Playa de Bonanza
CICLOTURISMO

MAIRENA del ALJARAFE – SANLÚCAR de BARRAMEDA

Hoy realizaremos un interesante viaje en bicicleta 🚴‍♀️🚴 desde el Aljarafe sevillano hasta la localidad de Sanlúcar de Barrameda 🦐🥂.

Un recorrido que nos llevará por las vegas y Marismas del Río Guadalquivir sumergiéndonos en una amplia extensión agrícola de horizontes casi infinitos.

Un paraje cuarteado en cuadrículas tejidas de acequias y canales que contrastan con los sinuosos ramales y humedales del río, donde los amantes de la avifauna podrán deleitarse con variadas especies.

En total serán más de 90 kilómetros que esconden más alicientes de lo que podamos imaginar y que culminan la travesía en la históricamente estratégica Sanlúcar de Barrameda, tierra de placeres culinarios abrazada por el Parque Nacional de Doñana.

 


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Mairena del Aljarafe

Hola amig@s!
Nos encontramos en Mairena del Aljarafe, Sevilla, iniciando esta apasionante ruta que nos llevará a Sanlúcar de Barrameda recorriendo para ello un gran número de kilómetros pegados al Río Guadalquivir.

Hemos partido desde la Urbanización Las Tres Barras ubicada prácticamente pegada a la campiña por lo que rápidamente accedemos a caminos pecuarios rodeados de fincas y cultivos.

Cereales y olivos dominan estas propiedades que poco a poco nos van aproximando a la senda fluvial del Río Pudio. Una pequeña bajada algo más pronunciada terminará por incorporarnos a este tramo.

Campiña de Mairena del Aljarafe
Campiña de Mairena del Aljarafe

Río Pudio

Llegados a la senda fluvial la seguimos dirección sureste, río abajo, lo que nos beneficia pues el Pudio es un afluente del Guadalquivir, río que tenemos que alcanzar.

Esta ruta la hicimos una bonita mañana de primavera, todavía en pandemia, y aunque ya las restricciones eran más laxas la mascarilla se agradecía para combatir el frío.

Corredor verde del Río Pudio
Corredor verde del Río Pudio

A la altura de la Urbanización Vista del Aljarafe no hay que tomar el margen izquierdo de este corredor verde, ya que está plagado de traviesos cañaverales que no llevan a ningún sitio. Hay que volver y cruzar por un puente para continuar por el margen derecho.

Pocos metros más tarde tendremos que tomar precauciones para atravesar la carretera A-8054 que llega a la localidad de Almensilla.

Además de los cañaverales, en la senda del Río Pudio se dejan ver otras especies, como fresnos, almeces y olivos.

Vadeo del Río Pudio

Navegamos entre los municipios de Almensilla, a nuestra derecha y el de Palomares del Río a nuestra izquierda, aunque dentro de poco lo haremos en el de Coria del Río, en cuanto nos aproximamos al viaducto la SE-40.

Justo debajo de esta infraestructura debemos vadear el río ya que el trazado desaparece algo más adelante.

Pasamos con precaución a la orilla opuesta y localizamos rápidamente la pista asfaltada del Camino la Manta para incorporarnos a ella.

Coria del Río

Este ramal que circula entre fincas y huertos nos colocará en Coria del Río tras un kilómetro y medio de pedaleo.

Callejearemos por la urbe para alcanzar el Río Guadalquivir, caudal sobre el que ha girado el de alto bagaje histórico de esta localidad.

La Barcaza

Del antiguo e importante puerto que establecieron aquí los fenicios ya no queda nada, pero sí un pequeño embarcadero en el que poder atracar la barca que nos transportará a la otra orilla para poder continuar el viaje.

Barcaza de Coria del Río
Barcaza de Coria del Río

Cuando realizamos esta ruta el precio de este corto paseo en barca fueron 1,5 euros por ciclista, contando con la bicicleta. Por su parte, si perdéis uno de estos ferris no preocuparos, ya que la frecuencia de paso suele ser de unos 15 minutos aproximadamente.

En la orilla opuesta del Guadalquivir
En la orilla opuesta del Guadalquivir
Por la Cañada Real del Polvero

Una vez en el margen izquierdo del río comienza la travesía por sus vegas.

No tardaremos mucho en despegarnos del cauce para orientarnos algo más al este por la Cañada Real del Polvero, que hoy sigue también la carretera SE-3300.

