2 · VILA NOVA de MILFONTES – ALMOGRAVE
VILA NOVA de MILFONTES – ALMOGRAVE (18,5 Kms)
Partimos de Vila Nova de Milfontes acercándonos a la orilla del Río Mira para rodear el Forte de São Clemente.
La señales nos dirigirán por la Rúa Custódio Brás Pacheco hacia el interior, en ascenso, para alcanzar el Ponte de Vila Nova de Milfontes que usaremos para situarnos en el margen sur del río.
Luego recorreremos la arena dirigiéndonos a la desembocadura e ir enfilando a continuación la espectacular Praia das Furnas, donde nos esperan formaciones a modo de cavernas y arcos naturales.
Con marea baja se puede disfrutar bien de esta playa, de lo contrario es recomendable encararla sobre los acantilados.
Desde la playa se puede alcanzar la parte de arriba con unos pasos con cuerda que usaremos una vez que los salientes nos impiden continuar por la arena.
Después, el camino recorrer unos kilómetros intercalando bosques de adelfares con impresionantes entrantes y salientes fracturados que observamos desde las alturas.
La erosión en modo de arena nos regala posteriormente la bonita Praia do Brejo Largo que caminamos por la orilla aprovechando la marea baja.
También existen diferentes pasos con ayudas que llevan a lo alto de los acantilados, por donde continúa el itinerario. Finalmente, en la Praia da Foz dos Ouriços, la señales nos llevan tierra adentro remontando una depresión hasta llegar a Almograve.
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Vilnanova de Milfontes
Hola amig@s!
Bienvenidos a nuestra segunda etapa de la Ruta de los Pescadores que hoy iniciamos en Vila Nova de Milfontes, una encantadora localidad que ha ido creciendo a lo largo del margen septentrional del Río Mira, curso de agua al que ahora nos acercamos.
Praia da Franquia
Concretamente nos situamos en su Praia da Franquia, desde donde obtenemos vistas fantásticas a la desembocadura del río y a localizaciones del margen meridional que pronto recorreremos.
Forte de São Clemente
Para llegar a la otra orilla las señales del camino nos invitan a dar un pequeño rodeo por la villa que acertadamente nos acercan al Forte de São Clemente.
Este edificio fue construido en el siglo XVII durante el reinado de Felipe III de Portugal para servir de bastión defensivo ante incursiones de piratas y corsarios. La obra fue ejecutada por el arquitecto Alexandro Massai, dejando inacabado el Forte de Nossa Senhora da Queimada, que vimos en la etapa anterior.
Suponemos que la defensa de Vila Nova de Milfontes corría más urgencia ya que poseía el único puerto existente entre Sines y el Cabo de San Vicente.
Hoy la urgencia es para aquellos que quieren tomar uno de los Ferrys disponibles para llegar a la otra orilla y ahorrarse así dar un rodeo.
Nosotros, en cambio, evitaremos hoy la opción cómoda. Además, no hemos desayunado aún y el recorrido continuará por calles con opciones de avituallamiento, además de otros alicientes.
Pues nada, el desayuno va por ustedes.
Por el Monte das Pedras
La ruta progresa ahora por la Rúa Custódio Brás Pacheco hacia el noreste para luego callejear hasta salir de la urbe por un camino de tierra que da al Monte das Pedras.
Este sendero de escasa longitud discurre entre alcornoques, pinos, eucaliptos y el aderezo de la flor de la jara para llevarnos a la carretera N393.
Ponte de Vila Nova de Milfontes
Siguiendo esta vía hacia el sur llegaremos al Ponte de Vila Nova de Milfontes. Esta estructura de unos 400 metros de longitud se levantó en la década de los 90 del pasado siglo para mejorar la accesibilidad y promover el desarrollo económico y turístico de la región.
Está hecha a base de pilares de hormigón armado que sostienen una plataforma elevada.
El acceso peatonal nos permite obtener unas vistas fantásticas a la desembocadura del Río Mira, en la que divisamos también el Farol de Milfontes, cuya historia se remonta al siglo XIX, aunque el edificio que vemos hoy ha sido modernizado.
El puente es más práctico que estético y sin duda ha desempeñado un papel fundamental en la economía y en la vida de los vecinos de Vila Nova de Milfontes.
Sendero entre alcornoques
Superado el puente, recorreremos otros 500 metros paralelos a la carretera hasta incorporarnos a un nuevo sendero.
