Acantilados de Odeceixe
RUTA DE LOS PESCADORES,  SENDERISMO

5 · PRAIA de ODECEIXE – ALJEZUR

PRAIA de ODECEIXE – ALJEZUR (22,5 km)

Los primeros rayos de sol bañan tímidamente las orillas de la Praia de Odeceixe mientras la abandonamos por su vertiente meridional. Contiguo a este arenal pero encajonada entre salientes se ubica la Praia das Adegas, una de las 6 playas nudistas oficiales de Portugal.

Después afrontamos varios kilómetros perfilando variopintos entrantes y salientes hasta la Baía dos Tiros, donde el camino nos dirige un tramo hacia el interior para salvar la escarpada depresión del Barranco de María Vinagre.

Regresamos a la costa por la Praia da Quebrada, todo un anticipo al intervalo de litoral que nos espera a continuación, donde el perfil se muestra más irregular, con pequeñas subidas y bajadas y serpenteos del trazado que lo hacen más estimulante.

Nos despediremos definitivamente de la costa en la etapa de hoy en cuanto las vistas asomen a las Praias de Esteveira y de Baía dos Tiros.

Las señales nos llevan de nuevo al interior para recorrer un paisaje alterna fincas con tierras de labor, pequeños huertos, zonas de pastos y acotadas masas de pinares.

Rogil supondrá un alto en el camino donde repondremos fuerzas para afrontar los kilómetros restantes sin apenas alicientes hasta la histórica Aljezur, la joya escondida del Algarve.

 


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Praia de Odeceixe

Hola amig@s! , qué bien sienta un buen desayuno antes de ponerse a caminar, y sobre todo envueltos por este marco natural que es la Praia de Odeceixe.

Desayuno en Restaurante Dorita
Desayuno en Restaurante Dorita

Miradouro da Maravilha

Desde el Miradouro da Maravilha podemos echar un vistazo a esta orilla bañada de un lado por las aguas del Atlántico y de la Ribeira del Seixe que aquí viene a desembocar, y de otro lado por los primeros tímidos rayos de sol del amanecer.

Realmente, todo este paseo que acomete la subida por el acantilado sur es un bello balcón a esta playa que siempre suele ondear la bandera azul al poseer ejemplares criterios ambientales, educativos, de seguridad y de accesibilidad.

Praia de Odeceixe desde el Miradouro da Maravilha
Praia de Odeceixe desde el Miradouro da Maravilha

Praia das Adegas

Por su parte, con la marea baja, es más sencillo alcanzar la apartada Praia das Adegas. Quizá por eso sea una de las 6 playas oficiales de Portugal donde se puede practicar el nudismo.

Todavía hay espacios más recónditos contiguos a éste en los que buscar intimidad, aunque hay que salvar otra sucesión de salientes.

Praia das Adegas
Praia das Adegas

Ponta do Carramachão

A este extremo de aquí lo llamaremos Carramachão , pero solo por encontrarse paralelo a un lugar que recibe el mismo nombre.

Ponta do Carramachão
Ponta do Carramachão

Colocándonos un poco más a su altura podemos obtener unas bonitas vistas a este extensión de arena aislada de Praida de Odeceixe.

Vistas al norte desde Ponta do Carramachão
Vistas al norte desde Ponta do Carramachão

Al otro lado damos con un entrante más encajonado donde las gaviotas buscan las crestas que se adentran en la orilla para escapar de la sombra y así templar sus cuerpos a un sol que empieza a calentar.

Vistas al sur desde Ponta do Carramachão
Vistas al sur desde Ponta do Carramachão

Carramachão impresiona también desde su otro flanco.

Cara meridional de Ponta do Carramachão
Cara meridional de Ponta do Carramachão

A continuación, la senda toma algo de distancia con el perfil acantilado y nos dirige entre la típica vegetación costera de estas lindes hasta el siguiente hundimiento de terreno.



Coído de Guincho

Para nosotros será el Coído de Guincho al encontrarse muy cerca de un lugar homónimo. Aquí, varias familias de cigüeñas encuentran ideales complejos residenciales.

