1 · SANTA ANA La REAL – LINARES de la SIERRA
SANTA ANA LA REAL – LINARES DE LA SIERRA (27 KMS)
Comienza el Desafío Patanegra desde su kilómetro 0, situado en Santa Ana la Real. Iniciamos con una preciosa senda que navega entre antiguos Hornos de Cal, un Bosque de las Letras y encantadoras riveras. Después, nos deleitaremos con el jamón de Denominación de Origen Protegido de Jabugo y recorreremos el Valle del Múrtiga hasta el Castaño del Robledo.
Desde esta población afrontaremos un bello tramo emboscado entre castaños hasta el Puerto de Galaroza para acometer, posteriormene, un descenso que nos llevará a la Peña de Arias Montano, un lugar con identidad propia.
Desde Alájar solo nos restará superar el Puerto de Linares para llegar a la última y encantadora localización del día, Linares de la Sierra.
DESAFÍO PATANEGRA es una iniciativa privada diseñada con mimo por Juan Antonio Jara, un apasionado de su tierra que no duda en acercarnos con esta ruta los senderos y lugares más emblemáticos del Parque Natural de la Sierra de Aracena y los Picos de Aroche.
Más información en:
http://www.desafiopatanegra.com/index.php/es/
Salida desde Santa Ana la Real
Hola amig@s!
Nos encontramos en Santa Ana La Real, en pleno Parque Natural Sierra de Aracena y Picos de Aroche, provincia de Huelva. ¿Y qué hacemos aquí? Pues intentar realizar el llamado Desafío Patanegra, una preciosa ruta circular por senderos y pueblos emblemáticos de esta sierra y que comienza, como no, por su kilómetro cero, situado en la Plaza de España.
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El culpable del diseño del recorrido es Juan Antonio Jara, un apasionado de esta tierra que bien quiere compartir con nosotros a través de esta fantástica aventura. En la página Web del Desafío tenéis toda la información necesaria y datos de contacto para poder lanzaros a por el reto. Por nuestra parte iremos dando más detalles del mismo a medida que avanzamos.
Fuente de los Tres Caños
Iniciamos el recorrido dirigiéndonos al este, para empezar a acometer la ruta del Risco de Levante. Próximo a este panel se ubica la Fuente de los Tres Caños, construida a principios del siglo XX a base de una pieza poligonal revestida de azulejos. Posee varios caños de agua, de los cuales uno de ellos vierte sobre un canal abrevadero conectado a este lavadero, compuesto de 14 pilastras de cemento donde se antaño se fregaba la ropa a conciencia.
Salimos de la población por una pista de cemento que luego se torna a empedrada en las estribaciones de la aldea de La Presa.
Aquí los especímenes bovinos pacen en calma al no sentir la presencia de ningún depredador, y los que hay no parecen entrañar peligro alguno ya que se muestran en forma de pinturas murales.
Por cierto, en Santa Ana la Real podréis encontrar más graffitis como estos, obra del autor Isaac García.
En esta comarca, los hornos de cal vivieron una época de esplendor a mediados del siglo XX. Ya en desuso, hoy pertenecen al legado patrimonial que Santa Ana poco a poco ha ido recuperando.
El Bosque de las Letras
Este sendero también es conocido como El Bosque de las Letras ya que está salpicado de paneles con poemas y relatos de diferentes autores.
Fuente Cagancha
La Fuente Cagancha, que encontramos poco después, fue la que abastecía antaño a la aldea de La Presa. Un panel junto a ella recuerda un antiguo dicho popular:
Castillejo abajo andando por cuevas bajaban las moras a buscar agua fresca, En la fuente
Cagancha junto a la rivera lavaban sus cuerpos sin que nadie las viera.
Estamos siguiendo el curso del Barranco de la Presa, todo en sentido descendente desde Santa Ana La Real. Valiosos alcornocales tejen un cielo enmarañado de ramas sobre nuestras cabezas al tiempo que sus troncos descorchados añaden tonalidades la paleta de color que atravesamos.
Entre los carteles literarios, la exuberante y variada vegetación y la presencia de animales domésticos, este paseo es la mar de entretenido.
Horno Puerto Molino
Y no hay que olvidar por supuesto los hornos de cal como el de Puerto Molino, del que dicen producía la mejor cal morena del municipio.
El día, algo cerrado, no impide la actividad de los ocupantes de este territorio, incluso aunque caiga la noche, hay balizas que permiten el tránsito por estos senderos.