La ruta nos mete rápidamente en contexto, un paisaje de planicie fértil dominado por la actividad de regadío.

Por el margen izquierdo del Río Guadaíra

Por esta pista en la que nos alegra ver a otros compañeros ciclistas circularemos unos 5 kms hasta dar con el Río Guadaíra, otro afluente del Guadalquivir. Nada más pasar el puente para cruzar al otro lado, viramos al sur por este corredor de tierra para acompañar al río durante los próximos 8 kilómetros.

Al este, el paisaje se inunda de explotaciones agrícolas pertenecientes a distintos cortijos como el de Jaraquemada.

Pero en esta campiña también hay espacio para la ganadería, aunque el lugar reservado para sus ejemplares quede reducido a las orillas del río. No obstante tampoco los vemos demasiado incómodos, al menos parecen tener alimento y tiempo para jugar y curiosear a los transeúntes como nosotros.

Ganadería a orillas del Guadaíra
Ganadería a orillas del Guadaíra

Entre los cultivos que llegamos a adivinar durante este tránsito destacamos el algodón o la remolacha, aunque el tomate, el girasol o el maíz también copan algunas parcelas.

Al poco, la pista de tierra conecta con el asfalto en el cruce con la carretera SE-3206, que se pierde al este entre los eucaliptos.

Paraje Natural Brazo del Este de Guadalquivir

Nosotros tendremos que continuar pegados al río entrando en los dominios del Paraje Natural Brazo del Este de Guadalquivir.

A pesar de la tremenda transformación que han sufrido estas marismas por la incesante explotación agraria, todavía permanecen presentes los antiguos ramales naturales del Guadalquivir que conservan verdaderos ecosistemas con especies vegetales mediterráneas junto a otras de interesante avifauna.

Brazo del Este
Brazo del Este

Aquí, ánades, garzas, cigüeñas o flamencos entre otros, encuentran todos los años un lugar donde reproducirse y obtener alimento.

Para los amantes de la observación de aves, esta ruta les resultará una delicia ya que son numerosos los entornos que encontrarán a su paso donde poder disfrutar de estos animales.

Avanzando pegados al Guadaíra
Avanzando pegados al Guadaíra

Por las campos de arrozales

Tras unos cientos de metros más pegados al Guadaíra el trazado se separa del cauce tomando la Cañada Real de Isla Menor y entrando en los dominios de los campos de arrozales.

Estamos a primeros de abril, cuando los campos arados todavía no han comenzado a sembrarse, por eso el aspecto que presentan es un poco desolador.

Por aquí volvemos a recuperar la compañía del Guadalquivir que viaja a nuestra derecha, y justo en la orilla opuesta se emplaza el lugar de Isla Mínima, localización que dio nombre a una famosa película española.

Por su parte, entre los edificios que salpican la zona encontramos CortijosEstaciones de Bombeo y Secaderos de Arrozales, además de todas las acequias y canalizaciones que conforman las arterias de todo el tejido de riego de estas extensiones.

Realmente, los campos de arrozales no se riegan con el proceso de inundación. Se estima que el consumo total de agua oscila entre 8.000 y 11.000 m3
por hectárea. Así que si pasáis por aquí a finales de mayo es posible que os encontréis un entramado de piscinas.

No obstante, el gran problema que sufre esta productora arrocera, una de las mayores de España, es la sequía. Esta inclemencia reduce considerablemente las superficies cultivables.

El sol y el viento, los posibles enemigos de la ruta

Aunque el perfil de la ruta es completamente llano hoy nuestro enemigo es el sol y el viento, este último ofreciendo gran resistencia cuando nos orientamos al este, sobre todo en el intervalo que comienza tras dejar atrás el lugar de Coto Regable.

El Brazo del Este se abre paso entre las parcelas de arrozales

Por aquí cruzaremos un Encauzamiento del Brazo del Este cuyo tramo natural nos devuelve al hermoso ecosistema que ya disfrutamos kilómetros atrás.

Avanzaremos un poco más para acercarnos a este paraje y deleitarnos con las estampas que ofrece. Ibis negros, ánades pero sobre todo flamencos pueblan estos humedales cuyo funcionamiento hidrológico se vio afectado por la transformación agrícola circundante.

Afortunadamente esta vieja ramificación del Guadalquivir todavía perdura como oasis natural.

Por el Carril del Práctico

Reanudamos la marcha para orientarnos de nuevo al sur y pasar por las instalaciones de la Sociedad Cooperativa Arrocera El Reboso.

