8 · CARRAPATEIRA – VILA do BISPO
CARRAPATEIRA – VILA do BISPO
(17 KMS)
Comenzamos la jornada abandonando Carrapateira por su costado meridional dejando atrás su ribeira y el valioso entorno natural que la envuelve.
En le lugar de Forno recuperamos la brisa del mar asomándonos a la Ponta do Castelo para escudriñar un modesto puerto de pesca y las Praias do Portinho do Forno y do Amado. En este saliente también se emplazan los restos de un antiguo asentamiento de pescadores de origen islámico.
A continuación, recorremos la Praia do Amado por su orilla para luego ascender un exigente repecho que separa este arenal del siguiente, la aislada Praia do Murração.
Tras flanquear este último espacio que supone el límite imaginario entre la freguesía de Bordeira y la de Vila do Bispo nos espera otra fuerte subida que nos lleva hacia el interior.
Unos cientos de metros más tarde volvemos a orientarnos hacia la costa para recorrer un paraje agreste y fascinante conformado por los acantilados existentes entre la Ponta das Safias y la Praia da Pena Furada.
Cuando finalizamos el tránsito por la última de estas localizaciones encaramos el último y duro ascenso de la etapa para colocarnos en la cresta occidental del Barranco de Pena Furada. Por aquí recorreremos los últimos 7 kilómetros, algo monótonos, hasta el objetivo de hoy. Vila do Bispo.
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Carrapateira
¡Hola amig@s!
Partimos de Carrapateira bien temprano, tanto que los bares para el desayuno todavía no están abiertos.
Homenaje a los hombres de mar
El alimento fisiológico tendrá que esperar, no así el de la curiosidad que empieza a enriquecernos con una escultura homenaje a la identidad de los habitantes de esta localidad como muestra del orgullo que sienten por su tierra.
Este monumento se encuentra al sur de la localidad, punto cardinal por el que abandonamos este núcleo de viviendas.
Caminamos unos cientos metros entre pastos y un complejo de tratamiento de aguas residuales para empezar a encarar las pequeñas elevaciones que flanquean por este costado la cuenca fluvial de la Ribeira da Carrapateira.
Con la altura podemos dominar mejor el aspecto del valle, con el pueblo diseminado por la cresta de una loma en la que a buen seguro se podía divisar antaño la llegada de posibles incursiones piratas por las costas de Bordeira.
No en vano, por este motivo, Carrapateira conserva restos de una fortaleza construida en 1673 para fines de vigilancia y defensa. Un monumento histórico que tendremos que dejar para próximas visitas.
La vegetación costera y otra más habituada a climas desérticos nos van escoltando por el trazado a medida que se acerca al litoral dirección suroeste.
Forno
Pronto, la brisa del mar golpea nuestros rostros en el lugar de Forno donde teníamos la esperanza de encontrar abierto el restaurante que aquí se emplaza. No hay suerte, el café de la mañana se resiste, aunque mientras llega o no la ruta nos ofrece buenos alicientes para mantenernos entretenidos.
Ponta do Castelo
Para empezar, observamos el saliente de la Ponta do Castelo, lugar al que nos dirigimos raudos y veloces para asomarnos a la orilla.
Desde el magnífico mirador que hay en su extremo podemos otear al norte la recogida ensenada que abriga un islote, un modesto puerto de pesca y una playa de cantos rodados. Todo ello bajo el nombre del sitio en el que se encuentran.
Al sur, en cambio, la erosión es más generosa en la orilla exhibiendo los arenales de la Praia do Amado.
Entre las cumbres que la jalonan no pasa desapercibido los espacios que buscan algunos para disfrutar de este entorno.
Por su parte, el horizonte de tierra lo cierra al sur la Ponta da Aspa y se adivinan también las costas de Castelejo y Cordoama, playas que el Trilho dos Pescadores evita para llegar a Vila do Bispo.
Poblado Islámico de Pescadores
Pero la Ponta do Castelo, saliente en el que nos encontramos, también alberga unos restos arqueológicos de gran valor. Se trata de un pequeño asentamiento de pescadores de origen islámico, datado cronológicamente entre los siglos XII y XIII.