La Rivera de Santa Ana
La ruta alcanza la Rivera de Santa Ana, que nos hace virar dirección noroeste.
Aquí la vegetación de ribera irá ganando protagonismo frente a otras especies, al igual que el otoño que bien confirma la caducidad de algunas hojas.
El trazado pronto nos coloca pegados al margen izquierdo del arroyo que discurre dócil por su canalización.
Varias pasarelas de madera nos permitirán salvarlo a lo largo de este bello recorrido fluvial.
A esta altura confluyen las aguas provenientes de los arroyos del Barranco de los Chorreros y del Barranco de los Casares.
Si nos resulta complicado adivinar qué fauna frecuenta estos lugares, siempre podemos estar atentos a los detalles que encontramos en algunas áreas de descanso.
Cada paso que damos es embriagador, en cada metro hay una estampa que no queremos dejar escapar y que sin quererlo ponen en alerta nuestros sentidos.
La humedad de esta época deja su huella en forma de hongo, alguno de ellos comestible, un bien muy preciado que atrae cada año a miles de personas para su recolección. Hay empresas que organizan rutas micológicas para saber distinguir las setas comestibles de las que no, no vaya a ser que nos llevemos una desagradable sorpresa.
El intercambiador de Libros
El camino asciende suavemente ahora por el Barranco de los Casares hasta llevarnos a un curioso espacio en el que fomentar la lectura. Un baúl de piedra hace de intercambiador de libros. De haber estado construido en la selva hasta Tarzán podría haberse aventurado a leer.
Muy cerca, una exposición de dibujos y textos postrados en troncos nos lleva a cruzar la siguiente pasarela de madera. Continuamos hasta dar con la carretera HU-8105 que tendremos que cruzar para incorporarnos al camino Santa Ana – Castaño del Robledo.
Barranco del Negrito
Este tramo empieza a acometer el Barranco del Negrito. Su puente (Puente del Negrillo) que encontramos metros más tarde, salva las aguas de la cascada de los Chorros de Joyoarancón que hoy parece no traer caudal, así que la visitaremos en otra ocasión.
El perfil comienza a ofrecer algo más de resistencia al tiempo que la arboleda empieza a cambiar en forma de castaños. Los cientos de castañas que pueblan el sendero dan fe de ello.
Cuidado a la hora de coger castañas; todas aquellas que caigan en el camino se pueden coger, el resto están prohibidas al encontrarse en propiedades privadas. Y por supuesto, ni se os ocurra andar descalzo por aquí con estas pelotas punzantes.
Hornos de Tío Eulogio y Miguel de Paco
Coloridos helechos jalonan parte de un tramo en el que volvemos a adivinar las estructuras de viejos hornos de cal, como el del Tío Eulogio o el de Miguel de Paco, que encontraremos unos 400 metros después.
Como en otros vistos con anterioridad, se observa la construcción hecha a base de mampostería y una puerta con dintel de madera. En su interior, se observa el hueco reservado para el fogón donde se caldeaba la piedra caliza.
Todavía restan varios hornos más, los del Negrillo I y Negrillo II aunque estos últimos no conseguimos verlos debido a la abundante maleza. El segundo de ellos, además, parecía estar bastante derruido.
Casa de los Prezuelos
Una pequeña caseta en la ladera nos sirve de reclamo para mirar al cielo y comprobar que persiste en su encapotamiento. Pero esto le da cierto aire encantador y místico a este fantástico paseo que pronto virará al norte, en la Casa de los Prezuelos.
Solo los muros y algunas tejas mantienen la estructura de esta pequeña estancia olvidada por las generaciones que hoy recogen los frutos de la tierra.
Subida a la Sierra de los Palos Altos
Este lugar significa para nosotros el inicio de una exigente subida a los montes de la Sierra de los Palos Altos. No es una subida larga en distancia, algo más de 1 kilómetro aproximadamente, pero se acometen desniveles que van del 11 al 18% de inclinación.
La ganancia de altura nos permite alcanzar las nubes bajas y con ello, el aumento de la humedad.
Y es que son muchos los que afrontan el Desafío Patanegra como un reto deportivo. De hecho, las modalidades que contempla la organización son:
• Non stop- Ultra trail
• Mountain Bike
• Senderismo
• Marcha Nórdica
• Duatlon de Montaña
Y los hay que vuelven a repetirlo para ver si pueden bajar sus tiempos de realización. En el espacio Finisher de la página web podréis ver vuestros resultados.