Procurad mantener cerrada la puerta de madera ya que suele haber ganado.
Una vez que flanqueamos unas tierras de labor nos introducimos en un tramo emboscado de alcornoques en el que un formidable ejemplar parece haber pasado a mejor vida.
La naturaleza es generosa y adorna su final con la flora de las zanahorias silvestres.
A continuación ganamos un poco de altura por un tramo donde los pinos toman algo más de protagonismo.
Por aquí damos a una explanada habitada por un edificio desde donde Eva nos observa mientras está a punto de sucumbir a la tentación del pecado.
Las vistas que hay desde aquí al puente parecen distraerle, no nos extrañaría que cambiase la manzana pecaminosa por una tentación más sana, como la que escogemos nosotros, que es volver a disfrutar del bonito entorno de la desembocadura del Río Mira.
Sin embargo, no hay que dejarse llevar por las estampas ya que debemos prestar atención al firme pedregoso e irregular de este descenso. Con todo, hay detalles que son difíciles de evitar.
Una vez en el margen opuesto a Vila Nova de Milfontes podemos observar con mejor perspectiva las gruesas murallas de piedra y las posiciones de artillería del Forte de São Clemente.
Hacia la desembocadura del Río Mira
Reanudando la marcha encontraremos varios accesos peatonales que nos permitirán llegar a la orilla. Este es uno de ellos, pero nosotros elegiremos uno posterior para terminar de acompañar por la arena al Río Mira hacia su salida al Atlántico.
Siendo testigos de este encantador entorno de fácil acceso cobra más sentido que Vila Nova de Milfontes fuera blanco de los ataques piratas, sobre todo de los berberiscos que provenían del norte de África.
El Forte de São Clemente cumplió bien su cometido y hoy es todo un símbolo de la resistencia de la comunidad local frente a las adversidades.
Praia das Furnas
Avanzamos por este arenal que forma parte de la Praia das Furnas hasta la desembocadura. Poco a poco, el dibujo del litoral se va abriendo al Atlántico donde el Río Mira culmina su viaje entre bancos de arena que favorecen la formación de un idílico oleaje para surfistas.
Esta es la zona dunar de esta playa, más abierta y espaciosa, pero pronto nos iremos introduciendo en una singular zona acantilada y encajonada, salpicada de afloramientos rocosos.
Razones de peso para que el Farol de Milfontes siga desempeñando la función de advertir a las embarcaciones sobre la presencia de esta accidentada costa.
Para los barcos suponen una amenaza y para nosotros todo un parque de atracciones natural debido a que la erosión que ha transformado caprichosamente este entorno.
Jugando a los exploradores
Por un lado, el nombre de Furna le viene al dedo a esta playa ya que significa cavidad, caverna. Aquí encontraremos varias, unas más extensas que otras y es inevitable volver a ser niños jugando a ser exploradores.
Estos acantilados exhiben una diversidad geológica significativa, reflejando la compleja historia tectónica y erosiva de la región del alentejo.
Estas rocas están compuestas a base de esquistos, gneis, cuarcita y granito y de una serie de procesos geológicos que han dado forma a este paisaje costero único.
Para los aficionados a la ciencia ficción no os resultará complicado encontrar semejanzas entre algunas recreaciones de hábitats de planetas extraterrestres y estos afloramientos de roca diagonales.
Las señales van por encima de los acantilados
Hay que decir que con marea baja se puede disfrutar bien de este tramo de playa ya que de lo contrario, lo sensato es ir por la parte de arriba de los acantilados, que es por donde el Trilho dos Pescadores lleva a los senderistas.
Afortunadamente la suerte nos acompaña y nuestro paso coincide con la bajamar, circunstancia que como observáis no podemos desaprovechar.
Por su parte, la erosión también nos sorprende creando fantásticos arcos naturales… irresistibles para no atravesarlos. Y también hay simas que vistas desde arriba seguro que tienen que impactar.
Sin apenas darnos cuenta, Vila Nova de Milfontes queda ya a lo lejos y también nos quedamos sin playa, aunque contamos con soluciones para salir de este atolladero.
Ascenso trepando ayudados por una cuerda
Le damos un poco de adrenalina al cuerpo para subir a lo más alto e incorporarnos al trazado oficial. Desde aquí arriba las vistas no son nada despreciables.