Como se observa, todavía se mantienen los arranques de los muros de las viviendas que, según los estudios, eran ocupadas de manera estacional.
Praia do Amado
De la Ponta do Castelo pasamos a la Praia do Amado, a un mirador intermedio en el que poder contemplar todo este arenal de 1 kilómetro de largo aproximadamente. Un extenso rompeolas que la convierten en una de las mejores playas para la práctica del surf.
Si eres principiante no te preocupes ya que aquí operan varias escuelas que pueden ponerte a tono en esta materia. Y también aquí hay algún chiringuito en el que tomarte un café y llevarte algo a la boca, o al pico.
Reanudamos la marcha dirigiéndonos al flanco meridional de Amado. La anchura de la playa es mayor por esta zona y por eso aprovechamos el momento de la marea baja para caminar por la arena.
En realidad, las señales del camino van por el interior rodeando este espacio, pero en el día de hoy no vamos a tener una oportunidad mejor para recorrer una orilla de esta forma.
Además, volver a conectar con el camino es tarea fácil, solo hay que seguir los senderos que se dibujan en las dunas y que ascienden a lo alto del acantilado meridional.
Primer repecho de exigencia
Otra cosa distinta es afrontarlos ya que suponen unas rampas de hasta el 13% de inclinación que nos colocarán a más de 60 metros sobre el nivel del mar en unos 700 metros de recorrido.
En estas circunstancias se admiten las paradas en las que darnos un respiro y deleitarnos con el paisaje.
La subida tiene un ligero paréntesis con tobogán orográfico que va a colocar a nuestra espalda unas vistas fantásticas a Praia do Amado y al pequeño entrante de Prainha que la antecede.
Praia de Murraçao
Luego, terminamos de coronar el acantilado para cambiar rápidamente de paisaje, el que da a la Praia de Murraçao, uno de los espacios de baño más salvajes y remotos de las costas portuguesas.
Escarpados acantilados de esquisto y grauvaca cobijan por el sur esta aislada playa que solo aumenta el público en los meses de verano. La playa se sitúa al final de una depresión que en épocas de lluvia hace revivir un arroyo que vierte su torrente en la arena.
Precisamente este arroyo marca el límite imaginario entre la freguesía de Bordeira y la de Vila do Bispo.
Para venir aquí en coche hay que hacerlo a conciencia pues su localización apartada te obliga a recorrer unos seis kilómetros por una pista de zahorra, la misma a la que pronto nos vamos a incorporar nosotros una vez que logremos alcanzar el otro margen del valle.
Aún así el desafío merece la pena para aquellos que desean alejarse de las masificaciones turísticas.
Segundo repecho de exigencia
El ascenso que viene a continuación es el más exigente de la jornada pues la altitud sobre el nivel del mar que vamos a ganar casi llega a los 120 metros en poco más de 1 kilómetro de recorrido.
Las rampas de hasta el 14% de inclinación nos elevan rápidamente sobre el barranco que llega a Murraçao y nos van descubriendo poco a poco vistas al perfil ondulado de los montes circundantes.
Alcanzada la cota máxima de la subida caminamos unos cientos de metros por el interior hasta que las señales nos orientan al noroeste buscando de nuevo el margen costero.
Vistas al costado meridional del Pontal de Carrapateira
Esta orientación pasajera nos devuelve al norte vistas al Pontal da Carrapeteira así como descubrir otros salientes hacia el sur (Ponta do Pau) que la disposición del terreno todavía no había podido revelar.
Por su parte, al sur también empiezan a desvelarse siluetas topográficas de interés aunque antes de llegar a ellas vamos a saborear las que se enfrentan a nosotros pues pronto las tendremos fuera del radar.
Llegados al balcón acantilado nos tomamos unos momentos para disfrutar de esta franja de litoral fracturada que va a ponerse mucho más fascinante en el siguiente tramo de camino.
Ya de entrada, el mogote rocoso perforado que asoma por los perfiles vaticina un recorrido apasionante.
La senda irá perfilando el dibujo que describe la pared acantilada afrontando unas pendientes descendentes en las que debemos tomar precauciones ya que son algo pronunciadas.