Una vez llegados a los 812 metros de altitud iniciamos un descenso de algo más de dos kilómetros que nos permite aligerar el paso. Algunas localizaciones se dejan ver entre el cortinaje de nubes, como el Castaño del Robledo, población por la que tendremos que pasar en el día de hoy.
El perfil favorable nos da un poco de alas… pero en cuanto escuchamos unos ladridos cercanos ya hay que ir con más tiento. En este sentido tenemos que decir que los dueños de las fincas están concienciados en mantener a resguardo a sus perros por el bien de los transeúntes. Solo tuvimos un episodio de tensión con un perro que pudo sortear la valla que nos separaba de él. Afortunadamente la cosa solo se quedó en ladridos.
El día está dispuesto a abrir un poco para ofrecernos buenas panorámicas del parque natural.
Hay un pequeño tramo de pista cimentada, pero que pronto regresa a la tierra para culminar el descenso en la carretera HU-8114.
Aquí la ruta parece perderse pero echamos mano del GPS para continuar. Realizamos un pequeño ascenso para recorrer la loma que flanquea la carretera Nacional 435. De esta forma salvamos el asfalto de esta concurrida carretera al tiempo que oteamos bonitas estampas del Barranco del Quejigo.
Jabugo
Inevitablemente, tendremos que pisar el asfalto de la N-435 para poder tomar otra pista secundaria hacia la localidad de Jabugo que con orgullo ya nos anuncia sus credenciales con paneles sobre su preciado jamón ibérico.
Un muestrario de plantas silvestre ameniza el tránsito por esta carretera.
Y mientras llegamos a la localidad, no podemos dejar de pensar en la pedazo de tostada que nos espera a base de su producto estrella, el jamón ibérico, con Denominación de Origen Protegida. Y lo hacemos en el Bar El Biri.
Una empresa de productos cárnicos apuesta por Jabugo para crear una gran superficie de producción.
Sendero al Castaño del Robledo
Con energías renovadas reanudamos la marcha siguiendo el track del GPS, cruzando de nuevo la N-435 para incorporarnos al sendero que nos llevará a Castaño del Robledo.
El primer kilómetro es en sentido descendente siguiendo el trazado del Camino Rivera Castaño al cobijo de la frondosa y variada vegetación. ¡Qué bueno estaba ese jamón ibérico!
A medida que progresamos, las especies de ribera se van acercando a nosotros ya que por aquí discurre el río Múrtiga, que pronto cruzaremos.
Ya comentamos antes algo relativo a las setas, pero si queréis saber más sobre ellas aquí hay un panel informativo que nos introduce en el gremio comestible.
Llegados al paso sobre el Río Múrtiga, la tendencia del perfil comenzará a ascender. Tendremos que ponernos de nuevo el mono de trabajo, ya que para llegar al pueblo situado a mayor altitud de la provincia de Huelva habrá que superar algunas inclinaciones comprometidas.
Nada que un bello entorno no las pueda compensar.
La importancia del GPS de Desafío Patanegra
Es importante estar atentos al track que nos proporciona Desafío Patanegra ya que es fácil despistarse en algunos puntos. Antes de iniciar la ruta hay unos minutos con la organización en los que nos enseñan a manejarlo para poder seguir el rastro sin problemas y también para registrar nuestros pasos y tiempos. Son referencias que también les sirven a ellos para medir el resultado final de nuestra prueba.
Ascenso por la Vereda de Cortegana
El firme ahora compuesto de cemento y piedra continúa en ascenso por la agradable Vereda de Cortegana, jalonada con intermitencia por los muros de piedra de algunas propiedades privadas pero que se abre al sur al Valle del Múrtiga.
Próximos ya a Castaño del Robledo, el camino ya casi parece un pasadizo de piedra hasta las primeras edificaciones de la localidad.
Castaño del Robledo
A la entrada, nos recibe la Fuente del Calvario. Lleva el nombre del barrio en el que está situada, aunque para algunos le viene como anillo al dedo ya que varias cuestas para llegar a ella pueden resultar una tortura.
La Iglesia Inacabada
Para acceder al núcleo urbano hay que cruzar la HU-8114 e incorporarnos a la calle Iglesia Nueva que nos conduce, precisamente, al nuevo templo que se comenzó a construir a finales del siglo XVIII para sustituir al ya existente en la localidad el cual se estaba quedando pequeño debido al incremento de la población.
Su estilo cabalga en una transición entre el barroco y el neoclásico.