El paraje del Brazo del Este y su canalización artificial nos acompañan a nuestra derecha, lo que ameniza un poco más estas pedaladas que poco a poco se irán orientando al oeste para ir aproximándonos de nuevo al Guadalquivir.

Otro encauzamiento, el del Arroyo Salado de Lebrija se aproxima por el sureste pero afortunadamente lo podemos salvar por un puente.

Ante tantos encauzamientos que se dirigen al Guadalquivir es normal que encontremos una serie de infraestructuras que controlen el flujo de los caudales, ya sean a modo de esclusas o estaciones de bombeo.

Finalmente, continuamos por este camino conocido como Carril del Práctico para dar con el único lugar que encontramos por estas lindes en el que poder llevarnos algo a la boca: la Venta El Santero.

La Venta El Santero

El establecimiento luce bien orgulloso el estandarte de la Federación de Arroceros de Sevilla y en el interior, exhiben imágenes que recuerdan el arraigado pasado de esta comunidad. De su carta culinaria no esperéis grandes lujos, pero os recomendamos un más que decente bocadillo de lomo.

Los «apartamentos» de cigüeñas

Una vez repuestas las energías reanudamos la marcha por el Carril del Práctico que va paralelo al Guadalquivir.

Nos llama la atención ciertos eucaliptos que jalonan la orilla y que antes de pasar a mejor vida sirven de hogar para una colonia de cigüeñas. Viéndolas ahí en comunidad cada cual en su nido nos recuerda un poco a una urbanización con piscina.

Colonia de cigüeñas en los eucaliptos
Colonia de cigüeñas en los eucaliptos

Por su parte también advertimos que el paisaje de arrozales comienza a dejar espacio a otros cultivos.

El agua del Guadalquivir

En otro orden cosas, hay zonas por este tramo que exhiben sugerentes arenales aunque más destinados al atraque definitivo de viejas embarcaciones que para un apetecible baño.

Pequeña cala a orillas del Guadalquivir
Pequeña cala a orillas del Guadalquivir

El agua del Guadalquivir se muestra turbia por la composición de suelos ricos en limos, arcilla y arenisca.

El paseo continúa progresando por esta larga avenida entre eucaliptos para dejar atrás primero la Esclusa del Caño de la Hambre y posteriormente acercarnos a otro pintoresco lugar: La Ermita de La Señuela.

Ermita de La Señuela

Este templo fue mandado a construir por Franco en el año 1950 para incluir en esta zona tan deshabitada un lugar donde poder rendir culto. Se levantaron también algunas viviendas donde llegaron a vivir varias familias pero entre los años 70 y 80 del pasado siglo el lugar terminó por abandonarse.

Ermita de La Señuela
Ermita de La Señuela

Si los eucaliptos hacían antes de urbanización para las cigüeñas, la estructura de esta Ermita advocada antaño a la Virgen del Rosario hace de auténtico Resort 5 estrellas.

Solo las más avispadas se hacen con estos emplazamientos tan solicitados cada año

Largas rectas algo soporíferas

Los siguientes 10 kilómetros se hacen algo monótonos, ya que el paisaje de cultivos es repetitivo y hay que encarar largas rectas que parecen no terminar nunca. Por suerte se avanza con rapidez y hay bastantes eucaliptos que proporcionan algo de sombra.

La intermitente aparición de ganado y algún que otro canal de interés amenizan el tránsito. Siguiendo el de los Bazorques hacia el este daremos con las viviendas de la localidad de Lebrija.

Canal de Los Bazorques
Canal de Los Bazorques
Un paraje de horizontes casi infinitos

Reanudando la marcha encaramos un tramo más expuesto al sol, con ausencia de arboleda y donde las marismas adquieren mayor protagonismo hacia el oeste en los dominios ya del Parque Natural de Doñana.

Aquí hay terrenos pantanosos que han servido ya como cementerio de algunas embarcaciones.

Las Marismas como destino final de algunas embarcaciones
Las Marismas como destino final de algunas embarcaciones

El paraje que recorremos nos sobrecoge porque dando un vistazo en 360º apenas encontramos límites el horizonte. Son tantas las distancias que incluso el ganado nos ve llegar de lejos evitando con ello los sobresaltos.

Aquí la vida va a otro ritmo.

Al poco daremos con las pintorescas Compuertas de las Marismas, las cuales controlan el flujo del agua por el Canal de los Yesos. El lugar lo custodian dos edificios con torres emulando a pequeñas ermitas.

