CAMARIÑAS – QUINTÁNS
Salimos de Camariñas no sin antes conocer algo de su legado cultural y económico, como la bien merecida denominación Capital del Encaje de bolillos debido al arte tradicional del tejer de sus palilleras.
Luego flanqueamos la Ensenada da Basa por su orilla occidental para cruzar el Río de Trasteiro y ascender las rampas meridionales del Monte das Penas.
Esta subida nos introduce en el Valle del Rego de Lamastredo en el que atravesaremos aldeas como O Cruceiro, Os Pións y O Sixto, esta última con el valioso hito monumental de la Iglesia de Santa María de Xaviña.
Posteriormente, los lugares de Tasaraño, Dor y O Allo nos dirigirán a Ponte do Porto y Cereixo, localizaciones en las que también desembarcaban los peregrinos de antaño para iniciar la Vía Céltica hacia Santiago.
En este sentido, Cereixo alberga una gran prueba de lugar de paso de estos peregrinos, su Iglesia de Santiago, con un singular tímpano que representa la Traslatio del Apostol Santiago.
El camino nos deja a la otra orilla de la Ría de Camariñas por un trazado de asfalto que actualmente se ha modificado por senda de monte tras la visita al templo románico de Leis de Nemancos.
No obstante, las estampas que obtenemos a Muxía y Camariñas no son nada desdeñables.
Tras el avituallamiento en la bonita Playa de Lago realizamos los últimos kilómetros por los hermosos dominios de Sendón hasta Quintáns, pueblo en el que la variante de Camariñas confluye con la que parte de Muxía.
Camariñas
Hola amig@s!
Nos encontramos en Camariñas, situándonos en su puerto, uno de los más importantes de la Costa da Morte, en el que la captura y comercialización de la sardina y el pulpo son ejes económicos de referencia en la localidad.
Pescadores, mariscadoras, percebeiros, recolectores de algas, conserveras… todos encuentran aquí su sitio para poner en valor el género fruto del mar.
Un pueblo marinero que nos recibe rejuvenecido en parte debido al proyecto de dinamización del desarrollo turístico unido al mar.
Camariñas, capital del encaje de bolillos
Por su parte, Camariñas también puede presumir de ser la capital del encaje de bolillos debido al arte tradicional del tejer de sus palilleras.
En este sentido el Monumento dedicado a la Mujer Trabajadora es un digno homenaje a la labor de estas mujeres junto al resto que desempeña distintos oficios de la localidad.
La Danza de Arcos
Otra muestra de la cultura camariñana es la Danza de Arcos, representada aquí en esta estatua inaugurada en 2022. Esta pintoresca coreografía acompañada del sonido de las gaitas se celebra en las fiestas de la Virgen del Carmen, entre los días 16 y 17 de julio.
Lástima no coincidir en esas fechas. Hoy nuestro objetivo nos va a llevar a la orilla opuesta de la Ría de Camariñas, a Quintáns, situada detrás de las elevaciones de los Montes de Agudo y de Merexo.
Así que pongámonos en marcha, las señales ya empiezan a introducirnos por las calles de la urbe dirección norte, unas arterias que no tardarán mucho en seguir enorgulleciéndose de su tradición por medio de un fantástico mural creado en el Pabellón Deportivo Víctor Vigo.
Junto a estas instalaciones hay un colegio público que también quiere contribuir con otra pintura, ésta más dirigida a los más pequeños, pero que bien pretende hacerles recordar la hermosa villa en la que viven.
Iglesia de San Xurxo
Avanzado por esta calle comenzamos a percibir la estructura de la Iglesia de San Xurxo un iglesia construida en el siglo XVIII en estilo barroco.
Sus muros que conforman una planta de una sola nave están hechos a base de mampostería y de sillares de granito. Su riqueza decorativa exterior la podemos encontrar en la fachada principal, con frontones y molduras que trepan hasta la torre campanario.
Sobre la entrada se ubica una hornacina que alberga a San Xurxo montado en su caballo venciendo a un dragón alado.
