Arrifana
RUTA DE LOS PESCADORES,  SENDERISMO

6 · ALJEZUR – ARRIFANA

La Ribeira de Aljezur toma el protagonismo de los primeros 9 kilómetros de la etapa mientras nos dirigimos a la costa.

Suyas serán la mayoría de las estampas que obtengamos a medida que vamos cresteando por el Monte do Carriçal hasta llegar a la Urbanización Espartal.

Desde esta localidad alcanzaremos la desembocadura del río en la preciosa Praia da Amoreira.
 

 
Luego una sucesión de acantilados salpicado de pescadores nos brinda un escenario tan espectacular como temerario. Seguimos admirando a estos aficionados y profesionales de la pesca.

A continuación, llegamos a la familiar y bonita Praia de Monte Clérigo donde aprovechamos su variada oferta hostelera para realizar el almuerzo.

Posteriormente, la ruta eleva el nivel de los acantilados y de sus arenales encadenando una fascinante orilla que se extiende hasta la Ponta da Atalia. En este saliente se emplazaba una antigua fortaleza / mezquita de origen árabe.

Tras visitar los restos de estos yacimientos arqueológicos disfrutamos de otros tramos quebrados de litoral antes de dirigirnos al interior para llegar hasta Arrifana, paraíso surfero.


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Aljezur

Hola amig@s!

Nos encontramos en la zona nueva Aljezur iniciando la 6ª etapa de este apasionante camino en la que debemos dirigirnos al casco antiguo gobernado por su castillo de orígenes árabes.

Una vez cruzada la llanura aluvial de la ribeira damos con un bonito panel de azulejos que interpreta de un vistazo los hitos destacados de la urbe.
 

Azulejo interpretativo
Azulejo interpretativo
 
En la jornada anterior pudimos inspeccionar algunos de ellos, como el puente que se construyó en la segunda mitad del siglo XX empleando arcos rebajados.

Esta obra vino a sustituir a otro puente de orígenes medievales que se destruyó con la inundación acaecida en el año 1945.

El camino continúa detrás de la Igreja da Misericórdia

Para retomar las señales de la ruta debemos dirigirnos a la parte alta del pueblo donde volvemos a toparnos con la Igreja da Misericórdia. ¡Ojo! El camino irá por detrás de este templo, no hacer como nosotros que continuamos al castillo.
 

Camino a la espalda de la Igreja da Misericórdia
Camino a la espalda de la Igreja da Misericórdia

Fonte das Mentiras

Al corregir el rumbo empezamos a descender por una pista de zahorra en la que nos sale al paso la Fonte das Mentiras. Esta estructura etnográfica hecha a base de piedra de mampostería que tiene orígenes islámicos, del siglo X.
 

Fonte das Mentiras
Fonte das Mentiras
 
Se dice que una princesa mora enamorada de un cristiano reveló una galería subterránea secreta que comunicaba la fuente con el castillo. Esto permitió el acceso del ejército cristiano facilitando con ello la conquista de la fortaleza.

Tras la fuente vemos una especie de pozo o alberca, aunque no hemos encontrado ninguna mención histórica sobre el mismo.
 

Pozo
Pozo

Vale Palheiro

Al poco, entramos en la urbanización Vale Palheiro por donde afrontamos una fuerte subida por las vertientes septentrionales del Monte Branco do Carriçal.

Ganando altura podemos echar la vista a las vegas de la Ribeira de Aljezur y a la población donde el día encapotado apenas deja adivinar el castillo entre las cortinas de nubes.
 

Vistas a la Ribeira de Aljezur desde Vale Palheiro
Vistas a la Ribeira de Aljezur desde Vale Palheiro
 
De igual forma ocurre dirigiendo la mirada al oeste donde el valle progresa hacia la desembocadura en el Atlántico, océano ahora oculto por el fenómeno atmosférico.
 
Vistas a la Ribeira de Aljezur desde Vale Palheiro
Vistas a la Ribeira de Aljezur desde Vale Palheiro
 
Tras casi un kilómetro de ascenso con pendientes de hasta el 15% de inclinación nos adentramos en un pinar que pronto irá a desembocar a la carretera M1003-1, vía que tendremos que seguir.

Por el Monte do Carriçal

En principio, la pista carece de arcén, pero en esta parte inicial dispone acertadamente de un estrecho sendero paralelo que nos permitirá salvar el riesgo del tráfico.