Lo que sí es cierto es que el paisaje cambia pues el camino nos lleva ahora a una pequeña depresión formada por un curso fluvial atestado de vegetación costera.
Salvaremos las zonas más comprometidas de este intervalo gracias a un par de pasarelas de madera.
El curso fluvial descansa en una cala de piedras que pronto dejaremos atrás avanzando por la senda de arena.
Pedra Don Rodrigo y Pedra da Atalaia
A continuación, nos separamos unos metros del acantilado para atravesar un sistema dunar y regresar posteriormente al saliente de la Pedra Don Rodrigo. Al norte divisamos otro saliente, el de Pedra da Atalaia.
Pero lo más nos llama la atención de esta zona es otra ocurrencia de la erosión llevada a cabo en roca caliza. La naturaleza no deja de sorprendernos con este laberíntico escenario desgastado.
Praia da Angra do Cozinhadouro
Reanudamos la marcha para aproximarnos al siguiente entrante de interés, la Praia da Angra do Cozinhadouro. A pesar de la quebrada estampa de su orilla, se adivinan rastros de arena entre el dominio de los guijarros, tanto en la franja norte, como en la sur.
Nos iremos acercando al extremo meridional al tiempo que atravesamos un tupido manto vegetal dominado por espinos, lentiscos y salpicado de pequeños pinos y adelfas.
Desde el otro lado de Angra do Cozinhadouro se aprecia mejor la diferencia de material sedimentario gracias a la variedad de colores de la orografía.
Praia da Angra do Navio de Trigo
A continuación, recorremos otros 200 metros más para asomarnos a un balcón en la Praia da Angra do Navio de Trigo, que tampoco parece muy accesible. Al sur, la zona se delimita por el saliente de Palheirao, un mogote rocoso a modo de península.
Lo iremos viendo también conforme avanzamos, aunque pronto dejará de estar presente junto con el resto del litoral en cuanto nos sumerjamos en este adelfar.
Ensenada de Pedra dos Corvos
Un túnel natural que nos dirige al siguiente escenario: la Ensenada de Pedra dos Corvos, lugar elegido por muchos para reponer fuerzas. Y la verdad es que hay buenos motivos para ello ya que supone un entrante abierto con asientos calcáreos y de arena desde los que dominar todo un espectáculo de piedra oscura que torna su gama de grises con el sol.
Mucho mejor cuanto más baja sea la marea, ya que la plataforma rocosa estará más expuesta en la superficie.
Para llegar al extremo sur de este accidente tendremos que hacer frente a otras galerías de adelfares los cuales agradecemos por brindarnos algo de sombra.
Al sur de Pedra dos Corvos vemos cómo la barrera de piedra de la orilla impide el avance de la escasa arena que se adivina.
Ponta da Cavalo
Metros más tarde el entrante se cierra con la Ponta da Cavalo donde el lienzo de la costa hacia el norte cambia sus formas pero no el contexto. En estas alturas realizaremos nuestro almuerzo.
Dejamos atrás la Ponta da Cavalo y nos adentramos en nuevas galerías de adelfas que atestan un par de depresiones conformadas por pequeños cursos fluviales los cuales salvamos mediante pasarelas de madera.
Entre la flora circundante se dejan ver las familiares barbas de viejo.
El bosquete desemboca junto a unas parcelas privadas que bordeamos brevemente para cruzar posteriormente otro puente peatonal sobre un tupido pasaje.
A continuación, el firme se empina por un complejo dunar ganando unos pocos metros de altura rápidamente. Por su parte, este intervalo también nos ha alejado ligeramente del litoral, pero en el descenso comenzamos a recuperar la presencia del océano azul.
Praia do Brejo Largo
Y nos asomaremos de nuevo al Atlántico divisando al fantástico arenal de Praia do Brejo Largo.
Como en Praia das Furnas, tenemos la opción de recorrer su arenal en caso de encontrar la marea en buenas condiciones.
En la zona sur hay un buen acceso escalonado para alcanzar la arena.
Solo nos queda descalzarnos y disfrutar, los pies lo agradecerán.
Una playa poco accesible para recorrerla en bajamar
Por su ubicación remota y dimensiones la Praia do Brejo Largo es una playa muy tranquila. Tampoco es un lugar al que se llegue en turismo fácilmente, ya que los últimos tramos hay que realizarlos por pista de tierra y arena.
