2 LAS MÉDULAS – SOBRADELO
En los primeros kilómetros de hoy afrontaremos el descenso por el bonito y abierto Valle de Valdebría. La bajada finaliza en Puente de Domingo Flórez, último pueblo de Castilla y León, donde aprovecharemos para degustar ciertos placeres culinarios. Entraremos en Galicia cruzando el Río Sil por un puente que nos lleva a Quereño, primer pueblo de Ourense. Poco después, el camino nos dirigirá al margen derecho del río, que seguiremos sin apenas perderlo de vista hasta llegar a Sobradelo, donde de nuevo nos sentimos abrumados por la buena acogida.
Las Médulas
Amanece en Las Médulas. La actividad en Casa Socorro comienza bien temprano en su horno de pan, uno de los pocos que permanece activo en la comarca. Nuestro sincero agradecimiento y mejores deseos a esta familia por su buen trato y agradable acogida.
Nos despedimos de las Médulas disfrutando por última vez de las crestas que salpican este singular entorno. Mientras avanzamos por el llamado Camino Real, es inevitable echar la vista atrás para contemplar un paisaje que parece estar sacado de otro planeta.
Ascenso al Alto de los Pedrices
Esta subida corona en el Alto de los Pedrices donde superamos los 800 metros de altitud, una elevación que nos abre una magnífica ventana al Valle de Valdebría, por donde tendremos que realizar un descenso de algo más de 6 kilómetros hasta llegar a la siguiente población, llamada Puente de Domingo Flórez.
Valle de Valdebría
Es un tramo para disfrutar de la paz y el sosiego que proporciona este paraje abierto, donde se respira naturaleza hasta donde alcanza la vista. Un momento místico solo interrumpido por amantes del motor, que aprovechan el buen estado de estas pistas para poner a prueba la adrenalina.
Son caminos forestales en los que no es de extrañar toparnos con alguno de sus habitantes. También encontramos algún que otro valiente ciclista y un monolito funerario en memoria de un fallecido en estas latitudes.
Bromas a aparte, el descenso acumulado por este valle es considerable, más de 400 metros en unos 6 kilómetros, y aunque en general la travesía es cómoda, hay algunos porcentajes de pendiente cercanos al 20 por ciento, donde las rodillas sensibles pueden sufrir un poco.
Puente de Domingo Flórez
Muy pronto tomamos el Camino de la Coroa desde donde se empieza a revelar ante nosotros las primeras construcciones de Puente Domingo Flórez. Entrando ya en la localidad, tendremos que cruzar la carretera LE-164 y poco después tomar la Calle Real que nos llevará al primer puente que cruza el Río Cabrera.
Puente sobre el Río Cabrera
Este puente tiene orígenes romanos aunque fue reconstruido en la época medieval. Fue en esta época cuando la localidad tuvo su mayor relevancia ya que era lugar de paso entre los reinos de Castilla y Galicia. Para cruzar el puente, se hacía uso del cobro de portazgo.
Salvamos de nuevo el río Cabrera por otro puente para adentrarnos en el núcleo de la población, donde se estaban terminando de celebrar las fiestas en honor a Nuestra Señora de la Asunción y a San Roque. Casualmente, también había una feria de pulpo, que por supuesto quisimos aprovechar.
Continuamos el itinerario tomando la calle Chao do marco y mientras avanzamos empiezo a notar que algo no anda bien. Una señora ampolla hace acto de presencia. No solemos tener ampollas pero esta tiene su explicación. Dos meses antes, tuve una fisura de peroné en un desafortunado accidente. Una vez recuperado, ya en el camino, modifiqué la pisada para ser cauto con este pie, lo que parece que provocó la ampolla.
Quereño
Cruzamos el Sil para entrar en Galicia
El caso es que este imprevisto no nos iba a detener y el camino cruzaba ahora el Río Sil para pasar de Castilla y León a Galicia, concretamente, a Quereño, y es un mojón diferente el que nos dice que ya nos encontramos en tierras gallegas. Aunque hay una variante que coge por Rubiá, nosotros seguimos la flanquea al río Sil, que comienza adentrándose en Quereño. Esta población posee una estación de tren que antiguamente tuvo gran importancia para la industria minera del noroeste español.
Embalse de Eirós
A la salida de Quereño, el camino asciende por las inmediaciones de la presa del embalse de Eirós, una subida que se endurece más adelante unos cientos de metros hasta la Peña del Cuervo. Pero todo esfuerzo tiene su recompensa, y en esta ocasión se nos brinda en forma de balcón al Río Sil.
A partir de aquí, pocas serán las ocasiones en las que perderemos de vista el Río Sil, ya que el recorrido va paralelo a él por la ladera del monte.
El calor y el empedrado de algunos tramos incomodan un poco el tránsito antes de pasar por un paso a nivel inferior para salvar la línea de ferrocarril Palencia – A Coruña.
Pumares
Volvemos a ganar altura al cobijo de unos pinares que nos acompañan durante un corto trecho. En el otro margen del río se pueden apreciar las casas del pueblo de San Xusto, muy próximo a Pumares, nuestro siguiente destino, aunque este último situado en el margen del río por el que nosotros nos desplazamos.
No encontramos aquí ningún tipo de servicio para poder almorzar, pero sí una fuente junto a un descansadero que nos supo a gloria. Plátanos y frutos secos de nuestras provisiones para tirar pa lante y una buena siesta.
Retomamos el camino bajo los designios de un tortuoso sol que a estas horas de la tarde se empeña en ofrecernos poca sombra. El trazado se acerca de nuevo al ferrocarril, que contemplamos a cierta altura y en la otra orilla, advertimos la presencia de naves industriales dedicadas a la explotación de la abundante pizarra que se extrae en estos montes, que es la actividad económica más importante del municipio.
Nogueiras
Poco después llegamos a Nogueiras, un pueblo abandonado pero del que los lugareños no quieren borrar de la memoria histórica de esta comarca, prueba de ello son los carteles de recibimiento y acogida que presenciamos. También han dejado la talla de una Virgen donde antes pudo haber una Iglesia.
Seguimos enfilando el monte bajo en ligero ascenso a medida que se va descubriendo nuestro objetivo de hoy Sobradelo. El camino hace un pequeño tobogán descendiendo a un trecho emboscado para luego volver a subir.
Sobradelo
A Ponte Nova
La entrada a la población se hace por el cementerio y en nuestros primeros pasos nos encanta presenciar estampas que hoy día se echan de menos en las ciudades. Recorremos longitudinalmente este pueblo primero por su Barrio Vello para pasar poco después al Nuevo, donde ya se divisa el famoso puente A Ponte Nova, construido entre los siglos XVI y XVII y compuesto de siete arcos de los cuales, el central, se destruyó en la Guerra de la Independencia Española para impedir el paso de las tropas francesas. Después se reconstruyó a inicios del siglo XX.
Y por fin llegamos a nuestro destino, el bar Mar, donde Miguel y Carla nos acogieron con los brazos abiertos.
Casa Mar ofrece a los peregrinos una digna estancia con varias habitaciones, ducha y servicio de lavadora. A todo esto le sumamos las generosas atenciones a la hora de la cena. No olvidaremos la exquisita tortilla de Carla, pero tampoco los pimientos de Miguel que digamos son, un poco explosivos. Hasta la próxima etapa!