Quizá desde lo alto de las mismas se pueda divisar mejor la llegada de aquellas embarcaciones de gran calado que se atreven a remontar el curso del Río, como el carguero Marcus.

El carguero Marcus remontando el Guadalquivir
El carguero Marcus remontando el Guadalquivir

Marismas de Trebujena

Es tal la atención que acapara Marcus que casi no reparamos en una pareja de focha común que parece andar un poco despistada. Aunque para despistados, nosotros, que acabamos de pasar de Sevilla a Cádiz en un abrir y cerrar de ojos colocándolos en las ricas Marismas de Trebujena, de gran atractivo ornitológico.

 

Marismas de Trebujena
Marismas de Trebujena

 

Marismas de Trebujena
Marismas de Trebujena
Marismas de Trebujena
Marismas de Trebujena
La antigua industria de sal

Aparte del valor natural, la historia nos recuerda que estos esteros fueron fruto de antiguas explotaciones de sal que se remontan incluso a la época medieval. Recordemos que este recurso mineral ha sido siempre una de las mejores formas de conservar los alimentos provenientes del mar.

Con todo, esto no hace más que enriquecer esta ruta añadiendo nuevos alicientes más allá de otros que sí podemos ver. Como ya os dijimos al inicio, esto es un paraíso ornitológico así que será frecuente encontraros alguna que otra caseta de avistamiento para disfrutar de estas especies sin intrusismo.

El camino continúa por el lugar del Codo de la Esparraguera dejando a la derecha las instalaciones de una piscifactoría y orientando el rumbo después hacia el sureste por la pista Caño de Martín Ruiz.

El Pinar de Algaida

Por aquí nos iremos acercando poco a poco al mayor pinar de la costa Noroeste de la provincia de Cádiz, el Pinar de Algaida.

Ermita de Nuestra Señora del Carmen

Entraremos en sus dominios por el flanco norte, justo donde se emplaza la pequeña Ermita de Nuestra Señora del Carmen, un templo levantado en 1971 y que solo se abre cuando procede la celebración de su romería.

Ermita de Nuestra Señora del Carmen
Ermita de Nuestra Señora del Carmen

Después de reponer fuerzas en uno de los merenderos del área recreativa nos disponemos a cruzar todo este paraje arbolado de norte a sur.

Mejor si lo hacemos por el carril bici que por la pista principal, pues la sombra a estas horas de la tarde se agradece.

El bosque de la Algaida está conformado por ejemplares de pino piñonero, cuyos orígenes fueron las repoblaciones que los duques de Medina Sidonia realizaron en el siglo XV.

Los pinares se asientan sobre el sistema dunar de la isla que antiguamente había en medio de las marismas sanluqueñas del Guadalquivir.

La Laguna de Tarelo

Dentro del perímetro hay una laguna artificial creada en los años 80 del pasado siglo fruto de la extracción de arena en fincas dedicadas a la agricultura. Excavaron tan profundo que llegaron al nivel del agua del subsuelo y una vez que el lugar dejó de ser útil se inundó rápidamente.

Laguna de Tarelo
Laguna de Tarelo

La naturaleza hizo el resto aprovechando el espacio para crear un entorno con especies vegetales favorables para el refugio y nidificación de diversas aves acuáticas. Con suerte y unos buenos prismáticos podréis identificar algunas de las que se describen en el panel informativo, que por cierto necesita un buen lavado de cara.

Panel interpretativo de aves de la laguna
Panel interpretativo de aves de la laguna
Atravesando la localidad de Algaida

Una recta de 3 kilómetros hace de arteria principal de la localidad de Algaida atravesándola de norte a sur. Es la carretera CA-624 que pronto nos dirigirá al oeste para pegarse a la línea de ribera.

Por aquí nos sorprenden las Salinas de Bonanza cuya explotación se encuentra fuertemente arraigada a la historia de Sanlúcar de Barrameda, localidad que por cierto ya empezamos a sentir muy de cerca.

Salinas de Bonanza
Salinas de Bonanza

Sanlúcar de Barrameda

Continuando por esta pista no tardaremos demasiado en divisar los primeros arenales de la urbe, y no nos lo pensamos demasiado para acercarnos a ellos.

Playa de Bonanza

Esta pasarela de madera nos deja en la Playa de Bonanza. Al norte vemos su faro homónimo, de 19 metros de altitud y levantado en el siglo XIX en estilo mudéjar. Su emplazamiento mira a la entrada del río para guiar a los barcos al puerto pesquero.

