MONUMENTO NATURAL LOS BARRUECOS
En el municipio extremeño de Malpartida de Cáceres se encuentra el singular enclave del Monumento Natural Los Barruecos, declarado así en 1996 debido a sus pintorescas formaciones graníticas y a las condiciones ideales para albergar una valiosa flora y fauna.
Recorreremos algunas de las rutas preparadas para los visitantes en las que conoceremos charcas artificiales, elementos etnográficos y daremos juego a la imaginación cone su sorprendente orografía.
Aunque para juegos, el de Tronos, la famosa serie de televisión que encontró aquí los escenarios ideales para rodar una gran batalla. No os perdáis los paneles informativos que hablan sobre ello.
Monumento Natural Los Barruecos
Hola amig@s!
Nos encontramos en el Monumento Natural de Los Barruecos, un precioso entorno natural enmarcado en la penillanura extremeña de Malpartida de Cáceres.
Hay varias localizaciones para aparcar el coche y comenzar la visita. Nosotros lo haremos desde las instalaciones del antiguo Lavadero de Lanas que hoy día dedica gran parte de las infraestructuras a las obras del Museo Vostell.
Charca del Barrueco de Abajo
No os hacemos esperar y os presentamos el primer embalsamamiento artificial que encontraremos en esta visita: la Charca del Barrueco de Abajo, construida en el siglo XVIII para suplir las necesidades de agua que hacían falta para los trabajos del tratamiento de la lana.
No tardaremos mucho en adivinar las particularidades que han convertido a este lugar en Monumento Natural; basta con echar la vista a las orillas para ser testigos del atrezzo que las rodean, una amalgama de piedras esféricas que casi pueden empezar a echarse a rodar.
Sobre ellas, la rica y variada avifauna que encuentra cobijo y alimento en estos dominios.
Sigue el color de tu ruta
Para realizar la visita a este paraje se plantean varios itinerarios que se remarcan en las balizas con distintos colores. En principio, nosotros tomaremos el tramo común comprendido entre las rutas verde, amarilla y azul que va flanqueando por el sur la Charca del Barrueco de Abajo.
Esto nos va a permitir escudriñar esta masa de agua y a sus perezosos habitantes desde otros ángulos.
El Lavadero de Lanas
Avanzando un poco más obtendremos unas fantásticas vistas a parte de las infraestructuras del antiguo Lavadero de Lanas, que también se construyó aquí en el siglo XVIII junto con el embalse.
Su época de mayor esplendor fue el siglo XIX, donde llegó a tener hasta un centenar de trabajadores preparando la lana para la industria textil.
Caseta para la observación de aves
A continuación advertimos una caseta para la observación de aves. Su ubicación en alto la hace bastante visible e impide que nos desviemos por otro camino.
Está sustentada por unos pilares de piedra y cemento, lo que nos recuerda a una especie de hórreo.
Pero este habitáculo tiene una finalidad distinta a la de conservar alimentos. Desde aquí podemos contemplar a la avifauna sin incomodarla.
Eso sí, para esta visita os recomendamos unos buenos prismáticos y cámaras con buen zoom para poder disfrutar la experiencia.
Ánades, Garzas, Garcillas, Fochas o Cormoranes se dejan ver fácilmente por estas latitudes comprendidas entre los Llanos de Cáceres y la Sierra de San Pedro.
Y cómo no, las cigüeñas, que podremos encontrar ocupando las cimas de las rocas más solicitadas. Desde la caseta advertimos las denominadas Peñas del Tesoro, lugar al que se dirigen nuestros pasos a continuación.
Arte en las Peñas del Tesoro
Mientras nos vamos acercando un panel informativo nos recuerda las normas de la visita: guardar silencio, mantener cerradas las cancelas de paso, nada de fuego y por supuesto cero basura.
Solo de esta forma podremos respetar el marco natural y empaparnos de todo lo que nos ofrece, incluso de algunas obras de arte, como las Wolf Vostell el artista alemán que en 1974 quedó prendado de los Barruecos.
Tanto es así que decidió exponer algunos de sus trabajos en la Obra de Arte de la Naturaleza. En una de ellas deja una placa en la roca con una cita que reta a la transcendencia del ser humano.
La otra es una muestra de lo que podemos encontrar en el Museo Wolf Vostell que usa las instalaciones del antiguo lavadero de lana que hemos visto hace un momento. No os lo perdáis.