De Barrio Outeiro al Alto das Rubias
Una vez que hemos inspeccionado el templo por todas sus caras continuamos dirigiéndonos al norte por el Barrio Outeiro.
Frente a nosotros los amenazantes aerogeneradores del Alto das Rubias y el Monte das Seixas. Al este, la Ensenada da Basa, entrante costero que iremos perfilando a medida que nos alejamos de Camariñas.
Salimos de Barrio Outeiro por una pista forestal entre helechos y eucaliptos. Lo hacemos en ligero ascenso, ya que el trazado afronta las vertientes orientales del Alto das Rubias.
Tras 900 metros recorridos las señales nos desvían por firme pedregoso descendente que terminará desembocando en la carretera AC-432.
Prestad atención aquí porque esta es la vía principal de tráfico que llega a Camariñas y en algún momento habrá que cruzar al otro lado para tomar el carril secundario que hace de aliviadero.
Ensenada da Basa
En este punto es donde nace la Ensenada da Basa alimentada por las aguas de la ría que se mezclan con las de la desembocadura del Río de Trasteiro.
Acercándonos algo más al vértice septentrional se adivina la orografía de este entorno mirando hacia el saliente Punta do Lago y su playa homónima.
Xaviña
Esta posición nos deja a las puertas de Xaviña, pegados de nuevo a la AC-432 que cruzaremos para continuar dejando el Puente del Trasteiro a nuestra derecha.
A continuación, una fuerte rampa al 14% de inclinación nos hace sudar por el flanco meridional del Monte das Penas, pero también nos premia con renovadas panorámicas a Camariñas, su puerto a las cumbres repartidas por las tierras de Muxía.
Valle del Rego de Lamastredo
El repecho que llega a su fin tras unos 500 metros nos introduce en el valle dominado por el Rego de Lamastredo que se ve salpicado por multitud de pequeñas entidades de población.
O Cruceiro, Os Pións y Covadiña
La Vía Céltica navegará en un primer momento por las calles del lugar de O Cruceiro donde, valga la redundancia, se alza un cruceiro a nuestro paso. Es de tipo de Cruz, con bajorrelieves en ambas caras y en los extremos de los brazos achaflanados.
Seguidamente, el camino continúa su curso saliendo de O Cruceiro para transitar entre las propiedades de Os Pións y Covadiña hasta introducirnos en el lugar de O Sisto.
O Sixto
La arteria principal de este pequeño núcleo de viviendas pronto nos dejará a las puertas de la Iglesia de Santa María de Xaviña, un templo románico de finales del siglo XII que aparece rodeado por un cementerio.
En la fachada meridional hay una sencilla entrada con un tímpano a modo de dintel que está cincelado con una cruz y la fecha 1603. Por su parte, este flanco también conserva varios canecillos bajo las cornisas en el ábside cuadrangular, elementos arquitectónicos inconfundibles del románico.
De igual forma, románica es la ventana del muro norte, compuesta por columnas con capiteles de motivos vegetales que soportan arcos de medio punto.
Sobre los cimacios se alza por un lado el arco tetralobulado, recurso probablemente heredado de los talleres del Maestro Mateo, y por otro lado, la chambrana o moldura con taqueado jaqués que abriga al resto de arcos anunciando el templo a los peregrinos como lugar de acogida.
Contiguo al ábside se adjunta la sacristía, de obra más tardía y que dispone de una pequeña espadaña hoy en desuso.
El muro norte también posee sus propios canecillos y una entrada con mochetas que soportan otro tímpano parecido al de la fachada sur.
Finalmente, accedemos por la puerta de la fachada principal al interior de templo para observar un conjunto de una sola nave donde resalta sobremanera el arco triunfal doble apoyado en columnas.
Los capiteles se decoran con vegetales, unos acabados en volutas, otros en bolas. Los cimacios, en cambio, son tallados con rosetas. El mismo estilo adquieren los elementos del arco fajón del ábside, un arco que refuerza la bóveda de cañón de este espacio que parte desde la imposta ajedrezada.
