14 · MELIDE – SANTIAGO de COMPOSTELA
Último día de camino, quizá el más duro al no acompañar la climatología a nuestra llegada a Santiago de Compostela. La lluvia y el frío menguaron el disfrute de la parte final de esta etapa no pudiendo apreciar las vistas de la cima que la hacen merecedora del nombre de Monte do Gozo.
Melide
Iglesia románica de Santa María
Nuestro último día de Camino, y lo empezamos visitando una joya, como es la Iglesia románica de Santa María de Melide de finales del siglo XII que a día de hoy conserva su altar original y las pinturas murales del siglo XVI de la bóveda del ábside.
Volvemos a tomar bellos carriles de arboleda que nos provocaban sentimientos encontrados. Por un lado nos emocionaba llegar a Santiago pero por otro no queríamos que estos senderos se acabasen.
Paso de piedra sobre el Catasol
El paso de piedra sobre el río Catasol se halla en estos lares. Un enclave muy fotografiado por los peregrinos. Nosotros no íbamos a ser menos.
Iglesia de Santiago de Boente
La Iglesia de Santiago de Boente es originaria del siglo XII aunque posteriormente sufrió una reconstrucción en el siglo XIX. La imagen de Santiago Paregrino también es del siglo XIX.
El perfil de inicio es claramente rompepiernas en la que topamos con pendientes traicioneras que aparecen sin avisar.
Arzúa
En Arzúa hicimos una parada en la Capilla gótica de la Magdalena del siglo XIV que perteneció a un convento de frailes agustinos. En la actualidad se ha restaurado para darle uso como sala de exposiciones y conferencias.
Circulando por un precioso entorno rural
Retomamos la marcha por sendas rurales frecuentadas por verdes bosques y praderas donde el ganado no lo tiene muy difícil para encontrar alimento. Nos llamó la atención la escasa presencia de peregrinos que encontramos en este trecho a primeras horas de la mañana. El desnivel, que era bastante suave, sumado al sosiego que desprendía el camino nos llevaban de la mano por este placentero trazado en el que cruzábamos pocas palabras.
Poco a poco, los nervios empezaban a aflorar.
Cada mojón kilométrico que divisábamos era como una inevitable cuenta atrás hacia el final de nuestro camino. Y las ganas de llegar sumadas al empeoramiento de la meteorología empezó a crearnos un ligero estado de ansiedad.
La lluvia hizo acto de presencia, y también el frio y solo nos daban respiro algunas pistas forestales que nos protegían de la intemperie.
Presionados por la meteorología tuvimos que forzar un poco nuestro ritmo para mantener calientes nuestros músculos.
Flanqueando el Aeropuerto de Santiago de Compostela
El camino bordea las inmediaciones del Aeropuerto de Santiago para después internarse en un red de carreteras locales que atraviesan distintos núcleos urbanos, como Lavacolla, donde apreciamos la Iglesia de San Pelayo de Sabugueira, construida en 1840 en estilo clásico.
Monte do Gozo
Muy pronto, alcanzaríamos el monumento del Monte do Gozo, que fue inagurado en el año jacobeo de 1993 con motivo de la visita que el Papa Juan Pablo II realizó a Santiago el año anterior. En condiciones normales los peregrinos pueden ver a lo lejos las torres de la Catedral de Santiago. Nosotros no tuvimos esa suerte y no pudimos disfrutar de ese gozo.
Santiago de Compostela
Afrontamos la llegada a Santiago de Compostela con el cuerpo agarrotado y era tan lamentable nuestro estado físico que decidimos dejar los últimos metros de llegada a la Catedral para el día siguiente.
La nuestra, no fue la entrada que ansían muchos peregrinos, pero como se suele decir, lo importante no es el destino si no el camino recorrido y en eso sí podemos dar fe de habernos quedado muy satisfechos.
Cubiertas de la Catedral de Santiago
Al día siguiente de nuestra llegada pudimos disfrutar de una interesante visita a las Cubiertas de la Catedral de Santiago de Compostela, donde descubrimos datos de la historia del templo y alguno de sus secretos.