A partir de aquí tomamos el tramo común de las rutas verde y morada, estas son el sendero de Las Charcas y el de Los Molinos respectivamente.
Caminando entre los pintorescos bolos graníticos
Y mientras lo recorremos nos deleitamos con el desfile de rocas graníticas pulidas tras miles y miles de años de procesos erosivos. Al poco, el camino sale al este a campo abierto, mirando hacia el pintoresco paraje donde el ganado se mezcla con estas moles de piedras, algunas de ellas consideradas sagradas por estar asociadas a ciertas leyendas.
A continuación, la ruta progresa hacia el noreste, hacia una pequeña depresión que sigue impactando con sus elementos.
Aquí, ser un árbol no es tarea fácil, hay que desenvolverse con maestría para alcanzar los rayos del sol.
Por su parte, el ganado que encontramos a nuestro paso es bastante tranquilo, está más que acostumbrado a la presencia humana y a las amenazantes posturas de ciertas rocas que parecen hacer equilibrio para evitar caer a tierra.
Eso sí, surcando los cielos no falta el ave carroñera (buitres) que aprovechará cualquier indicio de mortandad en uno de los miembros del ganado para sacar tajada.
Descenso a la depresión del Arroyo del Tocón
La depresión llegará a su punto álgido en el área del Arroyo del Tocón donde roca y vegetación se encajonan todavía más. Las aguas de este curso de agua se ven represadas por el segundo embalse de la jornada, el de Barrueco de Arriba.
Molino y Charca de Barrueco de Arriba
Hacia él nos dirigimos, atravesando para ello este pequeño hundimiento de terreno que finaliza en una cancela. Tras sortearla cruzamos el arroyo por una pasarela de madera para colocarnos posteriormente bajo los muros del embalse.
Sobre estas líneas, adosado al muro, encontramos el Molino harinero de Barrueco de Arriba, probablemente originario del siglo XVII aunque posteriormente fue reconstruido cuando estas tierras pasaron a ser propiedad de Don Álvaro María de Ulloa.
A pocos metros de la entrada del molino hay una pequeña senda por la que se puede acceder a lo alto del muro y, por tanto, al embalse.
Si subís por aquí hacedlo con sigilo para poder capturar algo de la avifauna, aunque lo normal es que las aves salgan despavoridas al presentaros por sorpresa desde las profundidades de la tierra.
Fuente de los Burgaños
Viendo el poco éxito de actores de esta charca mejor bajamos por donde hemos venido. Al retomar de nuevo el camino nos percatamos de la Fuente de los Burgaños, uno de los manantiales naturales de los Barruecos y que se encuentra encauzada con piedra de granito.
Y de granito son las siguientes formaciones que se exhiben. ¿No os parece esto una cobaya?
La marcha progresa hacia el este, siguiendo el curso de la Charca de Barrueco de Arriba hacia una zona de planicie donde las aves pueden tener algo más de control sobre la presencia humana.
Los Barruecos: Escenario de Juego de Tronos
Desde luego fueron espectadoras de lujo del rodaje de la serie Juego de Tronos, ya que este fue el lugar elegido para el transcurso de una espectacular batalla, entre otras escenas de interés.
Entre los paneles informativos de esta famosa serie televisiva encontramos otros interpretativos del paraje en los que fácilmente podemos interceptar la ruta que debemos continuar.
Nos alegra saber que la que queremos seguir flanquea la orilla de este embalse dirección norte. Sus aguas mansas, más que darle aspecto de laguna casi lo convierten en un espejo, con esos atractivos reflejos en los que más de una de estas especies les gusta mirarse.
A pesar de lo idílico del paraje, la contaminación, malas prácticas de pesca y especies invasoras han puesto en peligro a la tenca, el pez autóctono que habita en estos espacios.
Cuando el lugar deja de verse afectado por la presencia humana, las aves se atreven a mostrarse y las estampas no dejan de sucederse.
Situándonos cada vez más al norte podremos divisar al suroeste los muros del embalse y la espalda del Molino del Barrueco Alto, lugar por el que venimos.
Por aquí la cola de la charca se estrecha por lo que es recomendable ir con prudencia para no sobresaltar a la fauna cuando salgamos de la maleza. No hay mucha suerte pero a un lado logramos avistar una cigüeña bañista y a otro lado lavanderas blancas comunicándose de roca a roca.
Fuente del Nogalito
Algo más adelante damos con otro de los manantiales de este territorio: la Fuente del Nogalito que parece recibir su nombre por un árbol cercano a este hito.