La Iglesia de Santa María alberga diversas imágenes y útiles decorativos de interés, como el Cristo Crucificado suspendido frente al arco triunfal, un valiosa pintura de estilo bizantino, o tallas como la del Sagrado Corazón o San Roque.
Para terminar, entramos en la Sacristía, de factura posterior a la románica que soluciona su cubierta con una bóveda de crucería.
Abandonamos el templo y nos alejamos de él no sin antes dedicarle una última mirada, esa que nos devuelve el edificio con semblante paciente, en un entorno agradable a orillas del Rego de Lamastredo, a la espera de seguir recibiendo la visita de futuros peregrinos.
Tasaraño
Nuestro viaje se reanuda cruzando este arroyo para introducirnos en las calles de Pedrouzo, dejar a un lado el Cruceiro de Xaviña y continuar hasta el lugar de Tasaraño.
Cruceiro y Fuente de Tasaraño
Este último lugar nos recibe con un cruceiro construido en 1952 y costeado por unos vecinos. Resalta su capitel cuadrangular tallado con diversas imágenes como querubines o la sábana santa.
El Cristo Crucificado y la Virgen Orante ocupan las caras de la cruz.
A escasos metros de este hito de culto se encuentra la Fuente de Tasaraño, realizada en piedra de cantería y con elementos arquitectónicos que recuerdan al estilo barroco.
Un acuífero que ya abastecía a los vecinos de la población mucho antes de las canalizaciones de agua corriente. A buen seguro era utilizado en las huertas y cultivos de cereal de estas propiedades con viviendas que aprovechaban la ubicación para mirar a la costa.
A Apiosa, Dor y O Allo
Después de Tasaraño atravesamos A Apiosa para colocarnos en la AC-432. Hay un camino paralelo que evita ir por el arcén, afortunadamente no tardamos mucho en darnos cuenta.
Luego nos incorporamos a un carril de asfalto para introducirnos en el lugar de Dor, ya en los dominios del Valle de la Ría do Porto, orientados hacia el este.
Salimos de esta pequeña urbe por su barrio más elevado y nos dejamos llevar por el atractivo paisaje de tejados y parcelas que van descendiendo por las faldas meridionales del Monte Pedra do Cero.
En este punto las señales nos sacan del alquitrán para incluirnos en un agradable sendero que es atravesado por el arroyo Rego das Salgueiras.
Pinos, eucaliptos, robles y los familiares helechos nos envuelven en este corto pero frondoso recorrido hasta la siguiente población: O Allo.
A Ponte do Porto
Esta entidad de viviendas es prácticamente una extensión de la siguiente, pues su arteria principal conectará rápidamente con la familiar AC-432, flanqueada ya por los edificios de A Ponte do Porto.
Solo unos metros de recorrido por aquí nos bastan para descubrir un fantástico mural creado en el año 2021 por Mutante Creativo con el que el Ayuntamiento de Camariñas trata de homenajear a las mujeres en general y dar valor a los oficios que desempeñan en la zona.
A continuación, seguimos calle abajo unos 800 metros más hasta dar con el puente de orígenes medievales del siglo XIII que nos permitirá pasar a la otra orilla del Río Grande, caudal que aquí ya se nombra como Ría de Porto.
Ría de Porto
El nombre de la villa A Ponte do Porto le viene dado por un lado de este puente y el de Porto, de la importancia que adquirió antaño su puerto que junto con el de Cereixo, fueron ejes comerciales de la comarca, sobre todo ligados al tráfico maderero y del encaje.
Desde el puente podemos otear en ambas direcciones el sosegado paso del río por la urbe, que deja entrever una rica ribera que en cotas más altas tiene su fama por la pesca de la trucha.
Iglesia de San Pedro
En la orilla opuesta se emplaza la controvertida Iglesia de San Pedro, construida en el siglo XX. Su levantamiento significó la destrucción de un templo románico y otro barroco, lo que muchos tildaron de atentado cultural. San Pedro y San Roque coronan las ventanas laterales de la fachada principal.