Acceso a la Playa de Bonanza
Acceso a la Playa de Bonanza

Y es que Sanlúcar de Barrameda es historia ligada al mar, incluso sus famosas carreras de caballos se hacen en los arenales de estas playas.

En el año 1.522 fue testigo de la llegada de Juan Sebastián Elcano a bordo de la nao Victoria, la única nave que sobrevivió de las 5 que partieron en la expedición capitaneada por Fernando de Magallanes. Fue la primera embarcación que dio la vuelta al mundo.

Playa de Bonanza
Playa de Bonanza

No obstante ya desde antiguo la localidad despertó el interés de distintas civilizaciones dada la situación estratégica en plena desembocadura del Guadalquivir. Desde los primeros asentamientos de orígenes fenicios, pasaron después por aquí romanos, musulmanes, normandos hasta que fue reconquistada por los Cristianos en el siglo XIII.

Castillo de Santiago

Fruto de las vicisitudes por la defensa del territorio podemos encontrar el Castillo de Santiago, situado en el Barrio Alto de la ciudad. El complejo se levantó en el año 1477 por el II Duque de Medina Sidonia.

Castillo de Santiago
Castillo de Santiago

Es de estilo gótico y destaca sobre el resto su gran Torre del Homenaje. Lástima que las horas tardías nos impidieron realizar la visita ya que ascender a lo más alto significaría obtener fantásticas vistas a los tejados de la urbe, a la desembocadura y al Coto de Doñana.

Castillo de Santiago
Castillo de Santiago

Según cuentan, aquí fue donde la Reina Isabel La Católica vio por primera vez el mar.

Bodegas Barbadillo

Sanlúcar es también tierra bodeguera, de crianza de un vino único, la Manzanilla donde destaca sobremanera la firma de Barbadilllo. Encontremos sus bodegas en la calle Luis de Eguilaz contigua al castillo, en la antigua Casa de la Cilla donde antaño, en el siglo XVIII se recaudaba el diezmo.

En el siglo XIX la familia Barbadillo adquirió este edificio para plantar aquí su sede.

Monumento 1ª Circunnavegación a la Tierra

Continuando por esta calle encontramos también un retablo pétreo construido en el el año 2013 para conmemorar a los hombres que realizaron la 1ª Circunnavegación a la Tierra, hecho que hemos comentado con anterioridad.

Iglesia de Nuestra Señora de la O

Y pocos pasos después topamos con la Iglesia de Nuestra Señora de la O, uno de los templos más importantes de Sanlúcar. Lo abordamos de inicio por su cara meridional, con la portada de estilo gótico, probablemente del siglo XIV.

 

En la cornisa destacan lo canecillos representando diferentes motivos.

Pero la portada que se lleva la palma es la principal, hecha en el siglo XV en estilo gótico mudéjar. Sobre el arco apuntado, dos leones rampantes custodia los escudos de los linajes Pérez de Guzmán y de La Cerda .

Sobre los mismos se postran una serie de arcos conopiales lobulados ciegos y, finalmente, cierra esta estructura una cornisa con canecillos que parecen estar sostenidos por columnas que se ramifican en motivos geométricos entrelazados.

El campanario de la torre se construyó en el año 1604 en estilo manierista y resalta por su cuerpo elíptico frente al cuadrangular del resto de la estructura.

Caballerizas de Montpensier

Contiguo al templo se ubica el Palacio de Orleans y Borbón que rodeamos hasta dar con el edificio que los Duques de Montpensier reservaban para sus coches de caballo.

El pintoresco complejo se edificó en el año 1880 y resalta por su variedad decorativa en arcos, almenas, cornisas y frontones.

Convento Madre de Dios

A pocos metros de las caballerizas, se levanta el Convento Madre de Dios, perteneciente a las Monjas de las Orden Dominicas. Es un edificio barroco del siglo XVII aunque tiene un bello estilo manierista en la portada y las ventanas.

Plaza del Cabildo

Los últimos minutos de la tarde son para buscar lugares en los que degustar placeres culinarios. En la Plaza del Cabildo y calles aledañas podréis encontrar multitud de locales para tapear, y eso haremos nosotros, así que nos despedimos de vosotros para celebrar el día como se merece.

Plaza del Cabildo
Plaza del Cabildo

Hasta la próxima!



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