Caminar por la orilla es una delicia y hoy el viento nos regala este peculiar pulverizador de agua que nos tonifica todavía más las piernas.
El tipo de roca parece similar a la de Praia das Furnas aunque en esta ocasión no se aprecian cavernas ni arcos naturales.
Tras unos 800 metros recorridos volvemos a calzarnos para atravesar el terreno de piedra y roca de este saliente. No sabemos muy bien si con marea más alta el acceso por aquí es más complicado, pero por si acaso estudiad bien las horas de pleamar y bajamar.
La otra cuestión es cómo vamos a incorporarnos de nuevo al camino por encima de los acantilados, pero pronto obtenemos la respuesta observando a los senderistas que tenemos por delante.
Sorteamos otra punta rocosa y a recorrer el último tramo de playa que nos resta.
Ascenso trepando por la roca ayudados por cuerda
En total, hasta el punto en el que vamos a trepar para dejar Brejo Largo hemos recorrido más de mil doscientos metros de placentera orilla. Ahora, a darle un poco de estímulo al cuerpo ayudándonos de una cuerda para ascender por la roca.
Poco a poco y con precaución conseguimos superar la parte más difícil.
Praia dos Picos
Luego, observando desde arriba, nos damos cuenta que se podía continuar un poco más hasta la Praia dos Picos, al menos, aquellos senderistas se empeñan en ello. Sin embargo, nosotros al desconocer el terreno no nos fiamos y decidimos continuar por encima del acantilado.
Por cierto, menudo espectáculo dibujan aquí las estrías rocosas hacia el Atlántico.
Dejamos atrás Brejo Largo y nos acercamos a Praia dos Picos donde no vamos a tardar demasiado en conocer el posible acceso por donde podríamos haber subido en caso de haber continuado por la arena.
Ya sabéis, aquí hay otra opción de llegar arriba, pero reiteramos que hay que estar pendientes de las mareas.
Praia da Angra do Travesso
Metros más tarde llegamos a la ensenada de la Praia da Angra do Travesso, compuesta en su mayoría de cantos rodados. Entre sus atractivos también podemos ver por un lado cómo despuntan algunos fragmentos rocosos divididos en pliegues cuyas trayectorias quedaron interrumpidas en algún momento de la historia geológica.
Por otro lado, esta bota de pescador, que alguien ha colocado aquí para que no se nos olvide qué camino estamos recorriendo.
Las vistas desde el extremo sur también son brutales y desde aquí podemos divisar mejor los pocos rastros de arena fina de Angra do Travesso.
Praia da Angra das Melancias
La ruta progresa dejando a un lado la Praia da Angra das Melancias, un espacio al que es más incómodo asomarse por las dificultades del terreno.
Praia da Foz dos Ouriços
Después, la orografía se abre presentándonos la gran ensenada en la que se ubica el último arenal de esta etapa, la Praia da Foz dos Ouriços.
Tirando un poco de zoom podemos adivinar un cauce de agua que viene desde el interior. Se trata del Río Barranquinho, curso de agua que tendremos que remontar para llegar a nuestro destino de hoy, Almograve.
Remontando el Río Barranquinhos
Las casas de la población ya se dejan ver en la lejanía.
Nos dirigimos tierra adentro por el margen meridional del río para ir alejándonos del firme arenoso y cambiarlo por algo de tierra más compacto.
Por aquí daremos con unas parcelas de pastizales donde pacen varios animales domésticos. Junto a estas extensiones conviven otras que han sido usurpadas por la uña de gato, una planta invasora que al parecer procede de Sudáfrica.
Almograve
Al poco, cruzamos el río por este carril y nos incorporamos a la carretera CM1123 para dirigirnos a continuación al oeste y llegar finalmente a Almograve.
El alojamiento de hoy aparece nada más entrar en la localidad. Se trata de la Posada de Juventude, un sitio más que decente para pernoctar.
Praias de Almograve y de Nossa Senhora
Desde aquí a la Praia de Almograve tan solo hay un kilómetro de distancia que se puede cubrir fácilmente por una pasarela peatonal.
Nosotros, como cazadores de atardeceres, no dudamos en acercarnos para darle un vistazo a esta bonita playa y a su compañera, la de Nossa Senhora.
Buenos broches de cierre a otra etapa fascinante.
Hasta la próxima!
Nuestro alojamiento en Almograve: 🛌 POUSADA DE JUVENTUDE DE ALMOGRAVE
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