Frente a la Iglesia encontramos un Cruceiro del siglo XIX que destaca por una erosionada figura de San Francisco rogando al Cristo crucificado. En el anverso de la cruz se ubica una Virgen orante.
Fuente de los Leones
De igual modo, frente al templo hay una placita con una bonita réplica de la Fuente de los Leones que inevitablemente nos transporta al maravilloso conjunto monumental granadino de La Alhambra.
El viaje se reanuda por la orilla sur del río hacia el oeste acompañándolo hacia su desembocadura.
Lo que antes se utilizaba también como refugio de las embarcaciones ante los temporales, hoy le sacan mayor beneficio las especies de avifauna para encontrar cobijo y alimento.
Puente Medieval
El Puente medieval de cuatro arcos que hemos atravesado sufrió sus últimas reformas en el siglo XX, cuando se le añadieron las barandillas de metal para facilitar la circulación de peatones y vehículos.
Se dice que los orígenes del Puerto de Ponte do Porto y de Cereixo pueden atribuirse a una antigua vía romana llamada “per loca marítima”.
Cereixo
Cereixo, al contrario que su vecina villa que apenas conserva la arquitectura tradicional compuesta ahora por edificios más altos y modernos, sí ha sabido mantenerse en el tiempo, quizá debido al excelente estado de conservación de su conjunto monumental.
Desde la distancia podemos identificar alguno de estos hitos de interés, pero la Vía Céltica nos acercará a ellos con acierto.
Hórreo de Villa Purificación
El primero que sale a nuestro paso son los muros de la propiedad privada Villa Purificación, una de las casas más antiguas de Cereixo ubicada además, en un entorno privilegiado.
Entre sus dominios alberga un enorme hórreo de 26 metros de largo, uno de los más grandes de Galicia, tamaño justificado por el cobro de foros y transacciones portuarias que se pagaban mayoritariamente con cereales que acababan almacenándose aquí.
Avanzando por el dibujo de la ría, la mirada se pierde aguas abajo entre los meandros y fangales que se forman en marea baja.
Muíño das Mareas
Sin embargo, nuestro recorrido vira al sur, por el Paseo Fluvial del Río de Carnés, que nos presenta alicientes de gran valor como las Torres almenadas de Cereixo o el Muíño das Mareas, sobre estas líneas.
Este molino fue levantado en 1679 por la familia nobiliaria de los Moscoso y Altamira, linajes que domiaron estas tierras hasta los inicios del siglo XIX. Hoy día el edificio hace las veces de vivienda.
Paseo Fluvial del Río de Carnés
Desde aquí también podemos divisar a oriente el palomar del conjunto de Villa Purificación.
El paseo progresa por una estupenda pasarela de madera que nos lleva a un puente en el que poder observar mejor cómo el curso del río se dirigía al molino.
Del mismo modo, esta posición también nos brinda la oportunidad de otear un ábside coronado con una cruz acrótera u ornamental.
Pertenece a uno de los templos más significativos de esta etapa, la Iglesia de Santiago de Cereixo, situada junto a las Torres de Cereixo.
Iglesia de Santiago de Cereixo
La visita a este hito es obligatoria, primero porque supone una construcción románica de finales del siglo XII que conserva gran parte de su arquitectura original, y en segundo lugar porque posee una firme declaración de intenciones que confirma el paso de peregrinos a Santiago por este recorrido.
Nos referimos al tímpano de su portada meridional, donde se refleja la Traslatio de los restos del Apóstol Santiago acompañado de 7 discípulos. Todos ellos en una barca procedente desde Jerusalén hasta el puerto que hoy conocemos como Padrón.
El arco ajedrezado de esta entrada abraza otro con círculos entrelazados y uno más grueso con rosetas colocadas en su hendidura intera. En la clave del primero vemos un ángel balanceando un botafumeiro, por contra, en la del segundo vemos la figura de un obispo con báculo.
Por su parte los capiteles de las columnas se tallan con cabezas antropomorfas y volutas.
