1 · FERROL – NEDA
Primera etapa de este trazado medieval que tomaban los creyentes ingleses y europeos al desembarcar en el puerto de Ferrol. Una etapa caracterizada por su paisaje urbanísitico pero que al transcurrir a la vera de la ría de Ferrol la ameniza y embellece, sumándole además ingredientes como el Monasterio de San Martiño de Xubia o el colofón final de la tarde, en la que nos llevan a visitar varios espacios naturales de gran atractivo.
A por las Credenciales del Camino
Comenzamos el Camino Inglés dirigiéndonos al Puerto de El Ferrol, desde donde se inicia este trayecto. En la oficina de turismo que hay en el mismo puerto se pueden obtener las credenciales y estamparle el primer sello.
El monolito que marca el punto de salida se encuentra, ante nuestra sorpresa, pegado a los veladores de un bar, frente a la oficina de turismo. Casi se nos pasa desapercibido.
Flanqueando la Ría de Ferrol
Iniciamos la marcha topando rápidamente con la Iglesia de San Francisco, construida a mediados del siglo XVIII sobre un antiguo convento Franciscano del siglo XIV. Destaca en su estructura la falta de alguna torre.
Detrás de esta iglesia, se encuentra el parador nacional, en cuyo aparcamiento se ubica un crucero. Quizá el lugar no sea el más glamoroso para esta estructura pero muy cerca hay buenas vistas de la ría de Ferrol y de sus astilleros.
Damos una visual a la Plaza de Amboage con su Iglesia de Nuestra Señora de los Dolores del siglo XVIII y posteriormente nos dirigimos a la Concatedral de San Xiao, también del siglo XVIII aunque construida sobre un antiguo templo románico.
El camino transita ahora los Jardines del Cantón de Molín, muy cerca del Museo Naval, y poco después franquea el Cuartel de Infantería de Marina Tercio del Norte.
Ensenada y Playa de Caranza
Las flechas amarillas nos guían al barrio de Caranza, donde divisamos la ensenada con su mismo nombre. Seguidamente, cogemos la Avenida del Mar para bordear la ría y tener una primera impresión del camino recorrido hasta el momento.
La avenida nos aproxima a la Capilla de Santa María de Caranza la cual está acompañada de un crucero que esta vez sí podemos decir que goza de una buena ubicación, con vistas a la orilla a la que tendremos que llegar hoy.
Un pequeño arenal conforma la Playa de Caranza cuya superficie no dudamos en pisar.
Ensenada de Caranza
Dejamos la playa y nos adentramos en un polígono industrial, al cual accedemos atravesando la ensenada de Gándara, que a decir verdad no desprendía muy buen aroma.
Dejado atrás Ferrol transitamos ahora las inmediaciones de Narón donde el cuerpo ya empieza a pedir un poco de gasolina.
Recorremos ahora unos cientos de metros paralelos a la vía del ferrocarril la cual tendremos que sortear por un túnel que nos lleva hasta el barrio de O-Couto.
San Martiño de Xubia (O Couto)
Poco después, sale a nuestro paso el Monasterio de San Martiño de Xubia, un templo con orígenes románicos del siglo XII, pero que tuvo reformas y añadidos barrocos en el siglo XVIII, como son la torre y toda su fachada.
De la época románica podemos observar los ábsides semicirculares de las tres naves de la iglesia, con sus característicos canecillos de las cornisas. En aquel entonces la iglesia era regentada por los monjes de la orden de Cluny.
Ante la atractiva ubicación del edificio no era de extrañar que fuese elegido lugar de retiro por personalidades de la alta nobleza.
Molino de As Aceñas
Continuamos entre un pequeño tramo de eucaliptos atravesado por la AP-9, que pasamos por debajo. Después discurrimos un trecho paralelos a la carretera FE-11 y nos adentramos en Outeiro, donde el camino nos lleva a un paso en el se ubica el antiguo Molino de As Aceñas, del siglo XVIII. Quizá esta sea la parte menos vistosa de la primera etapa.
Paseo de Riveira
Una zona que superamos rápidamente para llegar al Paseo de Riveira, un agradable corredor que atravesamos no sin empezar a notar ciertas flaquezas.
Neda
El Albergue de peregrinos de Neda, nuestro objetivo de hoy, ya es visible en la otra orilla. Solo tenemos que cruzar el puente que separa el Concello de Narón del de Neda.
Nada más lejos de la realidad, a la vuelta del almuerzo comprobamos que había peregrinos, y un hospitalero y éste último nos hizo un hermoso regalo. Nos llevó a varios puntos de interés naturales de la zona.
Fervenza del Río Belelle
Curiosamente, los otros dos peregrinos también ejercían de hospitaleros en otros itinerarios jacobeos y el hombre de la pareja, para añadir más magia al momento, se llamaba Santiago.
El hecho de introducirnos en un carril cerrado de vegetación a medida que vamos ascendiendo un río, solo auguraba cosas buenas. Un carril que pronto se hace accesible solo para viandantes.
No tardamos mucho en descubrir el primer enclave: La Fervenza del Río Belelle.
Dicen que es una de las cascadas más espectaculares de Galicia, aunque también una de las más desconocidas. Su salto de agua mide unos 45 metros y a lo largo de su existencia ha ido transformando el terreno provocando numerosas pozas naturales.
Aunque en verano tiene menos caudal, sigue siendo un regalo para la vista.
A la vuelta, en aquellos parajes, encontramos a un caballero tocando su gaita, a la cual solía dedicarle su momento todas las semanas, y este era uno de ellos. Sin duda, esta vez, un regalo para los oídos.
Río Cuberto
Adolfo, nuestro hospitalero quiso aprovechar aún más estos momentos de buen rollo para mostrarnos otro entorno, lo más parecido a un bosque de brujas, en donde hasta los ríos lo tienen fácil para ocultarse, como este, el Río Cuberto, que tuvo que buscar su camino por debajo de un desprendimiento de piedras.
De vuelta al albergue, despedimos este prometedor inicio del Camino Inglés disfrutando de un buen momento crepuscular.