Luego, la senda termina por convertirse en un improvisado y estrecho arcén de yerba, la espesura vegetal del terreno dominado por la jara así lo decide. Por tanto, tendremos que prestar mucha atención a los vehículos en ambas direcciones.

Afortunadamente, no es una carretera muy transitada y siendo precavidos podremos realizar paradas de cuando en cuando para disfrutar de panorámicas fantásticas. El valle de la Ribeira de Aljezur que ya empieza a despejarse de nubes.
 

Por la carretera M1003-1
Por la carretera M1003-1
 
Observando estas vegas, el curso del río y la apariencia anegada de algunas fincas, no cuesta imaginarse demasiado la época de antaño en la que La Ribeira de Aljezur era navegable.

El terremoto de 1755 fue el causante de modificar la orografía, unos cambios que originaron el arenal que pronto visitaremos.
 

Vistas a la Ribeira de Aljezur y la desembocadura
Vistas a la Ribeira de Aljezur y la desembocadura

Urbanización Espartal

Acompañaremos a la carretera M1003-1 durante algo más de 3 kilómetros cresteando por los perfiles del Monte do Carriçal hasta llegar a la Urbanización Espartal, núcleo urbano que empezamos a sentir cada vez más cerca.

Abordaremos esta población por su extrarradio oriental, el que va pegado a la Ribeira, a la que asoman la mayor parte de las edificaciones. Estas viviendas no han estado exentas de controversia por estar tan próximas a este entorno natural.

Una vez que llegamos al extremo septentrional de Espartal las señales nos incorporan a un sendero costero que poco a poco nos irá acercando a la desembocadura de la Ribeira de Aljezur.
 

Desembocadura de la Ribeira de Aljezur
Desembocadura de la Ribeira de Aljezur

Praia da Amoreira

Los casi 10 kilómetros de este río vienen a descansar a la fabulosa Praia da Amoreira, donde un valioso complejo dunar se extiende hacia al interior permitiendo orillas en las que puedes bañarte en agua dulce.


Utilizamos la pasarela de madera que hay junto a un chiringuito para llegar al mirador y así dominar con mejor perspectiva esta maravillosa playa de casi 600 metros de largo.
 

Praia da Amoreira
Praia da Amoreira
 
Un lugar bien valorado por los surfistas gracias al tendido oleaje producido por los bancos de arena, ideales para quien quiera iniciarse en esta práctica deportiva.

Destacables también son los flysch de color oscuro que abrigan a Amoreira por el norte. Los habitantes del lugar comparan este saliente con un gigante tumbado panza arriba.

Volveremos a asomarnos a esta playa pero desde una posición más elevada, una vez que hayamos ascendido por un carril peatonal para poder alcanzar el saliente que cierra Amoreira por el sur.
 

Praia da Amoreira
Praia da Amoreira
 
Desde aquí, las estelas del oleaje tapizan el gran azul del océano al tiempo que marcan el rumbo de estos jinetes del agua.


Un tramo protagonizado por los pescadores

Pero esta posición también empieza a regalarnos unas estampas tan espectaculares como temerarias, protagonizadas por aquellos que dan nombre a esta ruta, los pescadores.
 

 
Iremos pasando de caña en caña de pescar por la sucesión de acantilados que flanquearemos en el siguiente tramo. Hay que paredes se pierden directamente en el agua y otras que empiezan a ceder ante el embate de las olas con el derrumbe de sus estructuras.

Con todo, no cabe duda que este intervalo de litoral es un despeñadero vertical que parece haberse cortado con precisión en ángulos de 90 grados.



 
Entrante previo a la Praia do Monte Clérigo
Entrante previo a la Praia do Monte Clérigo

Praia de Monte Clérigo

Sin embargo, los escarpes se irán suavizando conforme nos vayamos acercando al siguiente escenario de la etapa: la Praia de Monte Clérigo.

Su nombre se lo debe a la pequeña aldea de pescadores que divisa junto a la arena. Desde uno de los miradores del flanco septentrional podemos obtener fantásticas vistas a esta excepcional playa.
 

Vistas a la Praia do Monte Clérigo desde su extremo septentrional
Vistas a la Praia do Monte Clérigo desde su extremo septentrional
 
Y ya que estamos, intentamos acceder a la orilla por esta vertiente aunque para decepción nuestra, la orografía nos lo pone imposible. Pero bueno, las vistas nos siguen entusiasmando.


Por tanto, para llegar a la Praia de Monte Clérigo, regresamos a la carretera M1003-1. Esta vía desciende progresivamente a la localidad mientras vemos cómo las dunas van sustituyendo al rocoso acantilado.