La iglesia conserva, además, muchos de los canecillos de su factura original los cuales manifiestan figuras zoomorfas, carneros, acróbatas, lectores y volutas, entre otras. Los podremos ver tanto en la fachada sur como en la norte.
Se dice que este templo pudo estar hecho por los mismos canteros que trabajaron en la Catedral de Santiago de Comspotela.
En el interior observamos una única y sencilla nave que finaliza en el ábside de bóveda de cañón reforzada con un arco fajón. El arco triunfal se perfila con una moldura de billetes o ajedrezada y los capiteles se decoran con hojas de acanto terminados en bolas, no así los del arco fajón, que acaban en volutas.
Presidiendo el altar, una imagen de Santiago Peregrino, el protagonista principal de este recinto.
Para finalizar, la nave dispone de varias saeteras abocinadas pertenecientes también al estilo románico.
Torres de Cereixo
Muy próximas a la iglesia, se levantaron en el siglo XVII, sobre un pazo señorial, las Torres de Cereixo las cuales sirvieron para la vigilancia y defensa del territorio.
Repartidos por los muros de la fachada se aprecian diversos escudos sobre las familias nobiliarias que ocuparon estas estancias a lo largo de la historia, como los Carantoña, Caamaño, Montenegro y Riobó.
Flanqueando la Ría do Porto hacia la Ría de Camariñas
Abandonamos Cereixo en ascenso por la carretera CP-1603 hasta llegar a un cementerio donde una pista se adentra en unos metros de monte para conectar después con otra pista asfaltada.
Nos espera ahora un buen tramo de asfalto que irá acompañando a media vertiente el recorrido de la Ría do Porto hacia su desembocadura. De cuando en cuando obtendremos buenos balcones en los que escudriñar el paisaje.
Sobre estas líneas, Camariñas comienza a asomar entre los perfiles de los Montes Xesteira y da Insua.
Por aquí pasamos del Concello de Vimianzo al de Muxía, ayuntamiento que nos recibe con el valle del Rego de Vilariño, lo que supone iniciar un ascenso al cruzar a la otra orilla.
Leis de Nemancos
La subida nos acerca a los campos de la parroquia de Leis de Nemancos donde las estampas rurales regresan a nuestras retinas.
Iglesia de San Pedro
Este lugar también alberga un templo de gran interés, la Iglesia de San Pedro, que conserva buena parte de su arquitectura exterior románica.
En principio nos sorprende la ventana del cuerpo superior de la fachada principal, de arco semicircular con moldura ajedrezada abrazando el cuerpo polilobulado. La entrada del parte inferior dispone de tímpano liso y se compone de dos arquivoltas, también abrigadas por moldura de billetes.
Los capiteles se decoran con volutas terminadas en bolas, como los que apreciamos en otros que sustentan el arco triunfal doble del interior. Una solución arquitectónica que también vimos en Santa María de Xaviña.
Otra decoración polilobulada la encontramos en la fachada este, en el ábside rectangular. Su saetera se flanquea con columnas con capiteles de motivos vegetales.
Con el tiempo se construyó una sacristía, pero se respetó el mantenimiento de los canecillos de la cara meridional del ábside, al igual que los del lado norte, exhibiendo entre todos gran variedad de temática.
Salimos de Leis de Nemancos para incorporarnos de nuevo a la pista principal de asfalto.
El trazado actual ha sido modificado
Es justo decir que actualmente este trazado se ha modificado para ir por el monte evitando la carretera para disfrutar desde las alturas el paisaje privilegiado que goza el Camping Praia Barreira Leis.
A nosotros nos toca seguir salvando las ondulaciones de la carretera para ir desentrañando algunas estampas: como aquella que nos devuelve una Muxía reluciente prolongándose hacia el Monte Corpiño.
Una lengua de tierra que culmina en la Punta da Barca, donde despuntan las torres del Santuario de Nuestra Señora da Barca y el faro.
