un importante conjunto etnográfico de molinos repartidos por la ribera del Rego das Laxes.
Estos molinos se reformaron a finales del siglo XX.
Iglesia y hórreo de Santo Adrián
Otros hitos monumentales de interés de la Parroquia de Toba los encontramos muy cerquita. El primero de ellos es este hórreo de 15 metros de largo y 13 pares de pies. El segundo, situado varios metros más tarde, es la Iglesia de Santo Adrián.
El origen del templo es románico aunque el aspecto actual del edificio incluyendo su torre es barroco, del siglo XVIII.
Desde la fachada principal la iglesia parece más grande de lo que en realidad encontramos en el interior, una planta de cruz latina con pequeñas capillas.
Del estilo románico conserva el arco triunfal que da al Altar Mayor y que descansa en columnas con volutas rematadas por bolas. De este último elemento destacan también las bases de doble piso.
El Altar se adorna con varias imágenes, como la del Sagrado Corazón y la Virgen del Rosario.
En otro orden de cosas, en el muro norte, encontramos por un lado una bonita talla barroca de San Adrián y por otro lado, la capilla del brazo que alberga la imagen de la Virgen Dolorosa.
En el muro sur, en cambio, se abre el brazo con la capilla que alberga a la Virgen con el Niño y a la imagen de San Roque, entre otras. También en este lateral hay varias pilas bautismales de diferentes estilos, y una pequeña talla de la Virgen donada por un vecino de Toba.
Para finalizar, agradecemos de nuevo al Sacristán de Corcubión por abrirnos esta iglesia y mostrarnos los llamativos exvotos u ofrendas que los creyentes dejan a los Santos como gesto de gratitud por el cumplimiento de una promesa o por concederles salud o protección.
Remontando el valle del Río de Cee

El camino continúa por detrás de la iglesia remontando el valle del Río de Cee. La tranquila pista de asfalto nos deja a las puertas de la campiña de O Vilar de Castro. La nueva ganancia de altura todavía permite alcanzar la vista hacia los tejados de CEE y a la Ría de Corcubión.
Un litoral que poco a poco iremos ocultando con los perfiles de la orografía a medida que nos vamos avanzando hacia el interior.
Una vez que atravesamos un paso inferior por la carretera VG-1.4 damos con el Alto de Xallas, donde disfrutamos de un tramo entre viejas viviendas y muros de piedra primero para luego hacerlo por un trecho más tupido de vegetación.
Por el valle del Río da Chanca
Este recorrido desemboca en la Agra da Fonte en el lugar de Chafariz, que atravesaremos rápidamente al disponer de muy pocas viviendas. Un agradable entorno rural dominado ahora por el valle del Río da Chanca.
Aldea Bermún
Al poco llegamos a la Aldea Bermún, el destino de hoy. El lugar nos recibe con una estampa a su Iglesia de San Xián de Pereiriña y unos buenos ejemplares de hórreos que salpican la calle.
Iglesia de San Xián de Pereiriña
El templo de San Julián es originario del siglo XVI aunque posteriormente ha sufrido reformas en las que se mezclan estilos, renacentistas, barrocos y neoclásicos. El patrón se exhibe en la fachada principal tanto en una hornacina como en la vidriera de la ventana.
Para finalizar, nos deleitamos con las últimas imágenes de este ambiente rural mientras completamos los 300 metros restantes para llegar al alojamiento de hoy, el Hostal Pereiriña.
Nada más amig@s, hasta la próxima!