En 1794 se paralizó la obra debido a la falta de recursos materiales y económicos dejando la iglesia sin terminar. Es por eso que la llaman la Iglesia Inacabada.
Hoy día podemos ver algunos detalles de su estructura incompleta en el exterior y en los muros interiores todavía se conservan los dibujos originales de su alzado.
En los años 90 del siglo XX se cerraron las bóvedas y se creó la cúpula metálica del crucero.
A espaldas del templo se halla la Fuente del Chorro, barroca, del siglo XVIII.
La Iglesia de Santiago
Castaño del Robledo posee un templo más antiguo, la Iglesia de Santiago Apóstol. Se dice que se construyó en el siglo XVI gracias a la iniciativa de Benito Arias Montano, gran autor de la época del que luego conoceremos un estupendo lugar erigido a su nombre. La Iglesia es de corte renacentista con reminiscencias góticas pero entre el siglo XVII y XVIII se le hicieron reformas y ampliaciones.
Detrás del templo se encuadra la Plaza del Álamo, donde se planta el Ayuntamiento de la urbe, que curiosamente tiene su entrada en el costado, en la calle Arias Montano. Desde esta calle salimos a otra por la derecha para abandonar el pueblo e iniciar un nuevo sendero.
Por las faldas del cerro El Castaño
Precioso tramo emboscado que nos espera ahora para abordar la ladera oeste del monte que corona el cerro El Castaño, de 960 metros de altitud, uno de los más altos de la provincia de Huelva.
Es en sentido ascendente, con un intervalo escalonado fruto de la mano del hombre que lo acerca a lo medieval. Alcornoques y castaños dominan la sombra que nos cobija, y de alguna forma la variedad cromática, los sonidos del entorno y el olor a ciertas humedades nos hace sucumbir en un paseo de ensueño. Incluso ciertos muretes de piedra parecen ser productos de la propia tierra, mimetizados ya con los caprichos de la naturaleza.
Caprichosas son las formas de algunos castaños centenarios que irremediablemente dejan volar nuestra imaginación.
Casa de los Calabacinos
No son muchas las viviendas que aparecen a nuestro paso, pero las que hay están situadas a conciencia en lugares privilegiados, como la Casa de los Calabacinos, situada en una ladera del valle formado por el Barranco de la Tejonera.
Puerto de Galaroza
Oteamos este paraje mientras terminamos de superar el Puerto de Galaroza, llegando hasta los 850 metros de altura.
Aquí los castaños dominan estas vertientes, así que más nos vale estar atentos ya que el patrón repetitivo puede despistarnos, como nos pasó a nosotros. Pero rápidamente lo solventamos echando mano del GPS.
A estas horas de la jornada el cuerpo empieza a pedir gasolina. Por fortuna solo nos restan 2 kilómetros para llegar al siguiente destino, la Peña de Arias Montano, una localización emblemática que lleva el mismo nombre que la cumbre del monte que ahora recorremos por su ladera.
Esta declinación asoma al Barranco del Valle Peral que navega pendiente abajo hacia la Rivera de Alájar.
Antiguas viviendas rurales siguen salpicando el entorno, unas con más suerte que otras.
Al poco salvamos un firme embarazoso en descenso para metros después afrontar un fuerte repecho de 200 metros. Ahora son los pinos y el matorral los que reclaman su sitio en un terreno que se va tornando más abrupto.
La Peña de Arias Montano
Pero el accidentado firme del descenso pronto nos llevará a un apacible y cuidado entorno en cuanto entramos en los dominios de La Peña de Arias Montano. Un lugar con identidad propia que rinde vocación a la Virgen de Nuestra Señora Reina de los Ángeles. Esta fuente que nos recibe ya nos da algunas pistas con su azulejo.
Es un sitio evocador, con magníficas vistas al pueblo de Alájar, su rivera y el sur de la sierra. Nos no extraña que en el siglo XVI viniera aquí de retiro el erudito, políglota y humanista Benito Arias Montano.
Espadaña y Garitas
Presidiendo este mirador tenemos una bonita espadaña acompañada por dos garitas circulares, éstas de aspecto defensivo. La espadaña es de estilo renacentista, aunque su campanario fue sustituido por uno barroco al caerle un rayo al anterior. Se remata con un farol que tiene la dicha de alumbrar esta presencia cuando cae la noche.