Ponta y Praia das Safias
A medida que avanzamos vamos dejando atrás el saliente de Ponta das Safias, una lengua de roca que se adentra en el agua y que da cobijo a un precioso arenal de difícil acceso.
Continuamos bajando manteniendo la cautela al tiempo que vamos descifrando el trazado que se avecina en la siguiente depresión de terreno. A priori aparenta ser exigente, pero el cautivador entorno al que nos aproximamos ayudará a digerirlo mucho mejor.
Praia da Pena Furada
Mientras rodeamos este acantilado se va despejando la incógnita natural que aquí se esconde, la Praia da Pena Furada, un recogido arenal al resguardo de pintorescas formaciones rocosas.
A esta playa también vienen a desembocar las aguas de un arroyo que se suele activar en época de lluvias intensas.
Más al norte, asoma la otra cara de Pena Furada con una orilla más agreste pero igual de espectacular. Ahora la visualizaremos en todo su esplendor pero para ello primero tenemos que terminar de bajar esta empinada pendiente para alcanzar la zona de arena.
Detrás, viene un buen grupo de senderistas pisándonos los talones. A continuación, avanzamos por la senda que atraviesa las dunas hasta colocarnos en el perfil que separa los dos sectores de Pena Furada.
Pedra dos Caneiros
Ascendiendo por aquí nos percatamos de la singular Pedra dos Caneiros, una porción de acantilado que ha sido moldeado por la erosión.
Una vez que finalizamos la subida a este pequeño montículo damos con el coído de Pena Furada, un entrante en forma de media luna plagada de cantos rodados en su orilla. En el extremo norte se dejan ver algunos pescadores jugándose el tipo para dar con esos lugares recónditos en los que los peces creen sentirse a salvo.
Tercer repecho de exigencia
Las estampas de este paraje son espectaculares y las dominaremos con mejor perspectiva desde las alturas, a medida que afrontamos el último ascenso de exigencia de la etapa.
Por su parte, estos serán los últimos metros de costa que recorreremos en el día de hoy, así que bien merece la pena parar y recrearnos la vista una vez más con el coído y la playa de Pena Furada.
El viaje continúa hacia el interior, remontando los últimos metros de fuerte subida hasta alcanzar los más de 100 metros sobre el nivel del mar donde los desniveles se estabilizan.
Por la cresta occidental del Barranco da Pena Furada
Este es el panorama de camino que nos deparan los 7 kilómetros que nos restan hasta llegar a Vila do Bispo, el destino de hoy. Por delante, una pista de zahorra que va cresteando entre las suaves colinas de la loma occidental del valle conformado por el Barranco da Pena Furada.
La ausencia de sombras y la falta de otros alicientes de interés hacen el tránsito algo soporífero aunque afortunadamente, la pista es ancha, cómoda y de perfiles generosos lo que permite avanzar con rapidez.
Así, tras darle brío a las piernas un buen rato conectamos con la carretera regional N268, vía que llega directamente a Vila do Bispo. El camino navegará paralelo a esta pista, unas veces pegados al arcén otras veces separados unos metros haciendo uso de un carril de tierra.
Vila do Bispo
De esta forma no tardaremos demasiado en tener a la vista las viviendas de la meta de hoy. Estas primeras 8 etapas conseguimos llevarlas a cabo en un mes de abril, así que celebramos la consecución del logro de manera independiente.
Molinos de Vila do Bispo
Entramos en la localidad por su flanco norte, donde nos reciben varios molinos de viento restaurados que han formado parte del legado histórico agrícola en materia de producción de cereales. Se dice que estas tierras eran el granero del Algarve.
Homenaje a los Hombres de Mar de Vila do Bispo
No obstante, muchos vilabispenses también dedicaron sus vidas al mar. Una obra escultórica del autor Mário Miranda homenajea los oficios de la pesca y el marisqueo.
Con este último monumento del patrimonio civil nos ha entrado un poco de hambre, así que dejaremos la visita a otros hitos de interés para la siguiente jornada para ir a darnos un festín gastronómico con el que despedir otra estupenda etapa.
¡Hasta la próxima!
Nuestro alojamiento en Vila do Bispo: 🛌 HOTEL MIRA SAGRES
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