Coído de Guincho
Coído de Guincho

Reanudamos la marcha por los caminos de arena más interiores elevándonos débilmente sobre el terreno a medida que la orografía se abre a un espectacular perfil acantilado.

Las costas de Carreagem, Amoreira, Monte Clérigo y sobre todo la Ponta da Atalaia destacan en las panorámicas.

Vistas hacia Ponta da Atalaia
Vistas hacia Ponta da Atalaia

Ahora avanzamos para salvar un el paso de un pequeño arroyo mediante una pasarela de madera y llegar al próximo entrante. En este lugar nos sorprende una maroma e incluso una tosca escalera que a buen seguro utilizan algunos pescadores para alcanzar los mejores sitios para echar la caña.

En realidad, no deberíamos de extrañarnos pues en las 4 etapas anteriores ya hemos presenciado pescadores en ubicaciones inverosímiles, casi tan temerarias como en la que se encuentra esta gaviota.

Con todo, nunca dejaremos de admirar a estos profesionales y aficionados dedicados al mar.

Baía dos Tiros

Una vez ladeado un tramo del dibujo de la cornisa y atravesada una espesura de tojo, adelfa y uña de gato llegamos a la Baía dos Tiros, una entrada natural del mar a la que va a desembocar el Barranco de María Vinagre.

Baía dos Tiros
Baía dos Tiros

Para evitar afrontar directamente este hundimiento de terreno, el Trilho dos Pescadores nos dirigirá al interior para realizar un rodeo, aunque hay quien se atreve a hacer frente a estas escarpadas pendientes para acortar distancias.

Nosotros no vamos a arriesgarnos, así que seguiremos el guión establecido por las señales azules y verdes.

Por el Barranco de María Vinagre

Por tanto, en principio nos alejamos de la costa dirigiéndonos al este adentrándonos en un pinar que no tardará en ser generoso y ceder sus tierras a parcelas agrícolas.

En el lugar conocido como Monte Novo torcemos al sur para afrontar la vaguada del Barranco de María Vinagre que, como se observa, por aquí es mucho más suave que el se apreciaba en el litoral.

Eso sí, el sol aprieta, y en asfalto todavía más.

Superado el valle, el camino vuelve a orientarnos al oeste a la búsqueda del Atlántico.

Pastos y cultivos se suceden entre pequeñas masas de pinares hasta que las señales se incorporan a una pista de arena, señal inequívoca de que la brisa marina ya se acerca.

Praia da Quebrada

Y así, regresamos a la costa por los acantilados que rodean la Praia da Quebrada pero cuyo arenal apenas divisamos puesto que habría que asomarse con riesgo al borde.

No obstante el nombre de Quebrada cobra todo el sentido ya que por aquí el perfil se muestra más irregular, con pequeñas subidas y bajadas y serpenteos del trazado que lo hacen más estimulante.

 


Solo en ciertas ocasiones el sendero nos permitirá el acceso visual a la orilla. A la espalda, el trazado no defrauda añadiendo capas de salientes conforme avanzamos.

Praias da Baía dos Tiros y de Esteveira

Acto seguido damos con un entrante que posee dos playas contiguas entre sí apenas separadas por varios bloques de roca. La más meridional es la Praia da Baía dos Tiros, la otra es la Praia de Esteveira.

Transitamos unos metros protegidos por una balaustrada de madera para aproximarnos más a este espacio. La presencia de una señora disfrutando con su perro de estos arenales nos confirma que es posible llegar ahí abajo, por muy complicado que pueda parecernos.

Praias da Baía dos Tiros y de Esteveira
Praias da Baía dos Tiros y de Esteveira

 


Hacia el interior, por el Monte de Esteveira

Con este fragmento de litoral nos despedimos del Atlántico en el día de hoy ya que el camino nos dirige al interior para encarar los restantes 13 kilómetros de etapa.

