7 · ARRIFANA – CARRAPATEIRA
ARRIFANA – CARRAPATEIRA (20 KMS)
La etapa comienza paralela a la carretera M1003-1 que recorreremos durante 800 metros hasta incorporarnos a una pista de zahorra que encara el ascenso por los montes del Vale dos Marmeleiros.
Tras un intervalo por el interior las señales nos devuelven a la costa por una depresión en la que corre un pequeño a arroyo que va a desembocar a la Praia do Canal.
Contiguo a este espacio se emplaza la Praia da Pedra Agulha, con su característico afloramiento rocoso desmarcándose de la plataforma continental.
A continuación, un fuerte ascenso nos introduce en otro tramo hacia al interior para surcar los perfiles de Cadaveiro y disfrutar del pequeño oasis agrícola y ganadero del lugar de Monte Novo.
Regresamos a la orilla entre las ondulaciones del terreno en sentido descendente . El camino nos asoma a los acantilados que dan a la Praia da Bordeira, un arenal que nos invita a buscar una alternativa para poder recorrerlo por su refrescante y espectacular orilla.
Unos 3 kilómetros de playa entre paredes verticales y un amplio sistema dunar que se limita al sur por el Pontal de Carrapateira. Finalmente, recorremos este accidente geográfico hacia el interior para llegar al objetivo de hoy, Carrapateira.
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Arrifana
Buenos días amig@s desde Arrifana.
Comenzamos la etapa en una mañana que se despereza entre los algodones de la bruma.
Los primeros 800 metros de hoy los afrontamos alejados de la costa siguiendo el trazado de la carretera M1003-1 y acompañados por un grupo de jóvenes portugueses.
Finalizado este intervalo de asfalto, cruzamos la vía con precaución para incorporarnos a una pista de tierra que nos exige algo más de esfuerzo.
Ganando altura, echamos la vista atrás para ir despidiéndonos de las viviendas de Arrifana y del saliente septentrional de su playa, justo donde se ubica su antigua fortaleza que, por cierto, tendremos que dejarla para un futuro viaje para poder conocerla.
Por el Vale dos Marmeleiros
A continuación el camino avanza en subida al este por los montes del Vale dos Marmeleiros hasta que, alcanzados los 110 metros de altitud, viramos al oeste con tendencia descendente para dirigirnos al litoral.
El perfil acantilado que empezamos a divisar al sur es espectacular y se cierra en el horizonte con la lengua de tierra del Pontal da Carrapateira.
Praias da Pedra Agulha y do Canal
Al oeste, asoma la singular Pedra Agulha desmarcándose de su playa homónima que ahora mismo se mantiene oculta bajo la orografía.
Descendiendo un poco más se hace visible otra orilla, la Praia do Canal, que sirve también como desembocadura del pequeño arroyo que recorre esta depresión.
Del mismo modo, aprovechamos esta posición para escudriñar mejor esta franja de litoral ya que hay una gran parte que no disfrutaremos, como la Praia de Vale Figueira, pues el camino va a introducirnos de nuevo hacia el interior, ascendiendo en principio este serpenteante camino.
Ahora sí, describiendo la curva del litoral vamos desvelando la Praia de Pedra Agulha.
Seguidamente, finalizamos la bajada de esta vertiente del valle para empezar a acometer el ascenso por la otra cara. Quizá los bolos rodados de las orillas de Praia do Canal y de Pedra Agulha no sean ideales para tender la toalla, pero sus olas sí que son un reclamo, al menos para los surfistas.
Ascenso por los Montes de Cadaveiro
La elevación que nos brinda esta exigente subida es una buena excusa para realizar paradas con las recrearnos la vista y al mismo tiempo, tomar un poco de aire.
Pero llega un momento en el que el monte empieza a dominar todo el entorno a medida que nos alejamos de la costa.
Ayudados por rampas de hasta el 14% de inclinación conseguiremos colocarnos a más de 150 metros sobre el nivel del mar en apenas 3 kilómetros de recorrido. Un esfuerzo que más tarde se verá amortiguado con la presencia de masas de eucaliptos que nos protegen del sol y donde el perfil empieza a mostrarse más generoso.
Estos son los montes de Cadaveiro donde aparte de eucaliptos, también se dejan ver entre otras especies del forraje vegetativo, jóvenes pinares, brezos, jaras, tomillos, enebros y prados de crisantemos que dan color a la campiña.
Entramos en la freguesía de Bordeira
La caminata por pistas de paso cómodo empieza a despedirse de la freguesía de Aljezur para adentrarse en la de Bordeira, justo aquí, en este restaurante aislado que aprovechamos para avituallarnos.
Monte Novo
Tras reponer fuerzas nos adentramos en las extensiones del lugar de Monte Novo, una agradable comunidad ganadera y agrícola que ha encontrado aquí su espacio aprovechando las vegas de la cercana Ribeira do Tacual.
Aquí, cambiamos las ondulaciones del oleaje del Atlántico por aquellas que se producen en la vegetación silvestre y en los cultivos. De alguna forma, el viento nos despierta de este letargo por el interior para anticiparnos una nueva aproximación al océano.