Monte Clérigo es un buen lugar en el que realizar una parada para reponer fuerzas en uno de los restaurantes de su variada oferta hostelera.
 

Almorzando en Monte Clérigo
Almorzando en Monte Clérigo
 
Terminamos de almorzar y damos un último vistazo a esta playa familiar que también suele gozar de buenas condiciones para la práctica y el aprendizaje del surf.

Ascenso al acantilado de Monte Clérigo

El camino nos dirige ahora a la parte alta del pueblo, remontando el acantilado, desde donde obtenemos otra gran panorámica de esta playa. A falta de acantilados, los pescadores siempre pueden subirse a los afloramientos rocosos existentes en esta orilla desafiando con ello al oleaje.
 

Praia da Fateixa

En cambio, más difícil lo pueden tener en el siguiente intervalo de litoral, donde las paredes ganan altura y exhiben una sucesión de arenales abrumadores. La primera playa que empezamos a divisar es la de Fateixa, que se interrumpe al sur por un saliente con caverna cuya entrada está cincelada por la mano del hombre.
 

Praia da Fateixa
Praia da Fateixa
 
 
Desde un saliente más accesible podemos ver la espectacularidad de este escenario, donde el acantilado parece aferrarse a la arena desplegando una serie de estrías.

Intentaremos dominar Fateixa desde otros improvisados miradores, pero hay balcones comprometidos que preferimos no escudriñar y probar con aquellos que sí aseguran buenas panorámicas sin entrañar peligro. Este de aquí, echar la vista atrás.

Fateixa es más solitaria, su acceso enrevesado así lo plantea, aunque como vemos siempre hay quien busca estos espacios, bien para plantar la sombrilla, o bien para echar la caña.
 

Praia da Fateixa
Praia da Fateixa
 

Una impactante orilla de manifestaciones geológicas

Su sobrecogedora costa que se intercala entre los salientes continúa ahora destacando por sus delgadas e irregulares aristas verticales de roca que se adentran en el océano.

Si en la orilla observamos este fenómeno, en el acantilado también se aprecia cómo la pared se compone de finas planchas de piedra una sobre otra. Toda una exhibición de la geología y de los procesos erosivos.

Para avanzar con más comodidad, nos apartaremos del borde y seguiremos el trazado de la pista oficial hasta alcanzar el extremo meridional de este arenal. Por aquí volvemos a asomarnos para dominar sus más de 500 metros de longitud.

Praia do Coelha

Praia do Coelha
Praia do Coelha
 
El entorno sucesivo a Fateixa es la Praia do Coelha, a Praia da Pipa, y nos ofrece unos ingredientes orográficos y erosivos similares a sus predecesoras.

No obstante, aquí atisbamos la presencia de una pareja de senderistas que está aprovechando la bajamar para disfrutar de toda esta franja de litoral.


Praia do Medo da Fonte Santa

De esta forma, no tardarán mucho en llegar a la última e impresionante playa, la de Medo da Fonte Santa, que nosotros gozaremos desde las alturas.
 

Praia do Medo da Fonte Santa
Praia do Medo da Fonte Santa
 
Su extensión longitudinal puede rondar el kilómetro y su anchura, más generosa, permite que su arenal no quede oculto bajo el agua con la marea alta.
 
Praia do Medo da Fonte Santa
Praia do Medo da Fonte Santa
 
Además, está enmarcada al sur por el saliente de la Ponta da Atalaia, un lugar enigmático en el que se emplazan unas antiguas ruinas de orígenes islámicos.

Las señales del Trilho dos Pescadores nos dirigirán inexorablemente hacia ellas mientras continuamos bordeando esta reluciente costa.


Los compañeros mochileros tendrán que afrontar un empinado e incómodo acceso para alcanzar nuestra posición; es el precio a pagar por un baño exclusivo en estas solitarias playas.

De haber identificado con antelación la manera de bajar nos habría encantado caminar por ellas.

No obstante, la experiencia que hemos disfrutado a modo de continuo mirador desde la Praia do Monte Clérigo hasta llegar a la Ponta da Atalaia, ha sido una auténtica pasada.
 

Pasarela rumbo a la Ponta da Atalaia
Pasarela rumbo a la Ponta da Atalaia

Ribat da Arrifana

Toca ahora acercarnos a la Ponta da Atalaia, accidente geográfico sobre el que se conservan los restos del yacimiento islámico Ribat de Arrifana. Sin embargo, los muros que todavía se mantienen en pie corresponden a un edificio de época posterior al siglo XVIII.