Por aquí iniciaremos transitando el Monte de Esteveira dejando a la derecha los Pinares de Samouqueira y a nuestra izquierda la campiña de los lugares de María Vinagre y Brejo das Cancelas.

Luego el patrón del paisaje alterna fincas con tierras de labor, pequeños huertos, zonas de pastos y acotadas masas de pinares.

El camino en sí es agradable, de fácil tránsito en el que apenas es perceptible la suavísima tendencia ascendente, aunque a decir verdad resultaría más satisfactorio si algunos pinos se arrimasen más a la pista para ofrecer más sombra.

Rogil

Con todo, nos estamos acercando a Rogil, lugar por donde pasa el Canal de Riego del Mira, infraestructura que abastece de agua a estos campos agrícolas que reportan entre otros productos, la patata dulce.

Probaremos este rico alimento en local Museo de la Batata Doce a modo de acompañamiento a estas ricas brochetas de carne.

Museo de la Batata Doce
Museo de la Batata Doce

Tras el almuerzo navegamos unos 600 metros pegados a la carretera N120 y a la altura de una pizzería giramos a la derecha para incorporarnos a la Rúa das Pedras Petras.

Un largo tramo de campiña carente de sombra

Dos bifurcaciones más tarde nos incorporamos a la Estrada da Carriagem, pista que nos saca de Rogil mudando su firme de asfalto al de zahorra y que conforma una larga recta de casi dos kilómetros de longitud carente de sombra.

No es el mejor aperitivo para la sobremesa pero bueno, al menos el campo nos muestra buena cara plagado de crisantemos, margaritas, jaras o avena silvestre, entre otras especies de plantas.

El pinar que aparece jalonando la parte final de esta recta no es nada generoso en sombra aunque tenemos que decir que parte de la culpa es nuestra por transitar estas extensiones con el sol apuntando prácticamente sobre nuestras cabezas.

La penumbra también brilla por su ausencia en el siguiente tramo, pero disfrutamos del forraje floreado de los prados, de la llamativa pose de un joven olivo y el detalle de colocar casetas en los pinos para dar cobijo a la avifauna.

Flora silvestre de la campiña
Flora silvestre de la campiña

En estas coordenadas geográficas pasamos de la freguesía de Rogil a la de Aljezur, momento en el que la flor blanca de la jara comienza a ganar presencia en el manto arbustivo.

Realizando un alto en el camino, escudriñamos al suroeste en el horizonte las casas de la urbanización de Espartal, situadas justo en el margen izquierdo de la Ribeira de Aljezur. Por allí circularemos en la jornada siguiente para regresar de nuevo a la costa.

Camping Serrão

Luego de atravesar otros cientos de metros por estos campos sin muchos más alicientes topamos con las instalaciones del Camping Serrão, un complejo que presume por un lado, de su proximidad a las playas de Amoreira y de Arrifana, y por otro lado, de estar ubicado en un sitio ideal para los que buscan tranquilidad y relajación.

De esto último damos fe tras haber recorrido varios kilómetros de solitarios campos.

Después del camping, rebasamos las casas del lugar de Mariares y comenzamos a presenciar el hundimiento de la orografía que conforma parte de la cuenca hidrográfica de la Ribeira de Aljezur.

Asomándonos a la cuenca hidrográfica de la Ribeira de Aljezur
Asomándonos a la cuenca hidrográfica de la Ribeira de Aljezur

Aldeia Velha o Palazim son algunos de los núcleos urbanos que salpican esta zona. Cerrando el horizonte al este se dejan ver ciertas cumbres de la Sierra de Monchique.

Aljezur

A partir de aquí, nosotros también nos hundimos junto con el terreno y entre la espesura de pinos y eucaliptos ya se dejan ver las viviendas de Aljezur.

Y al poco, lo hace su emblemático castillo coronando el bien nombrado Cerro do Castelo. Pronto subiremos a visitarlo, pero antes vamos a dar un poco de cariño a estos perrillos que nos reciben en una perrera, y a continuación, soltaremos el lastre de las mochilas en el alojamiento pero atendiendo a las localizaciones que salen al paso antes de llegar a él.