Praia do Lago
Espectaculares instantáneas que nos harán compañía hasta llegar a nuestra próxima parada: la Praia do Lago. Aprovecharemos los restaurantes que hay en esta ubicación para realizar el almuerzo.
¡Que no se diga!
Antes de reanudar la marcha, nos asomamos a la playa para conocer algo más de sus 500 metros de longitud. Por ejemplo, al norte el arenal se cierra por la Punta do Lago donde se levanta un faro homónimo a modo de baliza que ayuda a orientar a las embarcaciones que frecuentan la ría.
Haciendo un barrido con la mirada oteamos los Montes Xesteira y da Insua salpicado de aerogeneradores y luego la inconfundible Camariñas, de donde hemos partido hoy.
Algo más al noroeste, el Monte Farelo, en cuya cima descansa la serena Ermita de Nuestra Señora do Monte.
Finalmente al oeste, la enigmática Muxía, lugar desde el que también parte una variante de la Vía Céltica. Pero eso lo veremos en el siguiente capítulo.
Río do Lago
Ahora la señales nos dirigen por una pasarela de madera hacia el Río do Lago, caudal que desemboca en su playa homónima que también sirve de espacio de baño para la avifauna.
¿Quién dice que estas criaturas no saben disfrutar?
Por las faldas del Monte do Lago
Luego el camino nos lleva hacia el interior, remontando el río por las vertientes meridionales del Monte do Lago.
Superados unos 900 metros ascenso por esta tranquila pista no se hacen indiferentes unos monolitos colocados en fila por la cresta de una pequeña loma.
Celestino Gándara, un paisano de Sendón los colocó ahí hace 30 años tras encontrarlos en un monte arrasado por el fuego. Con ellos trata de rendir homenaje de alguna manera a los antepasados celtas. Desde luego le ha dado un toque místico a este entorno.
A On
El camino progresa hacia el este por un desvío que nos acerca ahora al lugar de A On, cuyo templo se divisa en la lejanía. Pronto lo visitaremos, pero antes tendremos la fortuna de dar con un amable ganadero que nos dio unas clases sobre los cuidados y alimentación que reciben sus vacas de leche. A decir verdad, nos dio la impresión de que eran unas privilegiadas.
Iglesia de Santa María de la O
A pocos metros de esta vaquería se emplaza la Iglesia de Santa María de la O, donde sobresalen los contrafuertes de su ábside rectangular, cuerpo más alto que el resto de su planta de cruz latina. En el brazo sur hay un relieve de la Virgen.
El edificio dispone de trazas barrocas realizadas entre los siglos XVII y XVIII sobre un templo anterior. A escasos metros, un cruceiro de tipo de Cruz nos marca el camino a seguir.
Una pista cimentada nos saca de A On para dirigirnos en descenso al cauce del Rego de Quitáns cuyo correr del agua apenas se manifiesta.
Sendón
El alquitrán se mezcla ahora con el cemento para encarar una fuerte subida hasta el lugar de Sendón, donde deambulamos brevemente entre sus hórreos para alcanzar de nuevo el arroyo.
El Rego de Quintáns quiere hacernos compañía, y nosotros no le vamos a hacer ascos porque a decir verdad nos regala uno de los senderos más bonitos de la jornada: primero por una pista ancha en la que es posible verlo correr y segundo por otro camino más estrecho y frondoso en el que apenas podemos vernos los pies.
Luego la maleza se despeja para volver a encontrarnos con él una última vez. Aquí sí se muestra más animoso y en cierto sentido nos contagia su brío para afrontar las rampas que nos harán salir de su valle.
Quintáns
Esto nos deja a las puertas de Quintáns, muy cerquita ya de nuestro alojamiento. Aquí confluye la variante de Camariñas con la que viene de Muxía, que como vemos comparte trazado con el Camino Xacobeo que parte desde Santiago de Compostela.
Solo unos cientos de metros más y llegamos al Albergue Etsuseia, donde podemos sellar y dormir con unas comodidades inimaginables. Todo un lujo amigos, no os lo penséis para poder dormir aquí.
Ahora a descansar.
¡Hasta la próxima!