Santuario de Nuestra Señora Reina de los Ángeles
A muy pocos metros de la espadaña encontramos el Santuario de Nuestra Señora Reina de los Ángeles, construido en el siglo XVI aunque sufrió reformas y restauraciones en el siglo XVIII.
Frente a ella se ubican los restos del “Arco de los Novios”, llamado así por conceder el deseo de casamiento a toda pareja que lo cruce. Está hecho a base de sillares almohadillados y pudo ser al antiguo acceso a un jardín.
Al Santuario se le atribuye el estilo de gótico mudéjar y en su interior, azulejos y pinturas murales nos conducen a un arco triunfal custodiado por dos ángeles que nos invitan a contemplar a la que tantos romeros rinden veneración cada 8 de septiembre: la Reina de los Ángeles.
Monumento a Benito Arias Montano
Muy cerca hay un monumento dedicado a Benito Arias Montano, el precursor de este complejo. Arias Montano fue consejero del Rey Felipe II, influenciando en el Concilio de Trento. Fue Doctor en Lenguas Orientales y bibliotecario del Monasterio de El Escorial.
Frente al Santuario, os recomendamos este fantástico restaurante.
Exquisito trato y comida que nos sirvió para reponer energías con las que afrontar la parte final de la etapa.
Abandonamos la Peña tomando un camino empedrado en pronunciado descenso hasta la localidad de Alájar, de la que apenas nos separa 1 kilómetro de distancia.
Esta calzada empedrada descansa a orillas de la carretera HU-8105. Mientras la cruzamos con precaución echamos la vista al promontorio de roca caliza de la Peña, en el que se han encontrado afloraciones cavernosas como el Palacio Oscuro o La Sillita del Rey.
Altos ejemplares de arboleda y muretes linderos nos acompañan a la entrada del pueblo. Siempre es de agradecer que algún vecino del lugar salga a recibirte.
Alájar
Los orígenes de Alájar se remontan muchos años atrás, de hecho se dice que su nombre proviene del árabe, que traducido viene a significar “La Piedra”, en clara referencia a la Peña de Arias Montano.
Fuente Las Aguadoras
Sus calles nos conducen a la Plaza Pedro Vázquez Camacho, donde se ha construido una fuente reconociendo la labor de Las Aguadoras de antaño, cuando no existía otro tipo de abastecimiento más que recoger agua en cántaros de fuentes y manantiales.
Iglesia de San Marcos
Siguiendo por la Calle San Bartolomé se adivina la torre de la Iglesia de San Marcos. El templo fue construido en el siglo XVIII aunque hay restos de otros edificios datados en el siglo XVI. Es de estilo barroco, como bien se observa en su portada de la fachada principal.
Nos despedimos de Alájar y de su Peña, mirando intrigados un cielo aciago que parece querer respetarnos.
Sendero Alájar – Linares de la Sierra
Salimos por la HU-8121 para incorporarnos al sendero Alájar – Linares de la Sierra.
Su panel informativo nos anticipa un inicio ascendente hasta el Puerto de Linares, remontando el arroyo del Barranco del Hoyo en principio entre fincas de alcornocales. También se dejan ver algunos pinos y castaños dispersos que flanquean la vegetación de ribera del arroyo.
La pendiente se endurece conforme va llegando a su culmen hasta que por fin descansa pegada a la carretera HU-8105.
Sin cruzarla y por su margen derecho damos con las indicaciones para descender a Linares de la Sierra.
Acometemos ahora la bajada por el Barranco del Valle de la Palma que asoma al norte a las cumbres de la Sierra de Linares, de casi 900 metros de altura. Al este ya se adivinan los tejados del pueblo homónimo que cobija y al que no tardaremos mucho en llegar puesto que la pendiente empuja a aligerar el paso.
Corta de agua
Próximo al arroyo hay un área de descanso junto a una antigua Corta de Agua. Este pequeño embalse lo utilizaban los vecinos para canalizar el agua por acequias con las que irrigar sus huertas.
Reanudando la marcha comenzamos a recibir los primeros muros de piedra que anticipan la presencia civilizada y la cercanía de la localidad. Aunque más clara nos queda su proximidad en cuanto el camino se abre a un bello balcón al valle.
Linares de la Sierra
Se acerca el final de una preciosa primera jornada que nos ha cautivado y que colocará nuestros últimos pasos a las puertas de la Iglesia barroca de San Juan Bautista, del siglo XVIII, que viste impertérrita al igual que la localidad a un sosegado ritmo del tiempo que tantas veces se echa en falta.
Hasta la próxima!