Y poco después damos con el final de la cola norte de la charca, ya en forma de arroyo, el del Tocón que tendremos que vadear para pasar a la otra orilla.
Desde este extremo septentrional de Los Barruecos todavía podemos observar fincas al norte salpicadas de singulares reductos de formaciones graníticas. Es inevitable que estas rocas nos hagan jugar con la imaginación, unas parecen piezas dentales, otras asemejan a tronos para Reyes.
La ruta progresa ahora hacia el sur por el otro margen de la Charca del Barrueco de Arriba. Desde algunas rocas podremos aproximarnos a la orilla ganando perspectiva en altura.
Peña del Bujío
A continuación, el trazado afronta un pequeño ascenso para alcanzar una de las cotas más altas de este entorno, la Peña del Bujío.
Aquí, en lo alto, se emplaza el refugio de pastores que da nombre a este cerro y que, aunque a priori no posee apenas comodidades sí que dispone de una decente chimenea para hacer frente a los días más gélidos.
Y tampoco puede quejarse de magníficas vistas en las que poder controlar el ganado que se disemina por las praderas y llanuras del oeste.
El itinerario nos dirige en descenso hacia el oeste entre matorral compuesto de retamas, torvisco o esparragueras, entre otras especies que se suceden con miembros dispersos de pies de encina y acebuches.
Peña del Rayo
Unos 600 metros después del Bujío advertimos una gran mole rocosa. Es la Peña del Rayo. Su nombre quizá se deba a que se muestra fracturada por el posible impacto de este fenómeno meteorológico.
Justo después atravesamos un paso canadiense para incorporarnos a una pista más ancha. Por aquí se dejan ver unos bloques graníticos que albergan pinturas rupestres en su interior; estas rejas pretenden protegerlas del vandalismo.
La ruta sobre la que estamos sigue siendo la verde, la de las Charcas. A esta altura estamos rodeando la laguna artificial Barrueco de Abajo por su flanco septentrional. Sin embargo, para visitar la charca que nos resta debemos cambiar el rumbo y dirigirnos de nuevo al norte.
Parece que nos hemos salido un poco de los caminos señalizados pero por aquí parece que hay una pista que va hacia el lugar deseado, aunque sea caminando entre el ganado.
Como hemos dicho antes, estos ejemplares no representan peligro alguno, los que no están pastando hacen de meros espectadores viéndonos desfilar, al igual que ciertos pajarillos.
Charca de Frasco Díez
Y tras un pequeño ascenso comenzamos a ver la siguiente charca, la de Frasco Díez. Debe su nombre al comerciante y también concejal de Malpartida de Cáceres que en el siglo XIX construyó aquí esta laguna.
Cerca, siguiendo el muro de contención también levantó un molino harinero cuyas ruinas todavía se mantienen en pie.
Para dirigirnos de nuevo al sur vamos a tomar la senda que va paralela al curso del Regato de la Argamasa, que es el mismo que surte de agua a la Charca de Frasco Díez y que continúa su viaje hasta descansar en la de Barrueco de Abajo.
Humedal de La Cigüeña
De regreso a la pista vamos a tomar la ruta marcada como naranja, también llamada Senda de la Cigüeña. Los bosques de nidos que se plantan frente a nosotros dan fe del nombre de este camino.
El itinerario comienza desde la población de Malpartida de Cáceres, donde hay una colonia urbana de cigüeñas, y luego continúa hasta el Monumento Natural de los Barruecos flanqueando el área del Arroyo del Lugar. Sus charcas conforman el Humedal de la Cigüeña, otro precioso entorno para la observación de aves.
Orientándonos ya un poco hacia el sureste podremos encontrar un panel informativo sobre este enclave.
Y al poco, nos incorporamos a una nueva pista de tierra en la que damos con las instalaciones del Lavadero de Lanas, cuyas infraestructuras albergan desde 1976 el Museo Vostell. Arte Moderno en el que las cigüeñas también se encuentran cómodas.
Hoy el Museo estaba cerrado así que nos conformaremos con ver esta manifestación artística junto a las que vimos en las Peñas del Tesoro, a la espera de volver algún día y realizar su visita.
Y nada más amigos, solo nos resta descender dejando atrás la Fuente del Lavadero y regresar al punto de inicio de esta ruta en la que hemos conocido gran parte de este formidable entorno.
Hasta la próxima!