Ribeira de Aljezur

En este sentido, una vez finalizado el descenso alcanzamos la Ribeira de Aljezur que justo a esta altura se nutre de las aguas de la Ribeira do Arieiro.

Navegaremos por el margen izquierdo del río remontándolo hasta llegar al casco histórico de la urbe. En la otra orilla se sitúa la parte nueva de la localidad que empezó a levantarse tras la catástrofe del gran terremoto que aconteció en 1755.

Largo do Pelourinho

Por la Rúa Doctor Viriato Franca llegamos al edificio del Museo Municipal, del siglo XIX. Frente al mismo se encuentra el mirador Largo do Pelourinho, donde se alzan esculturas conmemorativas de la muerte del Infante Dom Henrique, conocido como El navegante.

Recuerdo al puente de Aljezur

A continuación descendemos por la Rúa João Dias Mendes hasta alcanzar la orilla del río, hasta un azulejo que nos cuenta que aquí existió un antiguo puente medieval que se destruyó en 1947 debido a una inundación. No ha quedado nada de él, ni buscando debajo del agua.

Recuerdo al Puente de Aljezur
Recuerdo al Puente de Aljezur

El que hoy lo sustituye se construyó en la segunda mitad del siglo XX empleando arcos rebajados.

Nuestro alojamiento se encuentra en la parte nueva de Aljezur, así que cruzamos el río y atravesamos la llanura aluvial agrícola donde no cesa la producción para abastecer a la variada oferta de su Mercado Municipal.

Llanura aluvial de Aljezur
Llanura aluvial de Aljezur

Castillo de Aljezur

Una vez llegados al alojamiento, soltamos lastre y regresamos al casco histórico para subir al castillo, y lo hacemos tomando primero la empinada calle Rúa Costa do Castelo. Una arteria donde no pasan desapercibidas las viviendas de arquitectura tradicional embellecidas con el representativo color azul.

Salimos al extrarradio occidental de Aljezur y viramos al norte por la Rúa Dom Paio Pires Correia rodeando el Cerro do Castelo hasta llegar al monumento histórico que lo corona.

Castillo de Aljezur
Castillo de Aljezur

El complejo es de orígenes islámico, construido por los bereberes en el siglo X para proteger a la localidad y al puerto que aquí se emplazaba. Sí amig@s, un puerto, ya que se dice que en aquella época la Ribeira de Aljezur era navegable y este cerro quedaba atrapado entre sus aguas casi como un islote.

No fue hasta el terremoto de 1755 lo que provocó el cambio de la carga del caudal y por tanto la imposibilidad de entrada de navíos.

Por su parte, los cristianos conquistaron el castillo a los musulmanes en el año 1249 le fueron realizando algunas modificaciones en los siglos posteriores para mejorar la defensa.

Cisterna islámica

Del legado islámico todavía se mantiene una cisterna abovedada construida entre los siglos XI y XII con el fin de almacenar las aguas pluviales.

Nuestro alojamiento en ALJEZUR: 🛌 GUEST HOUSE A LAREIRA


El Castillo se abandonó entre los siglos XV y XVI por falta de valor estratégico quedando prácticamente en el olvido hasta que a lo largo del siglo XX se ejecutaron labores de restauración que han sabido mejorar y mantener el aspecto hasta el día de hoy.

Igreja da Misericórdia

Para terminar la jornada descendemos por la otra vertiente del cerro, donde topamos con el Museo de Arte Sacro y la Igreja da Misericórdia, esta última construida en el siglo XVI aunque reconstruida en el siglo XVIII tras los deterioros sufridos por el «dichoso» y ya familiar terremoto de 1755.

Igreja da Misericórdia
Igreja da Misericórdia

Aljezur, la joya escondida del Algarve nos ha dejado un buen sabor de boca, pero todavía lo hará más con una suculenta cena en la que probamos el pulpo de la Costa Vicentina con patata dulce, toda una delicatesen para irnos a dormir como niños.

¡Hasta la próxima!

 

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