Los restos que se conservan corresponden a los arranque de las plantas de este complejo árabe concebido por un lado para la oración y por otro lado para la vigilancia y defensa del territorio.
 

Ruinas del Ribat de Atalaia
Ruinas del Ribat de Atalaia
 
La construcción de este convento fortaleza se llevó a cabo en el siglo XII por el líder musulmán Ibn Qasi (Ibne Cassi). El saliente costero supuso un lugar estratégico en el que dominar las costas comprendidas entre el Cabo de San Vicente y el Cabo Sardão.

Damos fe. En principio, las vistas a la franja norte son una maravilla, donde a los arenales que acabamos de dejar atrás van dando bocaditos a los perfiles acantilados.

Al oeste y al sur, la costa se muestra mucho más quebrada con impresionantes afloramientos rocosos que bien hacían las veces de muralla defensiva natural ante las posibles incursiones provenientes del mar.
 

Pedra da Atalaia en el extremo del saliente
Pedra da Atalaia en el extremo del saliente
 
Acantilados occidentales
Acantilados occidentales
 
Por su parte, el conjunto del Ribat albergaba varios edificios, unos destinados a ocupaciones religiosas y otros a funciones militares, además de contar con una mezquita.

Finalmente, la singularidad de ser el único convento fortaleza islámico situado al oeste de la Península Ibérica y las numerosas fuentes históricas encontradas sobre el mismo convirtieron al Ribat de Arrifana en Monumento Nacional en el año 2013.
 

Ruinas del Ribat de Atalaia
Ruinas del Ribat de Atalaia
 
Ruinas del Ribat de Atalaia
Ruinas del Ribat de Atalaia
 
Ruinas del Ribat de Atalaia
Ruinas del Ribat de Atalaia
 
Estamos seguros que no han sido pocas las colonias de cigüeñas que han vivido las vicisitudes de este complejo a lo largo de los siglos. A día de hoy comparten la visita junto a miles de turistas y senderistas que aprovechan también para deleitarse con la naturaleza desbordante del entorno.

Salvando el Barranco da Palmeirinha

El camino continúa su periplo por el borde del precipicio unos cientos de metros más hasta que empieza a dirigirse hacia el interior antes de llegar al saliente Laje da Escuta.
 

Vistas a Laje da Escuta
Vistas a Laje da Escuta
 
De esta forma evitaremos tener que afrontar la depresión conformada por el Barranco da Palmeirinha. Dirigiéndonos al este iremos atravesando una franja de pinares mientras vamos dejando al norte las viviendas de la Urbanización Vale da Telha.

Arrifana

Algo más de un kilómetro después viramos al sur para atravesar unas zonas de pastos y a continuación empezamos a divisar las casas del destino final de esta etapa: Arrifana.
 

Zona de pastos
Zona de pastos
 
Para llegar allí tendremos que salvar un nuevo hundimiento de terreno que acomete el paso de un arroyo que hoy encontramos seco. En la otra orilla nos incorporamos a una pista alquitranada que nos eleva en fuerte ascenso a la M1003-1 arteria principal de la localidad.

Una vez llegados al alojamiento de hoy aligeramos la carga para irnos a disfrutar del maravilloso arenal que cobijan los altos acantilados de Arrifana.

Praia da Arrifana

Praia da Arrifana
Praia da Arrifana
 
Bienvenid@s a uno de los paraísos surfistas de Portugal, donde cada onda de mar abarca casi la totalidad de los más de 600 metros de longitud de esta playa antes de perecer en la orilla.
 
Praia da Arrifana
Praia da Arrifana
 
La Pedra Agulha que oteamos más allá del saliente meridional que cierra este espacio, se asoma desde su playa homónima para no perderse detalle de las distracciones de Arrifana.

Nosotros tampoco lo haremos, y descenderemos la serpenteante carretera que llega hasta la arena para disfrutar de todo el despliegue surfista. Chicas y chicos de edades dispares escudriñan entre los perfiles ondulantes del océano aquella oportunidad que les permita poner a prueba sus destrezas para viajar sobre el agua.
 

Praia da Arrifana
Praia da Arrifana
 
Aunque no siempre sucede, podemos decir que aquí el ser humano y la naturaleza están en la misma onda.

Y nada más amig@s, con la energía contagiosa que desprende Arrifana nos despedimos hasta la próxima.
 

Praia da Arrifana
Praia da Arrifana

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