Echamos la vista atrás para despedirnos de estos campos. Lejos en el horizonte, las cumbres de la Sierra de Monchique con el pico Fòia como punto más alto del Algarve, con 902 metros de altura. Buen reto para próximas aventuras.
Descenso al litoral por un perfil ondulante
El que ahora nos concierne es el de la loma Malhadas, de 158 metros de altitud, aunque la suavidad del perfil apenas lo hace perceptible. Lo mismo sucede con la loma de Malhada da Cerva, con techo a 149 metros, que superamos una vez rebasada una vaguada.
Pronto empezamos recibir al sur las primeras siluetas del perfil acantilado, en este caso a modo de lengua de tierra. Se trata del Pontal da Carrapateira, una zona que deslumbra por su extenso y valioso complejo dunar.
El camino nos irá acercando a este accidente geográfico a medida que avanzamos. En estos compases de etapa estamos encarando un tramo con tendencia descendente salvando una sucesión de altozanos entre el Vale Figueira y el vale de la Ribeira do Tacual.
Cerro de Mesquita
De la pista con firme de zahorra pasamos a la de arena. Esta circunstancia sumada al azote del sol aumenta la exigencia en el esfuerzo. Además, tenemos que afrontar el último escollo de la jornada, el cerro de Mesquita a 115 metros sobre el nivel del mar.
Pero no os apuréis, es un ascenso muy corto y tiene los premios del vértice geodésico y las buenas panorámicas a la costa.
Al norte nos parece mentira encontrar ya tan alejadas a Arrifana y a la Pedra Agulha. Al sur, ahora más cerca, las dunas del Pontal da Carrapateira.
Abandonamos el cerro de Mesquita por su cara oeste, con unos metros iniciales en fuerte descenso. Después viramos al sur para navegar paralelos al perfil acantilado, primero por firme de arena, para luego hacerlo por otro de tierra más compacta.
Praia da Bordeira
Con todo, el camino nos aproxima al fin a los balcones a la orilla, a una playa que luce estupenda y que longitudinalmente parece muy extensa y fácilmente transitable: la Praia da Bordeira.
La marea baja nos hace sentir el impulso de recorrer esta maravillosa playa, así que estamos atentos para encontrar un atajo para acceder a la arena. Y lo encontramos, aunque debemos ir con precaución en la bajada.
Nos salimos un poco del guión que siguen las señales del Trilho dos Pescadores para recorrer este tramo de camino por la orilla.
Ya, de inicio, nos abruman los espectaculares acantilados que nos jalonan, fruto de la compresión de estratos sedimentarios originados por los movimientos de placas terrestres durante millones de años.
Desde luego, este paraje no defrauda al sentido de la vista, ni a los otros tampoco porque por un lado, estas altas paredes hacen también rebotar el sonido del oleaje provocando un efecto envolvente, por otro lado la frescura del agua ayuda a tonificar los castigados pies y bajar nuestra temperatura corporal, y por último las partículas de espuma que ayudadas por la brisa nos trae los aromas del mar.
Y si hablamos del sentido del gusto, aunque sea de manera metafórica, estamos saboreando Bordeira.
Complejo dunar de Bordeira
Con todo, Bordeira dispone de más de tres kilómetros de playa que se interrumpen al sur con el saliente del Pontal da Carrapateira en cuya superficie se asienta el complejo dunar antes divisábamos desde las alturas.
En uno de sus extremos despunta la Pedra de Matez, una de las formaciones más singulares de esta franja quebrada.
Flanqueando la Ribeira da Carrapateira
Por su parte, los campos dunares también se extienden a occidente, una vez que desaparece la pared acantilada y el terreno se hunde en la depresión conformada por el paso de la Ribeira da Carrapateira.
Las señales del camino nos harán flanquear precisamente esta ribeira por la vertiente norte de esta lengua de tierra. Apenas nos separan 2 kilómetros para llegar a nuestro objetivo de hoy, Carrapateira.
Una visita muy especial
Pero antes de continuar relatando los tramos finales recibimos una visita especial, la de Alexandra y Paulo, una encantadora pareja de portugueses que había estado siguiendo nuestros pasos por redes. Con ellos disfrutamos de un agradable almuerzo, y no sería el único en este Trilho dos Pescadores pues lo pasamos en grande.
A veces, en las redes sociales encuentras a personas auténticas. ¡Gracias chic@s!
Tras el almuerzo recuperamos el trazado del camino incorporándonos a una senda de arena que atraviesa toda esta extensión rodeada de crestas dunares. Antes de perder de vista la Praia de Bordeira echamos la vista atrás y damos fe del por qué este arenal es uno de los de mayor amplitud que se puede encontrar en Portugal.
Carrapateira
Unos cientos de metros más y Carrapateira salta a la vista. Una localidad con fuerte arraigo a su economía tradicional agrícola, pesquera y marisquera aunque en los últimos tiempos, su importante patrimonio natural le ha dado gran prestigio turístico dotándola de otra fuente de ingresos.
Las horas de llegada nos impiden dedicarle tiempo a Carrapateira, pero nos consta que hay hitos monumentales y etnográficos que bien merecen una visita más pausada. Volveremos.
¡Hasta la próxima!
Nuestro alojamiento en Carrapateira: 🛌 CASA SOL
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